viernes, 30 de enero de 2009

Otro día cualquiera

Estoy convencido de uno de los grandes problemas de la humanidad, es que la gente no tiene sentido del humor.

Hoy, por ejemplo, iba yo de regreso a mi casa, caminando alegremente por la calle; cuando una tipa de como 18 años se me acerca, me saluda, y me pide mi celular.

"¿Me estás asaltando?", le pregunté; con esa paranoia tan característica de los chilangos.
La mujer se sonrojó y me dijo que no, que quería mi número, porque pensaba que yo era lindo.

Sintiéndome halagado por un lado, y asqueado por otro (porque la mujer era sumamente fea); le sonreí y le di un número.
Si alguna vez me marca, le contestarán en un antro gay.
No pregunten por qué me sé el número de un antro gay, simplemente me lo sé y ya.

La tipa me preguntó mi nombre, y yo le contesté amablemente: Rafael.
Evidentemente no le iba a dar mi nombre real.

Después, la tipa me dijo que si algún día me gustaría salir con ella.
Yo la miré fijamente, y le contesté:
"Me encantaría, pero... tengo novio"

Ella me observó con una cara de confusión muy graciosa, y me dijo "¿novio?"
"Sí, novio", le dije.
La fea me estaba viendo, y no decía nada, así que yo asumí que seguía siendo mi turno de decir cosas:

"Se llama Orlando y tiene 26 años"
De nuevo, no hubo respuesta.
"Vive en la playa"
Silencio total.
"Vende conchas de mar"
Aún más silencio.
"A precios muy bajos"

Por fin, la mujer fea salió de su trance, y me dijo algo. No sé qué fue, porque no le entendí, la tipa simplemente balbuceó algo y se fue.

Yo sé que debería de sentirme mal por mentir de esa manera, pero hey, si la gente no entiende mi sentido del humor, fuck them.

martes, 27 de enero de 2009

Infomerciales incoherentes

Hay una situación que lleva varios días molestándome: la programación que tiene la tele en las noches.
Si de por sí la programación diurna es pésima; en las noches es todavía peor.

Neta, es impresionante, más de 100 canales, y casi nunca hay nada que valga la pena ver.

Normalmente, este problema no es muy relevante en mi vida, porque casi no veo tele; pero como estoy de vacaciones, y me duermo mucho más tarde que cuando estoy en clases, entonces normalmente me encuentro a mí mismo sin mucho qué hacer en las noches; y es ahí cuando prendo la tele.
Aunque, siendo honesto con ustedes, no sé ni por qué lo hago, si los programas son tan malos.

Pero no me quejaré de eso (ignoren que lo acabo de hacer); porque hay algo que me molesta todavía más:
Los fucking infomerciales.

Yo sé, como publicista, no debería de quejarme de la publicidad; pero es que sí se pasan.
Aún si no contamos el hecho de que a partir de las 2 de la mañana, la mitad de los canales se vuelven de puros infomerciales; de todos modos siguen siendo sumamente molestos.

Cuando domine el mundo, TVOfertas va a desaparecer del planeta. "Calidad a la puerta de su hogar" mis huevos.
Verán, mi odio tiene una razón en específico:
Sony Entertainment Television.

Éste es el canal que más veo, porque es de los pocos que tienen uno que otro programa decente; pero también es el canal con peor distribución de anuncios.
No sé cómo sea en prime time, yo les hablo nada más de los anuncios que pasan después de medianoche, pero es algo así:

Infomercial, anuncio de Ugly Betty, videoclip malo (o entrevista con artista malo), anuncio de Grey's Anatomy, infomercial.

Eso se repite EN CADA BLOQUE DE ANUNCIOS, sin excepción.

Y eso significa que cada 10 minutos, te obligan a ver los mismos 5 o 6 anuncios.
Los mismos.
Exáctamente los mismos.

No es como si tuvieran 2 o 3 infomerciales distintos, no no no; siempre es el mismo infomercial de un producto malísimo que se llama Listen Up.
Y ya estoy hasta la madre de verlo.

