Ya no soy un vago!

Si el NY Times escribiera una reseña sobre mí, seguramente sería algo como:
"¡Magnífico! ¡Profesional! ¡Cinco estrellas! ¡La actuación del año!"

Y sí, ese soy yo, magnífico y profesional.

Eso no tiene nada que ver con el resto de mi post, pero quería recordarles lo magnífico y profesional que soy.
Bueno, ahora sí.

Regresé a clases. Ya no soy un vago buenoparanada que se duerme a las 5 de la mañana y se despierta a las 3 de la tarde.
En realidad nunca lo fui, siempre me desperté a las 2.

Pero ya, un año y dos meses después de alcanzar la decisión de tomarme un sabático, por fin se me acabó mi desmadrito y tuve que regresar a la estresante estresante vida de un estudiante de universidad de paga. Y todos sabemos lo exigentes que son esas universidades, porque no les importa el dinero, lo que les importa es formar profesionales que cambien al país y nos lleven a un mejor mañana.
Esas escuelas careras siempre tienen un compromiso con el futuro de México, sí que lo tienen.

Y ahora, me encuentro a mí mismo con una rutina completamente diferente a la que traía.

Para empezar, me costará más trabajo actualizar este blog con la frecuencia de antes, así que les pido disculpas a todos mis lectores inexistentes; pero de todos modos voy a tratar de postear cada 2 o 3 días.

Para continuar, mis párpados se caen. Es jodido darse cuenta de que apenas van 2 días de clases y ya me estoy quedando dormido en todos lados; no me quiero imaginar como voy a estar a final de semestre. Tal vez sufro de narcolepsia temprana, no lo sé, si alguna vez estoy hablando con ustedes y me quedo jetón a media frase, entonces podremos estar seguros de que no es culpa de la escuela, sino de mi senilidad precoz.

Para seguirle al asunto, ya me están dejando tareas. Van desde las más tediosas como hacer resumen de mapas mentales, hasta las más chingonas, como aprender a hacer una cámara rudimentaria con una caja de zapatos. Claro, estoy utilizando el término "chingonas" de una forma muy laxa, but still.

Ahora, no estoy diciendo que esté descontento, en realidad me está gustando bastante lo que llevo del semestre (voy en cuarto, por si alguna de ustedes chicas lindas se lo preguntaba, ¡rawr!), mi salón está muy chido, no tengo que subir escaleras para llegar a él, mis compañeros son buenas personas (con excepción de uno: el típico teto del que todos se burlan, pero él no se da cuenta), y mis maestros son agradables. Excepto la nazi de producción de medios impresos, pero estoy seguro de que hablaré de ella con más profundidad en algún post futuro.

Creo que soy feliz. Creo.
Me caga no tener cosas de que quejarme, es más entretenido escribir quejándome de las cosas que escribir sobre alegría y finales felices.

Pero hey, San Valentín se acerca rápidamente, y odio ese día, así que ya pronto me podré quejar.
¡Albricias!

Atte:
Dexter.
Calificado por el NY Times como magnífico y profesional.