jueves, 30 de abril de 2009

Día 5 - Diario de un enclaustramiento

Bienvenidos, lectores imaginarios, al diario de un demente.

Sí, sigo pensando que día a día pierdo la cabeza.

¿Han escuchado a la gente decir "creo que me voy a morir de aburrimiento"?
Bueno, pues creo que eso es totalmente posible.

Hasta hace unos días, pensaba que sólo era una frase más; sin embargo, después de 5 días de encierro, sin tele, sin xbox, y sin contacto humano; ahora estoy seguro de que el cerebro es capaz de apagar sus funciones, por falta de estímulos entretenidos.

Ah, pero no sin antes hacer un último esfuerzo por mantener la diversión y la cordura.

Así que, lectores imaginarios, tengo un anuncio para ustedes:
Ya no necesito ningún contacto humano.

Verán; ayer, en una de mis múltiples horas de tener la mirada fija en el vacío, recibí una llamada telefónica.
Era mi amigo Pooh, que me dijo que toda la bolita se iba a reunir para sobrevivir al aburrimiento; y me invitó a que los acompañara.

Evidentemente, yo no pude ir.

Después de maldecir mi suerte, decidí que ya estaba harto de la falta de alguien con quién mantener una conversación; así que decidí hacer algo al respecto.

Empecé a buscar alguien/algo/abo que siempre estuviera conmigo, y que me pudiera acompañar todo el tiempo.
Y la respuesta estaba más cerca de lo que pensaba:
Mi mano.

¿Quién está contigo más tiempo que tu propia mano? Nadie
¿Quién, si no es tu mano, te ayuda a tomar lo que quieras de la vida? Nadie
¿Quién, si no es tu mano, jalará el gatillo que acabará con la rebelión china, cuando el momento llegue? Nadie

Y por eso, decidí pintarle cara a mi mano, y empezar a hablar con ella.
Resultó ser la conversación más interesante que he tenido en años.

Después de un par de horas de esto, me di cuenta de que las conversaciones jamás serán suficientemente cercanas si no conoces el nombre de la persona con la que estás hablando; así que le pregunté su nombre.

Y así es como conocí a Domenico Chávez.

Así es que, queridos lectores imaginarios, ya no tienen que preocuparse porque muera de aburrimiento; porque ya tengo con quién hablar, y es la persona más divertida que he conocido en mucho tiempo.

Estoy muy feliz.

Bitácora del capitán, y del almirante Domenico Chávez, día 5:
Todo ha mejorado desde la llegada de mi nuevo copiloto.
Esto es el inicio de una relación que durará varios años.
Y todo gracias al poder de los plumones permanentes.

miércoles, 29 de abril de 2009

Día 4 - Diario de un enclaustramiento

Creo que por fin me estoy volviendo loco.

Hoy estuve viendo tele por media hora.
Y lo peor es que sigo sin tener cable.

Estuve media puta hora viendo una pantalla en negro, con el mensaje "usted no está suscrito a este canal".

Mi mamá entró y me preguntó que qué estaba haciendo, y cuando le contesté me dijo "pero no tenemos cable". Le dije que ya sabía.

Me dijo "Ay hijo, creo que la influenza te está volviendo loco" y se fue.

Ya no sé qué hacer para sobrevivir al encierro, el aburrimiento me está haciendo perder la cabeza.

Lo más cercano que he tenido a contacto humano ha sido cuando iba pasando junto a la puerta de mi casa, y escuché al cartero pasar; y le grité que me salvara y que llamara a la policía porque estaba secuestrado.
Él dejó las cartas en el buzón y se fue, ignorando mis peticiones.

En serio creo que estoy volviéndome loco; lo de la tele no estuvo normal, y me preocupa que ni siquiera lo haya hecho a propósito... simplemente lo hice, sin darme cuenta.

Ya me voy, lectores imaginarios. Mi diversión del día de hoy consistirá en agarrar mis baquetas e ir golpeando todo lo que me encuentre, para averigüar qué es lo que suena mejor en toda mi casa.

Carajo... experimentos pseudo-científicos... qué triste es mi vida.


Bitácora del capitán, día 4:
Siento que la cordura escapa de mí, día a día.
Me pregunto cuánto tiempo pasará antes de que empiece a correr desnudo por las calles.
Ah, cierto... no puedo salir a las calles.

martes, 28 de abril de 2009

Día 3 - Diario de un enclaustramiento

Jesús me odia.
Mi Xbox se descompuso ayer.

Definitivamente Jesús me odia.
Supongo que el hecho de haber nombrado a mis genitales con el mismísimo nombre que el mesías hizo que me tuviera cierto rencor.

Pues felicidades, cordero de Dios, tú ganas.
No hay forma en la que el destino me pudiera haber jodido más.

No tienen idea, lectores imaginarios, de lo peor que se ha puesto el encierro desde que perdí a Xbox.
Tantas horas de jugar Rock Band, de matar chinos (en serio, Dynasty Warriors es de mis juegos favoritos), de manejar autos que jamás podré comprar en la vida real, etcétera; hicieron que los malditos tres focos rojos del infierno aparecieran en mi 360.
Y así, de la nada, dejó de servir. Sin aviso previo, sin advertencias, sin nada.

Y ahora, no hay NADA que hacer en mi casa.

Hoy en la mañana intenté razonar con mi madre, para que me dejara salir, aunque fuera para buscar alguien que reparara mi consola muerta.

