domingo, 3 de octubre de 2010

Como sirvienta

El otro día estaba con un amigo, en un edificio de la Roma.
Mientras estábamos en la sala de espera de dicho edificio, empezamos a platicar de un montón de cosas sin importancia.

En una de esas, yo vi mi reloj y dije "carajo... ya es bien tarde y todavía no podemos salir de aquí..."
"Meh, no es como si tuvieras prisa, ¿o sí?", me preguntó mi amigo.

"¡Sí, cabrón!, ¡me voy a perder mi novela!", dije.
Silencio gélido.

"Umm... decir eso no me hizo sonar muy varonil, ¿verdad?", pregunté. Mi amigo negó con la cabeza sin decir nada, como si todavía estuviera tratando de encontrar las palabras justas para que su burla fuera lo suficientemente fuerte.
Afortunadamente, no las encontró, y ya era demasiado tarde.

Verán, lectores imaginarios, yo sé que no tengo que dar explicaciones, porque a fin de cuentas es mi culo y mi papalote, pero el asunto está así:

Un día, yo estaba en casa de mis primos, viendo una película muy mala cuyo nombre no recuerdo.
De repente, llega uno de mis primos con su novia, y me quitan el control porque yo me estaba quedando dormido.
Next thing I know, ya le cambiaron a la novela.

Al principio acusé a mi primo de ser joto y de haber perdido sus testículos el día que empezó a andar con su novia, pero después me dieron una explicación razonable:

Parte de la novela era grabada en la casa de la novia de mi primo.
Era un negocio bastante bueno: le pagaban poca madre por usar su casa, le daban muebles nuevos, cuando se iban dejaban todo en perfecto y absoluto orden, y le regalaban un chingo de cosas.

En fin, aparentemente mi primo era obligado a ver la novela porque su novia quería ver su casa; y ahora yo también era obligado porque pues... estaba ahí.

Minutos después, llegó mi otro primo, y cuando vio que estábamos viendo las novelas, nos dijo jotos a todos.
Su hermano repitió la explicación.

Pasamos la siguiente hora preguntándole a la novia de mi primo "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?" en todas y cada una de las escenas; sin importar qué pasara.
Aunque estuvieran al aire libre, o de noche, o en una azotea, o lo que fuera: "¿ésa es tu casa?"

El problema fue que para el final del capítulo, la estúpida novela ya nos había enganchado a mi primo burlón y a mí.
Así funcionan las novelas: las ves 10 minutos, y ya le vendiste tu alma al diablo.

Ahora, un par de semanas después, seguimos viendo la novela, sólo que ahora es diferente.
El otro día la novia de mi primo dijo "¡ésa es mi casa!", y nuestra primera reacción fue callarla porque no nos dejaba oir lo que pasaba en la trama.

Y es que, lectores imaginarios, ¡la trama es muy interesante!
Miren, así está la cosa:
(por cierto, ni mi primo ni yo nos hemos aprendido los nombres de los personajes, así que siempre nos referimos a ellos por apodos descriptivos)

El personaje principal es la tipa con cáncer, que pone un negocio para escapar a la rutina de su vida.
En ese negocio, la tipa con cáncer contrata a un montón de viejas sin ninguna experiencia, pero con un montón de problemas personales: la llorona, la perra loca, la piruja, la chacha, y la güera inútil.
El problema es que por la enorme ineptitud de todas las empleadas, el negocio de la tipa con cáncer está a punto de quebrar, porque la perra loca compró un terreno que tenía problemas, y entonces no pueden empezar a construir (el negocio es una constructora, por cierto); entonces el ingeniero pitosuelto empieza a enojarse con la tipa con cáncer, pero como quiere con la chacha entonces se lo perdona.
El otro problema es que la chacha está casada, pero su esposo cruzó la frontera y ahora no las pela ni a ella ni a su hija, excepto cuando se entera de que el ingeniero pitosuelto se quiere dar a su esposa, y entonces se pone todo celoso y se tira a una gringa puta.
Mientras tanto, la perra loca está teniendo problemas en su casa, porque está toda loca y dejó a su marido sólo porque tenía mejor trabajo que ella, y ahora la perra loca se dedica a hacerla la vida imposible al pobre tipo, que lo único que hace es aguantarla, a pesar de que es una perra loca y le grita a todo el mundo. Aunque últimamente, el esposo está empezando a andar con una mesera, entonces la perra loca anda más perra loca que de costumbre.
La piruja se está separando de su esposo el golpeador, porque le harta que le haga tanto caso a su mamá la vieja metiche, y entonces el golpeador golpea a la piruja porque se enoja de que ella no afloje a pesar de estar casado con él. De todos modos la piruja está enamorada del argentino, que resulta ser el esposo de la tipa con cáncer, la jefa de la piruja.
Obviamente eso empieza a causar problemas en la casa de la tipa con cáncer, porque como no le ha dicho a su familia que tiene cáncer, se ha estado portando muy rara, lo cual ha hecho que su hija la puta empiece a andar con el hijo del enemigo mortal de la tipa con cáncer, pero claro, como es una telenovela, ninguno de los dos sabe que el otro es hijo de quien es hijo.
Por otra parte, la llorona trabaja con la tipa con cáncer porque necesita ganar dinero, ya que su esposo el taxista la dejó para irse con el culito, que es una tipa más jóven. La familia de la llorona está dividida, porque su hijo el ratero piensa que la llorona debería de aceptar que el taxista se fue; pero su hija la machorra sólo se la pasa diciéndole gorda a la llorona, y convenciéndola de que tiene que bajar de peso para que el taxista deje al culito y regrese con la llorona y les vuelva a dar dinero. Como la llorona no puede enflacar, quiere hacerse una liposucción, pero como no le alcanza, quiere vender su casa. El ratero le dice que es pésima idea, pero la machorra es una pendeja y apoya a la llorona a pesar de que se van a quedar sin casa.

Sí... creo que básicamente eso lo resume todo.
Es tremendamente claro, ¿no?

En fin, de regreso al edificio en la Roma, le conté todo esto a mi amigo, mientras me miraba incrédulo.
Una vez que teminé, me dijo: "Carajo... ¿en serio te clavaste tanto con una telenovela? No mames, pareces sirvienta, cabrón..."

Sin tener un argumento inteligente para refutar ese comentario, yo lo vi con un poco de odio en la mirada, y le dije:
"¿Ah sí? Pues mi papá le pega al tuyo."

Soy lo máximo en las discusiones.