martes, 13 de julio de 2010

Una mañana cualquiera

Hay días de mi vida en que no sé si me quejo demasiado o me quejo demasiado poco.
Hoy es uno de esos días.

Me despierto temprano (o al menos lo que yo considero temprano, tomando en cuenta mis horarios extremadamente jodidos y volteados de cabeza) y me peleo con las cobijas.
Por alguna razón, estoy tremendamente enredado en mis sábanas, y no encuentro la forma de salir. Estoy atrapado.
Tal vez sea que sigo demasiado dormido como para tener coordinación motriz nomal, pero en serio no veo la forma de salir de mis cobijas.
Después de un par de minutos de forcejeos y pujidos frustrados, me caigo de la cama. ¡Éxito!, ¡libertad!

Me pongo lo primero que encuentro en mi clóset (que después descubriré que fue una pésima elección, porque me puse algo demasiado caluroso para el everchanging clima de la ciudad de México) y camino hasta mi baño, donde completo mi ritual diario de aseo, el cual, por cierto, no incluye bañarme.
Déjenme en paz.

Salgo de mi casa, y de alguna forma llego hasta la oficina de la revista en donde trabajo.
Las computadoras que hay ahí son la porquería más grande que existe en todo el mundo, así que saco mi laptop de la mochila. Odio cargar mi laptop por la ciudad.

Me siento tranquilamente, y prendo mi computadora.
Ahá, llevar mi laptop fue un gran error:
Cuando uso las computadoras de la oficina, al menos -pretendo- que trabajo, pero cuando llevo mi laptop, se me olvida completamente que tengo que hacer como que estoy ocupado.
Me robo el internet de una red ultra-rápida que hay en las inmediaciones. Dios bendiga el día que conseguí el password.
Empiezo a bajarme música y películas. Dios bendiga las páginas piratas de internet.

Facebook.
Pausa larga.

Mucho tiempo después, por fin abro los archivos de mi trabajo. Me doy cuenta de que son un chingo.
Cierro los archivos de mi trabajo.
Facebook.

Otra pausa larga.

Poco después, llega mi pseudo-jefe, y me dice que van a entrar a junta; así que me pide amablemente de me retire de la oficina, porque van a discutir cosas importantes, y mis comentarios inapropiados e inoportunos jamás han logrado enriquecer ninguna junta.
Las primeras veces que me corrieron de las juntas, me enojé, porque... ¡¿qué carajo?!
Como ya no son las primeras veces, ya me lo tomo con filosofía, y me doy cuenta de que si no estoy en la oficina, no estoy obligado a hacer gran cosa.

Agarro mi laptop y subo a la azotea del edificio, donde me dispongo a aplicar un hermoso acapulcazo. Soy más blanco que el hijo de Gasparín con un pollo albino, así que un poco de Sol no me hace mal.

Una vez que estoy en la azotea, me quito la playera y recargo mi laptop en la cornisa del edificio. Probablemente no es buena decisión, porque si de casualidad tengo uno de mis ataques de torpeza, mi computadora caería 5 pisos, y se estrellaría contra la cabeza del pobre vigilante del edificio.

Recuerdo que me faltan pagar demasiadas mensualidades de mi laptop, así que la quito de la cornisa y la recargo en mis piernas.

Jodidamente, la señal del internet que me estoy robando acaba de valer madres.
Paso los siguientes 10 minutos caminando por la azotea, con la computadora levantada, tratando de encontrar señal.
Éxito.

Me siento en el piso, y me pongo mis audífonos. Abro la película que me bajé ilegalmente, y la empiezo a ver.
Unos cuantos minutos después, la señora de intendencia aparece detrás de mí.
No sé cuánto tiempo lleva ahí, porque yo estaba demasiado ocupado viendo películas piratas, pero cuando volteo, me está viendo con cara de asco. La saludo amablemente, y regreso a mi arduo trabajo. Es entonces cuando el reflejo de mi pantalla me deja saber que yo sigo estando topless.
Eso explica la cara de asco, supongo. O tal vez mi inhumana blancura la haya deslumbrado, y ahora esté parcialmente ciega.
Sea como sea, me pongo mi playera y balbuceo una insincera disculpa.

Por alguna razón, me entra el remordimiento de no estar haciendo nada de lo que debería de estar haciendo, así que vuelvo a abrir los archivos de la revista. Hago mi trabajo, pero pongo jeta.
Yo sé que nadie ve que estoy poniendo jeta, pero de todos modos siento como que estoy estableciendo un punto.

Como me aburro mucho, abro una estación de radio por internet.
Todo está bien en Dexterlandia.

Poco a poco, empiezan a llegar todos los de intendencia. Me siento en una convención de trapeadores.
Justo cuando pienso que estoy interrumpiendo su reunión de planificación de conquista mundial, me doy cuenta del verdadero motivo de su presencia: todos quieren desayunar, y el pseudo-comedor que improvisaron está en la azotea.
Me sigo sintiendo en una convención de trapeadores.
No objeto.

De repente, alguien saca un tupperware con comida, y lo pone en el viejo y parcialmente descompuesto horno de microondas.
No entiendo las razones científicas, pero la radiación expedida por el jodido aparato, le da en la madre a mi internet.
That's just fuckin' great...