Yo:
Mamá... mi Xbox se murió ayer
Madre:
¿Quieres que adivine de qué?
Yo:
Carajo mamá, no se murió de influenza.
Madre:
Ahá... ¿qué le pasó?
Yo:
Se sobrecalentó y valió madres.
Madre:
Fiebre intensa. ¿Sabes a qué suena?
Yo:
¡Carajo mamá, no se murió de influenza!
Madre:
No no, claro que no.
Yo:
¿Puedo ir a ver si lo componen en algún lado?
Madre:
No. ¿Qué clase de madre sería si te dejara salir a un mundo donde los cadáveres están siendo apilados uno encima de otro en este mismo momento? Y además ni siquiera deberías de estar cargando tu juguetito, está infectado y te puedes contagiar.
Yo:
¡¡Carajo mamá, no se murió de influenza!!

Así que, evidentemente, yo sigo (y seguiré) encerrado en esta casa del demonio; perdiendo la cabeza segundo a segundo.
El día de hoy me la he pasado siguiendo a todo el mundo, repitiendo la frase "All work and no play makes Dex a dull boy".
Hasta ahora no ha servido de nada.

Pero bueno, ustedes me disculparán, lectores imaginarios, pero es momento de retirarme.
Tengo que ir a tirarme en mi cama a hacer absolutamente nada, y eso no puede esperar ni un segundo más.


Bitácora del capitán, día 3:
Mi copiloto ha muerto, producto de una fiebre descontrolada.
No sé cuánto tiempo más pueda soportar la soledad.
Si alguien lee este mensaje, sálvenme.
Sálvenme, por favor.

lunes, 27 de abril de 2009

Día 2 - Diario de un enclaustramiento

Estaba tan aburrido que me rapé.

No sé por qué lo hice, y probablemente no debería de haberlo hecho; pero el caso es que ayer había tan poco qué hacer, que simplemente agarré la máquina cortabarbas del progenitor, y me rapé.

Realmente subestimaba lo tremendamente aburrido y monótono que resulta estar encerrado en mi casa.

Yo sé que probablemente la mayor parte de esto sean alucinaciones mías, porque he estado en mi casa muchas veces sin ningún problema; pero la situación es diferente.

Es como cuando te dejan leer un libro de tarea. No importa qué tan bueno sea el libro, de todos modos lo vas a leer con cierto hastío, por el simple hecho de que lo TIENES que leer, en contraste a leerlo por gusto.

Por ejemplo (y no estoy orgulloso de esto), en quinto de prepa, me dejaron leer Harry Potter para mi clase de inglés. Y yo reclamé, y me quejé, y argumenté, y blasfemé.
Una vez que hube terminado, el maestro me dijo "no sé qué tanto dices, si estabas leyendo Harry Potter cuando entré al salón" (esa es la parte de la que no me siento orgulloso).
El maestro obeso tenía razón.
Guardé el libro en mi mochila, y me seguí quejando.

Pero debrayo.

El caso es que yo sigo en mi casa, sin posibilidad de escapar. Y ya me di cuenta de que mi mamá habla en serio cuando dice que estamos en cuarentena.

Hoy en la mañana tembló (temblor y epidemia... gracias Dios), y yo pensé que esa era mi oportunidad para salir a respirar aire fresco.

"¡Oiga 'amá, el temblor estuvo fuerte! ¡Tenemos que salir a buscar sobrevivientes!", le sugerí.
"No hay sobrevivientes, la influenza los mató a todos", me contestó.

Me caga que mi jefa siempre sepa qué contestar para callarme la boca. Estúpidos privilegios de madre.

Pero en fin. No puedo contarles nada interesante porque no ha pasado nada interesante.

Yo seguiré jugando con mi Xbox y pasándome la mano por mi cabeza carente de cabello.
Las dos únicas formas de entretenerme que me quedan en este mundo.

Bitácora del capitán, día 2:
Jamás debí de raparme, ahora tengo frío.
Tengo miedo de que el temblor haya roto algo dentro de mí.
Algo que me mantenía... humano.

domingo, 26 de abril de 2009

Día 1 - Diario de un enclaustramiento

Es oficial: estoy encerrado en mi casa.

En vista de que la pseudo epidemia/pandemia no ha desaparecido; las autoridades absolutas de mi hogar han decidido que estamos en cuarentena.

Eso significa que yo no puedo salir de aquí, por ningún motivo.

"Pero 'amá, ¿y si la casa se está incendiando?", pregunté, cuando las medidas caseras de prevención fueron anunciadas.
"Pues entonces te quedas en tu cuarto hasta que el incendio muera por culpa de la influenza", me contestó mi mamá, acostumbrada a responder a todas mis preguntas estúpidas desde hace más de 20 años.

Así que, lectores imaginarios, me temo que estoy encerrado en mi casa, de aquí al 6 de mayo, que la ciudad reanude su vida cotidiana.

Curiosamente (y jodidamente también), no tengo Cable, porque el jefe pensó que sería más cómodo pagar todas las cuentas al mismo tiempo, así que decidió esperar un par de días hasta que llegaran todos los estados de cuenta.
A Cable no le pareció una buena idea, y nos cortó el servicio.

Así que, lectores imaginarios, me temo que estoy encerrado en mi casa, de aquí al 6 de mayo, que la ciudad reanude su vida cotidiana. Y no tengo tele.

Pero tengo un Xbox con Rock Band, eso debe de ser suficiente para ayudarme a mantener la cordura.

Y también tengo a mi fiel überlog, el cual me servirá para ventilar todas mis quejas, y de esa forma evitar asesinar a alguien por exceso de estrés.

Carajo... odio estar encerrado.
Supongo que ahí va mi plan de maquillarme de zombie y salir a la calle a perseguir gente.

En fin.

Bitácora del capitán, día 1:
El encierro comienza.
Dios... cómo quisiera tener cable...

viernes, 24 de abril de 2009

La verdadera epidemia

Es la estupidez.

¿Por qué diablos TODO el mundo tiene que hablar de la influenza?
No importa si estás teniendo una conversación con el viene-viene o con una monja jariosa, de todos modos el tema siempre va a ser el mismo.

