miércoles, 31 de diciembre de 2014

Un segundo al día por todo un año

Sinceramente, yo no soy una persona de propósitos de año nuevo. 
No es que no crea en ellos, ni que piense que son inútiles para hacer que las personas mejoren su vida o whatever; simplemente me conozco y sé que los voy a abandonar a los 6 días porque hueva y así.
(Ademas, let's face it, soy perfecto como soy y no necesito proponerme cambiar nada)

Más pero sin embargo, el 31 de diciembre del año pasado me encontré con algo que me interesó un shingo, shavos.
Ahí estaba yo, siendo all guapo and shit, cuando de repente topé con una página que daba reseñas de las mejores apps del año (del 2013, obvi gooe) y una de ellas se llamaba "One Second Everyday"; y me gustó muchísimo.

La premisa era simple: todos los días grabas un video de lo que tú quieras, y la aplicación te ayuda a escoger un segundo de ese video para que después de un determinado periodo (semana, mes, dos meses, año, whatevs) hacer una compilación de esos segundos para que vieras qué habías hecho de tu vida en ese tiempo.
Cool, right?
Fue en ese preciso momento que decidí que ése iba a ser mi propósito del 2014.

Me bajé la app (que por cierto, costaba 13 pesos, pero no importó, 'cause I was gonna make it rain, baby) y me dispuse a empezar a grabar a partir del primer día del 2014. O sea, hace 365 días.

Y sí, a pesar de toda la inconstancia que suele caracterizarme, lo logré. 
Ni un solo día del año se me fue la onda y dejé de grabar, sin importar lo que pasara (aunque la verdad, hubo un par de veces en que me acordé como a las 11:58 y tuve que grabar lo que fuera)

And now, this is it.
Éste es el video que salió de todo mi año, y el cual me trae un chingo de sentimientos, emociones y demás cosas gay; porque gracias a este desmadre, tengo un claro recuerdo de todos y cada uno de los días de este 2014.

Fue un año bien pinche raro, oscilante entre uno de los más feos y uno de los mejores. 
Empezó súper difícil, con una plétora de cambios que no pensé pudiera sobrellevar (porque odio los cambios, ennaw?), pero poco a poco fue mejorando y se convirtió en uno de los años más interesantes (si no es que el más) que he vivido en mi no muy larga pero sí muy guapa vida.

Fue un año intenso, en el que empecé el trabajo más difícil que jamás he tenido, lleno de semanas de 7 días laborales, y de días laborales de 15 horas.

Fue un año lleno de gente nueva, que pasaron a convertirse en muchos de mis mejores amigos y en personas en las que ahora confío con mi vida y sin las cuales ya no me veo en un futuro.

Fue un año lleno de evaluaciones y re-evaluaciones. Un año que me movió el piso más veces de las que me habrían gustado, y en el que llegué a conocerme mucho mejor de lo que jamás había hecho antes.

Fue un año de gastos, tanto físicos como emocionales (y también monetarios, pero fuck it, 'cause I'm gonna make it rain, baby) y de inversiones. Fue un año de construcción que dejó listos los cimientos de lo que va a ser un gran 2015.

Fue... un 2014 muy interesante.
Y éste video es sólo un pequeño recordatorio de ello, y una mini ventana que quiero ofrecerles a ustedes, lectores imaginarios, para que puedan ver un poquito de lo que es mi vida (si es que a alguien le importa todavía) y se den cuenta de que si ya no escribo en este überlog tanto como me gustaría, no es porque no quiera, si no porque ya no tengo el tiempo. 
That's life for you, kiddos. 

Un segundo diario por todo un año.
Un pinche dolor de huevos tener que estar acordándote de grabar todos los días y una pequeña esclavitud; pero al final, so fuckin' worth it.



¿Lo haré de nuevo en el 2015?
Who knows? Leave me alone, you guys, I -just- finished making this one...
Gee... you guys can be so needy sometimes...

sábado, 27 de diciembre de 2014

Ya casi, ya casi...

Hace como 361 días empecé un proyecto que me juré iba a terminar, y que prometí no iba a abandonar, porque por una vez en mi vida tenía que completar algo.
Y en efecto, hasta ahora, todo ha ido bomba.

Yo sé que he tenido abandonadísimo este blog desde hace un par de meses, pero les juro que he tenido motivos de fuerza mayor para hacerlo.
Sea como sea, el 31 de diciembre voy a haber completado algo que pensé jamás lograría.

Aguanten, lectores imaginarios, porque estoy bien emocionado con los resultados.

Nos vemos en unos cuantos días, amigos y amigas que seguramente no existen. 
(Aquí va el emoticon de carita feliz que pondría la gente joven y cool)

jueves, 9 de octubre de 2014

Un año intenso

Cuando escriba mis memorias (and believe me, I will), no me cabe ni la menor duda de que el 2014 va a tener un capítulo entero dedicado a él (¿o a ella?, ¿los años pueden ser femeninos?, ¿por qué carajo me estoy preguntando esto?).

Desde el principio de enero algo me decía que este año no iba a ser como todos los demás. Y sí.
De hecho, no llevábamos ni 3 semanas de haber empezado un año nuevecito, cuando descubrí que prácticamente todo en mi vida había cambiado.

Evidentemente, siendo el drama queen que soy, pasé por mi etapa obligatoria de "Ay Dios mío, ¿por qué todo me pasa a mí y todo es tan injusto cuando yo soy tan bueno y guapo?"; pero se me pasó bastante rápido cuando descubrí que el mundo iba a seguir conmigo o sin mí.