Se los voy a describir ahorita, porque quiero ventilar mi ira:
El Listen Up es una cajita toda ridícula, que según esto sirve para "escuchar más fuerte".
Básicamente es un mini aparato de audición. Le conectas unos audífonos y escuchas todo más fuerte.
Chingón, hasta ahora no hay ninguna queja.

Al principio del anuncio ponen a un viejito todo feliz viendo la tele, mientras su esposa lee un libro.
El anciano está sonriendo, neta se ve que su felicidad es grande.
Pero entonces, la perra de su esposa deja el libro, y le grita: "¿podrías bajarle al volúmen?", en una forma toda altanera.
El viejito se da cuenta de que molesta a su mujer, y amablemente le baja a la tele; pero ya no sonríe tanto. Lo acaban de poner triste.

Una narradora con voz muy molesta nos pregunta si estamos cansados de que nos pidan que le bajemos el volúmen a la tele.

Después, vemos a la misma anciana altanera hablando por telefono; y la narradora nos pregunta que si molestamos a otros con nuestros problemas de audición.
La viejita culera se aparta del teléfono y grita: "¿tienes que oír eso tan alto?".
Vemos al pobre anciano bajarle a su aparato de sonido con cara de tristeza, mientras maldice sus problemas de oído.

Lo que siempre me he preguntado es por qué el viejito no le responde "¡pues sí, pendeja, estoy viejo y sordo! Ahora cállate y hazme algo de comer, perra".
Viejito mandilón.

La narradora nos describe todos los beneficios del Listen Up, y nos dice que lo podemos usar para ver tele en la noche sin molestar a los demás.
También nos dice que podemos usar el Listen Up para no perdernos ni una palabra de lo que se dice en varios lugares, como la calle, el centro comercial, las fiestas, y las reuniones.
Entonces, la narradora se emociona, y termina gritando: "¡o incluso en la iglesia!"

¡Wow!
Así es, lectores imaginarios, gracias a Listen Up, ustedes podrían escuchar todas y cada una de las palabras que diga el cura pedófilo de la iglesia de su elección.

Ése siempre ha sido un gran problema para mí: cada vez que voy a una iglesia, acabo perdiéndome de una o varias palabras, y entonces le pregunto a la persona de junto a mí de qué palabras me perdí; pero ellos no me responden, porque están muy ocupados no perdiéndose palabras.

En fin.

Aquí es cuando el anuncio se vuelve incoherente.
La molesta narradora nos dice que el Listen Up también puede ser usado para escuchar conversaciones desde lejos.

WTF?

Vemos la imagen de una señora toda creepy, escuchando a dos vecinas hablar desde el otro lado de la cuadra; y después vemos a un señor todavía MÁS creepy en el gimnasio, oyendo a dos chicas lindas platicar.

¿El anuncio nos está alentando a espiar a la gente? ¿Neta?
¡Con nuestro producto usted puede convertirse en un stalker profesional! ¡Viole mujeres a diestra y siniestra! ¡Jamás sabrán cómo pudo averigüar dónde viven!

Después, nos dicen que con Listen Up, podremos ir a un partido de futbol y escuchar lo que el entrenador le dice a los jugadores.
Para ilustrar eso, nos ponen a un tipo sentado en las gradas, viendo intensamente al coach, mientras todos a su alrededor gritan y celebran.

Uno pensaría que con el Listen Up, esos gritos se escucharían inhumanamente fuertes, pero no, aparentemente es un aparato mágico que permite escuchar sólo a las personas que queremos escuchar.
¿Cómo? Quién carajos sabe, ¡pero hey, es un infomercial chafa de las tres de la mañana! ¿acaso nos mentiría?

Los ejemplos incoherentes y creepy siguen y siguen, pero lo más ridículo de todo ocurre al final.
La narradora nos dice:
"Ordene su Listen Up ahora mismo, ¿me escuchó? Si no lo hizo, entonces usted necesita Listen Up"

A ver, estúpida, si no te escuché, entonces, ¿cómo voy a saber lo que necesito?
Y si sí te escuché, entonces no necesito el Listen up, ¿como por qué lo habría de ordenar?