La histeria colectiva ya pasó de ser cómica a ser hartante.
Por el amor de Dios, ¡quiero hablar de algo que no sea una gripa!

¿Dónde quedó la preocupación por la crisis mundial?, ¿el precio del dólar?, ¿la ruptura de Linsday Lohan?
Todos son temas cagantes, pero los prefiero. Ya estoy hasta la madre de escuchar hablar de la influenza. Y apenas llevamos un día... no quiero ni imaginar lo que falta.

Ya me cansé de ver nicks relativos a la epidemia.
Ya me cansé de escuchar la frase "No te dejes influenziar", seamos realistas, si no fue gracioso la primera vez, es aún menos gracioso después de 438 veces de oír lo mismo.

Es más, hasta mis propias bromas acerca de la enfermedad me dejaron de parecer graciosas; y el hecho de que yo mismo me deje de parecer hilarante, es la real causa de preocupación aquí.

Y carajo, si vuelvo a escuchar una broma más de zombies, o de cómo esto es como Resident Evil, juro por Dios que juraré en vano.

La verdadera epidemia aquí es la estupidez, y la abundancia de chistes malos.
Todos deberíamos de estar avergonzados de nosotros mismos.

En especial tú.

¿Vieron como dije "tú" sin referirme a nadie en particular, y eso hizo que todos pensaran que me refería a ellos?
¿A poco no estuvo genial?

jueves, 23 de abril de 2009

La influenza mató a mi gato, Charlie Brown

Gente, no nos pongamos paranóicos; sí, 20 personas han muerto por la epidemia de influenza, pero recordemos que vivimos en una ciudad de más de 25 millones de habitantes.
Eso significa que sólo perdimos al 0.0000008% de la gente.

Y seguro los difuntos eran personas descuidadas y achacosas.

Estámos a salvo.

Disfrutemos el día libre que las epidemias buen pedo nos proporcionan.

miércoles, 22 de abril de 2009

Eres lo que oyes

¿Está mal que juzgue a la gente de acuerdo a la música que escuchan?
¿Soy una pésima persona?

Simplemente creo que la inteligencia (y la personalidad) de una persona puede ser evaluada en relación a la música que les gusta (y también a la cantidad de faltas de ortografía que tengan).

Por ejemplo, si una persona te dice que sus artistas favoritos son Daddy Yankee, Katy Perry, Miley Cyrus, RBD y Paulina Rubio; pues entonces como que ya sabes que esperar, ¿no?

Por ejemplo, ¿cómo puedes tomar en serio a una persona que piensa que una canción que dice "Womanizer womanizer womanizer oh womanizer oh womanizer you're a womanizer oh womanizer womanizer" es el epítome de la música actual?

No estoy diciendo que esté mal que escuchen ese tipo de música, simplemente digo que no me interesa tener nada que ver con las personas que lo hacen.

Y es que las personas que aceptan lo que sea que MTV, VH1 y Alpha Radio les digan que es "lo de hoy" son personas vacías que no tienen interés en conocer cosas "más allá" de lo que "está de moda".
Disculpen el excesivo uso de comillas.

Jamás voy a entender por qué "lo de hoy" es el reggaetón.
Además, pasa algo muy curioso: es el primer género musical que le gusta a los súper fresas y a los súper ñeros.
Si vas a un antro mamón, se escucha puro reggaetón, y si vas a escuchar al sonidero La Changa, también.
Alguien explíqueme qué pasa.

Y aún peor que la gente que escucha música pitera y la disfruta, es la gente que quiere que todo el mundo piense que tienen LOS gustos musicales, cuando en realidad no saben ni un carajo de música.

Tomemos como ejemplo un twitter extremadamente teto que encontré hace un par de días:

"Había olvidado que impresionante es björk en cuestión de ritmos, yo creo que le debemos la existencia de bandas onda hot chip y little boots"

O RLY?

1. Björk es una artista alternativa, tirándole al trip.
2. Hot Chip es un grupo inglés que oscila entre lo indie, lo synthpop, y lo dance.
3. Little Boots ni siquiera es una banda, es una chava que toca música electrónica.

¿Qué carajo tiene que ver Björk con los otros grupos/artistas que mencionó ese tipo?
Absolutamente nada, simplemente lanzó nombres al azar para sonar como alguien que sabía lo que decía. Imbécil.

Me parece realmente molesto que la gente quiera aparentar que son cool sólo porque escuchan música "underground", cuando es evidente que son idiotas.
Es más, para dejárselas barata, el dueño del twitter calificó un disco de My Chemical Romance como "uno de los mejores 5 discos de la historia de la música".

Well fuck me in the ass and call me Martha.

Agh... la gente me da asco.


El post amargoso del día de hoy fue patrocinado por:
Telcel
Todo México es territorio Telcel.

lunes, 20 de abril de 2009

Casi famoso

Hoy fue un buen día.
Ignorando el hecho de que a pesar de todos mis rezos y plegarias, Dios decidió ignorarme y me obligó a regresar a clases; de todos modos fue un buen día.

Verán, hoy estoy tan optimista porque lo impensable pasó:

Mi escuela por fin dejó de ser una hija de puta, y me dió la banca para zurdos que llevo tanto tiempo pidiendo.
Por fin mis pelotas dejarán de ser rotas.

No tienen idea, queridos lectores imaginarios, de lo molesto que es ser zurdo y tener que vivir en un mundo para diestros.
Afortunadamente, he podido sobrevivir gracias a mi enorme capacidad de procastinar las cosas, y de esperar que otras personas hagan mi trabajo, hipnotizadas por mis desgarradores ojos verdes.

En fin.
Esta es la tercera banca para zurdos que me ha dado la escuela.

La primera no me fue otorgada, más bien me la tuve que robar del salón de junto cuando me di cuenta de que ellos tenían banca para zurdos y yo no.
Después de un par de semanas de uso, alguien me la robó. Y no era el tipo del salón de junto; chequé.
Jamás volvería a ver esa banca.

