jueves, 30 de mayo de 2013

El metro

Ayer estaba escuchando a un amigo quejarse del tráfico de las horas pico, y como soy una de esas buenas personas que buscan solucionar los problemas de todos, le sugerí que mejor viajara en metro, a lo cual mi amigo me contestó que tenía miedo, porque nunca se había subido al metro y pensaba que se iba a perder o que la enorme cantidad de gente se lo iba a tragar y entonces iba a desaparecer sin dejar ningún rastro.
Al principio me burlé de él, porque pues ¿quién diablos nunca se ha subido al metro?, pero después traté de explicarle que no tenía nada que temer y que era muy fácil.

Para subirte al metro sólo necesitas comprar un boleto, lo cual es tan sencillo como entrar a cualquier estación y acercarte a la taquilla, donde la señorita que atiende va a estar hablando por teléfono y no te va a poner atención cuando le digas “un boleto, por favor”; después de que repitas la frase unas dos o tres veces, la señorita va a voltear a verte (por menos de un segundo) y te va a aventar el boleto de mala gana para después regresar al teléfono a hablar con alguien que seguramente es OTRA taquillera, porque sólo otra persona igual a ella podría pasar todo el día en el teléfono sin la menor preocupación por las personas a las que tiene que atender.

Ya con tu boleto en mano, vas a hacer fila para pasar los torniquetes, y vas a maldecir tu suerte por haber elegido la ÚNICA fila que no avanza, por culpa del señor cuyo boleto está siendo rechazado por la máquina, y el cual se niega a desistir, y va a volver a intentar meter el mismo boleto unas 6 ó 7 veces más hasta por fin conseguirlo y que toda la fila de personas detrás de él celebren su victoria con un suspiro desesperado porque ya es bien tarde.

Después sólo tienes que pasar al andén, donde las personas se convierten en animales al momento exacto en que abren las puertas del tren, y entonces las leyes de física se rompen por un momento para permitir que dos cuerpos ocupen un mismo espacio mientras todos bajan y suben al mismo tiempo.

Si tu suerte es buena y te encuentras a ti mismo adentro de un vagón, entonces ya simplemente tienes que esperar llegar a tu destino, mientras aprecias el agradable aroma de la axila del señor de junto a ti, y ruegas porque eso que te está tocando sospechosamente sea una mochila o una rodilla. Para acompañar tu travesía, Productos Importados pondrá a la venta algún disco con los 500 mayores éxitos de la cumbia, o del rock en español, o de Jenni Rivera, y los cuales podrás escuchar a todo volumen, gracias a una enorme bocina colocada en la mochila de un amable vendedor que heredó del Pípila la costumbre de cargar pesados objetos en su espalda.

Ya que el metro hizo su trabajo y tú estás en la estación donde tienes que bajar, lo único que tienes que hacer es dejarte llevar por el río de gente que te arrastrará gentilmente hasta la puerta, y después te aventará a tu suerte, dejándote sudado, aplastado y con unos recuerdos que nunca podrás borrar, sin importar qué tanto lo intentes.

Pero eso sí, a nadie le queda duda de que es mucho mejor pasar por todo esto, que tener que estar atorado horas en el tráfico de hora pico de esta hermosa ciudad.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La honorable fuerza policiaca mexicana

Hace unos cuantos días, me encontraba yo con mi hermadrino, regresando en la madrugada de alguna fiesta en rumbos demasiado lejanos como para ser recordados por mi cerebro con déficit de atención.

Mientras veníamos tranquilamente en su coche, él se dio cuenta de que si de casualidad nos encontráramos con algún alcoholímetro, seguramente no pasaría la prueba, ya que aunque sólo había tomado 2 cervezas (lo cual NO es suficiente para ponerte ebrio), el límite legal es tan bajo que con más de 3 tragos ya valiste madres.

"No seas marica, seguro no nos vamos a encontrar con ningún alcoholímetro", le contesté cuando escuché sus preocupaciones.
En cuanto acabé de decirlo supe que estaba tentando al destino, y como el destino es una perra rencorosa; me golpeó de vuelta.

Sirenas de patrulla. That's just fuckin' great...