Me cagan. Publicistas del demonio.

viernes, 23 de enero de 2009

Mala noche

Creo que Jesús me odia.
Normalmente es mi valedor; mi chiles chiles, mi charolastra, mi pana, mi carnalito tres puntos rifa; pero últimamente no.
Lo peor es que no sé que hice mal...
Y el problema de que el mesías te odie, es que en tu vida empiezan a pasar una serie de cosas muy freaky.

Tomemos, por ejemplo, el caso de ayer en la noche:

Ayer fue un día bastante bueno.
Todo ocurría normalmente: me encontraba en casa de mi novia, jugando Rock Band, bajando canciones, discutiendo acerca de la importancia musical de distintos grupos, etcétera.
Fue un día normal, tirándole a bueno.

Y fue entonces cuando Dios decidió que me odiaba:

Primero, mis papás me hablaron, y me dijeron que me regresara a la casa lo antes posible, porque iba a haber mucho tráfico si me esperaba más tiempo.

"¿Eso qué? Yo ni siquiera tengo coche..." pensé; pero decidí hacerles caso, porque de vez en cuando soy buen hijo y escucho sus consejos; así que tomé mi camión.

Todo iba bien, pero como a la mitad del camino, se subió un payaso.
Si hay algo en este mundo que me aterra, son los payasos.
Neta, es una fobia, no me pidan que sea racional.

Como impulsado por una fuerza divina, el payaso se sentó justo adelante de mí; y yo no pude hacer nada.
Me hubiera cambiado de lugar, pero cuando estoy cerca de un payaso, me petrifico. No me puedo mover. Nada.

Pasé el resto del viaje inmóvil y callado, simplemente esperando que el payaso se bajara del camión; o que yo llegara a mi parada, lo que sea que ocurriera primero.

Unas pocas cuadras antes de que me tuviera que bajar, el payaso se levantó, y caminó a la salida del camión.
Y el culero decidió quedarse ahí. Sin moverse y sin bajarse.

Ya habíamos llegado a mi parada, pero yo no podía bajarme porque había un payaso aterrador estorbando la salida.
Afortunadamente, una cuadra después, el payaso abandonó el vehículo, y otra cuadra después, yo hice lo mismo.

Caminé hacia mi casa, con un poco de miedo, pero feliz de estar lejos de aquél ser montruoso.

Una cuadra antes de llegar a mi morada, me detuve en el cruce; y voltée a ver que no viniera ningún coche.
Venían tres.
Pacíficamente, los dejé pasar.

Ya, por fin, sin moros en la costa, seguí caminando hacia mi casa.
No había dado ni un paso, cuando algo me golpeó fuertemente.

Al principio no supe qué fue, pero sentí un dolor agudo en mi cara y en mi pierna (con la que estaba dando el paso).
Cuando recuperé el sentido, vi que era un imbécil en una bicicleta, a toda velocidad en sentido contrario.
Además, aunque me había pegado, el culero ni siquiera hizo por detenerse.

El golpe en la cara no fue muy malo: había sido con su mochila, y aparentemente no había causado mucho daño, fuera de voltearme la cara con el golpe.

El madrazo de la pierna, por otra parte...
Ése fue un poco más severo. Bastante más severo.
El hijo de puta me había pegado con la rueda delantera de su homosexual medio de transporte.

Y yo no podía caminar. Traté de dar un paso, y el dolor hizo que tuviera que sentarme a media calle.

Después de recriminarme a mí mismo por no haberlo tirado de su bici, me levanté y cojée hasta mi casa.

Después de contarle a mi progenitora que una bici me había tacleado, me senté a evaluar los daños.
No parecía muy malo, sólo había un extraño punto negro en mi pierna, un pequeño derrame alrededor, y dos rayas verticales (producto de la estúpida llanta de la estúpida bicicleta).