La segunda sí me la dieron.
Odiaba esa banca, estaba vieja y jodida.
Era completamente diferente a todas las demás que había en el salón; todas eran azules y la mía era café. Y era infinitamente más pequeña que las demás, así que cuando me sentaba en ella, parecía niño Teletón.
Y, por alguna razón, un imbécil de mi salón insistía en robármela.

Cuando llegaba a la escuela, e iba a dejar mis cosas, resultaba que había un gordo sentado en mi banca.

Yo:
Oye, imbécil, estás sentado en mi lugar. Ábrete.
Gordo:
¿Ah sí?, ¿por qué es tu lugar, tiene tu nombre escrito?
Yo:
A ver, gordo pendejo, es la única banca para zurdos en todo el salón, y yo soy el único zurdo de todo el salón. ¿Puedes deducir lo que sigue o te ayudo?
Gordo:
Ah, neta, la paleta está del lado que no es.
Yo:
No pendejo, simplemente despertaste en el reino del revés el día de hoy. Ahorita llegan los mil quinientos chimpancés. Ábrete.

Uno creería que eso sería suficiente, pero el gordo se seguiría sentando en mi banca en los días siguientes. Hasta que por fin la rompería, porque la pobrecita banca pequeña y jodida no aguantaría su gordo trasero.

Y el día de hoy, me llegaría mi tercera banca para zurdos.
Una flamante y aerodinámica banca nueva, igual a todas las demás; pero diseñada especialmente para usarse con mi potente brazo izquierdo.

Hoy fue un buen día.

Y después, la escuela nos regalaría Red Bulls a todos, para darnos la bienvenida de vacaciones.
El día estaba pintando para ser perfecto.

Y entonces, Dios me recordaría que los días perfectos no existen.

Cuando terminaron las clases, emprendí el camino de regreso a mi home sweet home, y me subí a mi querido microbús.
A la mitad del trayecto, ocurrió algo que llevaba esperando años para que pasara; y que ya empezaba a pensar que jamás iba a acontecer:

Tiny Dancer sonó en el radio.

Justamente, un par de días ago, le comentaba a un amigo cómo me gustaría que esa canción sonara en un camión, para poder revivir esta escéna:



Así que, evidentemente, estaba muy emocionado.

Esperé a que la canción llegara a la parte en donde el primer tipo empezaba a cantar.
Ahora YO sería ese tipo, y la gente me seguiría, y viviríamos un momento mágico improvisado.

Cuando llegó mi hora, canté: Handing tickets out for God.
Lamentablemente, nadie me siguió.

"No pasa nada, están sacados de onda, se tardarán un par de líneas más en empezar a cantar conmigo", pensé.
Seguí cantando.

Nada.

Después del In the auditorium me di cuenta de que todos los otros pasajeros del camión me estaban viendo fijamente; y también me di cuenta de que estaba haciendo el ridículo.

"Huevos... al menos yo tengo banca para zurdos y ustedes no", les dije a todos.
El resto del viaje transcurrió en silencio, porque el chofer apagó el radio.

Moraleja:
Hollywood miente, los momentos mágicos no existen, y los zurdos siempre serán discriminados.

jueves, 16 de abril de 2009

Conversación estúpida del día de hoy

Tepoz:
Por eso cuando seamos millonarios, vamos a tener una casa para hacer fiestas, y vamos a ponerle nombre a todos los cuartos.
Yo:
¿Cómo qué nombres?
Tepoz:
Como el cuarto del pájaro brujo
Yo:
¿Huh?
Tepoz:
Sí, porque es el pájaro que te encanta
Yo:
O como el cuarto de las gemelas Troso
Tepoz:
¿Las gemelas Troso?
Yo:
Sí, las gemelas Rosa y Deborah
Tepoz:
No entendí...
Yo:
Sí pendejo, las gemelas Rosa Troso y Deborah Troso
Tepoz:
¿De qué carajo hablas?
Yo:
Carajo... eran las gemelas Meltroso... la cagué...
Tepoz:
Eres un imbécil, ya no puedes ir a mi casa de millonario excéntrico.


Y así, lectores imaginarios, me acabo de perder de la oportunidad de tener mi propia casa con pavorreales.

martes, 14 de abril de 2009

Las pedas irresponsables

Hace un par de días, un amigo convocó a una reunión de emergencia en su casa; y una de las poquísimas cosas que mi grupo de amigos respeta, es la convocatoria a reuniones de emergencia, así que todos acudimos a la residencia de este güey con presteza.

Cuando llegamos, descubrimos que la emergencia era que el anfitrión acababa de comprar la quinta temporada de Los Simpson, y quería reunirnos a todos para que la viéramos en su tele de alta definición.
Podríamos habernos enojado por su emergencia ficticia, pero hey, el CCR estaba reunido otra vez, así que decidimos echar la hueva un rato.
(CCR significa Club de los Corazones Rotos, y últimamente nos autonombramos así porque la mayoría de nosotros cortó con sus novias recientemente; esa fue la nota irrelevante del día, gracias por su atención)

Pasamos toda la tarde viendo capítulos viejos de Los Simpson, jugando Street Fighter, Rock Bandeando, cheleando, dándole baje a una botella de Appleton, y algunas otras cosas más; pero de repente, Zeus nos castigó por la cantidad de blasfemias que estábamos diciendo, y de la nada, se fue la luz.

Ya que no podíamos seguir viendo videos argentinos en Youtube, decidimos sentarnos a platicar un rato.

