domingo, 14 de diciembre de 2008

Anécdotas Canadienses IV

Lamento la demora, lectores imaginarios, pero debo confesarles que escribir esto me tomó más tiempo del que yo pensaba; principalmente porque ya terminé exámenes, y ahora vuelvo a tener vida.
Eso significa que paso menos tiempo en mi casa, y por tanto, frente a este monitor.

Pero, lo prometido es deuda, y el día de hoy hago entrega de otra anécdota canadiense más.

Esta vez, no hay vecinas involucradas; tampoco hay grandes cantidades de taurina, ni vapores tóxicos provenientes de botes de pintura color beige.
Es más, esta vez, la anécdota ni siquiera acontece en Toronto.

Lo que sí, es que hay cantidades industriales de alcohol involucradas en esta historia.
No, qué digo industriales; ¡bíblicas!

Verán, todo comenzó un jueves por la noche.

Estábamos Tepoz y yo, regresando de nomeacuerdodónde, cuando por fin entramos a la casa; y descubrimos que la prima estába ahí, hablando por teléfono.
No le dimos mucha importancia, y fuimos directamente al refri, a buscar algún grueso corte de carne para cenar.

La prima siguió hablando por telefono como media hora más, y cuando por fin colgó, entró a la cocina emocionada, y nos dijo:
"Estaba hablando con mi papá, y me dijo que por qué no los mandaba con él este fin de semana, así que le dije que sí; ¡se van mañana a Southampton!"

En ese momento, no pusimos resistencia, porque conocer otro lugar de Canadá sonaba divertido; así que subimos a hacer nuestra maleta, y nos preparamos para salir temprano al otro día.

A las seis de la mañana, sonó el despertador, y Tepoz se levantó para apagarlo y seguir durmiendo; pero en eso entra la prima y nos dice que no podemos regresar a los dulces brazos de Morfeo, porque de por sí ya vamos bien tarde.

Yo estaba tan cansado que ni siquiera me molesté en vestirme; agarré mi maleta, y me subí en pijama al coche de la prima, donde me puse mis audífonos y volví a quedar profundamente jetón.

Una hora después, desperté en el aeropuerto. Aparentemente, la prima no nos iba a llevar hasta Southampton, sino que nos iba a dejar en el aeropuerto, donde tomaríamos un "Airbus" que nos llevaría hasta nuestro destino.
Fue ahí donde cuestioné mi elección de guardarropa.

En un santiamén, la prima ya se había ido, dejándonos a Tepoz y a mí en las puertas de la terminal uno, y el camión salía de la terminal cuatro. Eso implicaba caminar toooodo el aeropuerto. Y rápido, porque además el Airbus salía en veinte minutos.
Y claro, yo tenía puestos mis pantalones de ositos.

Superando la vergüenza, empecé a caminar, a regañadientes, porque seguía medio dormido y tenía mucho frío. Después de un rato, llegamos a la terminal dos.
Miré mi reloj, el camión salía en cinco minutos.

"¡Chinga a tu madre! ¡Córrele cabrón!", fue mi grito de batalla.
Corrimos cincuenta metros antes de descubrir que nuestra condición no nos permitiría llegar hasta donde debíamos llegar; así que, en un momento digno de película muda de los años treinta, le señalé a Tepoz un camioncito cercano; y corrimos tras él.
Cuando estaba a la altura del conductor, le dije: "¿llega a la terminal cuatro?", el conductor, con cara de asombro (probablemente por mis pantalones) señaló hacia arriba, donde había un letrero enorme que decía (con letras rojas) "terminal cuatro".

Aventamos nuestras maletas dentro del camioncito (era más bien como un shuttle) y brincamos dentro de dos asientos vacíos.

Llegamos a la terminal cuatro con cinco minutos de retraso.
Me acerqué al stand de Airbus gritando "¡Mexicanos! ¡Airbus! ¡Southampton!", y, gracias a Dios, el camión no había salido, nos estaban esperando.

