domingo, 31 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
Gente izquierdosa
El día de hoy venía regresando de mi trabajo.
Sumamente cansado, con mucho sueño, y con un calor de la chingada; venía yo en el metro.
Como siempre, el maldito transporte público estaba atascado de gente.
Yo estaba tratando de transportarme a mi lugar feliz para no empezar a mentar madres por tener que convivir con tantas personas feas, apestosas y sudadas.
Repetí mi mantra personal ("algún día todos morirán en forma dolorosa") y traté de ignorar a la señora gorda que pasaba junto a mi, empujándome con su bolsa del mandado.
En la siguiente estación, una chica bastante linda se subió a mi vagón, y encontró un espacio desocupado cerca de mí.
"Awesome", pensé en voz alta, y ella me sonrío con un poco de vergüenza.
No es como si pensara intentar ligármela ni nada de eso, pero simplemente pienso que es más fácil tolerar la presencia de una chica de buen ver, que la de una señora toda sudada y con aspecto de haberse comido unas garnachas grasosas minutos antes.
Un par de estaciones después, un tipo de rastas mugrosas abordó.
En cuanto el metro comenzó a andar, el rastudo sacó un montón de papeles de su mochila, se aclaró la garganta, y nos deseó buenas tardes a todos los pasajeros.
Fuck me in the ass and call me Andrés Manuel, era uno de los tipos que venden ridículos periódicos izquierdosos.
O al menos eso pensé en el momento.
Un par de minutos después, los gritos del rastudo me hicieron saber que lo que anunciaba era un documental grabado por... no sé, supongo que él y sus compañeros rojillos de la facultad de filosofía.
Traté desesperadamente de subirle a mi iPod para no tener que escuchar su estúpida propaganda política, pero mis audífonos están tan jodidos que ya sólo funciona uno de ellos, así que aunque tenía el volumen al máximo, por uno de mis oídos iba a tener que seguir oyendo sus pendejadas.
"That's fucking great...", volví a pensar en voz alta mientras veía con odio al tipo que no dejaba de gritar.
La chica linda me sonrió con complicidad, como si me quisiera decir que ella también odiaba esas cosas.
El muchacho de las rastas gritaba que los medios manipulaban al pueblo, y que les lavaban la mente desde que eran niños para que después no pudieran liberarse de las garras del capitalismo.
Maldije mi suerte, y desée con todo mi corazón que el hada de los dientes se apareciera en ese momento y me regalara unos audífonos nuevos.
"... la Coca Cola se ha convertido en el agua del imperialismo, y representa todo lo que está mal con la sociedad..."
Desesperado, traté de juntar los cables sueltos que se salían de la base de uno de mis audífonos a ver si eso lo componía mágicamente.
Nada.
"... marcas como McDonald's y Kentucky Fried Chicken han hecho que los niños de hoy sean obesos y pierdan sus costumbres y tradiciones..."
Volví a mirar con odio al tipo todo mugroso, deseando que simplemente se callara y se fuera.
¿Qué no normalmente hacen su desmadre entre dos estaciones y después se largan?
Por alguna razon, este tipo llevaba más de 5 estaciones con su ruidoso showcito.
"... y lo peor es que los publicistas se revuelcan en dinero mientras nosotros tenemos que vivir en la pobreza por su culpa!"
Woah, wait, what?
¿Los publicistas se revuelcan en dinero?
Me quité los audífonos con una mezcla de incredulidad, risa, y coraje.
"... los publicistas son los que nos manipulan, y se alimentan de la ignorancia y el hambre de la gente..."
Vaya, qué curioso, si pudiera alimentarme de la ignorancia de la gente, estaría todo obeso, pero creo que no ha sido el caso.
"... se pudren en dinero en sus autos de lujo, mientras nosotros usamos el transporte público..."
Me llevé las manos a las bolsas y sólo encontré un par de monedas de 5 pesos.
Si eso es pudrirse en dinero, entonces déjenme decirles que es mucho más decepcionante de lo que ustedes creen.
Además, la última vez que chequé (que era en ese mismo momento), mi auto de lujo era compartido por alrededor de 200 pasajeros, y mi aire acondicionado no servía, porque hacía un calor de la chingada.
"Imbécil", murmuré entre dientes.
La chica linda me volteó a ver y dijo "sí, totalmente"
Volví a ponerme mis audífonos.
Un par de minutos después, el rastudo se nos acercó y nos ofreció uno de sus documentales piteros.
"Sólo 15 pesitos carnal, ándale, anímate, para que veas cómo nos manipulan"
"No gracias, yo soy uno de los publicistas que arruinan la vida de todo el mundo, y aunque me gustaría comprar tu peliculita y saber si estoy haciendo bien mi trabajo de robar almas; me temo que no tengo ni 15 pesos en la bolsa"
"¿Eres publicista?", me preguntó con su cara de estúpido izquierdoso.
"Ahá, y éste es mi auto de lujo"
"Con razón sentí que tu pura presencia me manipulaba", dijo la chica linda en un tono burlón.
El rastudo se nos quedó viendo, y después se fue sin decir nada.
"Imbécil", repetí.
Me puse mis audífonos jodidos y descompuestos, y proseguí el molesto camino a mi casa.
Sumamente cansado, con mucho sueño, y con un calor de la chingada; venía yo en el metro.
Como siempre, el maldito transporte público estaba atascado de gente.
Yo estaba tratando de transportarme a mi lugar feliz para no empezar a mentar madres por tener que convivir con tantas personas feas, apestosas y sudadas.
Repetí mi mantra personal ("algún día todos morirán en forma dolorosa") y traté de ignorar a la señora gorda que pasaba junto a mi, empujándome con su bolsa del mandado.
En la siguiente estación, una chica bastante linda se subió a mi vagón, y encontró un espacio desocupado cerca de mí.
"Awesome", pensé en voz alta, y ella me sonrío con un poco de vergüenza.