Lamentablemente, las apariencias engañan: aunque no se veía tan mal; me dolía como si me hubieran acuchillado. Y no era sólo el punto negro, era todo el músculo de alrededor.

Brincando de cojito, subí a mi cuarto; porque ya no podía caminar, la herida se había enfriado.

Todavía me duele un buen, pero creo que ya va mejorando.

Pero en fin, aprovecho este espacio para decirle algo al idiota que me atropelló ayer:
Espero que te viole un chivo.

A ustedes, lectores imaginarios, les digo:
Si están teniendo un mal día, piensen "hey, al menos no me ha tacleado ninguna bici".

Y a Jesús Cristo, le digo:
Podrás odiarme, pero no me preocupa, porque Yoshimi me protegerá, y no va a dejar que esos robots malévolos me derroten.

lunes, 19 de enero de 2009

Sin duda alguna, soy un geek...

Hay momentos en los que la vida te da señales inequívocas de algo; como por ejemplo:

- Cuando quieres comprar algo que acababas de ver en una tienda, y resulta que ya no hay (y además, tampoco lo encontrarás en ninguna de las demás tiendas que vas a visitar ese día); la vida te está diciendo que tu destino es NO tener esa cosa.

- Cuando tu pareja está tomando pastillas anticonceptivas, y tú usas condón, y además se embarran todos de espermicida; y de todos modos resulta que tendrán un hijo; la vida te está diciendo que tu destino es asistir a juntas de padres de familia.

- Cuando te subes a un microbús que tú piensas que te llevará a algún lado, y en vez de eso acabas afuera de la Basilica de Guadalupe; la vida te está diciendo que eres un imbécil que no sabe usar el transporte público.

-Cuando te despiertas un domingo y acudes a una reunión/desayuno/brunch/comida/abo con tus compañeros bloggeros; la vida te está diciendo que eres un geek total.


Y ayer, mi vida tuvo la bondad de indicarme precisamente eso: soy un geek total.

Resulta que varios de los escritores de B.I.L.F. nos reunimos, por el simple motivo de que nadie tenía nada mejor que hacer en domingo en la mañana.
Eso y porque somos personas sumamente cool.

De todos modos, estar todos alrededor de una mesa de plástico, comiendo mariscos, y discutiendo acerca de blogs, y bloggers, y casetas de cuota, y de otros diversos y variados temas, fue algo un poco bizarro.

Creo que lo más extraño de todo, era la vibra de: "Soy un nerd, y, ¡carajo!, ¡estoy orgulloso!" que reinaba en el ambiente.

Por eso, quise dedicarle un post a mis compañeros B.I.L.F.ers:

Señores y señoritas; mercasatánicos y bellas damitas; me la pasé de huevos.
¡Salud!

jueves, 15 de enero de 2009

La iniciación

Escribiendo en B.I.L.F., me atacó la nostalgia.
Y es que cada vez que me acuerdo de mi salón de quinto de prepa, me dan ganas de poder regresar el tiempo.
Nunca en mi vida me he divertido tanto como en ese año.
Todos los días eran un desmadre, y yo me la pasé muy bien.

Claro, académicamente hablando, ese año fue un fracaso total; pero estoy seguro de que quinto de prepa me enseñó más de la vida que toda mi primaria y secundaria combinadas.

Y fue, precisamente en quinto de prepa, que me puse la primera borrachera de mi vida.
Todo comenzó en las primeras semanas de clases, en un viernes como cualquier otro.

Cuando llegué a la escuela, me di cuenta de que todo el salón estaba emocionado, y entonces recordé que ese día era la comida de grupo.
No sabía si iba a ir o no, porque la neta, la comida estaba siendo organizada por los ñoños del salón, y eso significaba que iba a ser una comida ñoña.

Cuando le comenté mi dilema a mi amigo Chavo, me dijo que no me preocupara, porque él tenía un plan infalible para alegrar la comida: Mezcal.

Además, también me dijo que él se había involucrado un poco en la organización de la comida, y que debería de acompañarlo a la Central de Abastos a comprar los refrescos.

