miércoles, 29 de enero de 2014

Si algo he aprendido en la vida...

Los veintes son una etapa difícil.
Estás en un momento de tu vida en el que los adolescentes se burlan de ti porque eres ruco y aburrido, pero los adultos te menosprecian porque estás bien chamaco y no sabes nada de nada.

Todo el mundo te dice que te envidia porque estás en la mejor época de tu vida, pero al mismo tiempo nadie quisiera ser tú porque eres pobre, explotado y propenso a las crudas.

Es por eso que, con 27 años de experiencia bajo mi cinturón, decidí que ya era momento de poner por escrito las cosas que he aprendido en mi estancia en este jodido planeta, para tratar de ayudar a mis colegas veinteañeros a... no sé, a algo.
Dios sabe que si alguien necesita ayuda, somos los veinteañeros.


Cosas que he aprendido en 27 años de vida:


- La nostalgia es tu amiga, y nunca eres demasiado joven para sentirte viejo

Tal vez la gente se burle de ti cuando digas cosas como "Chale, cuando yo era niño, las caricaturas sí eran buenas, no como ahorita que..."; pero eso no importa.
La nostalgia es ese sentimiento borroso que nos pone felices y que nos ayuda a atesorar nuestros recuerdos.
Es ese algo que nos recuerda que fuimos felices en otros momentos, y que podemos ser felices ahora también.
Aprender a descubrir y a reconocer la nostalgia ayuda a darnos cuenta de que sin notarlo, ahorita también estamos creando recuerdos que nos harán sentir nostálgicos en unos cuantos años.




- Comparar nuestra vida con la de los demás es más inútil que Gloria Trevi tratando de estudiar un doctorado

Las redes sociales hacen muy fácil el sentirnos mal con nosotros mismos.
Cuando tus amigos empiezan a subir fotos de lo bien que les va en su trabajo, lo felices que son con sus parejas, lo maravillosos que son sus hijos, o lo bonito que es su auto nuevo; es muy fácil creer que nosotros somos un fracaso, y que no entendemos cómo todos pueden tener vidas mejores que las nuestras.
Es en momentos así en los que tenemos que desapendejarnos y recordar que Facebook es sólo un "highlight reel" de las vidas ajenas, y que las estamos comparando con nuestro "behind the scenes".
Nadie va a subir fotos de lo infeliz que es, o de cómo su novia le puso el cuerno con el amigo prieto y jodido. Compararnos es inútil.
We're ok. Actually, we're pretty great.




- "No sé a dónde voy, pero siento que ya voy tarde"

Éste es un sentimiento tremendamente común en la gente de nuestra edad.
La sociedad siempre nos ha dicho que a estas alturas, ya deberíamos de saber quiénes somos, qué queremos y a dónde vamos. Lamentablemente, esto no es cierto.
Los veintes son una edad en la que APENAS te empiezas a descubrir, pero al mismo tiempo sientes una enorme presión porque crees que deberías de tener la respuesta a todas las preguntas que te estás empezando a hacer.
It's ok. Es normal. No tenemos por qué saberlo todo, ni tenemos por qué sentar cabeza sólo porque otras personas lo están empezando a hacer.
Al final del día, es más importante ser coherente con nosotros mismos, que llenar las expectativas de una sociedad a la que realmente le valemos madres.



- Nuestros padres vivieron en otra época, donde las cosas eran muy diferentes

Sí, es probable nuestros papás ya tuvieran una casa propia a nuestra edad.
Probablemente ya nos tenían a nosotros también, y un sueldo que era MUY superior al que seguro tenemos nosotros ahorita.
Pareciera como si fuera nuestra culpa, y somos un total fracaso porque no podemos lograr lo que ellos lograron hace muchos muchos años, pero tenemos que entender que era una época muy diferente. Todo era más fácil porque México era un país mucho más chingón en ese entonces.
Lamentablemente, tuvimos la mala suerte de nacer en un país del carajo donde cada día las cosas son más peligrosas y más dificiles. Tough shit.
Lo único que podemos hacer, es dejar de compararnos con ellos y tratar de salir adelante nosotros (y de vez en cuando aceptar un poco de su ayuda. Y de su dinero, no shame in that, homies)



- El amor va y viene. De hecho va más veces de las que viene.