No es como si pensara intentar ligármela ni nada de eso, pero simplemente pienso que es más fácil tolerar la presencia de una chica de buen ver, que la de una señora toda sudada y con aspecto de haberse comido unas garnachas grasosas minutos antes.
Un par de estaciones después, un tipo de rastas mugrosas abordó.
En cuanto el metro comenzó a andar, el rastudo sacó un montón de papeles de su mochila, se aclaró la garganta, y nos deseó buenas tardes a todos los pasajeros.
Fuck me in the ass and call me Andrés Manuel, era uno de los tipos que venden ridículos periódicos izquierdosos.
O al menos eso pensé en el momento.
Un par de minutos después, los gritos del rastudo me hicieron saber que lo que anunciaba era un documental grabado por... no sé, supongo que él y sus compañeros rojillos de la facultad de filosofía.
Traté desesperadamente de subirle a mi iPod para no tener que escuchar su estúpida propaganda política, pero mis audífonos están tan jodidos que ya sólo funciona uno de ellos, así que aunque tenía el volumen al máximo, por uno de mis oídos iba a tener que seguir oyendo sus pendejadas.
"That's fucking great...", volví a pensar en voz alta mientras veía con odio al tipo que no dejaba de gritar.
La chica linda me sonrió con complicidad, como si me quisiera decir que ella también odiaba esas cosas.
El muchacho de las rastas gritaba que los medios manipulaban al pueblo, y que les lavaban la mente desde que eran niños para que después no pudieran liberarse de las garras del capitalismo.
Maldije mi suerte, y desée con todo mi corazón que el hada de los dientes se apareciera en ese momento y me regalara unos audífonos nuevos.
"... la Coca Cola se ha convertido en el agua del imperialismo, y representa todo lo que está mal con la sociedad..."
Desesperado, traté de juntar los cables sueltos que se salían de la base de uno de mis audífonos a ver si eso lo componía mágicamente.
Nada.
"... marcas como McDonald's y Kentucky Fried Chicken han hecho que los niños de hoy sean obesos y pierdan sus costumbres y tradiciones..."
Volví a mirar con odio al tipo todo mugroso, deseando que simplemente se callara y se fuera.
¿Qué no normalmente hacen su desmadre entre dos estaciones y después se largan?
Por alguna razon, este tipo llevaba más de 5 estaciones con su ruidoso showcito.
"... y lo peor es que los publicistas se revuelcan en dinero mientras nosotros tenemos que vivir en la pobreza por su culpa!"
Woah, wait, what?
¿Los publicistas se revuelcan en dinero?
Me quité los audífonos con una mezcla de incredulidad, risa, y coraje.
"... los publicistas son los que nos manipulan, y se alimentan de la ignorancia y el hambre de la gente..."
Vaya, qué curioso, si pudiera alimentarme de la ignorancia de la gente, estaría todo obeso, pero creo que no ha sido el caso.
"... se pudren en dinero en sus autos de lujo, mientras nosotros usamos el transporte público..."
Me llevé las manos a las bolsas y sólo encontré un par de monedas de 5 pesos.
Si eso es pudrirse en dinero, entonces déjenme decirles que es mucho más decepcionante de lo que ustedes creen.
Además, la última vez que chequé (que era en ese mismo momento), mi auto de lujo era compartido por alrededor de 200 pasajeros, y mi aire acondicionado no servía, porque hacía un calor de la chingada.
"Imbécil", murmuré entre dientes.
La chica linda me volteó a ver y dijo "sí, totalmente"
Volví a ponerme mis audífonos.
Un par de minutos después, el rastudo se nos acercó y nos ofreció uno de sus documentales piteros.
"Sólo 15 pesitos carnal, ándale, anímate, para que veas cómo nos manipulan"
"No gracias, yo soy uno de los publicistas que arruinan la vida de todo el mundo, y aunque me gustaría comprar tu peliculita y saber si estoy haciendo bien mi trabajo de robar almas; me temo que no tengo ni 15 pesos en la bolsa"
"¿Eres publicista?", me preguntó con su cara de estúpido izquierdoso.
"Ahá, y éste es mi auto de lujo"
"Con razón sentí que tu pura presencia me manipulaba", dijo la chica linda en un tono burlón.
El rastudo se nos quedó viendo, y después se fue sin decir nada.
"Imbécil", repetí.
Me puse mis audífonos jodidos y descompuestos, y proseguí el molesto camino a mi casa.
lunes, 25 de octubre de 2010
Contra toda mi voluntad
EDIT: Ahora escribo en otro blog colectivo, el cual pueden encontrar aquí.
¿Cómo acabé ahí? No lo sé.
Sea como sea, yo escribo ahí, asi que evidentemente voy a llevar mi awesomeness hasta allá.
¿Cómo acabé ahí? No lo sé.
Sea como sea, yo escribo ahí, asi que evidentemente voy a llevar mi awesomeness hasta allá.
Mi cumpleaños se acerca rápidamente.
Normalmente soy demasiado apático como para organizar alguna celebración; en parte porque no me gusta estar organizando cosas, y en parte porque me da flojera.
Además, como resulta que nací justo el día de Halloween, usualmente siempre hay fiestas de disfraces a las cuales acudir, y como ya están organizadas por alguien más, siempre me ahorro ese paso.
Supongo que simplemente no soy una persona muy organizadora.
Sea como sea, nunca faltan lugares a donde ir.
El año pasado fui a ver a la banda de unos amigos tocar, fui a una fiesta lésbica, fui a otro toquín, y después fui a un Halloween que estuvo bastante chingón; lo cual prueba mi punto de que aún sin organizar nada, siempre se puede encontrar algo.
En fin, en dicho Halloween, me enteré que el tipo que lo organizaba, ya lo había convertido en un evento anual, y que de hecho llevaba no sé cuantos años haciéndolo.
Fast forward al presente.
Yo tenía pensado ir al Halloween de este tipo una vez más, pero como la fecha se acercaba y yo no me había enterado de nada, asumí que no se iba a hacer.