Y fue ahí donde el año empezó a volverse intenso.
Volteando la cara hacia atrás, ese enero parece estar como a 20 años de distancia. No sé en qué momento pasó todo lo que ha pasado, but I'm loving it.

Ahorita estoy en una etapa bien rara en mi vida, en la que llego todos los días a mi casa después de haber pasado de 10 a 15 horas en el trabajo; cansado as fuck, pero siempre sonriendo.

Pareciera como si cada semana algo cambiara y le diera la vuelta a la hoja para empezar un nuevo capítulo. Nunca sé en dónde estoy parado porque este año no he podido estar parado en un mismo lugar por mucho tiempo.
Aprendí a dejar de odiar la incertidumbre.

Tratando de encontrar un común denominador en el 2014, lo único que puedo ver es el cambio.
Ha sido un año de cambios y de reinvenciones.
De redescubrimientos y de nostalgias. De contradicciones y de contracontradicciones.

No ha sido nada fácil, pero cada vez que siento que estoy a punto de perder el camino, encuentro un par de plumas blancas que me dicen que todo va a estar bien.
Por primera en... well, ever; siento como que estoy caminando por el camino que tengo que caminar.

Yo sé que el año no ha terminado, pero hoy fue uno desos días en los que tenía que sentarme a jugar con las letras para que mi cabeza no explotara.
Además, siendo sinceros, no sé cuándo vuelva a tener tiempo de regresar por aquí. No con mis horarios, anyway,

En fin, ¿creo que simplemente quería dar las gracias?
Gracias a... ¿algo?
Dar las gracias a nadie en particular, pero también a alguien en especial, que llegó a este año hace poco, y que definitivamente no quiero que desaparezca.

Si algo quisiera rescatar de este año lleno de caos y de cambios, es a ese alguien.
Espero que siga aquí en el 2015, y en el 16, y en muchos números crecientes más.
Espero que sigas siendo la única cosa cierta en estas épocas tan inciertas.
Espero que esperar haya valido la pena.

domingo, 17 de agosto de 2014

Qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué.

Hace no mucho estaba platicando con una amiga acerca de todas esas cosas de las que platica uno cuando está matando el tiempo para evitar que el tiempo lo mate a uno; como por ejemplo, dilemas morales, paradojas filosóficas y videos de YouTube.
En una desas, el tema se descarriló y terminó en el amor, como todas las pláticas que tienen un hombre y una mujer en una tarde lluviosa.

"¿Cuántas veces has amado?", le pregunté, recordando una paradoja filosófica que vi en un video de YouTube.
Ella se quedó callada unos segundos, y después, mirando al cielo con unos ojos ligeramente perdidos, me dijo "tres"; y mientras yo hacía un conteo mental para corroborar su número, ella agregó "y todas han sido de la misma persona..."
Presintiendo que era mejor no ahondar en el tema para no tocar fibras sensibles que después requirieran recriminación sentimental de culpas pasadas, decidí quedarme callado.

"¿Y tú?", preguntó al fin, después de una eternidad de no más de 5 segundos.
"Seis, creo...", respondí.
"¡¿Seis?!, ¿has amado seis veces?", indagó ella, detrás de su fleco despeinado.

"Sí, creo... pero pues todas han sido diferentes, ¿sabes?", traté de justificarme, aunque no sabía por qué tenía que justificarme en primer lugar. Se me pidió que me explicara.

Y justo a eso voy, a una explicación larga y complicada acerca de cosas que a nadie excepto a mí importan, pero que necesito dejar por escrito para ponerle orden a mi cabeza... o por si alguna vez me da amnesia severa y los únicos recuerdos que puedo recuperar son los que lea en este blog.

En mi vida he amado 6 veces, todas en distintas etapas de mi vida y todas por razones distintas; algunas más fuertes que otras, pero de todas ellas he aprendido mucho de mí y de la vida.


- La primera vez que amé, fue Donde amé.

Donde era un lugar nuevo para mí, lleno de ilusiones y de experiencias que jamás había conocido.
En Donde aprendí que todo lo que me rodeaba podía verse con una luz mucho más brillante de la que nunca había visto. Donde estaba lleno de lluvias, de nubes, de plumas y de arena.

Donde siempre va a ser mi lugar favorito en el mundo, y en Donde siempre voy a tener el sonido de las olas cuidando mi sueño, mientras la playa se funde con mi pasado para siempre.

Lamentablemente, Donde no es un lugar en el que pueda estar, porque ese lugar no ofrecía una vida para mí, así que se convirtió en mi primer amor, y en el suelo en el que puse los cimientos de mi vida.
Aunque a veces, cuando cierro los ojos, todavía puedo viajar al lugar Donde fui más feliz.


- La segunda vez que amé, fue Cuando amé.

Cuando amé fue un nuevo comienzo, después de haber regresado de un sueño y caer en la realidad. Cuando amé fue ese momento que me sirvió como salvavidas para sobrevivir a ese mar que de repente se volvió oscuro y violento.
Cuando amé fue la persona exacta en el momento exacto, aunque tal vez no fue la mejor para mí.

Cuando amé representaba la esperanza de que en el fondo no estaba tan muerto como pensaba; con su mirada llena de vida y sonrisa contagiosa.

Al final del día, y siendo objetivo, Cuando amé fue sólo quien estaba ahí Cuando necesitaba amar, y siempre le voy a estar agradecido por ello.


