domingo, 31 de agosto de 2008

14 cosas

Leyendo el post del blog de Rolando (u Orlando, la neta no sé, siempre se cambia de nombre), llegó hasta mí un meme (como Lolcats pero con menos gatos) que consistía en ponerse a pensar en 14 cosas que le arrancan una sonrisa a uno.
Como me da mucha hueva hacer un post largo y decente el día de hoy, y como todavía no me acostumbro a usar Firefox (tuve que dejar de usar Internet Explorer después de que un virus mutante entrara en mi computadora... los detalles son irrelevantes pero involucran una pagina de Warez y a Paris Hilton); entonces les dejo:

14 cosas que hacen überfeliz al sensual Ninja Peruano:

  1. Las lámparas de lava
  2. El hecho de que Heroes está a punto de empezar otra vez
  3. Perder el tiempo en mis clases aburridas viendo como hay un tipo en el pasillo que hace malabares con una pelota roja
  4. Los solos de guitarra de Yngwie Malmsteem
  5. El prospecto de ir el jueves a tatuarme
  6. Una rica y pantalonesca Pacomburguesa
  7. Jugar con Photoshop
  8. Tener un sensual sensual iPhone, en vez de un mohawk morado
  9. Pedir ropa por internet
  10. Admitir que mi guilty pleasure son las canciones de Hanson
  11. Tener boleto de pista para el concierto de Oasis
  12. Mi nueva adicción por Facebook
  13. Las American Express platino
  14. El hecho de que saber que haga lo que haga, soy y seré mejor que un chino culero

Los invito, queridos lectores imaginarios, a que piensen en sus 14 cosas felices. Sonreirán mientras lo hacen, confíen en mí.

Atte:
La gerencia

miércoles, 27 de agosto de 2008

Una antología

Ayer, viendo algunos posts viejos, me di cuenta de algo.

En serio odio a los chinos culeros.

Así que, por eso, y en honor a la tremenda pitiza (dígase, una putiza proporcionada con el pito) que nos metieron los chinos en las olimpiadas; les dejo a ustedes, queridos lectores imaginarios, una lista de algunas menciones que he hecho de los chinos culeros a través de los años (o meses, o posts, o como se diga).

Que nuestro señor Jesús Cristo nos bendiga a todos.


Paréntesis para mis seres queridos del presente: si muero mañana, quiero que me cremen, y que lleven mis cenizas al aeropuerto; esperen a que un chino culero se descuide, y metan la bolsita que contiene mis restos a su maleta. Dejen pasar un par de minutos, y después griten: "¡El chino culero tiene una bolsa con anthrax!"
Del post: Otra de zombies.

Después de otro rato, aparecieron unas chinas culeras, volando por los cielos, rodeadas de lucecitas. Eso significa que han desarrollado la tecnología para volar, y también la tecnología para prender lucecitas alrededor suyo.
Eso no parecerá muy impresionante, pero, ¿se imaginan el día en que ustedes estén tranquilamente reposando las aglutinantes en algún parque o algo así, y de repente una sombra enorme cubra el cielo, y haya un olor a ginseng que sea demasiado penetrante para ignorar; y cuando voltéen hacia arriba, vean a millones de chinos iluminados con foquitos, dispuestos a descender sobre ustedes con toda la furia que han acumulado tras años y años de tener que estudiar las técnicas de Sun Tzu?
Del post: Bienvenidos al fin del mundo.

Piensen, hace unos 10 años, nadie veía esos mini-supers de cosas japonesas y orientales (los lugares donde venden las porquerías para hacer sushi); es más, ni siquiera escuchabas tantas cosas sobre sushi.
Ese es el primer paso de su conquista mundial. Primero establecen franquicias de cosas japonesas (que me gusta llamar franquicias de la muerte), después se roban todo el arroz del planeta, y después usan ese arroz para crear una super máquina asesina de seres humanos sin genes chinos.
Del post: Aspiraciones internacionales.

Si fueron unos hijísimos de puta, asesinos, violadores, vendedores de elotes, Abos, secuestradores, Pejes, estafadores, mafiosos, o chinos, entonces, sean ustedes bienvenidos al infierno de los chinos.
Del post: El Afterlife.

¿Han escuchado de la escasez de arroz?Ahora, en Estados Unidos, ya no te venden más de 4 paquetes de arroz, porque ya no hay suficiente.
¿Y saben por qué?
Por culpa de los Chinos.
Su economía ha mejorado tanto, que ya no están confinados a tener que comer una mísera taza de arroz por día, ahora pueden comer todo el que se les pegue la gana.
Un poco extraño, porque si yo tuviera suficiente dinero como para salir del paradigma que ha esclavizado a mi gente por tantos siglos, lo usaría en comer algo nuevo, en lugar de simplemente comer mayor cantidad de comida estereotípica; pero meh, por eso yo soy un ser humano y ellos sólo son chinos.
Del post: Les dije que iba a pasar.

