lunes, 9 de mayo de 2011

Volar

Y en el suelo, se encontraba una pluma blanca, demasiado perfecta para ser de pájaro.
Te agachaste a recogerla y después la pusiste en la palma de tu mano. La miraste con cariño, y después cerraste el puño suavemente.

Tus párpados también se cerraron, tal vez para darle paso a esa impertinente lágrima que se había aparecido de pronto en tus ojos, y que ahora trataba de escapar.
Trataba de escapar cariñosamente, para después bajar por tu mejilla perfecta y morir en tus labios de sonrisa triste.

"Adiós. Vuela.", dijiste en voz baja mientras levantabas tu mano y dejabas que la pluma se fuera.

Tus ojos brillaron como nunca antes los había visto brillar.
Tu sonrisa dejó de ser triste para convertirse en algo hermoso y sincero.
Tu mejilla resplandecía con esa pequella estela que reflejaba los rayos del Sol frío de la mañana.

Y por un momento, pensé que había visto tus alas desplegarse; pensé que en cualquier segundo te pondrías a volar para seguir a esa pluma que ahora flotaba en el aire, cada vez más alto.

Pensé que te irías, de una vez y para siempre, dejando atrás solamente un recuerdo y un rastro de plumas blancas, demasiado perfectas para ser de pájaro.