- La tercera vez que amé, fue Qué amé.

Después de varios años de sentirme perdido por la vida, Qué era lo que necesitaba para emocionarme de nuevo por sensaciones que pensé agotadas dentro de mí.
Qué era todo, Qué era nuevo y Qué era emocionante. Era un prototipo que idealicé mucho en mi cabeza, porque Qué era la cosa más brillante de una época opaca.

¿Qué era?, ¿era amor?; hasta el día de hoy no lo sé.
Lo único que sé es Que llegó en el momento equivocado, y hemos seguido errando tiempos hasta el día de hoy, cuando todavía nos vemos y pensamos en lo Que pudo haber sido.


- La cuarta vez que amé, fue a Quien amé.

Quien amé era ese amor de toda una vida; Quien era la persona con la que crecí y con la que compartí mi infancia y el descubrimiento de una transformación mutua mientras el tiempo pasaba a nuestro alrededor.
Quien siempre estuvo ahí, aunque por alguna razón no la vi hasta que se volvió demasiado real como para seguir siendo invisible.

Con ella fue con Quien viví una de las etapas más felices de mi vida, en la que todo eran sonrisas, y ahora, aunque me pidan esforzarme, no puedo recordar momentos difíciles junto a ella, porque Quien era la mujer perfecta, como si hubiera sido creada justo para mí.

Lamentablemente, Quién no siempre es compatible con cuándo ni dónde; así que un jueves cualquiera, ella fue Quien me dijo que tenía que irse a vivir muy lejos, y que probablemente nunca iba a poder regresar.

Los años pasaron, y aunque eventualmente regresó a mi vida, las circunstancias la convirtieron en una persona a Quien siempre voy a amar, pero en Quien ya no puedo ver mi futuro igual que en esos días.
Hasta el día de hoy, ella es Quien mejor me conoce, y Quien me define como la persona que se le escapó para siempre.


- La quinta vez que amé, fue Como amé.

Como amé fue con todo mi corazón, permitiéndome volver a ser vulnerable después de años de estar escondido detrás de una coraza de dolor y miedo.
Cuando la conocí, supe que no podía esconderme más, y tenía que entregarme Como no lo había hecho en muchísimo tiempo; arriesgándolo todo para dejar de estar atrapado.

No sé Cómo pasó todo, pero cuando me di cuenta, me sentía libre otra vez, Como un niño que descubre el primer amor, o Como un hombre que se redescubre a sí mismo.

Sea Como sea, con ella fuí la persona más feliz del mundo, aunque Como todo en esta vida, tuvo que terminar, y terminó muy mal. El habernos permitido ser tan vulnerables nos afectó Como nunca lo imaginamos.
Hoy, con tiempo y distancia detrás de mí, volteo la cara y me doy cuenta de que la amé Como nunca pensé que podría atreverme a amar a alguien, y Como sea, siempre va a tener un gran lugar dentro de mi corazón.


- Y la última vez que amé, fue Por Qué amé.

Muchas veces el amor no necesita tener razones, pero algunas otras sí; y Por Qué la amé fue algo sumamente hermoso: ella representaba todo lo que yo siempre había buscado en alguien. Ella era mi arquetipo de mujer ideal, y yo me sentía como la persona más afortunada por haberla encontrado.

Los años que pasamos juntos me recordaron Por Qué nunca había dejado de creer en el amor, y cada día encontraba más razones Por Qué quererla.

Lamentablemente, muchas veces los Por Qué no son suficientes en el amor, y todo terminó tan rápido como comenzó, dejándome confundido y sin entender exáctamente Por Qué.



Y sí, he amado seis veces, y todas han sido diferentes.
Al final del día, no cambiaría ninguna de ellas, porque de todas me he llevado un poquito, y creo que todas me acercan un poco más a encontrar a esa persona que no sea un qué ni un cuándo ni un cómo, sino un todo.

Y quién sabe, tal vez se encuentre en donde menos lo espere, y esté más cerca de lo que me imaginé.
Ya el tiempo me dirá el por qué.

jueves, 10 de julio de 2014

11 años

Hay días en los que todavía me despierto oliendo tu perfume.
Es curioso cómo ese olor nunca se ha ido, a pesar de que cada día recuerdo tu cara un poquito menos.

Tengo miedo, ¿sabes? Tengo miedo de un día olvidarte y que dejes de existir; tengo miedo de que un día dejemos de existir.
De que todo se convierta en un sueño lejano, en la vaga nostalgia de unas noches de verano en las que la lluvia chocaba contra nosotros y nos hacía sentir completamente vivos mientras las nubes tapaban el último sol que iluminaría esos ojos verdes que se apagarían en la noche, dejándome lleno de una oscuridad que nunca acabaría de irse, sin importar cuántos amaneceres viera con unos ojos que nunca más te verían a ti.

Y tengo miedo porque ya está pasando.
Estoy dejando de verte en cada paso, en cada café y en cada pluma.
Te estás yendo de mi vida otra vez, y me siento tan incapaz de detenerte ahora como lo fuí en aquél entonces.

Tengo miedo de perder lo poco que me queda de ti, tengo miedo de que me dejes solo en este mundo y de tener que enfrentar la vida sin la sensación de que en cierta forma sigues aquí conmigo.
Y aunque me asusta tu eterna ausencia, me asusta todavía más el convertirme en alguien a quien tú no puedas reconocer cuando por fin nos volvamos a encontrar.

