jueves, 27 de noviembre de 2008

Un largo e intenso día con Oasis

Best... concert... ever!

Disculpen ustedes, lectores imaginarios, que este post me haya tomado tanto tiempo; porque la neta pensaba postear desde ayer, llegando del concierto, pero llegué tan madreado que ya no lo hice; y hoy no estuve en mi casa en todo el día, así que hasta estas horas de la noche tengo tiempo de relatarles todo lo que pasó ayer.
Y déjenme decirles que pasaron un montón de cosas.

Caray, ni en capítulo de final de temporada de Beverly Hills 90210 pasan tantas cosas como ayer en el concierto.
Permítanme hacerles una última advertencia: el post no será una queja de eventos cotidianos y pendejadas de la vida diaria, como suelen aparecer en mi überlog; no, esta vez simplemente será un relato de mi día de ayer. Un relato moderadamente detallado y largo, eso sí.

Así que, lectores imaginarios, es su última oportunidad para dar la media vuelta e irse, si es que ustedes no quieren enterarse de lo que acontece en mi vida común y corriente; pero seamos realistas, parte del encanto de leer blogs, es el morbo de enterarse del chisme de la vida de otras personas.

Para los que decidieron quedarse a leer, esto fue lo que pasó ayer:

Me levanté, a horas inhumanamente tempranas (10 de la mañana) para llegar a casa de mi amigo a las 11 y de ahí ir directamente al Palacio de los Deportes.
Yo sé que era estúpidamente temprano, porque el concierto empezaba hasta las 8 30 de la noche; pero mi amigo es el groupie de Oasis más grande que existe en el mundo; y como, a fin de cuentas, me iba a ir en su coche, no me quedaba mas que atenerme a sus estúpidos horarios de maricón.

Llegué a su casa, y fue ahí cuando descubrí que me estaba dando gripa. Después de sonarme 40 veces y despertar a su hermana con el ruido de los mocos saliendo de mi nariz; por fin partimos.

Nos perdimos en el camino (mea culpa), así que nos tardamos un poco en llegar.
Ya en Palacio, nos dimos cuenta de que no sabíamos dónde estaba la entrada al estacionamiento, así que le dimos como 4 vueltas tratando de encontrarla. Fracasamos. Mi amigo, desesperado porque ya había cola para el concierto (una cola de no más de 20 personas, pero de todos modos mi amigo se puso histérico), me dijo que le preguntara a un gorila de seguridad dónde estaba la entrada.

Yo le dije que le diera calma, que faltaba muuuucho tiempo, pero me gritó que ya había gente, y casi me empuja del coche en movimiento para que saliera rápido. A regañadientes fui a preguntarle al gorila, quien nos dijo que estábamos parados justo frente a la entrada del estacionamiento, pero que éste abría hasta la 1.
Vi mi reloj: eran las 12 20.
Coño.

Pusimos las intermitentes, prendimos el aire acondicionado, y le subimos al iPod, teníamos que esperar 40 minutos parados ahí sin hacer nada.
Como a los 15, llegó otro coche y se estacionó detrás de nosotros. Se bajó un tipo todo alto y fuerte, y nos preguntó que si esa era la cola para el estacionamiento; mi amigo ya estaba echando pestes contra todos los de seguridad que no querían abrir la puerta, así que yo me adelanté a contestarle al tipo alto y fuerte, y le dije que sí.
Después de platicar un rato con ese güey, descubrimos que era a toda madre, y que se llamaba Mike.

Mike mandó a su hermano y a sus amigos a que hicieran cola mientras nosotros esperabamos afuera del estacionamiento, y nos dijo que nos podíamos meter con ellos para no hacer cola nosotros también. A huevo, Mike nos cayó muy muy bien.

Y dió la 1 y no abrieron.
A la 1 con 3 minutos, mi amigo me mandó otra vez con el gorila.
Le pregunte que qué pedo, y me dijo que no sabía, pero que le habían dicho que abrían como a las 3.
Cuando fui a informarle a mi amigo, casi me madrea de la desesperación.
De todos modos decidimos esperar en el auto.

Como a las 2 30, vimos a Mike hablar con un tipo del staff.
Después caminó hacia nosotros y nos dijo que había preguntado, y le dijeron que ya iban a empezar a dejar pasar gente, y que a los primeros que pasaran, los iban a acomodar en un lobby especial; y que el de seguridad le había dicho que podíamos dejar nuestros coches ahí, ir a que nos dejaran pasar, nos pusieran un sello; y después ya podíamos salir a meter el coche, con nuestro lugar apartado.

Fue como si le prendieran un cohete en el culo a mi amigo; me gritó que me bajara en chinga, para agarrar buen lugar.
Me bajé lo más rápido que pude, sólo para ver a mi amigo dar un portazo y correr a la fila. Después de como unos 10 pasos, le grité: "¡oye animal, dejaste las intermitentes puestas!"
Mi amigo regresó corriendo, y yo me quedé esperándolo como a 15 pasos de distancia. De repente veo que ese pendejo empieza a brincar encima del cofre de su coche, y ahí pensé: "coño, algo no está bien..."

Mi proceso mental fue interrumpido por su grito desesperado de "¡NO MAMES! ¡DEJÉ LAS LLAVES ADENTRO!"
Yo reí fuertemente, y después le grité "Eres un pendejo, Rafaél", porque mi amigo se llama Rafaél, y es un pendejo.

Los siguientes 5 minutos lo vi hacer todo lo posible por abrir su coche, desde tratar de usar las llaves de mi casa para abrir su puerta, hasta verlo brincar encima de las ventanas a ver si aflojaban.
Yo estaba muy tranquilo, porque todavía faltaban como 6 horas para el concierto, pero él estaba desesperado, porque:
1. Eran sus llaves.
2. Era su coche, y el de seguridad había amenazado con llamar a la grúa.
3. Estaba perdiendo los mejores lugares de pista.
4. Si trataban de abrir las puertas del estacionamiento, valían madres, porque estábamos estorbando de una forma bíblica.

Después de una breve discusión, decidimos tomar un taxi a su casa, para ir por el repuesto. Afortunadamente, después de contarle nuestra precaria situación al taxista, el señor le pisó a fondo, y practicamente voló encima de todos los coches. En 10 minutos ya estábamos casi de regreso en el Palacio.

Neta, nunca había visto a nadie manejar más rápido y esquivar a tantos coches; todo estuvo poca madre hasta la última cuadra, que estaba atascada de tráfico.
Cuando el taxista dijo "caray, no sé por qué hay tantos coches aquí", yo respondí "seguro algún imbécil está estorbando la puerta del estacionamiento del Palacio".
Mi broma no fue bien recibida. Fuck them.

Rafael le aventó un billete al taxista y me dijo que corriera hasta el coche; rompiendo la regla #1 de las amistades con Dexter:
No hacer correr a Dexter bajo ninguna circunstancia.

Corrí como 100 metros, y mis pulmones se llenaron de fuego, así que nada mas grité: "¡Corre muchacho! ¡Sálvate tú! ¡Salva tu alma!", y de esa forma vi a Rafa correr con todas sus fuerzas, mientras yo caminaba placidamente.

Afortunadamente, llegamos a tiempo, así que mientras mi amigo arreglaba los pedos de su coche, yo me formé.
En eso llegó un tipo a formarse atrás de mí, y me pareció gracioso contarle la pendejada que acababa de hacer mi amigo. Para cuando Rafael regresó, yo ya estaba platicando poca madre con el güey de atrás, que se llamaba Omar.