Fue entonces cuando me di cuenta de que esta vez, por alguna razón, tenía ganas de hacer algo en mi cumpleaños.
Creo que soy más feliz de lo que yo mismo sabía.
Sea como sea, decidí organizar algo. No fue tan difícil como yo pensaba.
Será algo sencillo, ir a un Pub chingón de la ciudad con unos cuantos amigos.
Al final del día, descubrí que el Halloween anual siempre sí se va a hacer, un día antes de lo del Pub.
Meh, ahora tengo dos lugares a los cuales ir.
¿Por qué les estoy contando esto?
Porque es mi blog, y en él puedo postear tanta estupidez irrelevante como lo desée.
Dios bendiga la libertad de expresión.
En fin, si de casualidad quieren ir al pub a invitarme una chela o algo así, los detalles están en mi Facebook.
Feliz cumpleaños adelantado, querido Dexter.
Te amo.
jueves, 21 de octubre de 2010
El alimento perfecto
Hace unos meses, me encontré a mi mismo en la Roma a horas mañaneramente inhumanas.
Era uno de esos días en que el ambiente está frío y gris, y tienes la impresión de que va a llover, pero en el fondo sabes que no, y que al ratito va a salir un Sol todo quemante y molesto, y entonces vas a pensar que eres un pendejo por haberte puesto un suéter, pero al mismo tiempo no te lo quieres quitar porque un par de horas después va a volver a hacer frío y en efecto, va a llover como nunca.
Otro día cualquiera de clima bipolar en la ciudad de México.
Estaba yo caminando por la calle, platicando con una amiga de cosas sin importancia, cuando de pronto mi estómago gruñó cual gata en celo encerrada en una jaula de leones.
"Vaya, creo que tengo hambre", dije.
De pronto recordé que no había desayunado. No era nada inusual, porque yo nunca desayuno.
Siendo totalmente incapaz de levantarme a tiempo, siempre termino saliendo de mi casa todo apresurado, y nunca me da tiempo de comer nada antes de irme.
"Sí, creo que yo también tengo hambre", contestó mi amiga.
Hablamos acerca de lo bonito que sería desayunar unos molletes, o un omelette, o un par de piezas de pan dulce con chocolate caliente; pero después recordamos que nuestra situación económica seguía tan precaria como siempre, y nos dimos cuenta de que no teníamos dinero para ningún desayuno decente.
Afortunadamente, Jesús Cristo es tan grande en su sabiduría y compasión, que puso un puesto de tamales justo frente a nosotros.
Gracias, Jesús; por eso te acepté en mi corazón como mi pastor y el cordero de Dios que quita el pecado del mundo y tiene piedad de nosotros.
Nos acercamos a la señora tamalera y le pedimos un par de tortas de tamal verde.
Nos ofreció atole, pero le dijimos que no. ¿Acaso piensa que estamos hechos de dinero?
Unos cuantos minutos después, mi amiga y yo habíamos terminado de ingerir nuestro nutritivísimo alimento, y estábamos totalmente satisfechos.
Fue en ese momento en que nos dimos cuenta de que la torta de tamal es el alimento perfecto.
Un bolillo relleno con un tamal caliente, por sólo 10 pesos.
Es como si la vida hubiera tomado todo lo que es bueno y sagrado, y lo hubiera condensado en un pedazo de masa con unos cuantos trozos de pollo (o cerdo) de procedencia cuestionable.
Por 10 pesos puedes llenarte, y no te tienes que preocupar por comer en todo el resto del día.
Claro, probablemente tus arterias griten horrorizadas cada vez que siquiera consideras comprar una guajolota, pero en el fondo, sabes que vale la pena.
Mi amiga me dijo que ése debía de ser el alimento de los dioses (o de los dioses pobres, al menos), y que todo el mundo debería de empezar su día con un desayuno así.
No sé si lo hayan notado, pero cuando estamos satisfechos, mi amiga y yo solemos ponernos muy hiperbólicos.
En ese instante, yo recordé un incidente que había acontecido frente a mis ojos unas semanas atrás:
Estaba afuera de mi escuela, quejándome del frío, cuando de pronto llegó un compañero con una torta de tamal recién comprada.
Siendo una pequeña perra, nuestro compañero llegó presumiendo su alimento, diciendo que él no tendría frío porque iba a desayunar algo caliente y delicioso.
Estoy seguro que varios de nosotros pensamos en alburearlo, pero su cara de idiota nos hizo tenerle lástima y mejor lo dejamos en paz.
Acto seguido, mi compañero se llevo su torta de tamal a la boca, y cuando le dio una mordida, atinó sólo a morder el bolillo, haciendo que el tamal se resbalara cómicamente fuera de su envoltorio panoso.
En cámara lenta, vimos cómo el tamal salió disparado por los aires y cayó en la banqueta húmeda frente a nosotros.
Evidentemente, siendo la persona sensible y empática que soy, me ataqué de risa y le grité "¡ay pero qué imbécil eres, no puedo creer lo imbécil que eres, en serio eres un imbécil!"
Mi compañero, tratando de hacerse el cool, hizo como que no le importaba que su tamal hubiera caído al piso, y se agachó a recogerlo; pero con su habilidad sorprendente, tiró el bolillo en un charco.
Mi risa fue tal, que tuve que recargarme en la pared para no caer al piso yo también.
Por alguna razón, la desgracia ajena siempre me ha causado mucha gracia.
De regreso a la realidad, escuché a mi amiga chasquear los dedos, y me di cuenta de que me había perdido en mis recuerdos de tamales mojados.
"No, cariño, me temo que no todo el mundo puede empezar su día con un desayuno así"
"¿Huh?", dijo ella.
"Es que hasta para morder un bolillo, se necesitan más de dos neuronas. Si no, todo termina tirado en un charco pitero", le contesté.
"No te voy a preguntar de qué estás hablando... eres una persona muy rara y a veces me das un poco de miedo", me dijo ella.