Me asusta el no poder cumplir las promesas que te hice y que nunca podamos volar, bajo y lento, sobre este mundo que nunca fue nuestro del todo.
Me asusta seguirte extrañando, pero me asusta mucho más el extrañarte cada día un poco menos.

No me olvides, Cris.
Descansa y espérame.

martes, 24 de junio de 2014

Epifanías de la vida

Hoy me di cuenta de que vivo en un mundo en el que la persona que alguna vez amé, le juró amor eterno al tipo moreno y feo con el que me puso el cuerno.
El mismo amor eterno que alguna vez me había jurado a mí.
Y lo mejor de todo es que ninguna de las dos veces resultó ser eterno, y probablemente ni siquiera resultó ser amor.

Miento; lo mejor de todo es que esa persona se puso gorda.
Ésas son las pequeñas satisfacciones kármicas que te da la vida.

jueves, 29 de mayo de 2014

Is this it?

Looking back now, it all seems so silly.
I stare at the mirror, trying to find a trace of that young, sweet and innocent boy that I used to call "me" not so long ago.
Surprisingly, what stared back was this weird... man? Am I allowed to call myself a man, now?

"What were you so afraid of?", I asked the reflection, and the only reply I got was the sound of my own voice bouncing on the glass.

Was the real world so bad after all? Was all the fear and the dread justified?
Why did you spend so much time trying to hide from something that would find you no matter what?

I cracked a smile, but for some reason, the mirror didn't seem to smile back at me.

So, is this the real world, then?
Somehow, it's not nearly as scary as I thought it was gonna be.

My eyes wandered off for a minute or two, trying to look back on all the ways my life has changed in the last few months, and when they finally made their way back into the mirror, they saw the scared little boy that I was trying to find a little while ago.

"Cheer up, kiddo, here's a spoiler for you: somehow you manage not to fuck things up too bad, and life won't be half bad", I said to that frail memory.
This time, the mirror smiled back before I could even smile in the first place.

The smile lingered on while I said goodbye to the "me" from a past that's so close, and yet feels so very far.
That smile has been following me around for a couple of weeks now, and to be perfectly honest, it's a smile that I don't ever want to go away.

Yup, I guess life ain't so bad after all.

martes, 1 de abril de 2014

De la muerte y sus tradiciones

Últimamente, por alguna razón que desconozco y que seguro tiene que ver con que el universo es un culero; un chingo de gente cercana a mí se está muriendo.
Digo, está chido, no voy a venir a llorar y a decir "ay ay ay, soy un gran marica que cree que la muerte es algo malo, ¡¿POR QUÉ DIOS, POR QUÉ ME CASTIGAS A MÍ?!", because fuck it, la gente se tiene que morir en algún momento; pero lo que me tiene intrigado es toda la serie de tradiciones que existen alrededor de ello.

I mean, I get it, al ser seres medianamente inteligentes, comprendemos que no podemos comprenderlo todo; y cosas como el "a dónde vamos" y el "qué hay después de que esto termine" nos acosan tremendamente porque pues no tenemos forma de conocer la respuesta, y eso nos da un chingo de miedo.
Lo entiendo, I really do.

Ahora, también entiendo que nuestra manera de "superar" ese miedo, o al menos de hacerlo parecer menos grave, es creando un montón de tradiciones y rutinas alrededor de la muerte; y cuando nos ponemos a pensarlo... well, it's really fuckin' weird.
(Sí, tengo muy presente el hecho de que hablo mucho en spanglish, deal with it)

Por ejemplo, ¿enterrar a nuestros muertos?
Totalmente normal, ¿no?
No, maldita sea.

¿Por qué demonios enterramos a la gente muerta?, ¿algún otro animal en la naturaleza lo hace? Por supuesto que no.

"Pero Dexter, existen estudios que demuestran que algunos elefantes se juntan en grupos y cubren a sus muertos con hojas de palma o de alguna otra planta cuyo nombre no recuerdo porque realmente no leí el estudio, pero me gusta repetir verdades a medias que escuché en algún lado solamente para llevarte la contra y hacerte enojar", escucho que dicen algunos de ustedes (en mi imaginación, porque realmente no los escucho, ¿saben?)
Well, fuck you very much, gente que me lleva la contra. Los elefantes no ENTIERRAN a sus muertos, simplemente les rinden cierta clase de uh... ¿reconocimiento?

Es como "ah, sí, ahí hay un elefante muerto, ¿qué tal si lo cubrimos con unas hojas para que no se vea feo estando ahí, todo muerto and shit?"
Al menos eso es lo que diría yo si fuera elefante, y estoy 100% seguro de que es lo que ellos piensan porque that's just how I roll; soy un elephant whisperer.

De regreso a nosotros humanos; ajá, supongo que es relativamente normal el hecho de enterrar a nuestros muertos, porque no podemos dejarlos ahí, tiradotes, apestando las calles.
Hasta ahí, estoy de acuerdo y me parece coherente; pero seamos sinceros, ¿no les parece ni REMOTAMENTE creepy el hecho de que los humanos tengamos un montón de lugares dedicados única y exclusivamente a ser terrenos llenos de piedras con letras, donde si excavamos uno o dos metros, nos encontremos con cientos de cadáveres guardados adentro de cajas?

Si respondieron que no, están mal.

Fine, ok, les concedo UNA tradición -relativamente- comprensible (aunque sigo pensando que ustedes están mal), pero analicemos otra:
Los velorios.