Ya con todos los problemas solucionados, llegó el aburridísimo proceso de esperar 6 horas en la fila; pero se pasaron relativamente rápido, porque llegaron otros 2 güeyes y la platica se puso chingona. Desde comparaciones del antigüo Guns N' Roses con el nuevo Guns N' Roses, hasta pláticas de como la vecina cincuentona de Omar no estaba de mal ver, pero no le daba entrada, porque estaba clavada con el vecino putañero que vivía en la calle de junto.
La neta la fila estuvo chida, y las horas se pasaron en fa; tal vez gracias al Gatorade con Vodka que había metido un amigo que nos alcanzó como a las 4 30.

A las 6 de la tarde, por fin abrieron las puertas y nos dejaron pasar. Fue ahí cuando nos dimos cuenta de que llegar a las 11 de la mañana no servía de nada, porque de todos modos, una vez adentro, tenías que correrle en chinga para llegar a pista rápido. De nuevo, la regla #1 de las amistades con Dexter fue rota.

Ya con buen lugar en pista, y todos apretujados, voltée a ver junto a quién nos había tocado, y note a una güerita preciosa como a 10 metros de distancia.

Le dije a Rafa: "extranjera a la izquierda", y en cuanto la vió, me dijo que sí, que realmente estaba hermosa.
Omar me empezó a retar a que fuera a hablar con ella, y yo la dudé, porque pensé que alguien así de hermosa no podía venir sola. Después de analizar la situación como 10 minutos, un tipo le empezó a hablar.
No me preocupó mucho, porque el güey era la persona más fea que jamás he visto en mi vida.
No era raza de bronze: era raza de cobre; y aparte, del cobre de los cables pelados en las casas abandonadas que hay por la Nápoles.
Neta era otro nivel de ñerez y fealdad.
Cuando vi que el tipo le estrechaba la mano a la güerita y se presentaba, dije: "¡a huevo, viene sola!".

El problema fue que lo dije un poco muy fuerte, porque no sólo me oyeron Omar y mis amigos, y me empezaron a presionar para que le fuera a hablar; sino que además me oyeron los amigos del Nopal, que eran igual de feos que ese muchacho.

Yo no sabía si ir a hablarle o no, por muchas razones, pero mis amigos me estaban presionando mucho.
Rafa me estaba diciendo que ya era soltero, y que me debía a mí mismo la oportunidad de ir a hablar con la extranjera, Omar me estaba haciendo burla, porque el Nopal me la estaba bajando, y otro güey llamado Francisco sólo me veía y hacía "Tsssss".

Para que me dejaran de molestar, les dije: "va, cámara, le voy a ir a hablar, pero primero tengo que establecer contacto visual, ése es el primer paso de todo acercamiento".
No lo estaba diciendo en serio, pero en eso voltée a verla, y ella volteó a verme y me sonrió.
Yo me asusté un poco, pero después la vi bien y ya no me quedó ninguna duda:
Neta es de las mujeres más hermosas que he visto, y aparte era toda pandrosa, y eso para mí siempre es un enciendepasiones.

El problema era que había tanta gente que llegar a ella era casi imposible, aunque estaba a menos de 10 metros.
Además, los amigos del Nopal me estaban viendo bien bien feo, y se estaban secreteando.

Decidí que no tenía mucho qué perder, porque aunque me madrearan, de todos modos ni lo iba a sentir, porque había tantísima gente que de todos modos iba a acabar madreadísimo al final del concierto.
Les dije a mis amigos: "bueno, here goes nothing, vuelvo en un parpadeo".

Sí, eso resultó ser una gran mentira, no volví en un parpadeo.

Aunque ya estaba decidido a ir a hablarle, llegar a ella era mucho muy difícil; así que tuve que irme metiendo entre la gente, centímetro a centímetro, aprovechando los empujones que siempre ocurren antes de los conciertos.

Me tardé como 20 minutos en llegar a donde estaba la güerita, gracias, en parte, a que los Nopaloides no me dejaban pasar, y estaban haciendo todo lo posible para abrirme.

Por puro ego, decidí que ningun tipo así de feo me iba a abrir, así que cada que podía, les metía un gancho al riñon o un rodillazo en los huevos. Sorprendentemente, la táctica resultó efectiva.

Lo mejor de todo es que no me había abierto paso cínicamente, y por eso mismo no le había revelado mis intenciones a la güerita. Hice que todo fuera discreto y pareciera un accidente.
Al final, un buen codazo en la nariz hizo que el Nopal se abriera los 5 cm que yo necesitaba para llegar.

Ya, por fin, había llegado a mi destino, pero ahora no sabía que decir.
Gracias a Dios, justo en ese momento, todos empujaron hacia adelante, haciendo que los que estábamos más cerca del escenario casi nos cayéramos.
La güerita perdió el equilibrio, ¿y saben quién estaba convenientemente posicionado para detenerla y salvar el día?
El Nopal.
Pero yo lo empujé y salvé a la güerita de todas formas.

Ya con eso, tenía pretexto para hablarle. Y eso hice, por los siguientes 15 minutos.
Se llamaba Caleigh, y era de Alemania.

Después de mucha plática sin sentido, le pedí su mail.
Ella me volteó a ver sorprendida, y me dijo, en un pésimo español: "¿y por qué crees que te voy a dar mis datos si te acabo de conocer?"
Sin una respuesta coherente a la mano, le dije lo primero que me vino a la mente:
"Porque... ¿Jesús me ama?"
Se me quedó viendo en silencio, y después se rió con una hermosa hermosa risa extranjera.
Me dió su mail y su teléfono.

Ya que lo había logrado, decidí que era buen momento para regresar con mis amigos, así que me despedí de ella diciéndo "ya me voy, porque tu amigo el feo está a punto de madrearme".
Ella me sonrió con su perfecta sonrisa europea, y me dijo "¿qué?"; y yo, siendo el Don Juán que soy, le contesté: "nada, te veo después".
¡Rawr!

Emprendí mi proceso de regreso, lo más rápido posible, y en el camino, me encontré con un amigo que no veía desde secundaria. Después de la obligatoria plática incómoda de 3 minutos, le pedí que me empujara para que pudiera pasar a donde yo creía que estaban mis amigos, porque la verdad ya estaba perdido.

En el camino me encontré a OTRA amiga, pero a ella no la veía desde primaria.
Me pasó su mail, y yo seguí mi odisea.

Después de como 10 minutos de empujar y empujar, yo ya estaba rindiéndome, cuando en eso escuché un grito marica; y cuando voltée a ver, era mi amigo Rafaél, a menos de 5 metros de mí.
Llegué, sudado y cansado, pero feliz de haberle podido callar la boca a Omar, porque mi vida no tendría sentido alguno si no pudiera probarle a un tipo que acabába de conocer hacía menos de 6 horas que ningún Nopal es mejor que yo.

Rafaél me volteo a ver, sorprendido de encontrarme después de que me había perdido hacía más de una hora; y yo lo saludé con un rotundo: "¡A huevo! ¡Nombre, mail y teléfono, papá!"

Como a los 3 minutos, se apagaron las luces y salieron los teloneros. Había regresado justo a tiempo. Dios está de mi lado.

Los teloneros eran The Secret Machines, y es la banda más aburrida que he visto en mi vida.
Nada más tocaron 5 canciones, pero cada canción duró como 7 minutos.
Por fin se fueron.

Todo estaba poca madre: yo tenía un lugar realmente envidiable, estaba junto a mis amigos, y ya iba a empezar el concierto.

Al ratito comenzó a sonar Fuckin' In The Bushes, y la gente empezó a brincar toda emocionada.
Y fue ahí donde me di cuenta de algo:
Nunca jamás había ido a un concierto donde hubiera más gente.

Neta estaba horrible, era como si hubieran tomado la estación del metro Hidalgo a las 8 de la mañana, y le hubieran metido el doble de gente.