Y posteo acerca de esto porque cualquier victoria que tengamos sobre China, por pequeña e irrelevante que sea, nos compra un poco de tiempo.Un poco de tiempo antes de que todos seamos obligados a hablar Mandarín, a riesgo de ser sometidos a un proceso de sodomía con piñas si no lo hacemos.
Del post: El orgullo de ser mexicano.

Además, si tomamos en cuenta que soy un poco racista, tendría que poner mis condiciones antes de degustar un plato de nalga.
1. No chinos. Bajo ningún motivo estoy dispuesto a que mi comida sepa a ginseng. Es más, dicen que comer (o lamer) a un chino, hace que cuando mueras te pudras en el infierno de los chinos. Ni madres.
Del post: Faux pas social.

"Querido mundo: Soy gay. Atte. Ernest H."
"A quién corresponda: Mi esposa quiere matarme y esconder la evidencia. K. Cobain"
"Hola a todos. Vamos a conquistarlos en poco tiempo y no hay nada que puedan hacer. C. Hina"
Del post: Recuerdos de mi cobardía.

O, caso contrario, tenemos al chino loco que mató un chingo de gente en una escuela el año pasado. Uh... no me acuerdo como se llamaba.Seguro era algo como Fu Tan Chen o Ti Pou Ren.
No veo la necesidad de matar más gente si ya te vas a matar tú.
Pero claro, era chino, así que estaba resentido.
Del post: El arte de terminar con una vida.

De hecho, creo que los pandas son los únicos seres provenientes de China que no me rompen las bolas.
Ellos y el Sr. Miyagi, pero ya discutimos eso.
El caso, es que los pobres pandas se están extinguiendo, y estoy seguro de que es culpa de los chinos.
De alguna forma deben de estarlos matando para usar su piel en la fabricación de tenis baratos; y su grasa para alimentar a los 3 trillones de hijos que tienen; y sus ojos para fabricar muñecos vudú y matar a la reencarnación de Cristo; y su cola para exprimir el uranio que necesitan para construir las bombas termo-nucleares-químico-virales que usarán para matar gatitos bebé.
Ya saben cómo son esos chinos.
Del post: Osos adorables.

Este año, las olimpiadas van a ser en Beijing, y seguro todas las medallas se las van a llevar los chinos.
Las medallas están hechas en China, por cierto.
Y si deciden hacer trampa, nadie se va a dar cuenta.
Digamos que a la mitad del maratón, el chino Hi Yan Xiang se cansa, lo único que debe hacer es quitarse el número, esperar a llegar a un área no muy concurrida, y dárselo al chino Ha Fu Tin.
¿Quién carajos se va a dar cuenta? Nadie.
¿Quién carajos puede distinguir a un chino de otro chino? Nadie.

Y entre todas esas joyas cinematográficas, ha habido varias películas chinas; la más memorable es "El huésped".
Este DVD nos relata la historia de un chino tarado que tira como 100 litros de cloroformo al río Tian Fa Chuchu (no me acuerdo del nombre, pues), y entonces un monstruo mitad pescado, mitad iguana, mitad rana, mitad verde, mitad baboso y mitad chino aparece.
Durante toda la película, vemos como el monstruo chino se come a alrededor de 30 personas.
Obviamente todos asumen que el monstruo es malo y deciden matarlo.
La moraleja de la historia es que el verdadero criminal es el ser humano, con su falta de respeto hacia los ríos con nombres estúpidos.
Bueno, la neta no sé, porque cortamos la película a la mitad para jugar Wii.
Pero es que era absurdo, un monstruo mata a 30 chinos y le arman un desmadrote.
No mamen.
30 chinos no es nada, su país tiene como 3 000 000 000 de chinos.
Carajo, si yo fuera a China, me quitara un zapato y lo aventara, seguramente mataría como a 45 chinos.
Ambos extractos del post: El infierno de los chinos.


Y sí, hay varios más, pero básicamente, esa es mi antología de odio hacia los chinos edición 2008.
Una vez más, les pido a todos ustedes que hagan su parte por combatir la invasión inminente de los chinos culeros.

Este mensaje representa las opiniones de un sólo individuo, y no las de algún partido político.

martes, 26 de agosto de 2008

A quien corresponda

No me acuerdo en donde escuché que en el momento en que te detienes a pensar si todavía quieres a alguien, ya lo dejaste de querer para siempre.