Y es que piénsenlo, ¿en qué momento llegamos a ellos?

Imaginen la primera vez en la historia en la que alguien dijo:
"Vaya, se acaba de morir mi mamá... ¿qué hacemos... qué hacemos? 
¡EUREKA! 
¿Qué tal si agarramos su cuerpo, le echamos un chingo de químicos para que no apeste, le maquillamos la cara para que no parezca muerta, después la metemos en una caja de madera (o de metal, no sé, no puedo decidir todo yo solo, amigos), metemos la caja en un cuarto, hacemos que un chingo de gente venga vestida de negro, abrimos la caja para que todos puedan acercarse al cadaver y ver lo maquillado que está, nos quedamos ahí un día o dos, platicando mientras tomamos cafecito, y después cerramos la caja y nos movemos en manada a ver cómo la entierran junto a muchas otras personas muertas metidas en cajas de madera (o de metal, seriously, ayúdenme a decidir)?"

Y el problema es que los que estaban alrededor, en vez de voltearlo a ver feo y decirle "No mames, pinche enfermo, lárgate de aquí y ve a maquillar a tu puta madr--- no, wait..."; le contestaron "¡A huevo, qué gran idea!"

Es más, como la evidencia no me dejará mentir, también estuvo el pinche metiche que escuchó la idea del primer pendejo, y además agregó:
"Woah woah woah, wait, ¿qué tal si además de todas las cosas que dijiste, también llamamos a un cura para que de una misa, ¡JUSTO JUNTO AL CUERPO MUERTO!, sería hilarante, ¿no?"

Y después, mientras todos asentían con la cabeza, dijo: "Y cantos, cantos cristianos, también hay que agregar un par de esos"

Una vez que todos los malditos enfermos estuvieron felices con sus ideas, llegó OTRO tipo (probablemente gordo; no sé por qué me lo imagino gordo) y dijo:
"Esperen... acabo de tener una brillante idea. ¿Qué tal si, después de que ya pasó todo lo que ustedes dijeron, dejamos que la gente se regrese a sus casas... no, esperen, déjenme terminar, soy un genio... y después hacemos que vayan a misa otra vez? No, en serio, escuchen, ahí viene lo brillante...
No tienen que ir a una misa... ni a dos... ni a tres...
Nueve misas, you guys, estoy pensando en nueve misas. Hay que hacer que la gente pierda nueve días de su vida en misas dedicadas al cuerpo enterrado en el piso. ¿Qué opinan?"

Seguro se hizo un silencio en el cuarto donde estaban todos los pendejos, y eventualmente alguien empezó a aplaudir con uno desos aplausos lentos.
Poco a poco los otros pendejos se fueron uniendo al aplauso lento y se pusieron de pie, mirándose unos a otros como si fueran las personas más inteligentes sobre esta tierra.

Yo sé que suena ridículo pensar que todo eso pasó alguna vez; pero miren a su alrededor y recuerden los velorios a los que han ido.
Yup, it happened.

Los humanos somos seres sumamente estúpidos y tenemos que crear un montón de tradiciones ridículas simplemente para tratar de evitar el hecho de que no tenemos ni idea de qué va a pasar cuando muramos.
Pero no se preocupen, porque, como siempre, yo tengo la respuesta:

Lo que va a pasar cuando mueran, es que sus familiares le van a entregar su cuerpo a algún desconocido que los va a manosear y a maquillar, y después van a estar en exhibición por un rato, como si fueran fruta en un mercado.
Y tal vez, sólo tal vez, exista la posibilidad de que algún joven con muy mal gusto y cero etiqueta social se tome una selfie junto a la caja en la que ustedes están tirados, all muertos and shit.

Perdón, abuela, pero las selfies son las selfies.

miércoles, 12 de febrero de 2014

De momentos felices

Hace un par de días estaba con una amiga, tirados en el pasto mientras decidíamos qué íbamos a hacer para no aburrirnos el resto del día. Como ninguno de los dos tenía ganas de pararse y hacer algo útil, simplemente nos quedamos ahí, platicando.

"¿En qué piensas?", me dijo.
"I dunno... stuff, I guess..."

Mi amiga se sentó, descubrió el lente de su cámara y se puso a tomarle fotos al pasto. Me la quedé viendo unos segundos y después me distraje.

"¿Eres feliz?", le pregunté.

Ella guardó silencio por unos segundos, en lo que jugaba con el enfoque de la foto que iba a tomar.
"No lo sé, ¿supongo?", contestó por fin.

Guardé silencio, pensando en una conversación que había tenido la noche anterior con un fantasma de mi pasado; desos que se niegan a quedarse en el pasado.

"¿Crees que alguien sea realmente feliz?", me preguntó mi amiga, entre los clics de su obturador.
"Sí. Brevemente, al menos."
"O sea... ¿cómo?", dijo mientras se levantaba de un brinco y caminaba unos pasos para tomarle fotos a una botella que moría junto a un bote de basura.

Me quedé callado para ordenar mis pensamientos, y después solté un suspiro para demostrar que seguía en la conversación, pero todavía no encontraba las palabras adecuadas.
Y es que la felicidad es algo bien complejo, y a pesar de que todos "sabemos" lo que es, muy pocas personas son capaces de poder expresarla en palabras; y menos todavía de experimentarla realmente.