Oasis empezó a tocar Rock N' Roll Star, y a mi me valió madres que no hubiera espacio ni para respirar, yo brinqué como si brincar estuviera de moda.
El problema fue que a la mitad de la rola, me di cuenta de que ya había perdido a mis amigos, y el mar de gente ya me había arrastrado a quién sabe dónde.

Así pasaron 2 rolas más, y yo ya no estaba pudiendo más; neta había demasiada demasiada gente, ya me estaba sintiendo mal.

Pensé en salirme, pero me di cuenta de que no había forma de salir, no había para dónde moverse.

Afortunadamente, diversión no me faltó.
Junto a mí había un tarado que había llevado a su hermano de como 11 años, y el pendejo quería cargar a su hermanito para que viera mejor.
"Ni madres", pensé yo; "si yo no veo, este cabrón menos."; así que cada vez que el chavo trataba de cargar a su hermanito, yo metía el codo justo donde le estorbaba y ya no podía mover los brazos para levantar al pequeño bulto.
Hice eso como 8 veces, hasta que el güey se rindió.

Pasaron como otras 3 canciones, y yo ya no podía ni cantar, neta me estaba sintiendo bien mal; así que simplemente me dejé llevar por el mar de gente, y al poco rato, llegué a un lugar un poquiiiito más despejado.
El único problema, era que había un gordo de mierda que tenía su codo en mi espalda.
No pensé que hubiera mucho inconveniente, hasta que después de un rato me di cuenta de que me dolía la espalda de una forma ojete.
Tratando de evitar mayor dolor, le clavé el codo en su enorme panzota, lo más fuerte que pude. Después de 2 minutos, el wey se tuvo que salir de la pista porque dijo que ya no aguantaba el dolor. O bueno, eso gritaba mientras le pedía permiso a la gente para que lo dejaran salir.

Me volví a meter al mar de gente, y me volví a perder en la marea; y deambulé por ahí como 4 rolas más; y justo en eso, Oasis empezó a tocar The Masterplan; una rola que neta me pega bieeeeen cabrón.

Yo canté (o más bien grité) a todo lo que daba, y como a la mitad de la canción, sentí que me agarraban la cintura.

Inmediatamente pensé que era algún puto tratando de camaronearme, pero cuando voltée a ver, resultó ser Caleigh. Yo sonreí como estúpido embobado, y ella me dijo, ahora en inglés: "Pensé que ya no te iba a encontrar, todo debe ser parte del Masterplan, ¿no?", y entonces me dió un beso en la mejilla.
Como no se me ocurrió nada que decirle, nada mas le sonreí con cara de tarado, y nos pusimos a cantar juntos.

Después me dijo que se había escapado del Nopal y sus amigos (bueno, ella les dijo "the ugly guy and his friends") y que la verdad le daban un poco de miedo. Yo me reí mucho, y estaba pensando "¡a huevo! ¡ya no me vuelvo a mover en todo el concierto!"; peeeero claro, todo lo bueno tiene que acabar, y entre tanto movimiento de olas y olas de gente, me empecé a alejar de ella, así que ya nada más le alcancé a gritar "¡MSN!", y ella asintió con la cabeza.

Y yo volví al mar de gente. Coño.

Fue ahí cuando pasó otra cosa que me sacó de pedo: mientras yo apañaba un lugar que había dejado tras de sí una gorda de mierda (equivalente como a 5 lugares de gente normal) que también se había salido porque se sentía mal; me encontré de frente con una amiga de prepa; y ella me reconoció y me abrazó.
Fue ahí cuando le dije (gritando): "¡No mames! ¡Todo el mundo vino al concierto de Oasis!"
Y en eso, escuché una voz junto a mi amiga que dijo: "sí, todo el mundo".

Voltée a ver quien era, y me quedé frío. Y eso es mucho decir, porque había tanta gente y hacía tanto calor, que estaba sudando como pueeeeerco.
Era mi exnovia/novia/exnovia/novia/exnovia/novia/exnovia, con la que duré 2 años y medio y a la que no veía desde hace un chingo.

Fue un momento... ligeramente incómodo, porque no acabamos en los mejores términos; pero el concierto estaba tan chido, y había pasado tanto tiempo desde que ocurrieron todos los desmadres entre nosotros, que ya ni siquiera sentímos rencor.
Platicamos como 2 minutos, y me dijo que si algún día quería, le hablara para tomarnos un café, porque había muchas cosas que teníamos que hablar.
Yo accedí a hablarle uno de estos días, pero decidí que irme de ahí era lo mejor, porque pasar el resto del concierto junto a ella hubiera sido muy freaky.

De nuevo, me metí con la gente y antes de darme cuenta, ya estaba casi del otro lado del escenario. Lamentablemente, ya me estaba sintiendo mal otra vez.

Estaba madreadísimo, llevaba cerca de 10 horas parado, y no había desayunado, comido, ni cenado nada; además, en todo el día sólo había tomado como 2 vasos de agua, y había sudado litros y litros; así que sentí que estaba al borde de la muerte.

Hacíendome para atrás de forma milagrosa, llegué a un pequeño clarito donde casi no había gente, tal vez porque ya estaba bien lejos del escenario.

Ahí me quedé un rato, en lo que la banda acababa de tocar, se metían a backstage, la gente los llamaba para el encore y todo eso.

Salió Noel Gallagher con una guitarra acústica, y yo supe lo que iba a pasar: Don't Look Back In Anger.
Esa canción me iba a hacer llorar.

Desde que estábamos haciendo fila para entrar, yo me empecé a mentalizar: cuando tocaran Don't Look Back In Anger, no le tenía que marcar a ella.

Empezaron a tocar, y yo estaba cantando con todo el sentimiento del mundo, y las lágrimas se me escurrían por la cara con una facilidad impresionante.
Neta estaba chillando cual Magdalena.
Cuando cantaron la frase de "You ain't never gonna burn my heart out", yo me puse a chillar más fuerte que nunca, y mi voluntad se fue a la mierda; le tenía que marcar a la persona que debería de haber ido al concierto conmigo.

El coro estaba a punto de empezar, y yo ya estaba a punto de marcarle, cuando pasó algo que neta pareció salido de telenovela:

Estaba metiendo la mano al pantalón para sacar mi iPhone, cuando alguien me agarra el brazo, y me dice al oído:
"No le marques, no la cagues".

Voltée a ver qué pedo, y me encuentro con una de las niñas más importantes de mi vida; la niña a la que llevaba más de un año sin ver; la de los momentos Claudescos.

Ella también estaba llorando, y me dijo: "te vi desde hace rato, pero no te había querido venir a saludar porque no sabía si te iba a parecer o no; pero cuando empezaron a tocar esta canción no lo pude evitar, creo que llegué justo a tiempo, ¿no?"

Yo seguía completamente estupificado por todo lo que estaba pasando; neta a veces creo que mi vida es una novela del canal de las estrellas; porque lo que acababa de pasar no podía haber estado mejor planeado ni con intervención divina.

Lo único que pude decirle fue: "¿cómo sabías que le iba a marcar?"

Me contestó que se había enterado que yo acababa de cortar, y que sabía lo difícil que todo esto debía de ser para mí, y que también sabía que marcarle ahorita no iba a ayudar en nada.

Yo la vi con lo que seguramente fue una mirada de profunda gratitud; y ella me dijo "oye, te dije que siempre te iba a estar cuidando, ¿no?"

Todavía estupefacto la abracé, y cantamos juntos Falling Down y Champagne Supernova.