Terminando las clases, toda la bolita de amigos vagos fuimos a la Central. Mientras nosotros íbamos por los chescos, el resto del salón empezaría a llegar a la casa donde sería la comida.

El viaje a la Central no tuvo grandes aventuras, a menos que ustedes consideren perderse en el pasillo de los plátanos como una gran aventura.
En serio, jamás había visto tantos plátanos juntos (excepto en el vestidor del gimnasio al que iba, pero eso es muy diferente).

Después de recorrer alrededor de 2 kilómetros sin ver nada más que plátanos de todo tipo, por fin llegamos al área de refrescos.
Decidímos comprar los más baratos.

10 minutos y 150 pesos después, eramos los orgullosos propietarios de 20 botellas de a 2 litros de refrescos tan reconocidos como: Aye sabor mango, First de naranja, Red Cola, y muchos otros.

Ahora, aquí surgió un problema: para ir a la Central, habíamos tomado un camión, pero no podíamos tomar uno de regreso, porque veníamos cargando demasiadas cosas; así que decidimos tomar un taxi.
Lamentablemente, la mayoría de los taxistas no querían subir a tanta gente en su coche, y menos con la cantidad de botellas que veníamos cargando.

Después de parar como 7 taxis, por fin, un conductor amable accedió a llevarnos; así que nos subimos todos al coche.

Eramos 9 personas (10, contando al conductor), y veníamos cargando mochilas y 20 botellas de refresco.
Y todos íbamos en un vocho.

Llegamos a nuestro destino, y en cuanto la puerta del coche se abrió, todos nos caímos. Estábamos tan apretados que lo único que nos ayudaba a mantener el equilibrio eran las paredes y puertas del coche.
Nos levantamos y recogimos nuestras cosas, y salimos ordenadamente del vehículo.
Parecía un coche de payasos, la gente salía y salía. Me imagino que la escena debe de haber sido curiosa, porque unas ancianas que iban pasando por ahí se rieron de nosotros.

Entramos a la comida grupal, y descubrímos que yo tenía razón: era la comida más ñoña que yo jamás hubiera visto.
Nadie estaba haciendo nada, ni bebiendo nada.

De un lado, estaba la gente normal, aburrida, y con cara de sálvenme por favor.
Del otro lado, estaban los ñoños, jugando juegos estúpidos de niños de primaria.

Cuando llegamos nosotros, algunas de las "personas normales" nos pidieron ayuda; y entonces, Chavo sacó una garrafa de mezcal de su mochila.
La fiesta estaba por comenzar.
Y yo estaba a punto de ponerme pedo por primera vez.
Ah... lo que daría por tener 16 años otra vez...

Empezamos a servirnos mezcal con refresco de mango, pero a escondidas, porque si los ñoños nos veían, seguramente nos acusarían con nuestra titular, y todas las desgracias del universo caerían sobre nosotros.
Afortunadamente, los ñoños estaban demasiado ocupados jugando a pasarse cartas con la boca para ponernos atención.

En un momento de estupidez, yo abandoné el refugio de la sala (donde estaban mis amigos) para ir al jardín (donde estaban los ñoños), porque yo quería ir a hablar con una niña que me gustaba, y que en esos momentos estaba sola en el jardín, con cara de que iba a morir de aburrimiento.

Antes de que pudiera llegar hasta donde estaba mi bomboncito azucarado, una ñoña me interceptó, y me arrastró hasta donde estaban realizando sus juegos idiotas.
Sin darme cuenta de lo que estaba pasando, me pusieron en medio de un círculo, y de espaldas a una ñoña muy fea.

Me dijeron que cuando dijeran "ya", yo tenía que girar la cabeza hacia mi derecha o hacia mi izquierda; y mientras me explicaban lo que iba a pasar, yo deje de poner atención, porque honestamente, no me interesaba, así que le di un trago a mi bebida.
Un ñoño gritó "¡ya!", y yo voltée a la izquierda, porque la niña que me gustaba estaba a mi izquierda. Le sonreí, y ella me sonrió; mi sonrisa duraría poco.

