El Afterlife

Hace mucho mucho tiempo, en un überlog muy muy cercano (léase: aquí mismo), les dije que el término after-life me sonaba a after-party; y en efecto, me suena.

Lamentablemente, al ser una persona con demasiado tiempo libre, y una imaginación excesivamente vívida, entonces cada que una palabra me recuerda a otra; tiendo a fusionar los significados.

He ahí la explicación de que siempre haya pensado que las pinturas de óleo se borran con aguardiente; o de que cuando alguien se refiera a un genocidio como: "una matazón", entonces inconscientemente me rasque mis áreas privadas.

Y bueno, evidentemente, mi cabeza ya mezcló los conceptos de after-life y after-party.

Y en realidad, si nos ponemos esotéricos, ¿qué no acaso son cosas parecidas?

Los dos acontencen después de que terminó algo (por eso el término after); sólo que uno es una vida y el otro una fiesta.
Pero si le hemos puesto atención a los borrachines que seguramente nos hemos encontrado por la vida, entonces sabemos que sin fiesta no hay vida.
¡Ahá!
¿Notaron cómo llegué a una conclusión lógica?
Arthur Conan Doyle estaría orgulloso de mí.

Pero bueno... una vez más he debrayado.

Permítanme explicarles ahora, estimadísimos lectores imaginarios, mi concepción de la vida después de la muerte:

El ser humano nace, crece, se desarrolla, se reproduce y muere.
Ahora, según el tipo de vida que vivió cada quién, las opciones del after party son diferentes.

Imaginen a un cadenero mamonsísimo, un negrote de 3 metros.
Ese negrote sensual es el que te va a decir de a cuánto el cover.

Si fueron unos hijísimos de puta, asesinos, violadores, vendedores de elotes, Abos, secuestradores, Pejes, estafadores, mafiosos, o chinos, entonces, sean ustedes bienvenidos al infierno de los chinos.
No elaboraré más acerca del tema, porque ya cubrí ese after-life en un post pasado.

Si simplemente jodieron a las personas de su alrededor y causaron más mal que bien, entonces se van ustedes al infierno normalito.
Es frió, callado, húmedo, incómodo, lleno de sonidos de gaita, y huele a nalga de monja.
Ah, y los domingos, hay un maratón de 24 horas de reggaetón.

Si ustedes fueron mediocres, se van a ir al Limbo.
Es algo así como estar en una clase aburridísima durante el resto de la eternidad, sin poder dormirse porque el maestro los caga. Literal. Ese es el castigo del limbo.

Si ustedes fueron buen pedo, su destino es el cielo, dónde llevarán una vida libre de preocupaciones por el resto de los siglos de los siglos.
La comida es buena, los precios son accesibles, su trabajo les gusta, las chicas con lindas y los autos no contaminan. Y no hay robos en las calles.
Sí, extrañamente, mi visión del paraíso se basa en Canadá.

Si ustedes fueron LA onda, entonces su after-party va a ser poquísima madre.
Una computadora llamada HAL-4000 va a analizar su cerebro, encontrar su recuerdo más feliz, y lo revivirá.
Básicamente, viven sus momentos más felices para siempre.
Como esto es un premio reservado para gente especialmente chingona, entonces para llegar aquí, necesitan ser algo así como Siddharta Gautama, Ghandi, Bono o algún héroe anónimo que haya planeado la rebelión contra el imperio chino.

Y por último, hay un área VIP, para los amigos del dueño.
Mesas privadas, barra libre toda la eternidad, sexo rudo en lugares públicos y pastel de zanahoria hasta que el cuerpo aguante.
No hay forma de entrar aquí a menos que seas amigo del cadenero Y valedor del dueño del local.
Puro Jaime Camil y Luis Miguel.

Y lo mejor del after-life:
No hay cruda.

Claro, se aplican restricciones.