Al principio, las historias se concentraban en nuestros corazones rotos, y durante un par de horas, cada uno de nosotros fue contando su relato, mientras los demás apoyaban con frases como "todas las viejas son iguales", "todas son unas perras locas", "ya sal del clóset y ahórrate todos estos pedos", "Abo es un pendejo", o cosas así.
Afortunadamente, después de ese breve periodo emo, la conversación pasó a ser más entretenida, y se enfocó a los buenos viejos tiempos, donde las pedas eran mucho más divertidas y siempre pasaban miles de cosas cada vez que salíamos a embriagar.

Hubo una anécdota en particular que me hizo darme cuenta de que eso era cierto, antes todo era mucho divertido, y eso se debía principalmente a que éramos mucho más irresponsables, y nos valía madres todo.
Y esa anécdota va a ser la que contaré el día de hoy.

Estábamos en quinto de prepa (que como ya he mencionado antes, ha sido el año más divertido de mi vida); de hecho, todo pasó un día después de la iniciación.

Me desperté, bastante crudo, y me acordé de que tenía que ir a una obra de teatro ese día, porque la maestra de Literatura nos había mandado a ver... Pedro y el capitán, o no me acuerdo qué.
Ya en el teatro, me di cuenta de que muchos de mis compañeros estaban igual de mal que yo, así que eso me hizo sentir un poco mejor, porque, digan lo que digan, la desgracia ajena es poca madre.

Me senté junto a algunos de mis amigos, y junto a una niña que quería conmigo (me enteré unos meses después).
En el trayecto de la aburridísima obra, me la pasé quejándome de mi cruda, así que esta niña me sugirió "pues hay que seguirla ahorita saliendo de la obra, ¿no?".
Evidentemente, me pareció buena idea, así que le pasé el mensaje a mis amigos, y decidimos ir al billar en cuanto saliéramos de ahí.

Una vez afuera del teatro, nos pusimos a juntar gente que quisiera ir, y acabamos con un grupo de como 20 personas.
18 de nosotros eramos ladillosos, y había 2 niñas fresas que quisieron acompañarnos, seducidas por los encantos de mi amigo Chavo y míos.

Antes de entrar al billar, preparámos una pitera mezcla de Squirt con Mezcal, y mientras jugábamos, la bebíamos con sumo gusto; así que para el segundo juego, ya estábamos bastante jalados. Todos excepto las niñas fresas, que cada vez estában más escandalizadas.

Aparentemente nuestra ebriedad era tan notoria, que nos corrieron del local. De todos modos estaba bien chafa. Fuck them.

Como apenas eran las 8 o 9 de la noche, decidimos que íbamos a ir a otro lado, y escogimos La Chabela (que es uno de los bares/antros más piteros del DF, pero en ese entonces éramos menores de edad ilusos, así que parecía buena idea).
Nos dividimos en 3 coches, y yo terminé en el Vocho de Mielconpasas, que por cierto, es de los peores conductores que he conocido. Era su tercer Vocho, con dos pérdidas totales que le precedían.

Y a eso me refiero con que antes todo era más divertido, porque honestamente, hoy en día, jamás me atrevería a subirme a un coche con ese pendejo, y mucho menos en el estado en que estábamos, pero en esos tiempos, eramos tan irresponsables que nos valía madres... y creo que por eso pasaban tantas cosas chingonas.

En fin, mientras nos dirigíamos a La Chabela, algo se le rompió al coche, y de repente dejó de acelerar. No importaba qué tanto pisaras el pedal, el coche no iba a más de 15 por hora.
En vez de preocuparnos, nos pareció gracioso, y alguien dijo que íbamos más lento que el Papamóvil, así que uno de nosotros sacó medio cuerpo por la ventana y se puso a bendecir gente; mientras decenas de coches atrapados detrás de nosotros nos mentaban la madre.

Después de un rato, detuvimos a un taxista para que checara el coche, y nos dijo que el chicote estaba roto, pero que por 20 pesos lo arreglaba de forma temporal.
Le dimos 12.
Un alambrito de pan Bimbo después, ya íbamos en camino al bar.

Cuando llegamos, todos nos estaban esperando, pero nos dijeron que no estaban dejando pasar, porque éramos menores de edad.
Después de acercarme a mentarle la madre al cadenero, nos corrieron de otro lugar.

"Pero oigan, me acaba de hablar un pendejo que vive por aquí cerca, y hay fiesta en su casa, ¿vamos?", dijo una tipa que iba con nosotros.
Perfecto, Dios no cerraba una puerta sin proporcionarnos otra peda.

Nos volvimos a subir al coche de Mielconpasas, y el conductor nos dijo "oigan, no sé llegar, alguien me va a tener que decir por dónde".
Abo se ofreció. Gran error.

Sí, Abo es más ubicado que un GPS en esteroides, pero el problema es que es de esas personas que te dicen "tienes que dar la vuelta... ¡aquí!", y te lo dice justo cuando estás pasando la calle y ya no hay forma de hacer nada.

Pues bien, íbamos manejando tranquilamente, a la mitad de un eje vial sumamente transitado, y Abo hizo su gracia.
Pues a Mielconpasas le valió madres que ya fuera muy tarde, y dio el volantazo.

Le valió madres que fuéramos en el carril de un extremo y la vuelta fuera hasta el otro.
Le valió madres que el semáforo estuviera en rojo.
Le valió madres que vinieran muchos coches justo en la dirección contraria.

Lo único que recuerdo es haber visto unas luces viniendo directo hacia nosotros. Curiosamente, justo de mi lado.

Y después recuerdo haber sentido el madrazo, y ver como el vocho daba 3 trompos.
No sé cómo nadie salió lastimado, pero el caso es que todos estábamos bien.
Excepto el coche. Ese estaba todo jodido.

A pesar de que Mielconpasas tenía TODA la culpa, de todos modos se bajó todo emputado, y le dijo a Abo "ahorita vengo, voy a arreglar este pedo"; y caminó engreídamente hasta el otro coche.
Pero resulta que del otro coche se bajaron 3 tipos todos fuertes y con cara de matones. Y traían machetes.