Alguna vez escuché que si no te han roto el corazón, no has vivido realmente.
El problema es que muchos de nosotros hemos vivido más de lo que nos gustaría.
Las relaciones amorosas son algo que te cambia la vida. Mientras estás bien con alguien, tu vida es hermosa y todo es magnífico; pero cuando estás dolido o despechado, todo es opaco, gris y de la chingada.
Estar en los veintes significa que vas a vivir en un constante contraste entre hermoso-magnífico y fuck-it-all-to-hell. Todo es parte de aprender. Todo te hace más grande y todo te da experiencia.
Algún día, cuando seas viejo y exitoso, te vas a reir de todo lo que consideraste la experiencia más dolorosa de tu vida... o vas a acariciar a tus cuarenta gatos mientras maldices a Dios por haber dejado escapar a una persona en particular. Who knows? Life's crazy like that, ese.




- Está bien equivocarse, siempre y cuando sepas admitirlo.

Siendo honesto, tener veintitantos significa equivocarse 9 de cada 10 veces.
Salir al mundo real significa darte cuenta de que no sabes hacer NADA, de que la universidad no te preparó en absoluto, y de que los primeros años de tu vida profesional van a consistir en cagarla una y otra vez, mientras alguien con experiencia real limpia tus cagaderos y te regaña para que poco a poco aprendas a dejar de ser un inútil.
Las buenas noticias son que también aprendes a hacerte responsable de ti mismo, y empiezas a cambiar para bien.
Tal vez en los treintas ya sepas hacer algo. O tal vez no; ¿quién soy yo, tu mamá?




- El mundo no gira alrededor de ti, sin importar lo guapo y maravilloso que seas.

Ok, tal vez ustedes no sean tan maravillosos ni fantásticos como yo, pero de todos modos el mismo punto aplica.
Los veintes son una década en la que te enfrentas a una cruda verdad: tu mamá te mintió. Resulta que no eres la persona más especial del planeta.
Es momento de que la vida te enseñe (probablemente, de manera culera) una gran lección: Sin importar qué tan graves crean que son tus problemas, cuánto te duela el corazón, o qué tan injusto sea el mundo contigo; NOBODY gives a shit.
Sure, tus amigos van a escucharte y a aconsejarte por un rato, pero si lo único que haces es quejarte y quejarte de un mismo problema, well, eventualmente hasta tus amigos más cercanos se van a hartar.
El mundo no se detiene sólo porque te rompiste una uña. El único que tiene la responsabilidad de salir del hoyo y seguir caminando, eres tú. Si no lo haces, todos los demas van a avanzar mientras tú te quedas atrás.




- Está bien ser amigo de tus exes.

Ok, tal vez te trataron mal. Ok, tal vez te hicieron alejarte de tus amigos. Ok, tal vez te pusieron el cuerno 6 meses con su "mejor amigo" (¿qué?, ¿eso sólo me pasó a mí? Dammit...); pero eso no quita algo muy importante: tus exes fueron parte de tu vida, y en cierta forma te hicieron ser la persona que eres ahora.
Perdonar es una virtud divina, o algo así, porque la neta no fui a la iglesia el día que explicaron el pedo de las virtudes divinas.
El punto es que las exes son las personas más importantes con las que puedes aprender a dejar ir los rencores y los errores del pasado.
En cierta forma, si perdonas a tus exes, te perdonas a ti mismo por muchos errores que cometiste. Por ejemplo, el error de no darte cuenta de que te estaban poniendo el cuerno por 6 meses, con su "mejor amigo"...




- La gente se muere. Y peor aún, la gente tiene hijos.

Ya no tienes 3 años como para que los adultos te estén protegiendo de verdades incómodas; y una de las más incómodas, es el hecho de que nadie está aquí para siempre.
A tus veintitantos, vas a empezar a experimentar más muertes en tu vida: familiares, amigos borrachos, conocidos, compañeros del trabajo, y muchos etcéteras.
Tienes que aprender a dejar ir a la gente.
Pero hay algo aún peor que la muerte, y ése es el hecho de que tus amigos van a empezar a tener hijos.
Siendo realistas, los bebés apestan, y van a hacer que tus amigos estén más que muertos: ya no vas a tener NADA en común con ellos. También tendrás que dejarlos ir.
Las buenas noticias son que en unos años, tú también podrás tener hijos, y vas a recuperar a esos amigos. Es como morir y re-encontrarte con tu abuelo, pero con más pañales y pláticas más aburridas.




- Las bodas son lo mejor del mundo... siempre y cuando no sean la tuya.

