lunes, 14 de noviembre de 2011

Cómo librarse de conversaciones no deseadas.

Hace un par de años, me encontraba yo en mi universidad, en uno de esos días comunes y corrientes en los que no pasa nada extraordinario.

Fue en ese día cualquiera que recuerdo haber bajado al patio de mi escuela para perder un poco el tiempo entre clase y clase, como solía hacer todos los días cualquiera.

Con un poco de frío, entré a la cafetería, tomé una de las revistas que mi escuela ponía a disposición de sus alumnos para que pudieran hacerse pendejos a gusto, me senté en una mesa vacía y me puse a leer un par de artículos sin poner demasiada atención.
Un par de minutos después, llegó una amiga y me dijo "¿qué haces?"

Volteándola a ver con cara de deberíadeserobvioqueestoyleyendounarevista, le contesté "Estoy leyendo una revista, debería de ser obvio..." y regresé a mi noble tarea.
"Ah", me dijo ella y después se sentó enfrente de mí.

Empezó a hacerme preguntas sin importancia, a las cuales yo contestaba con sonidos guturales monosilábicos. Básicamente, una conversación cualquiera de día escolar por la mañana.

Poco después, llegaron otras dos amigas y se sentaron en nuestra mesa.
Mi amiga, la primera que llegó, dejó de hablar conmigo para empezar a hablar con ellas.
No objeté; yo sólo quería leer mi revista en paz porque me dolía la cabeza.

Así pasó un rato en el que la plática de las mujeres no me molestó demasiado porque se trataba de temas irrelevantes, los cuales eran fáciles de ignorar.

Lamentablemente, como suele pasar cuando varias mujeres se reunen, la conversación tomó un giro dramático y empezó a volverse más y más cursi y sentimental.
Sin que yo me diera cuenta de cómo pasó, de repente mis 3 amigas ya estaban hablando de "su primera vez".

En otras circunstancias, yo hubiera escuchado atentamente y hubiera aprovechado la oportunidad para burlarme de su descorche y tratar de hacerlas sentir mal de alguna forma, pero mi cabeza me estaba doliendo cada vez más, así que ni siquiera intenté burlarme.
Además, no estaban hablando en términos normales, sino que estaban contando su historia sumergidas en una nostalgia borrosa con olor a jabón chiquito.

Según ellas, todo había sido hermoso, todo había sido perfecto, y el momento había sido mágico.
Gay.

Harto de una conversación tan rosa, decidí que era momento de cambiar de tema, pero sabía que si intentaba interrumpirlas con algo como "Y qué onda, ¿vieron el partido de los vaqueros?", nadie me haría caso.

En ese momento, la tercera y última de mis amigas estaba contando la historia de cómo su ex le reventó el chícharo por primera vez. Su mirada estaba llena de esa molesta niebla que traen los recuerdos, y ella sonreía como si nos estuviera contando la epopeya más épica de la humanidad.

El relato siguió y siguió por lo que pareció una eternidad, aunque probablemente no fueron más de 8 minutos.
De pronto, se hizo un silencio.

Yo sabía que había que aprovechar ese silencio, ya que si era ignorado, alguien haría alguna pregunta acerca de... no sé, alguna pendejada como "¿y qué sentiste por él después?" o alguna de esas cosas que siempre dicen las mujeres y que sólo sirven para alargar la conversación y hablar de emociones, sentimientos y demás cosas inventadas por Hallmark.

No, yo sabía que ese silencio debía de ser aprovechado.

"Wow, ¿así que ésa fue tu primera vez?", dije.
"Sí, nunca la voy a olvidar...", me contestó ella.

"¿Me haces un favor?", le pregunté a mi amiga con toda la seriedad que años de hipocresía me permiten.
Ella asintió con la cabeza.

"¿Puedes volverla a contar, pero diciendo mi nombre en vez del de tu ex?", dije.

Silencio gélido.
Todas mis amigas me miraban con cara de confusión y repele.

"Por favor, quiero sentir que soy parte de tu primera vez", volví a decir, y cerré los ojos, como disfrutando el momento.

De repente, tres mujeres me veían con los ojos llenos de asco, diciéndome que nunca habían escuchado nada más creepy. Sonreí orgulloso.

Después, la conversación perdió su tinte rosa, y volvieron a hablar de pendejadas irrelevantes.
Todos fuimos felices.