viernes, 29 de junio de 2012

La juventud productiva de hoy en día.

He aquí el perfecto ejemplo de por qué permitir Facebook en las oficinas es una pésima idea.


viernes, 22 de junio de 2012

De bullying

(Este post es traído hasta ustedes desde mi nueva y flamante laptop, la cual pagué enteramente con mi propio dinero, razón por la cual ahora soy más pobre que el intelecto de Adal Ramones, pero ésa es otra historia)

Hace un par de días, pendejeando por internet, me encontré con la triste historia de un niño de 8 años (muy probablemente puto) que decidió suicidarse (por puto) porque en su escuela un montón de niños malos le decían puto.
Esto causó toda una enorme discusión acerca de cómo el bullying ha llegado a extremos tan... extremos, que la juventud de hoy prefiere suicidarse antes de soportar que se burlen de ellos.

Sinceramente, qué putos.
Qué bueno que ese niño esté muerto. No porque sea gay, sino porque es un pinche cobarde.
¿Qué clase de persona decide tomar la ruta fácil y acabar con todo en vez de tener los huevos de enfrentar sus problemas?
La humanidad no necesita esa clase de personas en el mundo. Mientras más gente se suicide por razones estúpidas, mejor.

¿En qué momento la sociedad se empezó a volver tan marica?

El bullying no es algo nuevo, y creo que TODOS hemos pasado por algo parecido.
I mean, si estuviste en primaria, la gente se burló de ti.
That's a fact, Jack.*

Sin embargo, antes la gente no se suicidaba sólo porque les decían gay, o cuatro ojos, o gordo, o flaco, o nerd, o alto, o chaparro, o loquesea.

Hell, a mí también me bully-aban mucho cuando era niño, porque pues era chaparrito, nerd, usaba lentes, y mis calificaciones eran buenas.
¿Acaso me suicidé por culpa de los comentarios que me hicieron? Estoy bastante seguro de que no, no lo hice.

Eventualmente me di cuenta de que sí, soy chaparrito, pero carajo, soy estúpidamente guapo.
Antes usaba lentes de armazón porque no me quedaba de otra, ahora lo hago porque, puta madre, qué bien me veo con lentes.

Soy hermoso, simpático, creativo, talentoso, inteligente, fantabuloso y burbujeante; ¿por qué carajo habría de hacerle caso a los pendejos que quieren opinar de mi persona?

En cierta forma, las burlas que recibí de niño me hicieron exprimir todas mis inseguridades, y ahora, tiempo después, lo único que me queda es un destilado de awesomeness.
Siendo sinceros, soy bastante genial.

En mis tiempos, la gente aprendía a vivir con el bullying y también aprendíamos a superarlo. Lo llamábamos formar carácter. 
 
En cambio, hoy en día estamos creando una sociedad de personas maricas y cobardes, y les estamos dando la razón.
Estamos esforzándonos en ser políticamente correctos TODO EL TIEMPO en lugar de educar a los niños para que aprendan a crear una imagen de si mismos que no dependa de lo que los demás piensen.
En vez de crear personas fuertes, les estamos diciendo que está bien ser maricas y débiles.

Así que, por lo que a mí respecta, ojalá esos pinches niños cobardes se sigan suicidando; así dejan de robarle oxígeno a personas tan increíbles como yo.

Rot in hell, puto.

*Pido disculpas si su nombre no es Jack. Soy pésimo recordando nombres.

martes, 12 de junio de 2012

De una última foto

"¿Estás llorando?"
"No. Yo nunca lloro, ¿recuerdas?"
"Estás llorando..."
"No es cierto, lo que pasa es que se me metió un adiós en el ojo"

Voltée a ver mis zapatos, como si de repente se hubieran convertido en la cosa más interesante del planeta.
Los siguientes segundos parecieron horas, como si el mundo hubiera dejado de girar para acentuar la importancia del momento.