Más que un camión, el Airbus era una camionetita pitera, con capacidad para no más de 8 personas. Y ya todas estaban ahí, con cara de impaciencia.
Nos subimos, pidiendo disculpas, alternando entre el inglés y el español. Tomamos nuestro asiento, me puse mis audífonos, y me volví a dormir.

Alrededor de cuatro horas después; llegamos a Southampton, que resultó ser un pueblo rabón.
El equivalente canadiense de nuestro Zapotitlán Salinas.

Con no más de 2000 habitantes, en su mayoría camioneros, Southampton se enorgullece en ser un pueblo que ofrece absolutamente nada interesante. Lo más cercano a un lugar divertido, es "The Phoenix", el único bar del lugar.
Por suerte para nosotros, el dueño de Phoenix, es Klaus, un simpático viejito alemán, que resultó ser el papá de la prima de Tepoz.

Sí, convenientemente, nos íbamos a quedar en la casa del dueño del único lugar que vendía alcohol en ese pueblo rabón.
No tan convenientementemente, la casa no estaba EN Southampton; estaba como a 10 minutos de ahí, en pleno bosque, atrapada en un abandonado lugar entre la indiferencia y el aburrimiento.

En fin, cuando llegamos a Southampton, el conductor malhumorado nos aventó nuestras maletas y nos bajó apresuradamente de su Airbus. Afortunadamente, Klaus ya nos estaba esperando.

Nos subimos a su coche, y nos dió la bienvenida. Inmediatamente nos cayó muy bien.
Era un viejito lépero, con acento alemán muy marcado, pero que hacía bromas muy cagadas.
Nos llevó a la casa, y nos explicó que íbamos a estar nosotros solos, porque él dormía en el hotel que estaba arriba del bar, y que también era suyo.

Perfecto, casa sola otra vez.

Nos dejó en la casa, y nos dijo que nos acomodáramos y todo eso, que el vendría por nosotros a las 7, para llevarnos al bar, porque era noche de karaoke.
Aparentemente, eso era lo más emocionante que Southampton ofrecía.

Por alguna estúpida razón, aunque la casa tenía 3 cuartos, Tepoz y yo queríamos dormir en el de las literas, y como ninguno de los dos cedió, acabamos durmiendo los dos en las malditas literas, desperdiciando los otros dos cuartos vacíos.

Pasamos la tarde en el enorme enorme jardín que teníamos, Tepoz podando el pasto en nuestra überpodadora que parecía más un Go-Kart que un vehículo de jardín; y yo persiguiendo conejos, porque descubrí que en nuestro jardín había conejos.

Más tarde, después de comer (teníamos otra parrilla de propano); entramos a la casa. Vimos tele un rato, y Tepoz me dijo que había que arreglarnos para ir al bar, porque Klaus nos había dicho que nos vistiéramos decente.
Yo le di el avión, y mientras él se metía al cuarto a cambiarse, yo me quedé dormido viendo un DVD de Julio Iglesias, porque Klaus era fan de Julio y tenía como 5 DVDs de sus conciertos.

No sé cuanto tiempo me quedé dormido, pero me despertó Klaus diciendo que ya nos teníamos que ir. Y yo no me había arreglado. Bueno, al menos ya no estaba en pijama.

En cuanto entramos al bar, nos dimos cuenta de que ya estaba atascado, no había ni una mesa libre. Además; justo en el momento en que entramos, Klaus se acerca al micrófono, y les dice a todos:
"Hoy tenemos una atracción especial, ¡nuestros propios turistas mexicanos!"

Los camioneros empezaron a aplaudir y a gritar.
A huevo, eramos el centro de atención; y cualquier persona que me conozca, sabe que me encanta ser el centro de atención.

Nos sentamos en la barra, y pedímos una jarra de cerveza canadiense; cuando traté de pagar, Klaus me dijo: "No no, a los turistas siempre se les invita la primera jarra, como una bienvenida a nuestro país".

A huevo, ¡cómo me estaba gustando Canadá!

Mientras bebíamos tranquilamente, la gente se nos acercaba a hacernos plática, porque en ese pueblo rabón nunca pasaba nada, y por eso mismo, eramos lo más interesante que les había pasado en mucho tiempo.