Los ñoños gritaban emocionados, así que yo voltée a ver qué pasaba.
Uno de ellos me dijo que tenía que darle un beso a la vieja horrible que estaba a mis espaldas.
"¡¿Qué?! ¿Estás pendejo? Estás pendejo, ¿verdad?", le contesté.

"Es parte del juego, los dos voltearon al mismo lado, así que la tienes que besar, si hubieran volteado a lados diferentes, te tendría que dar una cachetada", contestó, con su cara de imbécil.

"Ah bueno, pues si es parte del juego, es parte del juego", le dije, sonriendo amablemente.
Entonces la ñoña se me empezó a acercar para darme un beso.

"¡Carajo! ¿Qué ustedes no entienden el sarcasmo? Hazte para atrás. Más atrás. Más. Un poco más. Bien, ahora quedate ahí y no te me acerques", le dije a la ñoña, también amablemente.
Después, volteando a ver al tipo que me dió las instrucciones, le dije: "y si tú vuelves a tratar de hacerme besar a alguna gorda, yo te voy a cachetear a ti, ¿entiendes?"
Dicho esto, me salí del circulo de gente que jugaba a intercambiar saliva.

Sobra decir que yo ya estaba ebrio, y ya me había puesto grosero e impertinente.

Como la niña que me gustaba ya no estaba sola, yo volví a entrar a la sala, con mis amigos.
Seguí bebiendo, y cada vez me estaba poniendo más mal.
Al ser la primera vez que tomaba tanto, yo no conocía mis propios límites.

Después de un rato, la dueña de la casa nos dijo que la titular había llegado a "convivir un rato con nosotros", y que le había pedido que nos sacara de la sala, para que todo el grupo estuviera en el jardín.
Chavo, sabiendo que la presencia de nuestra titular no podía traer nada bueno, nos sugirió que fueramos discretos; si se daba cuenta de que estábamos ebrios, nos meteríamos en pedos muy severos.

Salimos al jardín, y nos mantuvimos juntos, como en manada. Mientras nadie se separara, nada podría hacernos daño.

"¡Esto es una mierda, no me gusta estar parado, me quiero sentar!", dije, tal vez un poco demasiado fuerte, y me alejé del grupo.
Chavo trató de detenerme, pero no contaba con mi fuerza sobrehumana, producto del alcohol. Me libré de sus garras, y caminé hacia donde estaban todos los demás.

No había sillas por ninguna parte.
Bueno, sí, sí había, justo al centro de un círculo de personas.

Los ñoños estaban jugando sillas musicales.
I shit you not.

Digo, mis amigos dicen que estaban jugando sillas musicales, yo estaba tan ebrio que no me di cuenta; yo sólo vi un monton de sillas, y la oportunidad de sentarme.
Me tambalée hacia los asientos, y segundos antes de que llegara, todos los ñoños se sentaron.

Miré fijamente al ñoño más cercano, y le dije: "Oye, creo que estás en mi asiento, ¿me permites?"
Esa es mi versión, al menos.

Mis amigos dicen que le grité: "¡Ni madres, mi silla, vete!", y lo empujé, tirándolo de la silla, y ocupando su lugar.

La titular se me acercó, y me preguntó que si me pasaba algo. Yo le respondí: "Chavo me dijo que tenía que ser discreto, así que no le puedo contestar"; y volví la mirada al infinito.
En ese momento no pasó nada, mi castigo vendría después; pero esa es otra historia.

El resto de la velada transcurrió sin pena ni gloria.
Pude hablar con la niña que me gustaba, y por lo que me cuentan, ella estaba igual de ebria que yo.
Ninguno de los dos recordamos la conversación al siguiente día.

Lo que sí recuerdo, es que un par de horas después, yo me sentía bastante mal.
Había escuchado que el café ayuda a que la sobriedad regrese a la vida de los pedos, así que le pedí un café a la dueña de la casa. Como no me lo dio, yo fui a la cocina, y saqué una bolsa de café soluble de la alacena, y una cuchara del cajón.