Después me dijo que tenía que regresar con sus amigas, porque si se acababa el concierto y no las encontraba, iba a dormir en la calle.
Me dijo que si un día estaba libre, que le marcara, y que podíamos salir a algún lado.

Se fue tan rápido como apareció; y yo decidí encontrar a MIS amigos, porque el concierto ya estaba por terminar.

A lo lejos, vi una bandera de Inglaterra, y supe que alguien tan ridículo sólo podía ser Rafaél, así que emprendí viaje.
Justo cuando acabo I Am The Walrus, encontré a mis amigos, al tiempo que se prendían las luces.

El concierto ya había terminado, y habían pasado tantas cosas que todavía no las acababa de comprender.
Entre la gente me encontré a Omar; y me dijo "¿qué pasó carnal? ¿si hubo aplique con la güerita?"; y yo, orgulloso, le pude contestar: "¿Con Caleigh? Sí, aquí tengo su telefono"

Omar rió alegremente y me dijo "¡a hueeeevo, ése es mi chaparro chingada madre!"

Después, madreadísimos, ya emprendimos el retorno, pasando a cenar y a hacer Pit Stop a casa de Rafaél; para después yo poder llegar a mi casa y dormir las pocas horas que me quedaban antes de tener que despertarme para mi exposición de las 7 de la mañana.

Amanecí adoloridísimo, torcido, lastimado y cansado; pero no me queda ninguna duda: valió la pena.
Cada segundo.

Es el mejor concierto al que he ido.

Lo mejor de todo es que tengo el teléfono de una extranjera preciosa a la que estoy casi seguro de que le gusto.
No sé si vaya a hacer algo al respecto, porque ahorita estoy tratando de tomarme un tiempo para mí; para resolver unas cuantas cuestiones existenciales que traigo colgando desde hace rato; pero de todos modos; el ego boost nadie me lo quita.

Best... concert... ever!



PD: Si quieren leer una reseña del concierto, Our Kid escribió una muy buena aquí.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Mi ego ha sido lastimado

Hace un rato, me encontraba yo regresando a mi casa, después de una de mis tantas aventuras por la ciudad de la esperanza; cuando me pasó algo que hirió mi ego y mi autoimagen.

Ya muy muy cerca de mi hogar dulce hogar, me di cuenta de que había una viejecilla pidiéndo dinero afuera de la iglesia; e inmediatamente me compadecí de ella, ya que desde que mi abuela pasó al afterlife, ver a una anciana pobre me da mucha cosa; así que siempre les acabo dando más dinero del que debería; porque a fin de cuentas creo que yo soy más pobre que ellas.

En fin, el caso es que yo ya estaba sacando el único billete que tenía en mi cartera, y que, jodidamente, era de a veinte; y cuando me acerqué un poco más a la anciana, pude escuchar lo que decía.
Un señor trajeado iba caminando unos pasos adelante de mí, así que la señora le pidió dinero un poco antes.

Le dijo, en tono lastimero, algo como: "Señoooooor, ¿no me quiere usted hacer el favor de darme una moneda por favooooor?"
El señor la ignoró, culeramente; y yo me sentí todavía peor por la pobre viejita.

Y entonces llegó mi turno, la señora volteó a verme, y yo ya le estaba sonriendo, a punto de estirar la mano para darle el poco dinero que tenía; cuando la señora me dijo:

"Señoriiiiita, por favor ayúuuuuuudemeeee..."

Me quedé completamente quieto mientras la sonrisa se borraba de mi cara y yo veía a la viejita con cara de asombro.
Ella, creyendo que me había detenido para escuchar su historia, me volvió a pedir ayuda:

"Por favor señorita, no sea mala, regáleme una moneeeeeda"

Yo abrí la boca, confundido.
Ella lo interpretó como interés, y una vez más me dijo:

"Señorita, no le pediría dinero si me quedara otra opción..."

Justo cuando iba a decirle en mi voz más varonil que yo no era ninguna señorita, me di cuenta de que el momento para reclamar había terminado en el instante en que me dijo señorita por segunda vez; así que simplemente bajé la viste, le di el billete, y me alejé caminando rápidamente; sintiéndome profundamente maricón.

Llegué a mi casa, indignado y echando pestes; y cometí un grandísimo error: le conté mi historia a Andrés, el italiano; esperando que él me hiciera sentir mejor y borrara de mi mente cualquier duda que pudiera existir acerca de mi virilidad.

Oh no, eso no pasó.

Andrés se rió fuertemente, mientras me dijo que eso me pasaba por traer el pelo largo.

"Huevos", le contesté yo, en una gran muestra de mi agudo intelecto y rápida capacidad de reacción.
No importaba si Andrés no me hacía sentir mejor, de todos modos, siempre he dudado de que sea mi verdadero padre.

Corrí a los brazos de mi mami, seguro ella comprendería mi dilema y me diría algo que me haría sentir mejor, como sólo las mamás pueden hacerlo. Dios bendiga a Norte América.

Mi jefa también se rió a mis expensas, y me dijo algo que me hizo sentir todavía peor.
Aparentemente, hace un par de años, ella fue a recoger unas fotos tamaño infantil que mi extremadamente exigente escuela me había pedido; y en el momento en que le enseñaron las fotos para que comprobara que esas eran las que quería; la señora que estaba atrás de ella le dijo:
"¡Ay señora, pero qúe bonita hija tiene!"
Y claro, mi mamá, en vez de indignarse y golpear a la otra mujer, nada más rió y la corrigió amablemente.

Así que, después de escuchar esa historia; ya no me quedó ninguna duda:
Parezco una señorita.

Todavía, y para acabar de echarle sal a la herida, mi progenitora me dijo: "¡pero eso no es malo! ¡significa que tienes rasgos finitos!"

Caray, muchas gracias mamá.

Así es que, señores lectores imaginarios, si alguna vez van caminando por las calles del DF y ven a una chica atractiva, por favor, antes de que su mente debraye en todas las puercadas que le harían; tómense un segundo para pensar que esa chica linda tal vez soy yo, y no me gustaría que me hicieran puercadas. Pero si las TIENEN que hacer, sean gentiles, me lastimo con facilidad.

Y señoras lectoras imaginarias, si están lindas y alguna vez han considerado probar el lesbianismo, yo conozco a una muchachita sexy con unos desgarradores ojos verdes dispuesta a ayudarlas a cumplir su sueño.
¡Rawr!

martes, 18 de noviembre de 2008

Mutaciones del idioma

Disculpen, lectores imaginarios, si mi ortografía no es la mejor del mundo, o si el post es un poco más corto que de costumbre; pero es que hoy en la madrugada el frío tocó a las puertas, y ha estado de arrimado desde entonces; y, como algunos de ustedes saben, mis dedos y el frío no son los mejores amigos; entonces ya que no pude despegarme de las inmisericordes teperaturas bajas, mis dedos están en pseudo huelga.

Ahá, todo eso fue para decir que tengo frío.

Pero en fin, retomando.

Hoy en la mañana, en una hora de aburrición de las que abundan en mi escuela, decidí jugar Tetris en mi iPhone, pero después me acordé de que Tetris ya me había aburrido, así que mejor me metí a internet.

Mientras evaluaba si abrir una página de zoofilia era buena idea (pero no era por mis perversiones, no no no; era para asustar a una amiga persinada); abrí Yahoo! sin darme cuenta, y una noticia me llamó la atención.

La palabra "Meh" acaba de ser agregada al diccionario de la lengua inglesa.
En vez de emocionarme, porque meh es de mis palabras favoritas; simplemente me encogí de hombros y dije "meh, ya era hora".
Y ese es un gran ejemplo del valor de dicha palabra; no hay ninguna mejor para expresar ligero aburrimiento/desinterés/indiferencia/abo.