Nos terminamos nuestra primera jarra, y yo pedí otra (esta vez, de una cerveza diferente, porque mi meta era probar todas las cervezas canadienses que existieran); y una vez más, iba a pagar, cuando un tipo de la mesa de atrás, dice "No. No van a pagar, nosotros les invitamos esa jarra, con la condición de que vengan a sentarse con nosotros y nos enseñen español."
Reconociendo una buena oferta, nos sentamos en su mesa (eran 4 hombres y 5 mujeres, todos de como 25 años), y empezamos a darles clase de español. En menos de 10 minutos, ya podían decir todas las groserías que conocíamos.

Uno de ellos se paró de la mesa, y le dijo a Klaus, en perfecto español: "¡A ver, borracho cabrón desgraciado infeliz, quiero que me traigas más cerveza!". Una lágrima escurrió por mi mejilla... ¡estaba tan orgulloso de mi alumno!

Después de otro rato de beber y platicar, se nos acercaron dos tipas de como 30 años, y nos retaron a un partido de billar.
Ebrios, y con ganas de defender el orgullo mexicano, aceptamos.

En cuanto estaba preparándome a hacer mi primer tiro, un tipo de una mesa cercana me grita: "¡Más te vale ganar, porque aposté 20 dólares a que ella perdía!".
Tiré, y afortunadamente metí una bola (celebrado por muchos camioneros ebrios) y le contesté: "Si gano, me debes 10 dólares".

En efecto, gané; y me dieron 40 dólares (10 por cada comensal de aquella mesa), así que pedí más cerveza. De nuevo, no me dejaron pagar. Carajo, los camioneros canadienses son las personas más amables que he conocido jamás.

Bastante ebrio, pedí la lista de canciones de karaoke. Estaba listo para hacer el ridículo.

Tepoz y yo pasamos, y cantamos la peor versión de "Learn to fly" que jamás se haya oído.
Por alguna razón, a todos los presentes les hizo mucha gracia, porque nos ovacionaron de pie.

Envalentonados, pedimos la lista de canciones otra vez.
En lo que definitivamente fue uno de los momentos decisivos de la noche, descubrimos que habían 4 páginas de canciones en español.
"¡Puta madre, de aquí soy!", pensé, respaldado por 6 jarras de cerveza.

Mientras Tepoz cantaba villancicos en español, yo regresé a la mesa de las clases de idiomas, y estaba tan ebrio, que les dije que ahora ellos me tenían que enseñar inglés.
Después de unos minutos y unas cervezas más; pasé a cantar de nuevo.

Héroe, de Enrique Iglesias, fue mi siguiente víctima (no había mucho de donde escoger si queríamos cantar en nuestro idioma materno); me emocioné tanto cantando, que acabé hincado en el piso, al borde de las lágrimas.

Dejamos que los camioneros cantaran un rato, porque ya habíamos apañado mucho tiempo el karaoke, y nos dedicamos a rolar de mesa en mesa, platicando con todos y tomándonos fotos con quien lo pidiera (y créanme, fueron muchos).
Neta, eramos el alma de la fiesta... o el bar... o lo que sea.

Como ya era muy tarde, y ya estábamos bastante pasados de copas, decidimos que ya era momento de irnos; le dijimos a Klaus que ya íbamos a partir, y nos dijo que aguantáramos 5 minutos.
Inmediatamente, Klaus corrió al micrófono, y le anunció a toda la audiencia que ya nos íbamos, y todos nos empezaron a chiflar y a gritar que no lo hiciéramos.

Yo subí a donde estaba Klaus, y tomé el micrófono. Sin saber lo que decía ni por qué, le dije a todo el bar: "¡Sí, ya me voy a ir, y no pueden hacer nada al respecto! ¿Saben por qué? ¡Porque soy el Rey Lagarto, y nadie le dice qué hacer al Rey Lagarto!"
Las risas de mi público, y sus aplausos, me dieron valor, así que agarré un vaso de nosequéchingados que estaba junto a mí, le di un trago, y se lo escupí a todos los que estaban cerca; después, me puse a gritar: "¿Quieren show? ¡Les voy a dar show! ¡Tepoz, pásame un murciélago, le voy a arrancar la cabeza de una mordida!"