Los detalles son borrosos, pero por alguna razón recuerdo que en un momento dado, 9 personas estábamos encerradas en el baño.
Yo comía café a cucharadas, mientras discutía con un amigo acerca de cosas muy profundas, como por ejemplo, que yo acaba de descubrir que mis ojos eran muy verdes.

Mientras tanto, Chavo estaba besándose con una compañera, mientras la amiga gorda de esa compañera trataba de separlos, recordándole a su amiga que estaba demasiado ebria como para besarse con alguien.
Yo le grité a la gorda, y le dije que dejara a mi amigo en paz, que podía besarse con quien él quisiera.
La gorda me empezó a gritar a mí, así que yo le aventé una cucharada de café en la cara.

Una vez que Chavo acabó de besarse con la tipa, yo grité: "¡Segus! ¡Voy yo! ¡Shot!", y la tipa estaba punto de besarme cuando su amiga gorda la sacó del baño, diciéndome que esto no era feria.

Poco después, mi papá me llamó, para decirme que ya había llegado por mí.
Curioso; yo no recordaba pedirle que me recogiera, pero un ride es un ride.

Me subí al coche y me hice el dormido, mientras pensaba:
"Creo que este año va a estar poca madre, creo que me la voy a pasar muy bien, creo que me voy a divertir un chingo... creo que quiero vomitar"

lunes, 12 de enero de 2009

Bloqueo mental

Queridos lectores imaginarios, tengo una confesión que hacerles:

Estoy estreñido.

Puedo admitirlo sin que me de vergüenza, porque no es un estreñimiento corporal.
No, me da gusto informarles que mis movimientos intestinales son tan regulares como los de un becerro; gracias a la alta cantidad de fibra que hay en mi dieta.

Mi estreñimiento es mental.

Heme aquí, sentado frente a mi monitor, con mis manos puestas en el teclado; y no se me ocurre absolutamente nada acerca de qué escribir.
Eso es una lástima, porque mis manos se están enfriando, y eso signfica que en cuanto tenga un buen tema, no podré escribir con rapidez.
Mis dedos se ponen en huelga cuando tienen frío.
Algún día abriré un sindicato digital, para proteger los delicados intereses de mis carpos y metacarpos, pero por lo pronto, sufriré las inclementes consecuencias del clima cambiante de la ciudad de México.

Tener bloqueo de escritor es de las peores cosas del mundo...
Me siento tan... poco creativo.

Además, ya agoté mis recursos para encontrar tema:
Ya pregunté a mis contactos de msn si me sugerían algo. Y sí, en efecto, me sugirieron varias cosas, que iban desde temas que no me inspiraban, hasta que pasara a chingar a mi madre con la mayor brevedad posible.

Después, traté de poner canciones en mi iTunes, y dejar que la música me inspirara; pero lo único que logré fue meterme en una discusión con un amigo, acerca de quiénes son los 7 guitarristas más talentosos que toquen una Les Paul.

Por un momento pensé que podía escribir acerca de mi opinión personal acerca de las guitarras Les Paul, y después me acordé que la mayoría de ustedes tienen vida, así que no les interesaría.

Agotando todas las posibilidades, me resigné a tomar el camino fácil:
Escribir en mi blog acerca de cómo no tengo nada sobre qué escribir en mi blog.

Lo sé, soy extremadamente sensual, gracias por notarlo.

viernes, 9 de enero de 2009

Sexymente varonil

Me estoy dejando crecer la barba.
Oh sí.

Lo que empezó como flojera de rasurarme, ahora se ha convertido en mi propósito de año nuevo:
Voy a dejar que el vello facial crezca libremente en mi rostro.

Lo único que me detiene de estar 100% convencido acerca de mi nuevo accesorio facial, es el hecho de que mi barba es una de las tres cosas más patéticas del planeta; y las otras dos son Ricardo Arjona, y los implantes testiculares para perro.