Te adoro con todo mi corazón, pero la estás cagando bien feo.

Arrepiéntete y cree en el evangelio.

domingo, 24 de agosto de 2008

Otra de zombies

Una vez más, como en la mayoría de mis días; me encontré a mí mismo teniendo miedo de un apocalipsis zombie.
Como ya va siendo normal en mí, en cuanto tengo un poco de tiempo libre, me quedo callado y escucho las multiples voces de mi cabeza (sí, escucho voces, es en serio; hablaré de eso en un post futuro). Una de las molestas vocecillas, se la pasa recordándome las cosas a las que les tengo miedo.
Básicamente grita 3 cosas: payasos, chinos, y por supuesto, zombies.

He pasado incontables noches temiendo despertar por la mañana para encontrarme sumergido en un mundo post-apocalíptico donde los zombies ataquen a las personas comunes y corrientes.
Y también he pasado incontables noches pensando en formas de aumentar la protección que mi casa ofrece; porque, siendo realistas, los zombies no tendrían ningún problema en invadir mi hogar y agasajarse con mi delicioso cerebro. Carajo, ni siquiera guardo una escopeta bajo mi cama; definitivamente estoy jodido.

El caso, es que hoy, a diferencia de la mayoría de los días, traté de analizar, en forma profunda, mi fobia a los muertos vivientes.
Y llegué a una conclusión.
En realidad, a lo que le tengo miedo, es a la gente.

¿Qué es lo peor de un apocalipsis zombiático?
¿Acaso es la posibilidad de que un ser todo tonto y lento corra detrás de ti?
¿El hecho de ver a tus seres queridos del pasado convertidos en cosas no-pensantes?

Paréntesis para mis seres queridos del presente: si muero mañana, quiero que me cremen, y que lleven mis cenizas al aeropuerto; esperen a que un chino culero se descuide, y metan la bolsita que contiene mis restos a su maleta. Dejen pasar un par de minutos, y después griten: "¡El chino culero tiene una bolsa con anthrax!"

No, a lo que le tenemos miedo, es a la masa. Un zombie sólo no representa peligro; pero cuando se mueven en grupos, es algo digno de pesadillas Stephen-Kingescas. O en su defecto, Carlos-Trejienses.

Y si nos vamos a eso, ¿cuál es la diferencia entre un apocalipsis zombie y un centro comercial, el día antes de navidad?
En realidad, no mucha.

En un caso, la masa de seres que no piensa, grita: "Cereeeebrooooos, cereeeeeebroooos."
En el otro, la masa de seres que no piensa, gritan: "Rebaaaaaaajas, rebaaaaaajaaaas."

En ambos casos, estamos rodeados de seres estúpidos, motivados por una sóla cosa, apestando los alrededores y moviéndose erráticamente.
No querríamos encontrarnos en ninguno de los dos casos.

Los zombies no son malos, simplemente no conocen nada mejor, no es su culpa ser tan idiotas y malolientes.
Las personas no son malas, simplemente son taradas.

Comer cerebros, votar por el peje, ¿cuál es la diferencia en realidad?

Así que, sí, ahora lo entiendo todo.
Le tengo miedo a la gente.
Y en realidad, no es miedo, es mucho asco.

Creo que ahora podré dormir más tranquilo, porque ya no pensaré en zombies.
Pero ahora, cuando despierte y me encuentre rodeado de idiotas; la realidad será peor que todas mis pesadillas juntas.

Excepto la del payaso con los colmillos.
Dios, odio a los payasos.

domingo, 17 de agosto de 2008

En shock

Hace nada, yo estaba yendo al cine y perdiendo el tiempo por Galerías Insurgentes; y los bares se negaban a vendernos nada que no fuera una piña colada natural. Al otro día iría a Coyoacán a comprar pulseras y collares, y después su mamá me daría ride a mi casa.

Hace unos cuantos días, yo estaba robándome los posavasos y menús para guardarlos como recuerdo; y estaba sentado afuera de la banqueta de un Carrefour, con un billete de doscientos en la mano, y esperando a que llegara mi amiga para poder comer en un Itallianis por primera vez.

Hace muy poco tiempo, yo me estaba quejando de la cantidad de tarea que nos dejaba nuestro profesor de historia, y también estaba balanceándome sobre unos tubos de metal que esperaban a que los pusieran en el esqueleto de un edificio en construcción.

Hace unas semanas, veía a mis amigos tratar de parar ambulancias para poder cruzar la calle antes de tiempo; y esperando afuera de un Sanborns a que llegaran por mi amiga, porque me enseñaron a ser un caballerito.