"¿Qué te hace feliz?", dije finalmente.
"No sé... esto."
"¿Esto?"
"Ajá... tomar fotos. Ser libre, estar contigo, no tener prisa", me contestó, escondida detrás de un lente, como cada vez que hablaba de algo serio.

Dejé de verla a ella para voltear a ver el cielo. Una nube triste se movía lentamente entre una inmensidad azul grisácea.

"¿Pero eres -realmente- feliz?", le pregunté, en parte porque quería saber, y en parte porque me parecía divertido desesperarla con tantas preguntas.
"Sí. O no. O no sé, ¿a qué te refieres?"

Volví a pensar en lo que había hablado con mi fantasma y después me senté, estirando los brazos como saliendo de un bostezo muy largo.

"Al momento más feliz de tu vida"

Mi amiga bajó su cámara y se me quedó viendo unos segundos, obligándome a volver a hablar.

"A ese segundo en el que el mundo se detiene y lo único que piensas es "Vaya... entonces esto es la felicidad"; ¿sabes?"

Ella inclinó un poco la cabeza y levantó las cejas.

"¿Alguna vez has tenido un momento así?"
"Sí, una vez, hace como 7 años, creo", dijo, después de unos segundos.
"Ajá..."

Volvió a levantar su cámara y se escondió detrás de ella.

"Estaba en el aeropuerto, esperando mi maleta. Un señor se paró junto a mí, cargando a su hijita en los hombros. El señor me volteó a ver y me sonrió; me preguntó si estaba de vacaciones, y le dije que sí; aunque la verdad es que yo más bien sentía como si estuviera regresando a mi casa...

Un par de clics más.

"... y de repente el mundo se detuvo, y me di cuenta que por primera vez en mi vida era total y completamente feliz"
"¿Y luego?"
"Y luego me llevaste por una dona del Oxxo del aeropuerto"

Mi amiga se alejó otros cuantos pasos para tomarle fotos a alguna otra cosa, y yo me volví a acostar en el pasto.

"¿Y tú?", me dijo
"¿Y yo qué?"
"¿Tú has tenido uno de esos momentos?"

Una pluma blanca pasó cerca de mi cabeza.

"Tres"
"¿Tres?", preguntó.
"Sí, y ninguno acaba con una dona del Oxxo"

Ella bajó su cámara y me sacó la lengua.

"Aunque uno tiene que ver con una película de Will Smith, entonces creo que no puedo burlarme", dije mientras me levantaba y me sacudía la tierra.

La agarré del brazo y la jalé, alejándola del árbol al que le estaba tomando fotos.
"Por tu culpa se me antojó una dona, torpe"

Mi amiga sonrió y se quitó el pelo de la cara.

"Vamos, nunca sabes qué dona te va a hacer feliz", me dijo.

miércoles, 29 de enero de 2014

Si algo he aprendido en la vida...

Los veintes son una etapa difícil.
Estás en un momento de tu vida en el que los adolescentes se burlan de ti porque eres ruco y aburrido, pero los adultos te menosprecian porque estás bien chamaco y no sabes nada de nada.

Todo el mundo te dice que te envidia porque estás en la mejor época de tu vida, pero al mismo tiempo nadie quisiera ser tú porque eres pobre, explotado y propenso a las crudas.

Es por eso que, con 27 años de experiencia bajo mi cinturón, decidí que ya era momento de poner por escrito las cosas que he aprendido en mi estancia en este jodido planeta, para tratar de ayudar a mis colegas veinteañeros a... no sé, a algo.
Dios sabe que si alguien necesita ayuda, somos los veinteañeros.


Cosas que he aprendido en 27 años de vida:


- La nostalgia es tu amiga, y nunca eres demasiado joven para sentirte viejo

Tal vez la gente se burle de ti cuando digas cosas como "Chale, cuando yo era niño, las caricaturas sí eran buenas, no como ahorita que..."; pero eso no importa.
La nostalgia es ese sentimiento borroso que nos pone felices y que nos ayuda a atesorar nuestros recuerdos.
Es ese algo que nos recuerda que fuimos felices en otros momentos, y que podemos ser felices ahora también.
Aprender a descubrir y a reconocer la nostalgia ayuda a darnos cuenta de que sin notarlo, ahorita también estamos creando recuerdos que nos harán sentir nostálgicos en unos cuantos años.




- Comparar nuestra vida con la de los demás es más inútil que Gloria Trevi tratando de estudiar un doctorado

Las redes sociales hacen muy fácil el sentirnos mal con nosotros mismos.
Cuando tus amigos empiezan a subir fotos de lo bien que les va en su trabajo, lo felices que son con sus parejas, lo maravillosos que son sus hijos, o lo bonito que es su auto nuevo; es muy fácil creer que nosotros somos un fracaso, y que no entendemos cómo todos pueden tener vidas mejores que las nuestras.
Es en momentos así en los que tenemos que desapendejarnos y recordar que Facebook es sólo un "highlight reel" de las vidas ajenas, y que las estamos comparando con nuestro "behind the scenes".
Nadie va a subir fotos de lo infeliz que es, o de cómo su novia le puso el cuerno con el amigo prieto y jodido. Compararnos es inútil.
We're ok. Actually, we're pretty great.