Ahora, si sí decido dejarme la barba en serio; no sería una de esas barbas homosexuales de candadito, ni barbita de chivo que parece pelo púbico de anciano.
No no no; si me dejo crecer la barba, va a ser una barba de vagabundo: larga y descuidada.

Será una barba tan natural, que hasta el mismísimo Billy Gibbons estará orgulloso de mí.

Así que, lectores imaginarios, el día de hoy les pido su opinión:
¿Lo hago?
¿Mando al carajo el sentido estético?
¿Ignoro el hecho de que mi barba aún no sale muy cerrada?
¿Tomo el riesgo más grande de mi vida, y rescato a la princesa de su torre de jade?

La decisión está en sus manos.

¿Y saben por qué?
Porque así puedo echarles la culpa a ustedes si algo sale mal.

miércoles, 7 de enero de 2009

El primer post del año

Así es, lectores imaginarios; es momento de escribir el primer post del año; y para sorpresa de nadie, es una queja.

En mi defensa, las quejas son mil veces más interesantes de leer que los elogios. Siendo realistas, ¿quién quiere leer un post sumamente largo acerca de cómo las flores son lo más maravilloso del universo, y Dios nos bendijo a todos con la existencia de las abejitas, que dedican su vida a ayudar a las flores a seguir existiendo?
Nadie.
O una persona sumamente cursi, ridícula, y posiblemente gorda.
Pero ese tipo de personas no son lectoras de mi überlog, así que no tengo que preocuparme por nada.

En vez de eso, me quejaré de algo más, porque como todos saben, nunca estoy conforme con mi vida. Oh sí, ser yo es sumamente complejo.
De hecho, cuando voy caminando por la calle, practicamente puedo escuchar los violínes que conforman el acompañamiento musical de mi vida.

Esta vez, la realidad me hizo darme cuenta de algo:
Cada vez estoy perdiendo más amigos.

De por sí, nunca he sido la persona más sociable del universo; debido, en gran parte, a mi teoría de que la vasta mayoría de la gente es tonta y fea.
Nunca he tenido mucha fe en la especie humana, y por tanto, nunca me ha interesado llevarme con la mayoría de la gente.

Ahora, eso ha hecho que yo sea muy selectivo con la gente con la que sí me junto (dígase, si alguna vez veo a alguien usando algo de Abercrombie, pierde mi respeto por el resto de los tiempos); pero de alguna forma logré tener amigos.
A fin de cuentas eso está poca madre, porque de esa forma me aseguraba de que mis pocos amigos fueran personas que valieran la pena.

Mientras estuve en prepa, yo veía a mis amigos casi diario, y mi mundo era felicidad y alegría.

Evidentemente, la prepa terminó, y eso hizo que las cosas cambiaran.
Ahora todos teníamos responsabilidades y horarios diferentes, y empezamos a tener menos y menos tiempo para echar desmadre.

Además, como todo universitario sabe, cuando terminas prepa, no sólo dejas de ver a tus amigos cercanos, sino también a toooodos tus compañeros de prepa; y que a pesar de que la gran mayoría de ellos te caían mal, de todos modos los llegas a extrañar en alguna forma bizarra.

Y así, han pasado cerca de 4 años desde que recibí mi diploma del CUM, y yo soy 4 años más viejo.
Y lamentablemente, ya casi no veo a mis amigos.

Debo admitir que yo tengo gran parte de la culpa, porque mi desidia ha hecho que yo deje pasar varias oportunidades de verlos; pero de todos modos, hoy es uno de esos días en que el gran peso de la realidad me cae encima, haciendo que me ponga nostálgico...

Y todo por culpa de una amiga, que tuvo la grandiosa idea de marcarme para desearme feliz año nuevo (sumamente atrasado).
Nos pusimos a platicar un rato, y yo le pregunté por su novio:

- ¿Y cómo está ese güey?
- Pues bien... supongo...
- ¿Qué no andabas con él?
- Pues sí andaba con él, hace 3 novios...

Y ella era de mis mejores amigas... caray... qué viejo me siento...