Con las pelotas en la garganta, todos le gritamos a Mielconpasas que se subiera al puto coche; y él pensó lo mismo, porque lo vimos regresar corriendo, con una cara de espanto que nunca le he vuelto a ver a nadie.

De alguna forma, brincó dentro del vehículo, pero entró de cabeza, así que nada más gritó "¡Puta madre Abo, sálvanos!" y con una mano apretó el acelerador.
Abo, desde el asiento del copiloto, se aventó encima del volante, y empezó a maniobrar para darnos a la fuga, antes de que los matones con machete nos alcanzaran.

Todo pasó tan rápido que no recuerdo bien los detalles, pero todos estábamos gritando como desesperados, mientras 2 de los tipos nos perseguían corriendo, y otro había regresado al coche para que no nos diéramos a la fuga.
Mielconpasas no veía nada, porque tenía la cabeza junto a los pedales, y tenía el acelerador a fondo.

Pues Mielconpasas no pudo ver que el semáforo estaba en rojo, y todos los carriles estaban ocupados. Abo, en un acto de inspiración divina, logró hacer que el coche se subiera a la banqueta, y evitar que chocáramos otra vez.

Dimos vueltas a lo pendejo en todas las esquinas que pudimos, y como 6 cuadras más adelante, nos atrevimos a voltear hacia atrás. Ya no veíamos a nadie siguiéndonos.
Nos escondimos en el estacionamiento de un Pizza Hut, caído del cielo.

Recuerdo haberme puesto a hablarle a los amigos que venían en otros coches, para que nos alcanzaran ahí. Mientras tanto, Mielconpasas trataba de desabollar su coche, pero como no quería llenarse las manos de aceite, usó sus apuntes de historia como guantes.

Unos minutos después, llegarían otros amigos, a tratar de ayudarnos. Venían en el coche de una de las niñas fresas, con su papá como conductor.
Cuando me acerqué al auto y les conté la historia; mis amigos se bajaron riéndose copiosamente, y en cuanto todos estuvieron fuera del coche, el papá se arrancó, junto con las dos niñas fresa. Fuck them.

Después de un rato, y cuando hubieron llegado más coches, re-emprendimos el camino a la fiesta.
Afortunadamente, estaba bastante cerca del Pizza Hut.

Nadie conocía al dueño de la casa, pero todos lo felicitamos con gusto. Después nos enteraríamos de que no era su cumpleaños.
Alguien agarró un par de botellas y nos subimos a la azotea. Yo ya estaba BIEN mal.

Tengo un par de recuerdos de una tipa güerita tratando de bailar conmigo junto a los tinacos, mientras yo le decía que yo no bailo, y que me dejara en paz.
Después la noche se vuelve un poco borrosa, pero por alguna razón el hermano de Mielconpasas (que es infinitamente más responsable), decidió llevarme a comer unos tacos, porque ya había llegado al punto de la ebriedad donde descubro que tengo ojos verdes y eso me emociona.

Cuando llegamos a la taquería, la reconocí. Estaba a 2 cuadras de mi casa. Qué cosas tiene la vida.

Regresando a la peda, busqué a mis amigos, pero muchos ya estaban medio muertos.
Fui a buscar a mi amigo Chavo, y me dijeron que estaba en un cuarto con una tipa. Valiéndome madres, fui al cuarto.
Cuando entré, la tipa tenía la cabeza en un bote de basura, y estaba vomitando.

"Güey, no sé qué pasó, nos estábamos agarrando y se puso a vomitar", me dijo mi amigo.
"Eso pasa cuando no te bañas ni te lavas los dientes", le dije.

La tipa sacó la cabeza del bote para verme feo, y fue entonces cuando me di cuenta de algo: la tipa tenía barba.

"¡NO MAMES! ¡MIREN TODOS! ¡CHAVO SE ESTÁ AGARRANDO A UNA BARBONA!", grité emocionado.
Me corrieron del cuarto.

Harto de que me corrieran de todos lados, decidí que ya era momento de irme a mi casa. Mielconpasas me ofreció ride.

Una vez en el coche, la novia de Mielconpasas le marcó, y le dijo que se acababa de enterar que le había puesto el cuerno en la fiesta.
Pasé la siguiente hora escuchando cómo mi amigo trataba de negar los hechos, pero fue inútil. Cortarían.

Ella lo perdonaría una semana más tarde, y todo tendría final feliz: hoy en día están casados y tienen un hijo.
Bueno, no sé si eso cuente como final feliz.

Creo que mi historia salió mucho más larga de lo que pensaba; pero es que pasaron montones de cosas ese día.
Y ese es mi punto... ya no pasan.
Quiero volver a ser así de irresponsable.

Pero en fin, la moraleja del asunto es:

Si te agarras con mujeres barbonas, tus amigos jamás te dejarán olvidarlo, aunque hayan pasado más de 5 años.
Ahh, los verdaderos amigos...

domingo, 12 de abril de 2009

Primicia exclusiva

Queridos lectores imaginarios:

Debo decirles que el día de hoy llegué a una conclusión sumamente importante y trascendente (para mí, porque estoy seguro de que para ustedes no lo será):

Me voy a hacer 8 tatuajes.
Ni uno más, ni uno menos.

Verán, hoy estaba pendejeando por la vida, y me puse a pensar en un montón de cosas; y una de ellas fue que me quiero tatuar otra vez.
Ya llevo un par de meses considerando la posibilidad de hacerlo, pero últimamente tengo más ganas.

El caso es que después de darle vueltas por unos cuantos minutos, la epifanía llegó a mí:

Número 8.

No sé exactamente por qué, pero a pesar de que no me gustan los números pares, el 8 siempre ha sido la excepción a la regla, y lo considero místico/mágico/espiritual/abo.