Y poniéndome a reflexionar un poco, Meh ha sido mi fiel compañera durante años de actitud nihilista, y ha estado a mi lado en los momentos más indiferentes de mi vida.

- Oye, ya van a ser los 15 años de tu prima y va a hacer fiesta.
- Meh, bien por ella.

-¡Mira, me encontré 50 centavos tirados!
- Meh, felicidades, ahora eres un Bubbaloo más rica.

- Güey, ¿te enteraste que Mariana está embarazada?
- ¿Mariana la obesa? Meh, nunca falta un valiente.

- ¿Sabes si mañana es el examen de psicología?
- Meh, nadie me garantiza que no voy a morir durante la noche.

- Señor, tiene usted 3 puntos menos por faltarle el respeto a su compañero tartamudo.
- Meh, meh, meh parece gracioso que no pueda hablar bien.

Oh sí.
Batman tiene a sus 4 Robins, yo tengo a mi Meh.
Y mi Meh es mucho menos homosexual que Robin, y que cualquier otro sidekick sesentero.

Excepto Lassie, no hay forma de ganarle a ese perro.
¿Saben por qué?

Porque yo nunca voy a poder decir:
"¿Qué pasa Meh? ¿Problemas en el viejo molino? ¡Corre! ¡Corre por ayuda muchacho!"

sábado, 15 de noviembre de 2008

Stop crying your heart out

Y así, lectores imaginarios, el ciclo de la vida da otra vuelta.
Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, nos reproducimos, y nos petateamos.

Y esa fue mi forma de decirles a ustedes que acabo de hacer mi "triunfal" regreso a la soltería.
Yo sé que no tiene nada que ver, pero la mayoría de las cosas que hago no tiene nada que ver con nada más.

En fin, después de un año y medio, soy soltero otra vez.
Y no aprovecharé mi überlog para ventilar mis asuntos ni para llorar mis penas, porque yo sé aprender en cabeza ajena; y noté que a un amigo que hizo precisamente eso, las cosas no le salieron nada bien.
Les prometo, lectores imaginarios, que no tendrán que escuchar mis emo-sidades mucho tiempo; es esta vez y ya.

Lo que sí, es que yo sé que a veces ella lee mi überlog; así que lo que haré en este post será darle las gracias.

Gracias.

Gracias por todas los momentos que pasamos y por las pendejadas que hicimos.
Gracias por todos los helados de uva que nos recordaban a nuestra infancia.
Gracias por todas las 3 temporadas y media de House que vimos en tu sillón, y gracias por aguantarme cuando a huevo quería discutir a la mitad del capítulo.
Gracias por tolerar mis mamonerías, yo sé que a veces no soy fácil. Muchas veces. Casi todas, en realidad.
Gracias por romper corazas, siento que soy mucho mejor persona ahora.
Gracias por todas las llamadas sin sentido, gracias por los mensajitos cursis, inclusive gracias por los pleitos pendejos que teníamos a cada rato.
Gracias por burlarte de mí cuando no supe pedir tu té ridículo en Starbucks.
Gracias por enseñarme que tengo corazón, por más que quiera ocultarlo.
Gracias por mi Ninja de peluche, estoy seguro de que te va a extrañar mucho.
Gracias por mi collar de Peter Petrelli, y gracias por acompañarme a hacerme mis 2 tatuajes geeks y ridículos, no quisiera habérmelos hechos con nadie más que tú.
Gracias por todas las galletas de chocolate, y por los kilos y kilos de palomitas; y los Dr Pepper tibios que tanto me daban repele.
Gracias por no mandarme al diablo cuando yo veía estelas rojas atrás de las esferas de tu árbol.
Gracias por seguirme el juego en todas las pendejadas que se me ocurrían, eso significaba más para mí de lo que jamás te vas a imaginar.
Gracias por demostrarme que siempre ibas a estar cuando te necesitara, y sé que lo vas a seguir estando.
Gracias por soportar mis contradicciones, que yo sé que eran un chingo.
Gracias por ver películas mucho muy malas conmigo, aunque no hayan valido la pena, estar contigo lo compensaba todo.
Gracias por ser la vocalista de mi banda de pseudo-rock de juguete; eres la mejor que he conocido.
Gracias por acompañarme cuando yo me sentía súper rock star, ese día fue de los mejores que he tenido.
Gracias por ponerte disfraces ridículos en Halloween, sólo tú hubieras hecho eso por mí.
Gracias por las buenas y por las malas, todo siempre estuvo chido mientras estuviéramos juntos.
Gracias por todo Dzz.

En serio, gracias.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Y así me gano el odio del prójimo

¿Qué creen, queridos lectores imaginarios?
Así es, están en lo correcto, es momento de que les cuente otra historia sin sentido que tendrá un final irrelevante; pero, ¿saben qué?; será interesante.
¿Por qué?
Porque trata acerca de mi vida; y con Dios como mi testigo, soy la persona más interesante que conozco. Es más, me atrevería a decir que mi mundo gira alrededor de mí.
Así de chingón soy.

En fin.

El otro día, estaba yo sentado frente a este mismísimo monitor, matando el tiempo en lo que esperaba a que algo interesante pasara (que por cierto, nunca pasó); y en eso, mi MSN me avisó que me había llegado un mensaje de correo electrónico.

"¡Excelente!", pensé yo, "¡esto debe de ser algo interesante!".
Con presteza, le di clic a la ventanita, para que me llevara directamente al nuevo mensaje que acababan de mandarme, a mí, específicamente.

Cuando mi pantalla desplegó la información de ese correo, perdí todo el interés. Era un mail cadena. No era dirigido a mí, específicamente.
Estaba dirigido a más de 70 personas.
Caray, y yo que esperaba un mail del gobernador diciendo que la ciudad necesitaba mi ayuda para resolver un problema de suma importancia...

Como sea, a falta de cosas interesantes qué hacer, me puse a leer el mensaje.

Era uno de esos mails que pedían ayuda para salvar a una persona.
Volví a ver quién me había mandado el mail y pensé: "puta madre, debí de haberlo visto venir..."

El remitente era una vieja gorda y ridícula, de esas que se creen todas tiernas, y pegan estampas de haditas y Bob Esponja por todos lados.
Es más, la tipa se cree tan pero tan adorable, que una vez la escuché decir: "¡Ay! ¿No me amas? ¡Si me muerdes, seguro te da diabetes!". Juro por la tumba de Duane Allman que eso dijo.
Obviamente, me cagué de la risa en su cara, y voltée para decirle a un amigo: "no creo, pero seguro te da un infarto, tanta grasa saturada no puede ser buena".
Mi amigo rió y me contestó: "pues eso te pasa por andar mordiendo gordas; neta, ¡qué asco! como si alguien de verdad quisiera morder semejante colota..."

Reímos alegremente, sólo para voltear y darnos cuenta de que la gorda había escuchado todo lo que dijimos. La discreción nunca ha sido uno de mis puntos fuertes.
En fin, eso le pasa por gorda.

Regresando a la historia.

El caso es que esta gorda es muy ridícula, y por tanto, manda mails ridículos.
No recuerdo EXACTAMENTE lo que decía el mail, pero era algo así:

"Hola, me llamo Evita Dolores de Hoyo, y tengo parálisis cerebral.
Mis papis me han dado todo lo que han podido, pero mi enfermedad necesita tratamientos muy caros; y además, el mes pasado me diagnosticaron leucemia.
Mi mamá llora todas las noches porque está desesperada y no sabe qué puede hacer para salvarme la vida. Mi caso es tan grave que ya tuvieron que amputarme los dos brazos, y si no me mejoro, me tendrán que cortar las piernas...
Yo sé que Diosito me puede curar, así que te pido que por favor reces una oración para que me cure; y después le reenvies este mail a tu lista de contactos.
Si suficientes personas rezan por mí, me voy a salvar, porque Diosito no me va a dejar sóla.
¡Gracias!"