- "No sé a dónde voy, pero siento que ya voy tarde"

Éste es un sentimiento tremendamente común en la gente de nuestra edad.
La sociedad siempre nos ha dicho que a estas alturas, ya deberíamos de saber quiénes somos, qué queremos y a dónde vamos. Lamentablemente, esto no es cierto.
Los veintes son una edad en la que APENAS te empiezas a descubrir, pero al mismo tiempo sientes una enorme presión porque crees que deberías de tener la respuesta a todas las preguntas que te estás empezando a hacer.
It's ok. Es normal. No tenemos por qué saberlo todo, ni tenemos por qué sentar cabeza sólo porque otras personas lo están empezando a hacer.
Al final del día, es más importante ser coherente con nosotros mismos, que llenar las expectativas de una sociedad a la que realmente le valemos madres.



- Nuestros padres vivieron en otra época, donde las cosas eran muy diferentes

Sí, es probable nuestros papás ya tuvieran una casa propia a nuestra edad.
Probablemente ya nos tenían a nosotros también, y un sueldo que era MUY superior al que seguro tenemos nosotros ahorita.
Pareciera como si fuera nuestra culpa, y somos un total fracaso porque no podemos lograr lo que ellos lograron hace muchos muchos años, pero tenemos que entender que era una época muy diferente. Todo era más fácil porque México era un país mucho más chingón en ese entonces.
Lamentablemente, tuvimos la mala suerte de nacer en un país del carajo donde cada día las cosas son más peligrosas y más dificiles. Tough shit.
Lo único que podemos hacer, es dejar de compararnos con ellos y tratar de salir adelante nosotros (y de vez en cuando aceptar un poco de su ayuda. Y de su dinero, no shame in that, homies)



- El amor va y viene. De hecho va más veces de las que viene.

Alguna vez escuché que si no te han roto el corazón, no has vivido realmente.
El problema es que muchos de nosotros hemos vivido más de lo que nos gustaría.
Las relaciones amorosas son algo que te cambia la vida. Mientras estás bien con alguien, tu vida es hermosa y todo es magnífico; pero cuando estás dolido o despechado, todo es opaco, gris y de la chingada.
Estar en los veintes significa que vas a vivir en un constante contraste entre hermoso-magnífico y fuck-it-all-to-hell. Todo es parte de aprender. Todo te hace más grande y todo te da experiencia.
Algún día, cuando seas viejo y exitoso, te vas a reir de todo lo que consideraste la experiencia más dolorosa de tu vida... o vas a acariciar a tus cuarenta gatos mientras maldices a Dios por haber dejado escapar a una persona en particular. Who knows? Life's crazy like that, ese.




- Está bien equivocarse, siempre y cuando sepas admitirlo.

Siendo honesto, tener veintitantos significa equivocarse 9 de cada 10 veces.
Salir al mundo real significa darte cuenta de que no sabes hacer NADA, de que la universidad no te preparó en absoluto, y de que los primeros años de tu vida profesional van a consistir en cagarla una y otra vez, mientras alguien con experiencia real limpia tus cagaderos y te regaña para que poco a poco aprendas a dejar de ser un inútil.
Las buenas noticias son que también aprendes a hacerte responsable de ti mismo, y empiezas a cambiar para bien.
Tal vez en los treintas ya sepas hacer algo. O tal vez no; ¿quién soy yo, tu mamá?




- El mundo no gira alrededor de ti, sin importar lo guapo y maravilloso que seas.

Ok, tal vez ustedes no sean tan maravillosos ni fantásticos como yo, pero de todos modos el mismo punto aplica.
Los veintes son una década en la que te enfrentas a una cruda verdad: tu mamá te mintió. Resulta que no eres la persona más especial del planeta.
Es momento de que la vida te enseñe (probablemente, de manera culera) una gran lección: Sin importar qué tan graves crean que son tus problemas, cuánto te duela el corazón, o qué tan injusto sea el mundo contigo; NOBODY gives a shit.
Sure, tus amigos van a escucharte y a aconsejarte por un rato, pero si lo único que haces es quejarte y quejarte de un mismo problema, well, eventualmente hasta tus amigos más cercanos se van a hartar.
El mundo no se detiene sólo porque te rompiste una uña. El único que tiene la responsabilidad de salir del hoyo y seguir caminando, eres tú. Si no lo haces, todos los demas van a avanzar mientras tú te quedas atrás.




- Está bien ser amigo de tus exes.

Ok, tal vez te trataron mal. Ok, tal vez te hicieron alejarte de tus amigos. Ok, tal vez te pusieron el cuerno 6 meses con su "mejor amigo" (¿qué?, ¿eso sólo me pasó a mí? Dammit...); pero eso no quita algo muy importante: tus exes fueron parte de tu vida, y en cierta forma te hicieron ser la persona que eres ahora.
Perdonar es una virtud divina, o algo así, porque la neta no fui a la iglesia el día que explicaron el pedo de las virtudes divinas.
El punto es que las exes son las personas más importantes con las que puedes aprender a dejar ir los rencores y los errores del pasado.
En cierta forma, si perdonas a tus exes, te perdonas a ti mismo por muchos errores que cometiste. Por ejemplo, el error de no darte cuenta de que te estaban poniendo el cuerno por 6 meses, con su "mejor amigo"...




- La gente se muere. Y peor aún, la gente tiene hijos.

