¿Te acuerdas de aquella tarde lluviosa cuando estábamos refugiados abajo de un puesto de periódicos y vimos pasar un avión, del cual nos despedimos desde muy muy lejos?
Yo sí me acuerdo, y me acuerdo que tú no te acuerdas porque pues... tú no estabas ahí conmigo.
Y fue en ese momento en que una extraña y pleonásmica epifanía llegó a mi desproporcionadamente grande cabeza: nuestros para siempres se habían transformado en hace mucho mucho tiempos.
Desde ese día, que recuerdo perfectamente, he vivido mi vida creando recuerdos que tú ya no recordarás; mientras tú estás por ahí, recordando nuevas cosas que evidentemente yo no podré recordar jamás.
Y tal vez algún día, dentro de muchos años, la vida nos haga encontrarnos y compartir un buen café, mientras hablamos de un pasado que ya ninguno de los dos recuerda con claridad.
Un pasado mitad vivido y mitad creado por la imaginación y la nostalgia de aquellos días en los que tú y yo éramos mucho más que un recuerdo.
Mientras tanto, nuestro trabajo es ir borrando los pequeños detalles, para después volverlos a pintar con colores inventados, más bonitos y brillantes que los que alguna vez existieron en la pintura de nuestro tiempo juntos.
Recuerdo que te quise, así que supongo que te quiero.
Atte:
Dexter