Proseguimos caminando por la Roma.
Era uno de esos días en que el ambiente está frío y gris, y tienes la impresión de que va a llover, pero en el fondo sabes que no, y que al ratito va a salir un Sol todo quemante y molesto, y entonces vas a pensar que eres un pendejo por haberte puesto un suéter, pero al mismo tiempo no te lo quieres quitar porque un par de horas después va a volver a hacer frío y en efecto, va a llover como nunca.
Otro día cualquiera de clima bipolar en la ciudad de México.
Estaba yo caminando por la calle, platicando con una amiga de cosas sin importancia, cuando de pronto mi estómago gruñó cual gata en celo encerrada en una jaula de leones.
"Vaya, creo que tengo hambre", dije.
De pronto recordé que no había desayunado. No era nada inusual, porque yo nunca desayuno.
Siendo totalmente incapaz de levantarme a tiempo, siempre termino saliendo de mi casa todo apresurado, y nunca me da tiempo de comer nada antes de irme.
"Sí, creo que yo también tengo hambre", contestó mi amiga.
Hablamos acerca de lo bonito que sería desayunar unos molletes, o un omelette, o un par de piezas de pan dulce con chocolate caliente; pero después recordamos que nuestra situación económica seguía tan precaria como siempre, y nos dimos cuenta de que no teníamos dinero para ningún desayuno decente.
Afortunadamente, Jesús Cristo es tan grande en su sabiduría y compasión, que puso un puesto de tamales justo frente a nosotros.
Gracias, Jesús; por eso te acepté en mi corazón como mi pastor y el cordero de Dios que quita el pecado del mundo y tiene piedad de nosotros.
Nos acercamos a la señora tamalera y le pedimos un par de tortas de tamal verde.
Nos ofreció atole, pero le dijimos que no. ¿Acaso piensa que estamos hechos de dinero?
Unos cuantos minutos después, mi amiga y yo habíamos terminado de ingerir nuestro nutritivísimo alimento, y estábamos totalmente satisfechos.
Fue en ese momento en que nos dimos cuenta de que la torta de tamal es el alimento perfecto.
Un bolillo relleno con un tamal caliente, por sólo 10 pesos.
Es como si la vida hubiera tomado todo lo que es bueno y sagrado, y lo hubiera condensado en un pedazo de masa con unos cuantos trozos de pollo (o cerdo) de procedencia cuestionable.
Por 10 pesos puedes llenarte, y no te tienes que preocupar por comer en todo el resto del día.
Claro, probablemente tus arterias griten horrorizadas cada vez que siquiera consideras comprar una guajolota, pero en el fondo, sabes que vale la pena.
Mi amiga me dijo que ése debía de ser el alimento de los dioses (o de los dioses pobres, al menos), y que todo el mundo debería de empezar su día con un desayuno así.
No sé si lo hayan notado, pero cuando estamos satisfechos, mi amiga y yo solemos ponernos muy hiperbólicos.
En ese instante, yo recordé un incidente que había acontecido frente a mis ojos unas semanas atrás:
Estaba afuera de mi escuela, quejándome del frío, cuando de pronto llegó un compañero con una torta de tamal recién comprada.
Siendo una pequeña perra, nuestro compañero llegó presumiendo su alimento, diciendo que él no tendría frío porque iba a desayunar algo caliente y delicioso.
Estoy seguro que varios de nosotros pensamos en alburearlo, pero su cara de idiota nos hizo tenerle lástima y mejor lo dejamos en paz.
Acto seguido, mi compañero se llevo su torta de tamal a la boca, y cuando le dio una mordida, atinó sólo a morder el bolillo, haciendo que el tamal se resbalara cómicamente fuera de su envoltorio panoso.
En cámara lenta, vimos cómo el tamal salió disparado por los aires y cayó en la banqueta húmeda frente a nosotros.
Evidentemente, siendo la persona sensible y empática que soy, me ataqué de risa y le grité "¡ay pero qué imbécil eres, no puedo creer lo imbécil que eres, en serio eres un imbécil!"
Mi compañero, tratando de hacerse el cool, hizo como que no le importaba que su tamal hubiera caído al piso, y se agachó a recogerlo; pero con su habilidad sorprendente, tiró el bolillo en un charco.
Mi risa fue tal, que tuve que recargarme en la pared para no caer al piso yo también.
Por alguna razón, la desgracia ajena siempre me ha causado mucha gracia.
De regreso a la realidad, escuché a mi amiga chasquear los dedos, y me di cuenta de que me había perdido en mis recuerdos de tamales mojados.
"No, cariño, me temo que no todo el mundo puede empezar su día con un desayuno así"
"¿Huh?", dijo ella.
"Es que hasta para morder un bolillo, se necesitan más de dos neuronas. Si no, todo termina tirado en un charco pitero", le contesté.
"No te voy a preguntar de qué estás hablando... eres una persona muy rara y a veces me das un poco de miedo", me dijo ella.
Proseguimos caminando por la Roma.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Racismo
Mientras más lo pienso, más estúpido me parece.
¿Qué caso tiene odiar a una raza en particular?
¿En serio podemos pensar que un ser humano, sólo por ser de cierto color, creencia, religión, raza, preferencia sexual, abo, o lo que sea; puede ser mejor o peor que otros?
¿No es bastante idiota predisponernos a odiar a un grupo de gente que cumple con ciertos patrones los cuales no controlan?
Sí, sí lo es.
¿Por qué negarnos la oportunidad de odiar a la gente, sin importar su raza?
¿Por qué asumir que ciertas personas son más estúpidas que otras simplemente por su color de piel, cuando el mundo nos demuestra una y otra y otra vez que practicamente toda la raza humana es igual de estúpida?
Yo por eso no soy racista, yo odio a todos por igual.
En mi pequeño mundito personal, todos son idiotas hasta que demuestren lo contrario.
¿Qué caso tiene odiar a una raza en particular?