Claro, yo lo escribí bonito, pero el original venía atascado de faltas de ortografía e imágenes de haditas que brillaban. Además tenía una musiquita toda chafa; como un tono polifónico de a dos varos.
Abajo del mensaje venía algo que había escrito la gorda, diciendo que no nos costaba nada rezar por ella, y que Dios no la iba a abandonar.
Ah, y que había que ser muy mala persona para no tomarse los 3 minutos que requería mandar el mail a nuestra lista de contactos.

Yo medité un poco, y dije en voz alta: "tienes toda la razón, gorda de mierda, no me cuesta nada tomarme 3 minutos; es más, me tomaré 5"

Así que, le piqué el botón de reenviar, para que el mensaje que escribiera se mandara a la gorda y a todos sus contactos.

Abajo de lo que había escrito la gorda ridícula, yo escribí:
"No se molesten en rezar por ella, es evidente que Dios no la ama.
Es más, seguro la odia, miren que vida más jodida tiene. Seguro fue nazi en su vida anterior."

Mandé el mensaje, esperando que con eso, me dejaran de llegar mails cadena cristianos y ridículos.
Sin embargo, lo que nunca me esperé, fue que la gente se ofendiera tanto por lo que dije.

Al otro día, tenía más de 30 mails de odio en mi bandeja de entrada.
La mayoría decían que me iba a ir al infierno, y que la retrasada con muñones era mil veces mejor persona que yo.
Otros más me decían que Dios nunca me iba a perdonar; y un mail, el mejor; era una amenaza de muerte.

Me tomé media hora de mi vida para contestar a todos los mails, en su mayoría con un: "Gracias herman@, tu mensaje me ha hecho darme cuenta del error que cometí; ahora dedicaré mi vida a hacer la voluntad del Señor y matar personalmente a los niños defectuosos. Dios me dijo que les había mandado la enfermedad para que murieran y lo acompañaran en el reino de los cielos; pero que no podía esperar, así que me encargó la tarea de tomar un cuchillo y apurar la tarea. Jesús te ama, herman@."

Durante los siguientes días, seguí recibiendo muchos mensajes de odio, indignación; y alguno que otro anuncio de Viagra.

Eventualmente todo el asunto me dejó de parecer entretenido, así que en vez de contestarles personalmente, me limité a adjuntar imágenes de pornografía de monjas.

Afortunadamente, la gorda no me volvió a mandar ningún mail; así que creo que yo gané.

Si Dios existe, seguro encontró todo el asunto profundamente jocoso; y si no existe, entonces aprovecho la oportunidad para suplir la vacante.

Así es señores, soy el nuevo Dios.
¡Orgías eclesiásticas para todos!

sábado, 8 de noviembre de 2008

La liga de los ojetes

Queridos lectores imaginarios, la historia que estoy a punto de contarles es 100% verídica, y ninguna parte fue exagerada; ya que, es tan ridícula por sí misma, que no necesita ser exagerada para ser interesante.

Antes de empezar a contarles lo sucedido, quiero hacer la aclaración de que todo esto pasó hace mucho tiempo, en una de mis peores épocas; yo era un hijo de puta, y no estoy orgulloso de nada de lo que pasó.
Lo único bueno que me dejó toda esta serie de eventos, fue un montón de historias que contar.

Los nombres de las personas involucradas han sido cambiados, para no quemar a nadie, porque la neta, viéndolo con un poco de objetividad, nos ganamos el infierno. No es que nos hubiéramos ido al cielo de todos modos, pero eso no quita que hayamos actuado mal.

Ahora, sin más preámbulos, les traigo a ustedes una historia real:

Un día veraniego, hace alrededor de 4 años, me encontraba en la escuela, sentado con mis amigos, perdiendo el tiempo mientras nos esforzábamos en no quemarnos las neuronas.
Sin darme cuenta del por qué, yo dije:
"Me pregunto qué es lo peor que alguien puede hacer, así como lo más ojete..."

Ninguno de los 6 huevones presentes sabíamos que esa frase iba a afectarnos en una forma tan grande; algo así como un efecto mariposa que sólo traería llanto y desesperación. Y también muchas risas, pero risas ojetes.

Uno de mis amigos, que a partir de ahora llamaremos Librorojo, dijo: "pues... no sé, ¿robarle un dulce a un niño?".
Otro de nosotros, El Lingeroso, exclamó que ninguno de nosotros se atrevería a hacerlo.
Zapatosgrandes, dispuesto a probarle a El Lingeroso que se equivocaba, dijo que él sí se atrevía, y nos llamó maricas a todos los demás.

La cuestión se nos olvidó por unas horas, pero saliendo de la escuela, mientras caminábamos hacia el metro, El Lingeroso gritó como niñita emocionada: había visto a un niño de como 6 años con una Tutsi Pop en la mano.
Otro de nosotros, Nazareno, le recordó a Zapatosgrandes lo que había dicho unas horas antes.

Animado por la mezcla de frases motivantes y burlas detrimentes, Zapatosgrandes corrió hacia el niñito y le robó la paleta.

Mientras todos lo mirábamos, entre sorprendidos y arrepentidos; Zapatosgrandes celebraba su victoria unos metros más adelante.
Claro, el karma no se haría esperar mucho tiempo, y un policía lo agarró. Después de un regaño de 15 minutos y 120 pesos de mordida, nuestro amigo recuperaría su libertad.

Cuando Zapatosgrandes regresó, triunfante, a donde estábamos todos los demás (porque claro, nadie se acercó a él mientras estaba con el policía), Librorojo lo felicitó, pero después dijo que seguro eso no era lo más ojete que alguien podía hacer en esta vida.

En otro de mis grandes momentos de inspiración, yo abrí mi bocota, y dije: "pues entonces, ¿qué tal si hacemos algo así como un torneo? el que haga la cosa más ojete es el macho alpha, y sólo podrá ser destronado por alguno de nosotros que haga una cosa aún más ojete."
Mis amigos me miraron con una cara de sorpresa que pronto pasó a ser de emoción.

Lo más jodido del asunto fue que en cuanto lo acabé de decir, supe que las cosas no iban a acabar bien para nadie; pero el daño ya estaba hecho, todos aceptaron el pacto; y así, nació la liga de los ojetes.
Claro, para evitar daño severo a personas inocentes, se estableció una única regla: sólo podríamos hacer ojetadas a las personas que nos hubieran hecho daño a nosotros. De esa forma, calmamos nuestra conciencia, y nos refugiamos en la falsa creencia de que beneficiábamos al mundo con nuestras estupideces.

Con Zapatosgrandes como nuestro rey, los demás empezamos a pensar en cosas que podíamos hacer para ganar el trono, y el título del más ojete y menos marica.

Ahí empezó a ocurrir una cadena de malas decisiones que definitivamente terminaron mal (pero no por eso dejan de hacerme gracia).

El Lingeroso, dispuesto a probar que era mejor que Zapatosgrandes, fue el primero en hacer algo: se esperó a la semana de exámenes para robarse la mochila de la más ñoña del salón, y prenderle fuego. Obviamente se ganó el título de macho alpha.

Viéndolo con perspectiva, neta me arrepiento de todo lo que hicimos, porque no hay excusa para haberlo hecho; pero en ese entonces, lo justificamos diciendo que esa ñoña nos había hecho la vida imposible varias veces, acusándonos con los maestros cada vez que hacíamos algo (y causando la suspensión de un amigo).

