Ella siempre quiso entregarse toda, entregarle al mundo todo lo que tenía.
Ella siempre le tuvo miedo a la lluvia.
Yo siempre supe que no me estaba contando toda la verdad.
Y yo siempre iba a verla, para tratar de hacerla feliz.
Yo rezaba; rezaba para tratar de mantenerla a salvo de la lluvia.
Entonces, un día ella se fue de aquí. Ella se fue para siempre.
Y ella me dijo "abrázame fuerte, quédate conmigo cuando las cosas se pongan feas"
Yo me la quedaba viendo, tratando de comprender a qué se refería.
Ella siempre me decía "no trates de entrar en mi cabeza... a veces ni siquiera yo sé lo que quiero decir"
Y yo nunca fuí bueno creyendo en alguien más. Nunca fuí bueno creyendo en que la lluvia se lo llevaría todo.
Ella siempre pensó que yo era débil.
"Espera; quédate conmigo, no nos queda mucho tiempo. Será un lunes azul... un lunes muy largo nos espera..."
Y cuando ella se fue, sólo me dejó un recuerdo eterno.
Y ahora, el recuerdo está parado donde ella estuvo parada alguna vez.
Es en momentos así en que odio lo que me hago a mí mismo.
Y su voz sigue estando conmigo: "abrázame fuerte, quédate conmigo cuando las cosas se pongan feas. No trates de entrar en mi cabeza, a veces ni siquiera yo sé lo que quiero decir"
Y es ahora cuando yo quiero entregarme todo, entregarle al mundo todo lo que tengo.
Espero que algún día pueda alejarme de la nada que alguna vez fue todo.
Ella me jura que necesita todo lo que nunca pensó que fuera nada.
Yo le creo, porque ella ya no es sólo alguien más.
Y ese lunes, la lluvia se lo llevó todo.
Ella sonríe porque sabe que ya es más que nada, más que todo.
Y yo sonrío porque siempre tendré aquel lunes azul; aquel lunes muy largo que alguna vez me esperó.