Todos sabemos que organizar una boda es una de las cosas más complicadas (y caras) del mundo. Demasiados detalles, demasiadas cositas ridículas que nadie nota pero con las que la novia se obsesiona, demasiado chupe para invitados gorrones, demasiado todo.
Organizar una boda es una mierda, y no se necesita estar en los veintes para saberlo.
PERO, estar en los veintes sí sirve para ir a un chingo de bodas ajenas, y ahí es donde aprendes que las bodas son las fiestas más divertidas que hay.
No existe presión social para comportarte, porque nadie te va a estar poniendo atención de todas formas; un montón de mujeres van a estar medio tristonas porque no es su boda, lo cual ayuda a ligártelas más fácil; y lo mejor de todo: puedes ser uno de esos gorrones por los que existe la necesidad de comprar demasiado chupe. Es una cosa hermosa.




- Tienes dos opciones: Vivir para trabajar, o trabajar para vivir.

Ésta fue una de las cosas que más trabajo me costó descubrir: el trabajo NO es tu vida.
Es muy fácil ir con la corriente y aventarte de lleno a un trabajo porque tienes un montón de ganas de hacer carrera, y de ganar dinero, y de ser independiente, y de bla bla bla.
El problema es que muchas veces un trabajo no es el correcto para nosotros y no nos damos cuenta porque sentimos demasiada presión de seguir adelante, porque renunciar y buscar otro totalmente diferente significaría haber perdido tiempo; y volver a empezar de cero cuando tienes más de 25 años es algo que ya hay que pensarse muy bien.
Well, con el tiempo y las malas experiencias, descubrí que prefiero empezar de cero (aunque eso implique ganar menos) que quedarme ganando más en un trabajo que no me hace feliz. Ningún sueldo es suficiente para compensar una vida miserable.
No hay que tener miedo de fracasar, siempre y cuando eso implique atreverse a intentar algo nuevo.




- Lo mejor que tienes en la vida, son tus padres.

A menos que sean desos padres que te violaron de chiquito, en cuyo caso, fuck them.
Pero si son padres normales, resulta que son lo mejor que puedes tener en la vida.
Ahora que por fin dejaste de ser adolescente, puedes empezar a darte cuenta que ellos siempre te han apoyado, sin importar todas las pendejadas que has hecho en tu vida.
Y justo estás viviendo una década en la que sus consejos con tremendamente importantes, por el simple hecho de que ellos ya vivieron lo que estás viviendo, y siempre van a tratar de ayudarte. Nada de lo que te digan va a ser con mala intención.
Tus padres son tus mejores amigos y tus más importantes aliados. Si no aprendemos a apreciarlos ahora, después ya no va a haber mucho tiempo para hacerlo.


Y bueno, mis 27 años de experiencia me han enseñado muchas otras cosas (como por ejemplo, a nunca orinar en lugares públicos sin antes voltear a ver si hay policías cerca), pero creo que éstas son las más importantes.
Los veintes son una etapa más difícil de lo que la gente cree, y sólo nosotros nos entendemos entre nosotros.

Las buenas noticias son que habemos un chingo de veintitantosañeros dispuestos a salir a beber unas cuantas chelas, mientras platicamos acerca de lo difícil que es ser nosotros, y cómo nadie nos entiende.
Las malas noticias son que si bebemos demasiadas chelas, luego se nos olvida lo que hemos aprendido acerca de orinar en lugares públicos sin antes voltear a ver si hay policías cerca...

miércoles, 8 de enero de 2014

We'll meet again

Hoy ganaste otra batalla, la última de todas.

Hoy te nos fuiste, con el alma jóven y libre, desprendiéndote de todas esas máquinas tristes que te tenían encadenada a este mundo que dejó de ser tuyo hace mucho tiempo.

Hoy te vas con los tuyos, a recordar tus juguetes de niña, a volver a sentir el calor de tu primera casa y a reír de nuevo con esos amigos que se te adelantaron. 
Hoy vuelves a ser la Teresa de hace tantos años; guapa y orgullosa, siempre con los pantalones bien puestos y la frente en alto.

Te nos fuiste.
Te me fuiste.

Y aunque yo me quedo aquí, un poquito más solo y un poquito más gris; no puedo evitar sonreír cuando pienso que hoy, por fin, vuelves a enamorarte del que siempre fue el amor de tu vida, y que tuvo que irse hace mucho tiempo ya.

Salúdame al abuelo, recuérdale que lo seguimos extrañando, y dile que los que nos quedamos, estamos felices de que por fin ustedes vuelvan a estar juntos, y de que esta vez ya nada pueda separarlos.

No me olvides, porque te prometo que yo nunca te voy a olvidar.

Descansa en paz, abuela.

Te quiero mucho. 
Ahí te encargo el cachito de mi corazón que te llevas hasta donde sea que estés.