¿En serio podemos pensar que un ser humano, sólo por ser de cierto color, creencia, religión, raza, preferencia sexual, abo, o lo que sea; puede ser mejor o peor que otros?
¿No es bastante idiota predisponernos a odiar a un grupo de gente que cumple con ciertos patrones los cuales no controlan?
Sí, sí lo es.
¿Por qué negarnos la oportunidad de odiar a la gente, sin importar su raza?
¿Por qué asumir que ciertas personas son más estúpidas que otras simplemente por su color de piel, cuando el mundo nos demuestra una y otra y otra vez que practicamente toda la raza humana es igual de estúpida?
Yo por eso no soy racista, yo odio a todos por igual.
En mi pequeño mundito personal, todos son idiotas hasta que demuestren lo contrario.
lunes, 18 de octubre de 2010
Y afuera llovía
Y ahí estaba yo, con una taza de café a medio tomar frente a mí.
Deja-vú no es la palabra correcta, pero es la primera que me viene a la mente.
Un silencio incómodo flotaba en al aire de una manera desconcertantemente tangible.
Me pasé la mano por el cabello, como hago miles de veces al día, en forma casi inconsciente.
Una vez más, había terminado de contar la historia del ángel de un sólo verano.
Me pareció como si hubiera contado esa historia más veces de las que son necesarias para empezar a recitarla de memoria, sin siquiera tener que pensar en lo que sale de mi boca.
"Wow...", dijo por fin ella, y después volvió a quedarse callada.
"Sí bueno... esas cosas pasan", dije yo, sin saber qué más decir.
Siempre me ha parecido graciosa la forma en la que la gente reacciona cuando le cuentas que la persona que más amabas en todo el mundo, murió justo frente a tus ojos.
Es como si su mente tratara de ponerse en tu situación, como si trataran de imaginar la escena.
Te dejan de ver: sus ojos se pierden en algún punto cualquiera, y tú sabes que es porque les parece imposible mantenerte la mirada.
Me parece gracioso cómo por unos segundos, quieren sentir lástima por tí; como si eso los hiciera sentirse mejor del hecho de haber traído el tema a la conversación.
"Y... ¿estás bien?", me preguntó unos segundos después.
Le di un trago a mi café ligeramente frío. "Pfft, fue hace muchos años, claro que estoy bien..."
Ella puso su mano sobre la mía, y me dijo que lo sentía mucho.
¿Sentirlo por qué?
No es como si fuera su culpa, no es como si hubiera conocido a la muerta siquiera.
Sonreí, pero no le dije nada. Nunca he sabido qué decir cuando me dicen que lo sienten.
¿Gracias?, ¿qué amable?
"¿Por qué nunca me habías dicho nada de lo que pasó?"
Precisamente ése tipo de preguntas son las que hacen que nunca tenga ganas de hablar de eso.
"Pues... nunca salió a tema, supongo.", le contesté.
"Pero es algo muy importante de tu vida..."
"Ahá, pero no es como si fuera a ir por la vida dicíendole a la gente "Hola, me llamo Joselo, hace muchos años mi novia se murió mientras yo veía lo que pasaba sin poder hacer nada al respecto, ¿me pasas la sal?", ¿sabes?, es un tema un poco más delicado que eso"
Me estaba viendo con los ojos ligeramente llorosos. Si hay algo que odio en este mundo es que la gente llore por mi culpa, aunque técnicamente no sea mi culpa.
"¿Ves?, si lo estuviera diciendo todo el tiempo, la gente se pondría a llorar y nunca me pasarían la sal..."
Ella sonrió un poco.
"¿Piensas mucho en ella?"
"Meh... ya no mucho. Antes pensaba en eso todo el tiempo, pero supongo que fue hace tantos años, que lo he ido borrando poco a poco... no lo sé, es raro, ¿sabes?"
Esperaba que ella me contestara "sí, sí sé", pero como se quedó callada, tuve que seguir hablando.
"Es raro porque ya no me pone triste ni nada, pero cuando escribo de eso, siempre parece como si yo estuviera deshecho por lo que pasó... supongo que es simplemente mi forma pitera de escribir"
"¿Escribes mucho de eso?", me preguntó.
"Mucho más de lo que me gustaría, ja"
"Entonces todavía la extrañas..."
Le di otro trago a mi café, en parte porque si no me tapaba la boca iba a terminar agradeciéndole por recalcarme lo obscenamente obvio.
Seguro después me diría que tengo un cromosoma Y, que mi cabello es café, y que uso el sarcasmo para esconder lo estúpidamente vulnerable que soy.
"Nunca la voy a dejar de extrañar, pero no es eso", le dije.
"¿Entonces?"
"No sé... es como si tuviera que escribir de eso... como si tuviera que plasmar cada detalle, por pequeño y ridículo que sea..."
Ella se quedó callada.
Ella se quedó callada, y yo empecé a sentir algo raro en mi pecho.
Se sentía frío, se sentía como si me empezaran a apretar muy fuerte.
Sin darme cuenta, seguí hablando, cada vez más débil: había dejado de hablarle a ella y me estaba diciendo las cosas a mí mismo.
"Es como si tuviera que escribir mientras todavía me acuerdo, porque algún día se me va a empezar a olvidar todo... y no se me puede olvidar..."
De repente ya no me importó el café, ya no me importó mi amiga, ya no me importó que afuera estuviera lloviendo, ya no me importó nada.
Tenía miedo.
"Si se me olvida es como si no hubiera sido real, como si nunca hubiera pasado... como si ella nunca hubiera existido..."
El frío que empecé a sentir sólo me recordó lo lejos que estaba de la playa y de esos días.
Deja-vú no es la palabra correcta, pero es la primera que me viene a la mente.
Un silencio incómodo flotaba en al aire de una manera desconcertantemente tangible.
Me pasé la mano por el cabello, como hago miles de veces al día, en forma casi inconsciente.
Una vez más, había terminado de contar la historia del ángel de un sólo verano.