Ese es un gran ejemplo de cómo la televisión y el Rock N' Roll arruinan la mente de la juventud actual, pero bueno...

Klaus, subió al escenario, llorando de risa, mientras yo estaba subido en una silla, retando al público a que subieran a madrearse conmigo.
Aparentemente, soy muy gracioso cuando estoy ebrio.

Me quitó el micrófono de las manos, y dijo: "les propongo un trato: una última cancion a dueto, y les pago con una jarra de cerveza gratis."

Antes de que yo dijera que sí (porque obviamente iba a decir que sí); Tepoz se puso a gritar "¡Livin' la vida loca! ¡Quiero cantar Livin' la vida loca!"

Hasta el día de hoy, no tengo ni idea de por qué dijo eso, porque a Tepoz le CAGA Ricky Martin, pero el caso es que lo dijo.

Klaus dijo: "Está bien, ¿la quieren cantar en español?", Tepoz le gritó que sí, y Klaus nos preguntó que si nos la sabíamos, porque el karaoke no tenía registrada la letra en español. De nuevo, Tepoz dijo que sí.

No nos la sabíamos.

Mientras yo veía a mi amigo con cara de asco y susto, él me dijo: "Vale madres, improvisamos"

Y sí, improvisamos. Nos inventamos la letra al mismo tiempo que íbamos cantando.
Un par de frases que dijimos (respaldadas por un video de youtube que nos encontramos después) fueron:

Te la chupará si le dices creo que hoy toca
La ruca llegará montada en su enorme troca

Tú cállate ya y métetela en la boca
En el baño ella está inhalando mucha coca

Y eso, lectores imaginarios, es sólamente del coro.

Estábamos dando un espectáculo tan bueno, que la gente empezó a sacar sus encendedores y a aplaudir mientras cantábamos. Creo que se debió al bailecito que hicimos a la mitad de la canción; y al hecho de que no entienden ni madres de español.

En fin, cuando acabamos la canción, Klaus nos dijo que ya estaba un taxi esperándonos afuera.

Mientras Tepoz le decía al taxista que se había perdido del mejor espectáculo musical de la década, y que nos íbamos a volver superestrellas; yo me marée y saqué la cabeza por la ventana. Así pasé todo el camino; como perro emocionado porque está viajando en coche.

Llegamos a nuestra casa, y decidimos que íbamos a comer algo antes de dormir, así que cocinamos nomeacuerdoqué, pero me acuerdo que no debímos de haberlo puesto en la estufa, porque sacó flamas mucho muy grandes.

Mientras comíamos... loqueseaqueestuviéramoscomiendo, Tepoz y yo empezamos a platicar de todo lo que había pasado.

Después de como 10 minutos de conversación, me di cuenta de que llevábamos todo el rato hablando en inglés.

Yo:
¿Por qué estámos hablando en inglés?
Tepoz:
Porque somos cool.
Yo:
Estamos pedísimos, ¿verdad?
Tepoz:
Creo que sí... creo que sí.

Esto también fue en inglés.

Después, sin siquiera molestarnos en tratar de ponernos pijama, nos arrastramos hasta nuestras literas.

Lo último que recuerdo de ese día, fue escuchar a Tepoz decir (en inglés): "Si me da una congestión y me muero en la noche, por favor llévale el cuerpo a mi madre"
A lo que yo contesté (esta vez en español): "Ni madres, te quedas ahí para siempre. Eso te pasa por apañar la litera de arriba"

21 comentarios:

Traumatismo dijo...

Jajajaja. NO MAMES!!! Que buenas anéctodas canadienses. Wey creo que el 90% de las pendejadas que pones aquí jamás me las contaste... O me las contaste a medias... La verdad ya ni recuerdo lo que me contaste, pero sea como sea está bastante bueno.