"Creo que la patrulla nos está siguiendo", dijo mi hermadrino
"Maneja súuuuper tranquilo, y en cuanto puedas métete a una callecita y estaciónate", le sugerí.
Por supuesto, no habría tiempo para ello.

"Hsmf hsmdnds bdsoijs saodjds" exclamó el patrullero desde el megáfono de su vehículo.
Seriously, ¿por qué demonios nunca se les entiende nada? Estúpido país tercermundista.

Sea como sea, nos orillamos y le sugerí a mi hermadrino decir que no había tomado nada. Absolutamente nada.

"Buenas noches, muchachos, ¿tomaron?", preguntó el gordo policía.
"Sólo una, oficial", contestó mi hermadrino, mientras yo me facepalmeaba pensando en que ya habíamos valido madres.
"Bájese del vehículo por favor"

Después de hacerle al conductor un par de preguntas, los policías dijeron que era clarísimo que veníamos hasta el socket, lo cual era una enorme mentira porque veníamos realmente sobrios, pero pues OBVIAMENTE querían sacarnos dinero.

"Ahorita lo arreglo", me dijo mi hermadrino antes de ir a la patrulla con los corruptos policías de mi apestoso país.
5 minutos después, regresó para preguntarme cuánto traía, para ya dárselos a los pendejos y poder irnos a nuestras casas.
Sin muchas ganas, le di un billete de 50 y un chingo de moneditas de 50 centavos. No juntamos más de 58 pesos.

Aparentemente nuestra ofrenda le pareció ofensiva al policía, el cual seguramente esperaba que fuéramos ricos sólo porque somos blancos; y entonces empezó a gritarnos que con eso no salía ni para los chescos y no sé qué.

Me bajé del coche porque ya estaba cansado de esperar, y después de saludar al policía le dije que en serio era todo lo que traíamos y que ya, al chile, nos dejara ir porque ni siquiera estábamos ebrios.

"No, jóven, no se puede; además me ofende que trate de ofrecerme dinero, porque yo soy una persona honesta. Y además me juntó sólo unas cuantas monedas, si quiere lo podemos escoltar hasta un cajero automático"

Supongo que cuando Dalí dijo que México era un país surrealista, se refería a cosas así.
El policía presumía de su honradez, diciéndome que esto no se trataba de sobornos sino de cumplir la ley, y después me decía que se sentía ofendido de que lo tratáramos de sobornar con tan poco dinero, y que mejor fuéramos a un cajero.
That makes a lot of sense, doesn't it?

Anyway, fuck that shit; yo no iba a acceder a ir a un cajero para que el cabrón me quitara mi muy merecido dinero.

"Bueno, ¿y entonces qué prosigue, oficial?", le pregunté
"Pues ya llamámos a una grua, y si no nos arreglamos rápido van a tener que seguirnos al alcoholímetro a hacer la prueba", me contestó.

Mi hermadrino se ponía cada vez más nervioso, gracias al prospecto de tener que ser llevado al Torito para pasar una noche en el drunk tank.
Yo, sin embargo, sólo estaba harto, porque ya me quería ir y realmente no tenía nada qué perder. Digo, a mí ni me podían arrestar porque yo no iba manejando.

En lo que el policía fue a platicar con su pareja y a hacer como que hablaban por radio para pedir refuerzos, le pregunté a mi hermadrino "¿Confías en mí?"; rápidamente me contestó que no.
Well, though luck, porque me valía madres.

"¿Oficial?", dije. El policía se me acercó.

"Tiene usted razón, nos tomamos una cerveza y queremos hacernos responsables de nuestros actos, así que por favor escóltenos al alcoholímetro y nosotros lo seguimos"
"¿Seguros, jóvenes?", nos preguntó, seguro sorprendido de que no quisiéramos ir al cajero.

Asentí con la cabeza y caminé hasta el coche. Mi hermadrino se subió y me dirigió una mirada de no mames eres un pendejazo.
"No nos van a llevar, te lo garantizo", le dije.

La patrulla arrancó, y nos escoltó leeeentamente por media cuadra. De repente se detuvo y el policía se bajó.
Evidentemente se habían dado cuenta de que NO iban a poder sacarnos más dinero, y en vez de perder su tiempo haciendo cumplir la ley, decidieron dejarnos ir y mejor buscar a otros jóvenes a los cuales chantajear hasta ganarse un soborno.