Me pareció como si hubiera contado esa historia más veces de las que son necesarias para empezar a recitarla de memoria, sin siquiera tener que pensar en lo que sale de mi boca.
"Wow...", dijo por fin ella, y después volvió a quedarse callada.
"Sí bueno... esas cosas pasan", dije yo, sin saber qué más decir.
Siempre me ha parecido graciosa la forma en la que la gente reacciona cuando le cuentas que la persona que más amabas en todo el mundo, murió justo frente a tus ojos.
Es como si su mente tratara de ponerse en tu situación, como si trataran de imaginar la escena.
Te dejan de ver: sus ojos se pierden en algún punto cualquiera, y tú sabes que es porque les parece imposible mantenerte la mirada.
Me parece gracioso cómo por unos segundos, quieren sentir lástima por tí; como si eso los hiciera sentirse mejor del hecho de haber traído el tema a la conversación.
"Y... ¿estás bien?", me preguntó unos segundos después.
Le di un trago a mi café ligeramente frío. "Pfft, fue hace muchos años, claro que estoy bien..."
Ella puso su mano sobre la mía, y me dijo que lo sentía mucho.
¿Sentirlo por qué?
No es como si fuera su culpa, no es como si hubiera conocido a la muerta siquiera.
Sonreí, pero no le dije nada. Nunca he sabido qué decir cuando me dicen que lo sienten.
¿Gracias?, ¿qué amable?
"¿Por qué nunca me habías dicho nada de lo que pasó?"
Precisamente ése tipo de preguntas son las que hacen que nunca tenga ganas de hablar de eso.
"Pues... nunca salió a tema, supongo.", le contesté.
"Pero es algo muy importante de tu vida..."
"Ahá, pero no es como si fuera a ir por la vida dicíendole a la gente "Hola, me llamo Joselo, hace muchos años mi novia se murió mientras yo veía lo que pasaba sin poder hacer nada al respecto, ¿me pasas la sal?", ¿sabes?, es un tema un poco más delicado que eso"
Me estaba viendo con los ojos ligeramente llorosos. Si hay algo que odio en este mundo es que la gente llore por mi culpa, aunque técnicamente no sea mi culpa.
"¿Ves?, si lo estuviera diciendo todo el tiempo, la gente se pondría a llorar y nunca me pasarían la sal..."
Ella sonrió un poco.
"¿Piensas mucho en ella?"
"Meh... ya no mucho. Antes pensaba en eso todo el tiempo, pero supongo que fue hace tantos años, que lo he ido borrando poco a poco... no lo sé, es raro, ¿sabes?"
Esperaba que ella me contestara "sí, sí sé", pero como se quedó callada, tuve que seguir hablando.
"Es raro porque ya no me pone triste ni nada, pero cuando escribo de eso, siempre parece como si yo estuviera deshecho por lo que pasó... supongo que es simplemente mi forma pitera de escribir"
"¿Escribes mucho de eso?", me preguntó.
"Mucho más de lo que me gustaría, ja"
"Entonces todavía la extrañas..."
Le di otro trago a mi café, en parte porque si no me tapaba la boca iba a terminar agradeciéndole por recalcarme lo obscenamente obvio.
Seguro después me diría que tengo un cromosoma Y, que mi cabello es café, y que uso el sarcasmo para esconder lo estúpidamente vulnerable que soy.
"Nunca la voy a dejar de extrañar, pero no es eso", le dije.
"¿Entonces?"
"No sé... es como si tuviera que escribir de eso... como si tuviera que plasmar cada detalle, por pequeño y ridículo que sea..."
Ella se quedó callada.
Ella se quedó callada, y yo empecé a sentir algo raro en mi pecho.
Se sentía frío, se sentía como si me empezaran a apretar muy fuerte.
Sin darme cuenta, seguí hablando, cada vez más débil: había dejado de hablarle a ella y me estaba diciendo las cosas a mí mismo.
"Es como si tuviera que escribir mientras todavía me acuerdo, porque algún día se me va a empezar a olvidar todo... y no se me puede olvidar..."
De repente ya no me importó el café, ya no me importó mi amiga, ya no me importó que afuera estuviera lloviendo, ya no me importó nada.
Tenía miedo.
"Si se me olvida es como si no hubiera sido real, como si nunca hubiera pasado... como si ella nunca hubiera existido..."
El frío que empecé a sentir sólo me recordó lo lejos que estaba de la playa y de esos días.
jueves, 14 de octubre de 2010
Salvado por una mujer
Desde que somos pequeños, a los niños nos educan diciéndonos que siempre tenemos que cuidar a las mujeres, que jamás debemos tocarlas ni con el pétalo de una rosa, que toda la vida debemos de tratarlas bien, y que nunca debemos de hacerles daño.
Básicamente, desde que somos pequeños, nos educan para que protejamos a las mujeres y todo eso.
El problema es que algunos de nosotros no tenemos cuerpo de linebackers, o de luchadores gringos (porque siendo sinceros, los mexicanos están todos gordos y guangos).
¿Cómo proteger físicamente a mi novia si yo mido 1.69, peso menos de 60 kilos, y soy débil como gatito?
Ésas son las preguntas que nunca nos son respondidas en nuestra infancia.
Mi historia del día de hoy, gira alrededor de este dilema, precisamente.
Hace unos cuantos años, yo andaba con una chica linda, que a partir de ahora llamaremos Canon.
A pesar de que Canon y yo no éramos precisamente fans de ir a bares, antros, y esas cosas; un día nos vimos socialmente obligados a ir a un antro todo pitero, al cumpleaños de una de las mejores amigas de Canon.
En realidad ella era la que estaba socialmente obligada a ir, pero supongo que como su novio, mi deber diplomático era acompañarla.
Maldita sea, Carreño, te odio.
Cuando íbamos en camino al lugar al que no queríamos ir, Canon me dijo algo a lo que debería de haberle dado más importancia:
"Algo va a salir mal hoy."
