Sin importar si vas a una escuela pública o privada, hay algo que le hace muchísima falta a los planes educativos de México: una clase que te prepare para ser un Godínez.
Seriously, todas las carreras deberían de tener al menos dos semestres en los cuales se te imparta toda la serie de reglas y códigos éticos de la vida que está a punto de caerte encima.
Hoy en día, los jóvenes estamos saliendo al mundo laboral sin ningún tipo de preparación educativa Godínez.
Sure, tal vez sepamos mucho sobre nuestra carrera, y tengamos vastos talentos capaces de hacernos ser útiles y sensuales al mismo tiempo (then again, tal vez sólo estoy hablando de mí); pero lo que no sabemos es cómo adaptarnos a la Godinancia que está frente a nosotros.
Por eso, cuando llegamos a una oficina, no conocemos cómo funciona la diplomacia de los tuppers, o el small talk acerca del bebé feo de la recepcionista; no sabemos cómo enfrentar las pendejadas del "es viernes y el cuerpo lo sabe", ni tenemos en cuenta que hay que llegar temprano para ganar prime real state del refri de la oficina, antes de que las tortillas de la gorda de contabilidad se apañen todo el espacio que no está directamente abajo del congelador que nadie ha limpiado en meses y que tiene una capa de hielo más gruesa que la amargura del tipo del cubículo de la esquina.
Necesitamos que las universidades empiecen a impartir clases Godínez, para que una vez que el estudiante se encuentre en el mundo real, esté preparado para ver cómo su alma muere un poquito cada día, atrapada por las políticas de la empresa y el aburrimiento masivo que al cual tiene que enfrentarse todos los días de 9 a 6.