Por cierto. Tu definición de tepoz para mi gusto no concuerda demasiado con la realidad. Quizá si tenga conocimiento de como 1000 artes marciales, pero al final para mi es el tipo de persona al que te refieres constantemente en tu blog como "G---o -- m----a" aunque debo aceptar que se mantiene en un estado intermitente.

Ya por último. Wey estoy verdaderamente aburrido ahora que estoy de vacaciones. ¿Cuando organizamos algo?

Saludotes.

Vain¡lla dijo...

Quiero ver ese video de youtube!!!... pasame el url, no??

LauSanBal dijo...

No maaaaaa!!!
Tienes que dejarnos ver ese video...
Y mira que curioso... hablando inglés estando pedos... mal recurrente xD

silvestre dijo...

Oye, buen post. ¿De cuando aprendiste a andar en bicicleta en el Lago Hurón no tienes una anécdota?

Ricardo Santos dijo...

ninya. Tengo que ponerme pedo con ustèd algùn dìa me cae.

jaja cuando vuelva al DF.

Unavez me puse edo en un bar de camioneros, pero en Tijuana. La diferencia supongo que fue que habìa muchas putas acà. Los camioneros son buen pedo en todos lados supongo.

Quiero comprarme un trailer

Ninja Peruano dijo...

Pooh: Bueno sí, también podemos jugar ahorcados si quieres. Y eso también se lo he dicho, sobre todo cuando no se calla.
Te veo al rato.

Andie: No. Está escondido forever and ever.

Miss Mac: Jamás. Mi ridículo público sólo es tolerable cuando estoy muy ebrio.

Silvestre: No, en realidad eso no fue tan interesante como pensarías.

Choko: Ya vas, si tu invitas las chelas, yo invito el ridículo.

Yana!!... dijo...

yo tambien te invito unas chelaaaas!!!
buen post me hiciste reir mucho mucho
sere tu fansese siempre buajaja

Ninja Peruano dijo...

Jajaja ahora estoy dudando de que me quieran invitar unas chelas porque soy la onda, o porque quieren verme avergonzarme en público...

Lady Vendetta dijo...

queremos verte hacer el ridiculo...pero d q t quejas? son chelas gratis!!!

El mecartistrónico dijo...

jaja lo mejor es la letra de la canción.

Hey! habías dicho que Tepoz hablaba muy poco inglés! Tan pedo estaba?

Y definitivamente te falta ilustrar más tus posts, con fotos. Las fotos de las que hablas.

Ninja Peruano dijo...

No, no ilustraré mis posts!

Bueno, algunos, pero los de mis ridículos públicos no!

lielico dijo...

Waaaaa, ahora tengo más ganas de ir a Canada y de conocer a camioneros de allá y de que nos vayamos por una chelas, jajajaja

Y si, si traía buen carro XD

Ninja Peruano dijo...

Lo ves? Te hubieras ido con él.

Si me invitas unas chelas, te cuento otra historia de camioneros jaja

Claudia dijo...

jajajajaja no dejes de escribir anecdotas candienses!!
y creo que ya encontre el video!! pase 2 horas buscando pero creo que ya lo tengo

Ninja Peruano dijo...

Dios... espero por todos los santos que no lo hayas encontrado...

Vain¡lla dijo...

Anda anda pasamelo, y te doy regalo de navidad.

Ninja Peruano dijo...

Jajaja no, no podrás chantajearme.

Pasé semanas tratando de que borraran ese video, y cuando no pude, hice que al menos lo escondieran muy bien

rolando dijo...

Uffff estos post lo que tienen de largo lo tienen de bueno, oye si no tienes el valor de ilustrarlo por los menos deleitanos con el video bochornoso.

SIN H LIZBET dijo...

Jajaja, tal vez en este Guadalupe-Reyes tendrás más aventuras que contarnos.

Ninja Peruano dijo...

Orlando: Me temo que tendré que responderte lo mismo que a los demás: ese video debe desaparecer.

Lizbet: Pues hasta el momento, mi Lupe-Reyes ha pasado bastante carente de alcohol... será porque soy pobre, o porque ya no tomo...

sirako dijo...

orales, quiero ir a canadá.