Cuando le pregunté por qué lo decía, me dijo que su amiga le había dicho que tenía muchas ganas de ponerse hasta el socket, y que cuando su amiga se ponía hasta el socket, siempre acababan habiendo problemas.
Por alguna razón no le hice caso a Canon, y viéndolo en retrospectiva, ése fue el momento en el que toda la noche empezó a caer en una espiral derechita a la chingada.
Llegamos al antro (un poco tarde, por cierto) y cuando entramos, nos dimos cuenta de que la amiga de Canon ya estaba bastante ebria y ya estaba empezando a malcopear; gritándole a todo el mundo, siendo grosera y nefasta, y portándose como una pequeña perra loca.
"Esto va a acabar en madrazos", me dijo Canon.
Siendo una persona que ha pasado la mayor parte de su vida siendo pacífico y faggy, esperé que se equivocara, porque en serio NO tenía nada de ganas de partirme la madre con un montón de desconocidos, por culpa de una tipa que ni siquiera me caía tan bien.
"Si esto acaba en madrazos, ¿me vas a defender?", me preguntó Canon entonces.
"Por supuesto que no, tú eres la madreadora aquí", le dije.
Y era cierto.
Verán, desde que Canon tenía como 4 años, decidió que una de sus cosas favoritas en el mundo eran las artes marciales.
Ha pasado toda su vida obsesionada con ellas.
Hasta donde tengo entendido, es cinta negra (o su equivalente) en 3 tipos de artes marciales, y está estudiando otra más.
Es curioso, porque Canon suele ser la persona más linda e inofensiva que existe en el planeta...
En fin, regresando al antro pitero.
La amiga de Canon, que a partir de ahora llamaremos Furia, empezó a pelearse con una tipa toda gorda. Una pelea de niñitas de antro, de esas de puro comentario pasivo-agresivo-pendejo.
Se sonreían con odio y se decían cosas feas, adornadas por palabras como "mi reina", "cariño", "bonita", y cosas así.
Después se separaban, cada quien se iba por su lado por media hora o algo así, y después se volvían a encontrar y se seguían diciendo cosas.
En una de esas, yo estaba platicando con Furia cuando de pronto llegó la gorda y "accidentalmente" le tiró el trago encima a mi casi-amiga, lo cual me dio mucha risa.
Jodidamente, en vez de que la gorda se alegrara de que yo me estuviera riendo a su favor, se enojó conmigo.
¿Por qué?
Porque es mujer, y las mujeres están batshit crazy.
"¿Y tú de qué te ríes, pendejo?", me dijo la gorda, con su finísima boca de gorda.
"Perdón, es que te vi y los cochinitos me dan risa", le contesté.
Sé que no debería de haberme metido, pero siendo honestos, ella me agredió primero, y el día en que yo deje que una gorda me insulte y se vaya impunemente, será el día en que los cerdos empiecen a insultar a los humanos y se vayan impunemente.
Sea como sea, pensé que el desmadre iba a acabar ahí, cada quien iba a seguir siendo pasivo-agresivo por su lado, y ya.
Oh boy, how wrong I was.
Aparentemente, mi comentario acerca de su porcentaje de grasa corporal incitó uno de esos mecanismos de defensa que tiene la gente gorda cuando se burlan de su gordura; producto de tantos años de complejo por ser gordos, me supongo.
En un arranque de ira que olía a chicharrón, la gorda me empujó y me empezó a gritar groserías.
Mi primera reacción fue levantar la mano donde tenía mi vaso, para ponerlo fuera del alcance de sus dedos de cochinito, porque lo más importante en una situación así, es salvar el chupe.
Por alguna razón, la gorda seguía agrediéndome, a pesar de que yo sólo estaba haciendo ruidos de cerdito mientras alejaba la cara y el vaso de sus uñas rasguñadoras.
En eso, Canon se acercó, y le dijo a la gorda que me dejara en paz, a lo cual la gorda le respondió con un insulto.
Strike #1.
Canon le pidió amablemente que no la insultara, porque ella no le estaba diciendo nada.
La gorda la volvió a insultar, y le dijo que si no le parecia, hiciera algo al respecto.
Strike #2.
Canon le dijo que no la provocara, porque le podía partir la madre.
La gorda le dijo que quería ver si era cierto, y se le aventó encima a Canon.
Strike #3, estás fuera.
Con lo que me pareció toda la calma del mundo (aunque pasó estúpidamente rápido), Canon se movió a un lado, le agarró el brazo a la gorda que se le aventaba encima, y le hizo una llave de lo que asumo era Judo, porque le gorda dio toda la vuelta en el aire, y cayó de espaldas en el piso, haciendo un ruido seco y chistoso.
La gorda se quedó en el suelo, gritando que tenía la espalda rota y pidiendo ayuda a todos los que estaban cerca.
Canon me volteó a ver, y me dijo "listo, princesa, tu caballero de armadura brillante te acaba de salvar una vez más"
Diría que me sentí humillado, pero la verdad es que todo el asunto me pareció extremadamente sexy.
Sabiendo que los gorilas de seguridad estaban a punto de llegar y el desmadre se iba a hacer todavía más grande, decidimos salir de ahí lo antes posible.
Canon y yo nos metimos entre la gente y nos fuimos del antro pitero.
Lo mejor del asunto, es que ni siquiera nos dio tiempo de pagar nuestros tragos, así que supongo que Furia terminó pagando por nosotros.
Good, fuck her.
En el camino de regreso, Canon me preguntó si estuvo mal que se hubiera metido, y que si el hecho de que mi novia tuviera que salvarme de una madriza me había hecho sentir mal o algo así.
"Fuck, ¿tragos gratis y que una chica linda se parta la madre por mí?, ¿en serio esperabas que me sintiera mal?"
"Bueno... si lo pones así tienes razón. Además tú me hubieras defendido si un tipo me hubiera empezado a agredir...", me dijo ella.