Y por alguna extraña y probablemente estúpida razón (que seguro está relacionada con mi trastorno obsesivo-compulsivo), siento que los ciclos no están completos hasta que alcanzan el ocho.
Creo que por eso me hice 8 perforaciones; porque sentía que tenía que seguir hasta poder completar el ciclo.
Claro, una vez que llegué a las 8, me las quité todas, y con los tatuajes no podría ser así; pero la diferencia está en que los aretes no significaban gran cosa, y los tatuajes sí, por eso espero que jamás me arrepienta de tatuarme.

Yo sé que ya debrayé mucho, y les pido disculpas, lectores imaginarios, pero es que mientras escribo todo esto, sigo dándole vueltas al asunto, para estar seguro de que no estoy a punto de cagarla horriblemente.

De todos modos, no es como si mañana fuera a hacerme los 6 tatuajes que me hacen falta; pero si tomo esta decisión, significa que mi cuerpo se convertirá en una obra en proceso, en un lienzo incompleto, y en un ciclo abierto que seguirá siéndolo hasta que logre juntar mis 8 tatuajes.

Sí, qué diablos, lo haré.

Down:
1. Un símbolo de power, en la espalda.
2. Media cadena de ADN, en el antebrazo izquierdo.

To go (potentially):
3. All I ever wanted, en la muñeca izquierda.
4. All I ever needed, en la muñeca derecha.
5. DESEO, en letras azules, en alguna parte del pecho.
6. Un símbolo espartano, en la pierna derecha.
7. Un Ninja Peruano, en algún lado.
8. Nada todavía, se aceptan sugerencias.

Yo sé, seguramente muchos de ustedes están pensando que soy un idiota, y tal vez tengan razón; pero para mí es muy importante.

Y también sé que mi papaíto (el italiano) lee el überlog, y va a estar totalmente en contra de esta idea.
Te quiero mucho papaíto.

viernes, 10 de abril de 2009

La pobreza

Me caga ser pobre.
En serio me caga.

No hay nada peor que la falta de flujo monetario.
Bueno, supongo que el Dengue y el Ébola son peores que eso, pero no importa.

La preventa de los boletos de Depeche se acerca cada vez más, y yo sigo sin saber cómo diablos le voy a hacer para juntar el dinero que necesito.
Me caga ser pobre.

El otro día iba caminando por una calle cualquiera, cuando pasé afuera de una tienda de pronósticos, loterías, y todo eso; y un letrero me informó que el acumulado del Melate ya va en más de 100 millones de pesos.

"Carajo, si me ganara la lotería, todos los problemas del mundo se acabarían", le dije a una amiga que iba conmigo.
"¿Ah sí? ¿También el SIDA y la hambruna mundial?", me preguntó la muy culera.

"Ok ok, cambio mi frase anterior: carajo, si me ganara la lotería, todos los problemas de MI mundo se acabarían, y como mi mundo es el único que me importa, entonces dormiría tranquilo, a pesar de que seguiría habiendo SIDA y hambruna en el mundo".

No recuerdo dónde leí que el 37% de los ganadores de lotería terminan en bancarrota en menos de 3 años, porque no están acostumbrados a tener grandes cantidades de dinero, y por lo tanto lo despilfarran todo, y se lo acaban en cosas tan inútiles como automóviles sumamente ostentosos, casas que bajarán de valor muy pronto, supermodelos suecas, muebles de diseñador, etcétera etcétera.

Mamadas, a mí no me pasaría eso.

Si yo me ganara la lotería, me compraría mis boletos de Depeche Mode, un cochecito común y corriente (como un Clio o un Golf), y guardaría todo lo demás en el banco en lo que me tomo el tiempo de pensar qué carajos quiero.
Siendo sinceros, probablemente contrataría a las supermodelos suecas.

Tal vez le pondría crédito a mi celular, porque ya estoy harto de tener que ir por la vida con menos de 8 pesos de tiempo aire.
A lo mejor también me compraría una batería, de las más baratas, nada especial.

Y seguramente me compraría un sombrero de copa, un monóculo, un bastón con manija de marfil, y una leontina; porque me niego a ganarme la lotería sin tener un outfit de señor ricachón como Rico McPato.

Pero sí, lo principal serían mis boletos de Depeche Mode, y chance unos de Kings Of Leon.

El problema es que soy tan pobre que ni siquiera me alcanzó para comprarme el Melate, así que mis sueños de gloria y fortuna se van al demonio.

Me caga ser pobre.

martes, 7 de abril de 2009

El día D...ave Gahan

Depeche Mode viene a México.

La posibilidad de ver a Gahan, Gore, y Fletcher a pocos metros de mí hizo que mojara mis pantaletas metafóricas.

Y por eso, lectores imaginarios, es que si ustedes quieren conocer al Ninja Peruano en persona, no tienen más que ir a su Foro Sol más cercano este 3 de octubre.
Lo podrán reconocer porque será el poseedor del grito de niñita más agudo de todo el lugar.

Pero Ninja, ¿por qué este post es tan pitero?, se preguntarán algunos de ustedes.
Pues porque acabo de llegar a mi casa, y estoy muy cansado como para escribir de algo que no sea Dave Gahan.

Pero no he abandonado el überlog, se los aseguro; ya tengo preparado el próximo post.

Mientras tanto, ¿alguien quiere ver a Depeche conmigo?

miércoles, 1 de abril de 2009

Un cuento corto

Como sigo sin muchas ganas de escribir algo nuevo, el día de hoy postearé un cuento que escribí hace un par de años.
Puntos extra si alguien reconoce la canción que me dió la idea para escribir el cuento.

Prometo dejar de estar emo y escribir algo nuevo muy pronto.
De todos modos me han pasado varias cosas contables últimamente.