"¿Me vas a extrañar?"
"No, ni un poquito"
"¿Nada?, ¿absolutamente nada?"
"No, porque siempre voy a estar cerca, de una u otra forma..."

Nunca en mi vida me había costado tanto trabajo levantar la mirada; era como si verla a los ojos hiciera que todo se volviera real.

"Yo sí te voy a extrañar..."
"Siempre te voy a estar cuidando, aunque tú no te des cuenta. Te lo prometo."
"Odio las promesas..."
"Yo también, pero ésta es diferente"

Lentamente, mis ojos empezaron a buscar los suyos, y cuando por fin los encontraron supe que todo había terminado.

"¿Por siempre y para siempre?"
"Por siempre y para siempre"

Ella me abrazó y empezó a caminar, alejándose de mí.
De pronto, giró su cabeza y levantó su brazo; después sacó su cámara y tomó una foto del hombre más patético del mundo, parado ahí, con cara de hasta luego y el corazón en otro lado.

"Me llevo un poquito de tu alma, torpe"

Y salió de mi historia tan rápido como llegó; cruzando una puerta de aeropuerto que la llevaría al resto de su vida, haciendo escala en varias tiendas duty free.

lunes, 11 de junio de 2012

De visitas inesperadas al pasado

Las relaciones humanas son algo sumamente complejo.
Por alguna razón, hacer que dos personas funcionen juntas es casi inlograble (así es, me gusta inventarme mis propias palabras, deal with it)

Las relaciones amorosas son particularmente difíciles. Most of the time, they suck.
Muy de vez en cuando, uno se encuentra con una persona con la cual se lleva bien, existe atracción física, se complementan chingonamente y todas esas cosas que una relación amorosa debe de tener.
El problema es que, 99 veces de cada 100, las cosas no terminan bien.

Yo mismo me he caído del metafórico caballo varias varias veces.
Desde niños nos han educado a que cada vez que te caes de la metáfora, tienes que levantarte, quitarte el polvo del eufemismo, sacudirte la hipérbole y volverte a subir.
Normalmente, eso es lo que hago.

Sin embargo, en la vida de toda persona (al menos de toda persona no terriblemente fea) existen ciertas relaciones que al terminar dejan heridas más profundas que otras.

Yo, en particular, tuve una relación que me marcó muy profundamente y de la cual me costó muchísimo trabajo levantarme cuando todo terminó.
Es la típica historia trágica que todo hombre tiene y de la cual gusta compartir después de unos cuantos tragos grupales, para después todos gritar "¡pinches viejas!" al unísono.

Sea como sea, después de un periodo particularmente largo de sacudidas de polvo hiperbólico, por fin logré recuperar el control de mi vida.
Me tomó un buen rato, pero eventualmente todo terminó mejor de lo esperado.

De todos modos, yo decidí que como esa relación terminó particularmente mal, lo mejor sería guardar distancia total, y así se hizo.

Sin embargo, el día de hoy, una foto suya apareció en mi Facebook (por azares del destino y por culpa de amigas que no sabía que la conocían) y pues... está GORDA.

No sé si fue decepcionante o divertido.
En cierta forma se siente feo verla toda acabada y gorda, porque pues fue una persona que significó mucho en mi vida, y no le deseo ningún mal.
Pero por otro lado, fue como un "¡Ja, está gorda, a huevo, eso le pasa por lastimarme!"

Mñeh, mi cerebro funciona en formas misteriosas.
Creo que el punto de todo esto era decir que a veces encontrarte con capítulos cerrados de tu vida hace que regreses un par de páginas para tratar de re-leer las cosas que ya habías leído, y entonces te encuentras con que el capítulo tiene muchos más párrafos de los que recordabas.

Y el otro punto de todo esto era demostrarles a ustedes, lectores imaginarios, que soy capaz de hacer metáforas de gordas hasta con referencias literarias.

That's just how I roll, bitches.