miércoles, 3 de abril de 2013

Nostalgia celular

No sé en qué momento los teléfonos celulares se convirtieron en pequeñas computadoras (bueno, ok, sí sé, fue en el 2007), y no sé si esté muy a favor de ello.

I mean, sure, es cool poder tener miles de canciones, videos, fotos, juegos y todo lo demás en un aparato que te cabe en la bolsa, ¿pero a qué precio?
¿Acaso no éramos más felices con los celulares de antaño?

Recuerdo perfectamente mi primer teléfono: un hermoso Nokia 3320, desos que TODO el mundo tenía porque eran baratos y estaban de moda.
It was fuckin gorgeous.

Me acuerdo de lo feliz que me sentía sacando mi celular en la secundaria, cuando todavía la mayoría de mis compañeros no tenían un teléfono, ¿porque pues para qué chingados quieres uno a los 14 años?
Para jugar viborita en las clases aburridas (a escondidas, claro, porque la peor tragedia sería que el profesor te cachara y te quitara el teléfono) y entonces te sentías extremadamente rebelde porque eras un chico malo que no estaba poniendo atención a su clase de matemáticas.
Evidentemente, los 14 años es una edad muy teta.

Mi Nokia aguantaba toda clase de madrazos, sin importar qué tan fuertes fueran. Juro por Dios que me mira desde abajo que ese celular era virtualmente indestructible.
Además, si prendías el vibrador y ponías el teléfono encima de una mesa, podrías jugar carreritas usando los tonos (monofónicos).
Era como si la diversión nunca terminara con los teléfonos viejitos.

Después las cosas todavía mejoraron con los primeros celulares con pantalla de 256 colores, y las primeras cámaras chafísimas.
Era lo mejor de dos mundos: la simplicidad adorable y la "modernidad" impresionante. Debo admitir que era impresionante en sus tiempos.

No sé, llámenme anticuado, pero la verdad es que recuerdo con mucho más cariño esos teléfonos viejitos y anticuados, que las mini computadoras que tenemos ahora. Como que no tienen la personalidad de antes.
Todos los teléfonos son iguales hoy en día: una pantalla grande. That's it.

Evidentemente hacen muchísimas más cosas, y sería difícil imaginar una vida sin ellos, pero eso no quita que cuando recuerdo mis primeros celulares, suspire con cariño, para después agitar el puño con furia mientras veo lo que venden hoy en día.
En mis tiempos los celulares estaban mejor hechos.