Hace poquito tiempo, estaba yo aprendiendo a jugar billar, pidiendo un Spirit verde y sintiéndome casi adulto mientras pasábamos enfrente de una moto que sólo servía como decoración.

Hace unos ayeres, yo me estaba poniendo unos patines naranjas que después de unas cuantas horas me lastimarían muchísimo los pies y hasta me sacarían sangre, pero yo no lo sentiría porque el frío y la humedad adormecerían mis piernas; pero no importaba, porque estábamos celebrando su cumpleaños; el que prometimos que sería el primero de muchos cumpleaños juntos en que nos felicitaríamos.

Hace unos meses, estábamos celebrando el fin del año escolar, y yo abrazaba a mi amiga mientras le pedía que firmara mi anuario.

Y el tiempo pasó...

Los bares ya nos venden lo que queramos, pero seguimos pidiendo piñas coladas naturales para recordar aquellas primeras veces, mientras sonreímos e intercambiamos miradas de complicidad, como si fueramos dos niños haciendo travesuras.

Ahora Coyoacán está destruído, los puestos donde compramos cosas ya no existen, y esas pulseras se alejaron de nuestro cuerpo desde hace muchos años.

Yo sigo robándome los posavasos y los guardo como recuerdos, pero ya perdí aquellos que tomé en esos días.

El Carrefour ya no existe, ni tampoco la ilusión de comer en el Itallianis. Los billetes de doscientos ya no se ven tan valiosos como antes; y el lugar de esa banqueta donde me gustaba sentarme, ahora se convirtió en una central de taxis.

Ya no me dejan tarea de historia, esos cuadernos que en su tiempo me parecían tan importantes, pasaron a acumular polvo, y después se fueron de mi casa y de mi vida.

Los tubos de metal donde me balanceaba, pasaron a ser parte de un nuevo edificio, y el edificio dejó de ser nuevo hace muchos años ya.

Cruzar la calle donde una vez paramos la ambulancia ya dejó de ser complicado, porque ahora es una cerrada.

El coche en el que pasaban por mi amiga pasó a ser suyo, y después lo vendió para poder comprarse uno nuevo.

Yo ya sé jugar billar, los Spirits ya no existen y la moto decorativa se convirtió en una fuente que nunca está prendida.

Los patines naranjas dejaron de existir, y las cicatrices de mis pies ya son casi invisibles, sólo las puedo ver si me esfuerzo en recordar el aire frío que había afuera del McDonald's.

Pasamos muchos cumpleaños juntos, y otros separados, pero siempre nos hemos felicitado.

Y el tiempo pasó...

Y hoy, desempolvé mi anuario y encontré una nota que sólo podía ser suya:

"Te adoro, eres mi mejor amigo.
Espero que dentro de muchos años nos sigamos queriendo como nos queremos hoy."

El tiempo pasó, y parece que alguien se hubiera robado mis años.

Pasé de verla diario, a verla cada semana, a verla cada dos meses, a verla cada seis.
La última vez que la vi fue en diciembre, cuando me presumió un anillo de compromiso.

Ahora vive en Liechtenstein y casi no nos hablamos; pero yo la sigo queriendo como el día que escribió en mi anuario.

Felicidades Daniela.
Te adoro, eres mi mejor amiga.
Espero que dentro de muchos años nos sigamos queriendo como nos queremos hoy.

Yo sé que van a ser muy felices.

viernes, 8 de agosto de 2008

Bienvenidos al fin del mundo

Hoy me desperté a una hora inhumanamente temprana, porque tenía que ver la inauguración de las olimpiadas.
Pensé que iba a ser una de esas veces en que según yo me levantaba a ver un programa, prendía la tele, me tapaba con mis cobijitas, caía profundamente dormido, y cuando volvía a abrir los ojos, el programa ya había terminado y ahora estaba viendo una película de negros; pero no, esta vez sí me pude mantener despierto.
Albricias para mí.

La inauguración empezó a las 7 de la mañana, entonces yo me levanté a las 6 50 para tener tiempo de prender la tele y ponerme cómodo antes de que todo el desmadre comenzara.
A las 6 59 yo ya estaba a punto de sucumbir a las delicias del sueño, pero entonces apareció en la pantalla una imagen que me aterró hasta los huesos:
2008 malditos chinos con tambores.