Ya no tienes 3 años como para que los adultos te estén protegiendo de verdades incómodas; y una de las más incómodas, es el hecho de que nadie está aquí para siempre.
A tus veintitantos, vas a empezar a experimentar más muertes en tu vida: familiares, amigos borrachos, conocidos, compañeros del trabajo, y muchos etcéteras.
Tienes que aprender a dejar ir a la gente.
Pero hay algo aún peor que la muerte, y ése es el hecho de que tus amigos van a empezar a tener hijos.
Siendo realistas, los bebés apestan, y van a hacer que tus amigos estén más que muertos: ya no vas a tener NADA en común con ellos. También tendrás que dejarlos ir.
Las buenas noticias son que en unos años, tú también podrás tener hijos, y vas a recuperar a esos amigos. Es como morir y re-encontrarte con tu abuelo, pero con más pañales y pláticas más aburridas.




- Las bodas son lo mejor del mundo... siempre y cuando no sean la tuya.

Todos sabemos que organizar una boda es una de las cosas más complicadas (y caras) del mundo. Demasiados detalles, demasiadas cositas ridículas que nadie nota pero con las que la novia se obsesiona, demasiado chupe para invitados gorrones, demasiado todo.
Organizar una boda es una mierda, y no se necesita estar en los veintes para saberlo.
PERO, estar en los veintes sí sirve para ir a un chingo de bodas ajenas, y ahí es donde aprendes que las bodas son las fiestas más divertidas que hay.
No existe presión social para comportarte, porque nadie te va a estar poniendo atención de todas formas; un montón de mujeres van a estar medio tristonas porque no es su boda, lo cual ayuda a ligártelas más fácil; y lo mejor de todo: puedes ser uno de esos gorrones por los que existe la necesidad de comprar demasiado chupe. Es una cosa hermosa.




- Tienes dos opciones: Vivir para trabajar, o trabajar para vivir.

Ésta fue una de las cosas que más trabajo me costó descubrir: el trabajo NO es tu vida.
Es muy fácil ir con la corriente y aventarte de lleno a un trabajo porque tienes un montón de ganas de hacer carrera, y de ganar dinero, y de ser independiente, y de bla bla bla.
El problema es que muchas veces un trabajo no es el correcto para nosotros y no nos damos cuenta porque sentimos demasiada presión de seguir adelante, porque renunciar y buscar otro totalmente diferente significaría haber perdido tiempo; y volver a empezar de cero cuando tienes más de 25 años es algo que ya hay que pensarse muy bien.
Well, con el tiempo y las malas experiencias, descubrí que prefiero empezar de cero (aunque eso implique ganar menos) que quedarme ganando más en un trabajo que no me hace feliz. Ningún sueldo es suficiente para compensar una vida miserable.
No hay que tener miedo de fracasar, siempre y cuando eso implique atreverse a intentar algo nuevo.




- Lo mejor que tienes en la vida, son tus padres.

A menos que sean desos padres que te violaron de chiquito, en cuyo caso, fuck them.
Pero si son padres normales, resulta que son lo mejor que puedes tener en la vida.
Ahora que por fin dejaste de ser adolescente, puedes empezar a darte cuenta que ellos siempre te han apoyado, sin importar todas las pendejadas que has hecho en tu vida.
Y justo estás viviendo una década en la que sus consejos con tremendamente importantes, por el simple hecho de que ellos ya vivieron lo que estás viviendo, y siempre van a tratar de ayudarte. Nada de lo que te digan va a ser con mala intención.
Tus padres son tus mejores amigos y tus más importantes aliados. Si no aprendemos a apreciarlos ahora, después ya no va a haber mucho tiempo para hacerlo.


Y bueno, mis 27 años de experiencia me han enseñado muchas otras cosas (como por ejemplo, a nunca orinar en lugares públicos sin antes voltear a ver si hay policías cerca), pero creo que éstas son las más importantes.
Los veintes son una etapa más difícil de lo que la gente cree, y sólo nosotros nos entendemos entre nosotros.

Las buenas noticias son que habemos un chingo de veintitantosañeros dispuestos a salir a beber unas cuantas chelas, mientras platicamos acerca de lo difícil que es ser nosotros, y cómo nadie nos entiende.
Las malas noticias son que si bebemos demasiadas chelas, luego se nos olvida lo que hemos aprendido acerca de orinar en lugares públicos sin antes voltear a ver si hay policías cerca...

miércoles, 8 de enero de 2014

We'll meet again

Hoy ganaste otra batalla, la última de todas.

Hoy te nos fuiste, con el alma jóven y libre, desprendiéndote de todas esas máquinas tristes que te tenían encadenada a este mundo que dejó de ser tuyo hace mucho tiempo.

Hoy te vas con los tuyos, a recordar tus juguetes de niña, a volver a sentir el calor de tu primera casa y a reír de nuevo con esos amigos que se te adelantaron. 
Hoy vuelves a ser la Teresa de hace tantos años; guapa y orgullosa, siempre con los pantalones bien puestos y la frente en alto.

Te nos fuiste.
Te me fuiste.

Y aunque yo me quedo aquí, un poquito más solo y un poquito más gris; no puedo evitar sonreír cuando pienso que hoy, por fin, vuelves a enamorarte del que siempre fue el amor de tu vida, y que tuvo que irse hace mucho tiempo ya.

Salúdame al abuelo, recuérdale que lo seguimos extrañando, y dile que los que nos quedamos, estamos felices de que por fin ustedes vuelvan a estar juntos, y de que esta vez ya nada pueda separarlos.

No me olvides, porque te prometo que yo nunca te voy a olvidar.

Descansa en paz, abuela.

Te quiero mucho. 
Ahí te encargo el cachito de mi corazón que te llevas hasta donde sea que estés.