En fin, he aquí el cuento corto:

La lluvia no dejaba de caer.
Ella miró por la ventana y sonrió con su dentadura gastada y vieja.
“Cuando deje de llover vendrá. Vendrá, yo lo sé”
Se sentó en su mecedora favorita y se frotó los brazos, hacía mucho frío y estaba húmedo.

La casa era grande, y había sido hermosa hace muchos años, ahora estaba descuidada y cayéndose a pedazos; el papel tapiz se despegaba de las paredes, y no pasaba un día sin que apareciera una nueva gotera.
Y la lluvia no dejaba de caer.

Ella miró el reloj y alzó las cejas.
“Ya son las 3, y él llegará a las 6.”
Volvió a sonreír; pensar en su hijo la hacía sentir feliz, aunque cada vez lo viera menos. Él era un hombre ocupado, y no podía ir a verla seguido; sin embargo, ella no tenía a nadie más, todas las personas de su vida habían ido desapareciendo poco a poco, se habían ido volviendo etéreas, se habían esfumado junto a las gotas de lluvia, y ahora estaba sola.
Sola, excepto por él.
Él vendría cuando la lluvia cesara, pero la lluvia no dejaba de caer.

Volvió a mirar por la ventana, y a sonreír con su dentadura gastada y vieja.
Posó su cabeza en las almohadas de la mecedora, y sin que se diera cuenta, el sueño se había apoderado de ella.
Soñó con su esposo, que la miraba sonriente desde un jardín lleno de flores. La saludó con la mano y le hizo un guiño con el ojo, el sol brillaba y el aire olía a pasto mojado.
Una lágrima resbaló por su ojo, porque sabía que aunque él estuviera ahí, cerca de ella, jamás podría tocarlo.
Entonces un ruido fuerte la despertó, era un trueno.
La lluvia no dejaba de caer.

Ella miró el reloj y alzó las cejas.
“Ya son las 3, y el llegará a las 6”

Se puso otro suéter, y volvió a pensar en su hijo.
“Ojalá esté bien abrigado, hace mucho frío”

Entonces pensó en la última vez que la visitó, y como, a pesar de que ya era un hombre, siempre lo vería como su pequeño niño. Estaba más orgullosa de él de lo que jamás podría decirle.
Quería verlo, pero era un hombre ocupado y no podía estar con ella todo el tiempo.
Además, lo vería pronto, cuando la lluvia parara.
Pero la lluvia no dejaba de caer.

Sentada junto a la ventana, volvió a sentir que el sueño la invadía; no podía evitarlo, dormía siempre que estaba lloviendo.
Volvió a soñar con su esposo, y esta vez estaba más cerca, casi podía oler su fragancia de siempre, la fragancia que conocía muy bien, después de haber estado junto a ella tantos años.

Ella siempre había sido muy feliz, más feliz de lo que pensó que se podía ser, hasta el día en que él murió. Ahora cada rincón de la casa le recordaba algo, y si ya no lloraba era porque ya no tenía más lágrimas para derramar.

Volvió a despertar.
Miró el reloj y alzó las cejas.
“Ya son las 3, y él llegará a las 6”


Sí, llegaría, y entonces ella podría hacerle unas galletas, como cuando era niño, y lo vería con todo el cariño que sólo una madre puede tener.
Lo abrazaría y le diría que lo amaba.
Miró por la ventana y sonrió con su dentadura gastada y vieja.
Gastada y vieja, así se sentía últimamente.

Caminó por la casa, y llegó a la puerta. La abrió y miró hacia afuera, tal vez él ya estaba en camino.
Pero no vio nada, excepto la lluvia, y el viejo tapete de “Bienvenidos”.
El mismo tapete que había recibido tantas visitas durante los años, y que había sido la entrada a una casa llena de risas y alegría, pero que ahora estaba despintándose, y muy sucio.
Lo desempolvaría más tarde, ahora tenía mucho sueño.

Caminó de regreso a la casa, y se sentó en la sala. Sin darse cuenta, volvió a quedarse dormida.
Soñó con sus viejos amigos, radiantes y felices, todos le sonreían y la saludaban, en el mismo jardín lleno de flores de antes. Ella reía y caminaba hacia ellos, pero no se acercaban, era como si cada paso que diera hacia adelante, ellos dieran uno hacia atrás.

Despertó frustrada.
Miró el reloj y alzó las cejas.
“Ya son las 3, y él llegará a las 6”

Cada vez tenía más frío, y se sentía más cansada.
Pero la lluvia no dejaba de caer.
Fue hacia la mesa del comedor, y encontró una rosa roja, como la que su esposo le dio el día que se conocieron.


Por primera vez en mucho tiempo, pudo llorar, y lo hizo hasta que no pudo más.
Era como si toda la tristeza que había estado guardando todos estos últimos años saliera de ella de una vez y para siempre.
Y cuando dejó de llorar fue muy feliz.
Tan feliz como el día en que se casó, o el día que nació su único hijo.

Miró el reloj una vez más, y sonrió.
“Ya son las 3, y él llegará a las 6, llegará cuando deje de llover.”

Fue hacia su cuarto y miró las fotografías de su cabecera. Los dos hombres que había amado en su vida.
Se recostó en su cama y abrazó la foto. Cerró los ojos.

Soñó con su esposo una vez más, pero ahora podía tocarlo. Y también estaban sus amigos. Y supo que nunca más se iba a sentir sola.

Días después, la encontraron.
En su mesa de noche, estaba un ramo de flores marchitas, junto a la foto de su hijo, y un recorte de periódico que leía:
“Hombre es atropellado en avenida de alta velocidad.
La fuerte lluvia hizo que un vehículo perdiera el control e impactara con el joven.”
En su cama, había una mujer abrazando un portarretratos, con una sonrisa en la boca y el surco de una lágrima resbalando bajo sus ojos.
Y un reloj descompuesto, que llevaba marcando las 3 por varios años.