El siguiente en hacer una culerada fui yo: corté por MSN a mi entonces-novia, pero el catch era que no podía decirle ninguna frase que no estuviera en alguna canción de José José; después imprimí la conversación del cortón, y la repartí por la escuela.
En mi defensa, siempre estuve convencido de que ella me ponía el cuerno.

Afortunadamente, puedo decir que mis malas acciones no llegaron más lejos que eso. Digo, si no contamos todas las veces que yo secundaba a mis amigos en sus pendejadas, para ver hasta dónde llegaba ese desmadre.

Y así siguió pasando el tiempo, y empezamos a hacer cosas cada vez más crueles; como orinar en el coche de un maestro, embarrar caca de perro en la mochila de un niño Abercrombie; y muchas otras cosas más.

Una de las cosas más memorables, fue cuando mi amigo Cosmético, se acercó a una gorda que estaba profundamente enamorada de él desde hacía un año, y le dijo: "oye, ¿quieres andar conmigo?" y cuando la gorda, muy emocionada, le dijo que sí; Cosmético le contestó: "pues yo no, estás muy gorda".

Después de que la tipa llorara muchas lágrimas de salsa, entró en un pedo de depresión bastante agudo; y nos sentiríamos mal, si no fuera porque gracias a eso enflacó como 40 kilos. ¿Lo ven? Mejoramos al mundo.

En fin, conforme lo que hacíamos se volvía más elaborado, decidimos que necesitábamos una nueva forma de determinar al ganador, así que creamos al "consejo", que éramos, básicamente, los miembros originales de la liga de los ojetes (porque se me olvidó mencionarles que a mucha gente le hizo gracia nuestro pequeño experimento, y para ese entonces, había alrededor de 15 personas haciendo ojetadas por el mundo), y que asignábamos puntos a los actos cometidos por los demás, y después los apuntábamos en una tabla para ver quién iba ganando.

Fue en una reunión del consejo, en que yo les dije a los demás: "carajo, esto neta no va a terminar bien, de hecho, creo que no va a terminar hasta que alguien acabe muerto".

Y aquí, lectores imaginarios, es donde la cosa se pone truculenta.

Verán, antes de llegar al plato fuerte de todo esto, permítanme explicarles un poco del back story:

Ipso Facto, otro de nosotros, siempre decía que su única meta en la vida era impactar la vida de alguien más, de tal manera que esa persona nunca, NUNCA lo pudiera olvidar.
Siempre dijo eso, y de hecho, lo repetía como cada tercer día.

Pues daba la casualidad, de que Ipso Facto tenía una novia, que llamaremos Solsticio.

Solsticio era una grandísima perra; de esas que todo el tiempo está quejándose de algo, con una voz gangosa y molesta; de esas que tienen un montón de amigas gordas que nunca están conformes con nada; de esas que nunca entienden cuando están haciendo comentarios pendejos; de esas que le lavan la mente al novio para que piense que sus amigos la ponen en contra de ella; de esas que le dicen a su novio que sus amigos son una pésima influencia (aunque, en este caso sí era cierto); en fin, era una completa hija de puta.
Sin contar que además, trataba a su novio como si fuera basura; siempre le gritaba y lo humillaba delante de todos.

Y también daba la casualidad de que Solsticio era virgen, y ya estaba a punto de cumplir un año de andar con Ipso Facto.

Ipso Facto estaba hasta la madre de Solsticio, pero no la cortaba porque, cito: "no ha aflojado, y me cago si ya pasé un año con ella y me voy antes de que afloje".

Pues bien, ahora que la back story ha sido establecida, es momento de contar la verdadera anécdota:

Un día, mientras el consejo se reunía para asignar los puntos; Ipso Facto declaró: "el viernes cumplo un año con Solsticio, y todas las señales apuntan a que es la gran noche".

Todos lo vimos con cara de poco interés, y cuando nos disponíamos a regresar a lo que hacíamos, nos dijo: "y eso significa que el viernes es el día que tomo el trono de la liga de ojetes, y reclamo mi merecida posición de macho alpha".
Eso, definitivamente nos llamó la atención.

Así que, ese mismo viernes, el escenario estaba puesto para lo que sería una noche que jamás olvidaríamos: un amigo cumplía años, y todos habíamos ido a su fiesta, incluyendo Ipso Facto y Solsticio.

Lo bonito de la casa de mi amigo, es que estaba sóla, y disponía de muchos cuartos desocupados. El rumor de que Ipso Facto estaba planeando algo se había difundido por todos lados, así que muchos de nosotros estábamos oscilando entre el nerviosismo y la emoción.

Ipso Facto se estaba aplicando: la estaba tratando mejor que nunca, y además los dos se estaban poniendo medio jarras; así que, después de unas horas de espera, Ipso Facto y Solsticio desaparecieron.

Lo que pasó después fue tan confuso, que no me enteré bien bien de lo que había pasado hasta un par de días después; en gran parte gracias a que yo pasé la mayoría de la fiesta peleándome con mi novia/exnovia/novia/exnovia/novia.

Aparentemente, Solsticio, en celebración del aniversario, había decidido que ese día era el momento de perder su virginidad. Después de lo que (cuentan las voces) fueron 8 minutos incómodos, Ipso Facto terminó.

Y fue ahí donde el muchacho reclamó el trono de la liga de los ojetes. 5 segundos después de dar por terminado el asunto, le dijo: "ya no te amo, creo que deberíamos de ver a otras personas".

Literal. 5 segundos después.

Dice Ipso Facto que ella se lo quedó viendo sumamente sorprendida, y entonces él se echó a reir. Cuando ella también se rió, pensando que era una broma, Ipso Facto puso cara seria y le dijo: "no, es neta."

Lo que pasó después fue todavía más ojete, porque Ipso Facto quería consolidar su reinado; y además, había pasado tanto tiempo con Solsticio que necesitaba probar nuevas experiencias (sus palabras, no las mías).

Ipso Facto pasó el resto de la noche ligándose a la niña más fácil que jamás he visto en mi vida, y acabó dándosela, dos horas después de haberle quitado su virginidad a Solsticio, y de haber cortado con ella. Además, para acabarla de joder, Solsticio seguía en la fiesta, así que lo vió todo.

En fin, para no hacerles la historia MÁS larga; Ipso Facto mantuvo su reinado durante cerca de 2 meses, ya que nadie pensaba en nada que pudiera ser peor que lo que él había hecho.


Y pasó el tiempo, y un día, nos enteramos de que el abuelito de El Lingeroso se había muerto, así que, en una admirable muestra de solidaridad; todos fuimos a Gayosso a apoyarlo.

Una vez ahí, nos enteramos la causa de la defunción: El Lingeroso le había querido jugar una broma, así que se puso una máscara de zombie, se escondió en el closet del abuelo, y cuando éste estaba desprevenido, le saltó encima mientras gritaba como demente.

El corazón del anciano no aguantó, y murió en ese mismo momento.

Todos estábamos en el billar de afuera de Gayosso mientras El Lingeroso nos contaba su triste historia; y cuando terminó, estaba llorando desconsoladamente, gritando que él había matado a su abuelo.

En una muestra de tacto característica de mí, le dije: "no mames, qué mal pedo..."

El Lingeroso me miró agradecido de que no me burlara, y me dijo: "yo sé... lo quería mucho..."

Yo lo vi feo y le dije: "no no no, yo digo que qué mal pedo, acabas de ganar el torneo... nadie nunca va a poder superar algo tan ojete como matar a su propio abuelo."

Mientras todos me miraban sorprendidos, yo dije: "¿ya ven? les dije que esto no iba a terminar hasta que alguien acabara muerto..."