"Manejen con cuidado, jóvenes, los vamos a dejar ir con una advertencia", dijo y se fue rápidamente.

Y ésa es la historia de cómo me dejaron ir con una advertencia y sin mis 58 pesos.

Estúpido México, te odio.

jueves, 2 de mayo de 2013

De peticiones pendejas

¿Por qué las cosas malas le pasan a la gente inocente?

El día de ayer, me encontraba yo detrás de mi computadora, haciendo cosas que tal vez (o tal vez no) estuvieran relacionadas con encontrar la cura contra el cáncer, o tal vez (o tal vez no) fueran ver videos de perritos siendo adorables.
Independientemente de en qué gasto mi tiempo libre, el caso es que estaba muy en paz, sin molestar a nadie y sin meterme en cosas que no me importan.

De pronto y sin previo aviso, me llegó un mensaje de Facebook y el messenger se abrió de golpe en mi monitor, interrumpiendo mis videos de perri--- mi cura contra el cáncer.

"Dexter, ¿me ayudas con dos likes?", decía el mensaje que perturbó mi paz.
Well, fuck you very much.

Cuando vi el nombre de la persona que me mandó el ruego por unos likes, descubrí que era una grandísima pendeja de mi prepa.
Una grandísima pendeja con la cual no he hablado en más de 8 años.

¿Qué chingados pretenden, gente?
¿Creen que está chido no hablar con alguien por 8 años y de repente pedirles un favor, así nomás, sin siquiera saludar primero?

Don't get me wrong, tengo absolutamente cero interés en hablar con esta tipa, porque pues nunca me pareció la crayola más brillante de la caja, pero aún así, really?

Digo, tal vez estoy chapado a la antigua, pero si vas a pedir un favor, ¿no es de simple y sencilla buena educación el SALUDAR antes de ir de enchinchoso? (fun fact: acabo de descubrir que amo decir enchinchoso)

Anyway, por puro morbo entré a ver qué era lo que hacía que mi conocida se viera reducida a ponerse de rodillas y a mendigar likes a personas con las cuales no tendría contacto bajo circunstancias normales.

Sorpresa sorpresa, era un estúpido concurso de madres e hijos para ganarse una apestosa sesión fotográfica.
Fue entonces cuando recordé que mi conocida era una estúpida madre soltera que, hasta donde tengo entendido, ni siquiera sabe quién es el padre de su horrendo hijo.

No sólo contaminó el mundo trayendo a la vida otro niño más, sino que ahora además contamina las redes sociales mendigando puntos imaginarios para ganar un premio pitero.
Seriously, ¡¿una sesión fotográfica?!; ¿como para qué chingados le puede servir eso a alguien?

Aparte su engendro tiene como 1 año, a esa edad todos los niños son exáctamente iguales; si tanto quiere unas fotos, podría robarse las fotos de cualquier niño feo y decir que es el suyo; nadie notaría la diferencia.
O al menos a nadie le va a importar lo suficiente como para decir lo contrario.

Además, ¿no les parece sumamente triste el tener que andar rogándole a los demás para que te den likes y puedas ganar un concurso?
Si no les alcanza para una sesión fotográfica, NO HAGAN UNA SESIÓN FOTOGRÁFICA, tan simple y tan sencillo.
En México ya tenemos a suficientes personas pidiendo dinero en la calle como para además tener que soportar que también en internet anden de pedinches.

"Pero Dexter, ¡fotos gratis!", escucho que me dicen algunas de ustedes, probablemente las madres solteras y tontas.
No, ni mergas, esas fotos no son gratis; ustedes están pagándolas con su dignidad y auto-respeto. Now it's all gone, here's your free pictures, you pathetic little bitch. GTFO.

Don't get me wrong, no tengo nada en contra de las madres solteras; simplemente pienso que no es justo que por el simple hecho de que ellas no hayan sabido proteger su útero, los demás tengamos que sufrir las consecuencias de sus malas decisiones.

En fin, para no hacerles el cuento largo, creo que es momento de sacarle una conclusión a todo esto.

MORALEJA DE LA HISTORIA:
Espero que mi conocida y su hijo se mueran o algo.

Fin.