"Ok, no pasa nada Dexter, sigues siendo joven, guapo, y talentoso. No necesitas radio por internet.", me digo. Sonrío.
Siempre sé cómo hacerme sentir mejor.

Abro mi iTunes, y pongo una playlist.

No contentos con darle en la madre a mi internet con sus microondas voladoras, los intendentes deciden sacar un radio, y poner cumbias a todo volumen.
Pienso en subirle el volumen a mis audífonos, pero considerando el estado achacoso de mis oídos, reconsidero.
Me acaban de joder mi acapulcazo. Fuck them.

Sigo trabajando un rato, con cumbias como música de fondo.
Me doy cuenta de que ya casi no tengo pila en la laptop, así que no me queda de otra más que regresar a la oficina, porque dejé mi cargador ahí.

Siguen en junta. Me ven feo cuando entro.
Oh well, no es como si fuera la primera vez que me ven feo en la vida.

Y entonces, me siento tranquilamente con mis audífonos, y me pongo a escribir en mi blog, en lo que ellos discuten cosas importantes y relevantes.

Y ahora, lectores imaginarios, si me disculpan, tengo que escuchar radio por internet, y bajarme películas.

Dios, soy el trabajador más responsable de toda la historia.

23 comentarios:

Anónimo dijo...

te van a correr a la verga por huevon

Ninja Peruano dijo...

Gracias por ese insight tan profundo.
Próximamente me pondré en contacto contigo para pedir más consejos sobre desempeño laboral.

Farsante Literario dijo...

Lo reconozco, me da una envidia enorme tu forma tan productiva de trabajar, deberían de haber más ninjas como tu haciendo de este un lugar menos con menos amantes de las cumbias.

It's a dirty job, but someone has to do it!!!

Ninja Peruano dijo...

Somos los héroes anónimos de la sociedad, ja

Janus dijo...

Eso es muy cercano a lo que hago todos los días... ´sin la laptop, sin bajar películas piratas porque aquí me cuentan los kb descargados y usando playera porque se supone que hay código de vestimenta. Fuera de eso es muy cercano a lo que hago.

Sam dijo...

Como te envidio. Yo tengo que dar clases y hablar por horas sin que alguien se digne a ponerme atención.

Cuanto diera por tener un trabajo como el tuyo.

Ninja Peruano dijo...

Janus: Pues qué chido trabajo.

Sam: También tiene sus desventajas... sólo que no se me ocurre ninguna ahorita.

Anónimo dijo...

A veces me pregunto que sería de la revista el día que tu faltes al trabajo???? Oh God!!

Ninja Peruano dijo...

Fracasaría, obviamente.

Dani Sonrisas Màgicas dijo...

Ahhh... leí todo tu post sin leer, me di cuenta cuando iba a comentar.
tuve que leer en serio, hehe.
La neta, que bueno que tienes un trabajo así.
Yo amo el mio por mi excelente horario holgado, te felicito.

Ninja Peruano dijo...

Ahora si mi sueldo fuera bueno...

Anónimo dijo...

Qué es lo que quieres mostrar puto ninja lame escrotos???

Opción 1: Que eres tan chingón que aunque pareciera que haces pura pendejada, en los 15 minutos de trabajo serio logras hacer lo que los imbeciles con los que trabajas hacen en 8 horas???

Opción 2: Que ere un excelente chupa vergas y que por eso te tienen ahí para darles placer (si sales con alguna pendejada de que tu madre y la chingada, quiero decirte anticipadamente que tu jefa esta mas cogida que la puta más sucia de sodoma)

Opción 3: La revista para la que trabajas es una mierda nefasta y contratan gente igual de mierdera

Seleccione la que más se adecue.

Ninja Peruano dijo...

Opción 4: Un cactus con sombrero.

Andrea dijo...

Yo quiero tener ese tipo de fans Ninja... y ese tipo de trabajo, y tus desgarradores ojos verdes, dime, ¿cómo le haces?

Miento, mi vida es mejor, yo ni tengo que trabajar.

Ninja Peruano dijo...

Lucky bastard...

Anónimo dijo...

Bueno, siendo un cactus con sombrero vuelvo a reconocer humildemente que eres una pistola

Alicia L. dijo...

Contrátame.



Para el trabajo que haces, claro.

Ninja Peruano dijo...

Creo que sólo tienen espacio para un vago en nómina...

[MnS] dijo...

No sé cómo hay gente que se queja de la crisis cuando hay personas, como tú, a las que les pagan por descargar pirateria.

Envidiable trabajo. ¿Con quién te metiste?

Saludos, Ninja.

Ninja Peruano dijo...

Soy el hijo favorito de Jesús Cristo, ¿qué puedo decir?

Αποκαλιπσισ dijo...

¡Y te pagan! (Aunque supongo que tienes razón, la paga generalmente no es suficiente). Por cierto, nija, escribiste "coordinación motriz nomal"

Αποκαλιπσισ dijo...

Lo peor de todo, yo escribí nija en lugar de ninja... ¡Qué mal!

Ninja Peruano dijo...

Karma instantáneo.