Después del shock inicial de ver tantos instrumentos del diablo juntos (yo digo los chinos; los tambores no son diabólicos), me di cuenta de que cuando los orientales golpeaban su tamborcito, éste se prendía.
Ahí fue cuando pensé: "¡putas madres! ¡qué bonito se ve!"
Después empezaron a hacer figuras con los tambores prendidos, como una tabla gimnástica pero mil veces más impresionante; y después empezaron a hacer una cuenta regresiva.
3...
2...
1...
Felicidades, estamos jodidos.

Todo fue estúpidamente coordinado. Los malditos chinos son más precisos que robots quirúrgicos, y tienen más tecnología. Por Dios, su alberca se llama "El cubo de agua".
¡El fucking cubo de agua!
Es un maldito cubo iluminado con luces ultra-impresionantes, y con agua.

No hay forma de que podamos ganarles el día que decidan que ya quieren conquistar el mundo.
Es más, el día que las maquinas se rebelen y las profecías Asimovienses se vuelvan realidad; no tenemos nada que temer, porque los chinos van a ganar.
Bueno, nosotros sí tenemos mucho de que temer, porque las máquinas nos van a matar con una facilidad sorprendente; pero los chinos van a acabar ganando la guerra.

Pero debrayo. Siguiendo con la inauguración:

Después siguió una banda de guerra, pero con chinos gordos vestidos de marinerito. En ese momento yo dije: "Jeje, miren a los chinos gordos".
Después me sentí muy tonto, porque no había nadie en mi cuarto y estaba hablando sólo; pero después me acostumbraría, porque durante la ceremonia hubo muchos momentos en que hablé conmigo mismo, normalmente para decir "carajo, estamos jodidos".

Después de otro rato, aparecieron unas chinas culeras, volando por los cielos, rodeadas de lucecitas. Eso significa que han desarrollado la tecnología para volar, y también la tecnología para prender lucecitas alrededor suyo.

Eso no parecerá muy impresionante, pero, ¿se imaginan el día en que ustedes estén tranquilamente reposando las aglutinantes en algún parque o algo así, y de repente una sombra enorme cubra el cielo, y haya un olor a ginseng que sea demasiado penetrante para ignorar; y cuando voltéen hacia arriba, vean a millones de chinos iluminados con foquitos, dispuestos a descender sobre ustedes con toda la furia que han acumulado tras años y años de tener que estudiar las técnicas de Sun Tzu?

Y es que tienen toda una cultura de siglos y siglos de guerra. Todo se remonta a los tiempos de los 3 reinos, cuando la dinastía Wu, liderada por Cao Cao y Sima Yi se enfrentaba a la dinastía de Wei, con sus generales Sun Quan y Guan Hai; y también la dinastía Shu, con Lu Fei, Guan Yu y Zhang Fei.

Y no, no estoy inventando nada de esto.
¿Saben por qué sé tanto?
Porque decidí que era buena idea aprender un poco sobre los chinos para conocer sus tácticas de la muerte, antes de que sea demasiado tarde.
Digo, de todos modos estamos jodidos, pero al menos podemos ser cultos jodidos, ¿no?

Debrayo de nuevo.
Después salieron más y más tablas gimnásticas, cada una más sorprendente que la anterior, y también con más tecnología.
Supongo que era su forma de decir: "Miren, cuando queramos, podemos matarlos con nuestras artes marciales perfectamente coordinadas; o también con nuestra ultra-tecnología de punta, no se preocupen; tomaremos un café y decidiremos la forma en la que los queremos acabar. Pero miren que bonitas tablas gimnásticas hacemos."
Para estos entonces, yo ya estaba muy muy asustado.

Y después de todo ese despliegue de fanfarronería asiática, por fin salieron los atletas a desfilar. Y llegué a una conclusión que el comité olímpico debería de seguir para hacer las cosas menos tediosas:
A partir de las proximas olimpiadas, los atletas sólo deberan desfilar si su delegación es importante.
Está de la fregada tener que ver a 43 países desconocidos, a uno conocido, a 21 desconocidos, a dos conocidos, etcétera.
Por eso el maldito desfile es tan aburrido. Ni siquiera sabía que hubieran tantos países.
Por eso, a partir del 2012, alguien debería de agrupar a todos esos países en una sóla delegación llamada "Países piteros". Bolivia incluída.

Después, yo ya estaba muy aburrido, así que deje de poner atención, porque un chino estaba dando un discurso en chino.
Justo cuando pensé que la cosa sería eterna, por fin llegaron los relevos finales del cucurucho olímpico; y entonces fue cuando pasó lo peor:
Le pasaron el cucurucho a un chino, y éste empezó a volar hasta el pebetero.

Los malditos chinos pueden volar, con fuego en las manos.

Estamos profunda y completamente jodidos.

Bienvenidos al fin del mundo.