Edit: Había quitado este post porque me pareció que ventilaba asuntos que no debían de ser ventilados; sin embargo, después de consultarlo con El Lingeroso, Ipso Facto y Zapatosgrandes; decidí que no tenía nada de malo postearlo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Otra queja de anciano

Hace unos días, estaba viendo futbol americano en casa de mis primos, mentando madres porque los Raiders SIEMPRE pierden, y yo soy ávido fan de los Raiders, precisamente porque siempre pierden, supongo.

Verán, ir en contra de la corriente siempre me ha gustado. Por eso mismo, la temporada pasada ansiaba que los Patriotas perdieran, porque TODOS le iban a los Patriotas. Por eso, también, le voy al Cruz Azul, y todos me ven feo cuando se los digo.

En fin, el caso es que mientras veía a los Raiders tener un pésimo partido, le dije a mi primo: "carajo, estoy seguro de que si yo controlara a los Raiders, ganarían todos los partidos."

Con una nueva meta en la vida, me decidí a probarle al mundo de una vez por todas que si yo lo decía, debía de ser cierto.
Así que me compré Madden para mi Xbox.
Sí, la única forma de medio probarle al mundo que yo tengo la razón, es comprarme un videojuego; ¿o qué?, ¿en serio esperaban que gastara cientos de millones de dólares en comprar un equipo de futbol americano real?

En fin, me compré mi videojuego, y me encontraba muy feliz, dispuesto a hacer que los Raiders ganaran el Súper Tazón.

Los siguientes días no tuve tiempo de jugar, por los exámenes y todos aquellos asuntos que plagan mi vida de adulto contemporáneo responsable; pero después de una corta espera, por fin puse Madden en mi Xbox, y vi mi reloj; "¡perfecto!, puedo jugar una hora antes de tener que ponerme a estudiar", pensé, ilusamente.

El juego empezó, y después de como 10 minutos en los que tuve que registrar mi perfil, escoger un nombre, elegir a mi equipo favorito, escoger las opciones del juego, el dispositivo donde se guardarían mis avances, y demás cosas; por fin llegué al menú principal.
"Ok... eso fue más tardado de lo que esperaba...", me dije, pero de todos modos seguía entusiasmado por empezar a patear traseros de negros virtuales.

Le pico Start, y en la pantalla aparece un video de un gordo canoso, que creo, era John Madden; el mismo señor que le da nombre al juego.
"¡Ah! Viene a darme la bienvenida y a decirme que no tenga piedad, y que destruya a toda oposición de inteligencia artificial, ¡qué amable!", pensé.

Pero no, el señor no tenía ninguna intención de animar mi progreso, sino que me dijo (en inglés): "antes de que puedas comenzar a jugar, necesitas hacer unas cuantas pruebas para ver qué tan bueno eres en el juego, y así podré determinar la dificultad de los oponentes que enfrentarás".

Haciendo una mueca de frustración ligera, acepté; porque de todos modos, ¿qué me quedaba?
Después de 15 minutos de que la máquina me humillara en todas las formas posibles, el test había terminado. El señor gordo y canoso volvió a aparecer en la pantalla, para decirme: "no eres muy bueno, ¿verdad?, necesitas más práctica."

¿Necesito más práctica?, ¿neta?
Tal vez si me dejaran jugar el maldito juego en lugar de ponerme pruebas innecesarias, tendría más práctica, ¿no?
Eso mismo le dije a mi aparato de televisión, pero con palabras más obscenas, claro.

Balbuceando maldiciones para mis adentros, me dispuse a comenzar a jugar, ahora sí.
Elegí el primer modo de juego que pude, escogí a los Raiders, y sonreí un poquito. Ya había perdido 30 minutos de la hora que tenía para jugar, pero no importaba.

Para acabar de mentarme la madre, el señor obeso volvió a aparecer en mi pantalla, y me dijo que antes de empezar a jugar, tenía que hacer mi equipo, eligiendo entre los diferentes jugadores libres que había, pero teniendo cuidado de no pasarme de mi límite de dinero, o algo así.

"No hay pedo, seguro solamente son 11 jugadores, como en futbol normal, ahorita hago mi equipo en fa, y entonces por fin podré jugar", me dije, de nuevo, ilusamente.
Fue entonces cuando descubrí que no sé un carajo de futbol americano, porque junto al nombre del jugador, me salía la posición en la que jugaba, y yo no tenía ni idea de qué significaba eso.

Escogí a un negro que se veía todo malote, y entonces el juego me dijo que tenía que esperar a que se simulara la elección de todos los demás equipos.
Cada equipo se tardaba como 2 segundos, el problema era que habían como 40 equipos.

Dos agonizantes minutos después, volvió a salir la pantalla de elección de jugador, y yo escogí a un tipo con un nombre cagado.
Otros dos agonizantes minutos después, estaba en la misma pantalla.
"¡A la mierda!", le grité a mi tele, y le puse "simular todas las siguientes elecciones".

Simulando elección del jugador #3... #4... #5...
Fui a orinar.

Regresé, bastante después, porque yo orino como caballo, y apenas iba en el #8.
Saqué mi iPhone y me puse a jugar Tetris.
25 minutos después, apagué mi iPhone, y descubrí que ya iba en el #47.
"¡Carajooooo! ¿Pues cuántos malditos negros puede haber en un equipo?"
Bajé por algo de comer, y lo comí.

Regresé a mi cuarto, y ¡aleluya! ya había terminado de elegir jugadores.
El señor canoso me dió la bienvenido a la pre-temporada. Por fin podría jugar un poco.

Delante mío estaba todo el calendario de juegos, pero no había la opción de comenzar a jugar.
Le piqué en "Help" y el señor canoso me dijo que no podría jugar los partidos de la pre-temporada, que tenía que simularlos para llegar a la temporada regular y poder jugar.
Derrotado, le puse en simular partidos, solo para darme cuenta de que cada simulación tomaba más de un minuto, y que había que simular más de 30 partidos.

Iracundo, grité una sarta de obscenidades y aventé mi control. Ya llevaba más de hora y media con el juego puesto, y no había sido capaz de jugar ni una sola vez. Perdí.

Tecnología - 1
Dexter - 0

¿Se acuerdan de aquellos hermosos tiempos cuando ponían el juego y podían comenzar a jugar inmediatamente?

Con el primer Nintendo no había tutoriales, ni intros, ni nada, simplemente jugabas, y todo era perfecto.
En los juegos más complicados, sólo había que elegir entre "one player" y "two players" y ya, eso era todo.

Nada de instalar cosas, ni de actualizar controladores, ni de resetear consolas; no, simplemente jugabas, y todos se divertían.

Y lo peor es que la tendencia a la rompedura de pelotas es cada vez mayor.
El otro día, mis primos y yo ibamos a ver una película en alta definición; y cuando pusimos el disco, nos dijo que había que instalar algo antes de ver la película.

¡Había que instalar cosas en un reproductor de películas!
What the fuck?

No sé ustedes, pero yo estoy dispuesto a mandar al demonio la alta definición, y el contenido descargable, con tal de ver mi maldita película y jugar mi pinche juego.

Al carajo la tecnología, lo único que hace es complicarnos la vida.

La humanidad era más feliz antes del descubrimiento del fuego y la invención de la rueda.

Epílogo:
Ayer estaba yo en casa de mis primos, viendo a los Raiders tener el peor partido de las últimas 5 temporadas, cuando le comenté a mi primo: "carajo, estoy seguro de que si yo controlara a los Raiders, ganarían todos los partidos"; entonces recordé todo lo que había pasado, lo vi feo, y le dije: "chinga a tu madre".
Su cara de confusión me hizo sentir un poco mejor.