Silencio total.
"¿Verdad?", me preguntó por fin, un poco frustrada.
Me la quedé viendo con ojos de gatito.
"Ash... tienes suerte de que yo sea ninja... eres un marica", me dijo.
Todos fuimos felices esa noche.
Básicamente, desde que somos pequeños, nos educan para que protejamos a las mujeres y todo eso.
El problema es que algunos de nosotros no tenemos cuerpo de linebackers, o de luchadores gringos (porque siendo sinceros, los mexicanos están todos gordos y guangos).
¿Cómo proteger físicamente a mi novia si yo mido 1.69, peso menos de 60 kilos, y soy débil como gatito?
Ésas son las preguntas que nunca nos son respondidas en nuestra infancia.
Mi historia del día de hoy, gira alrededor de este dilema, precisamente.
Hace unos cuantos años, yo andaba con una chica linda, que a partir de ahora llamaremos Canon.
A pesar de que Canon y yo no éramos precisamente fans de ir a bares, antros, y esas cosas; un día nos vimos socialmente obligados a ir a un antro todo pitero, al cumpleaños de una de las mejores amigas de Canon.
En realidad ella era la que estaba socialmente obligada a ir, pero supongo que como su novio, mi deber diplomático era acompañarla.
Maldita sea, Carreño, te odio.
Cuando íbamos en camino al lugar al que no queríamos ir, Canon me dijo algo a lo que debería de haberle dado más importancia:
"Algo va a salir mal hoy."
Cuando le pregunté por qué lo decía, me dijo que su amiga le había dicho que tenía muchas ganas de ponerse hasta el socket, y que cuando su amiga se ponía hasta el socket, siempre acababan habiendo problemas.
Por alguna razón no le hice caso a Canon, y viéndolo en retrospectiva, ése fue el momento en el que toda la noche empezó a caer en una espiral derechita a la chingada.
Llegamos al antro (un poco tarde, por cierto) y cuando entramos, nos dimos cuenta de que la amiga de Canon ya estaba bastante ebria y ya estaba empezando a malcopear; gritándole a todo el mundo, siendo grosera y nefasta, y portándose como una pequeña perra loca.
"Esto va a acabar en madrazos", me dijo Canon.
Siendo una persona que ha pasado la mayor parte de su vida siendo pacífico y faggy, esperé que se equivocara, porque en serio NO tenía nada de ganas de partirme la madre con un montón de desconocidos, por culpa de una tipa que ni siquiera me caía tan bien.
"Si esto acaba en madrazos, ¿me vas a defender?", me preguntó Canon entonces.
"Por supuesto que no, tú eres la madreadora aquí", le dije.
Y era cierto.
Verán, desde que Canon tenía como 4 años, decidió que una de sus cosas favoritas en el mundo eran las artes marciales.
Ha pasado toda su vida obsesionada con ellas.
Hasta donde tengo entendido, es cinta negra (o su equivalente) en 3 tipos de artes marciales, y está estudiando otra más.
Es curioso, porque Canon suele ser la persona más linda e inofensiva que existe en el planeta...
En fin, regresando al antro pitero.
La amiga de Canon, que a partir de ahora llamaremos Furia, empezó a pelearse con una tipa toda gorda. Una pelea de niñitas de antro, de esas de puro comentario pasivo-agresivo-pendejo.
Se sonreían con odio y se decían cosas feas, adornadas por palabras como "mi reina", "cariño", "bonita", y cosas así.
Después se separaban, cada quien se iba por su lado por media hora o algo así, y después se volvían a encontrar y se seguían diciendo cosas.
En una de esas, yo estaba platicando con Furia cuando de pronto llegó la gorda y "accidentalmente" le tiró el trago encima a mi casi-amiga, lo cual me dio mucha risa.
Jodidamente, en vez de que la gorda se alegrara de que yo me estuviera riendo a su favor, se enojó conmigo.
¿Por qué?
Porque es mujer, y las mujeres están batshit crazy.
"¿Y tú de qué te ríes, pendejo?", me dijo la gorda, con su finísima boca de gorda.
"Perdón, es que te vi y los cochinitos me dan risa", le contesté.
Sé que no debería de haberme metido, pero siendo honestos, ella me agredió primero, y el día en que yo deje que una gorda me insulte y se vaya impunemente, será el día en que los cerdos empiecen a insultar a los humanos y se vayan impunemente.
Sea como sea, pensé que el desmadre iba a acabar ahí, cada quien iba a seguir siendo pasivo-agresivo por su lado, y ya.
Oh boy, how wrong I was.
Aparentemente, mi comentario acerca de su porcentaje de grasa corporal incitó uno de esos mecanismos de defensa que tiene la gente gorda cuando se burlan de su gordura; producto de tantos años de complejo por ser gordos, me supongo.
En un arranque de ira que olía a chicharrón, la gorda me empujó y me empezó a gritar groserías.
Mi primera reacción fue levantar la mano donde tenía mi vaso, para ponerlo fuera del alcance de sus dedos de cochinito, porque lo más importante en una situación así, es salvar el chupe.
Por alguna razón, la gorda seguía agrediéndome, a pesar de que yo sólo estaba haciendo ruidos de cerdito mientras alejaba la cara y el vaso de sus uñas rasguñadoras.
En eso, Canon se acercó, y le dijo a la gorda que me dejara en paz, a lo cual la gorda le respondió con un insulto.
Strike #1.
Canon le pidió amablemente que no la insultara, porque ella no le estaba diciendo nada.
La gorda la volvió a insultar, y le dijo que si no le parecia, hiciera algo al respecto.
Strike #2.
Canon le dijo que no la provocara, porque le podía partir la madre.
La gorda le dijo que quería ver si era cierto, y se le aventó encima a Canon.
Strike #3, estás fuera.
Con lo que me pareció toda la calma del mundo (aunque pasó estúpidamente rápido), Canon se movió a un lado, le agarró el brazo a la gorda que se le aventaba encima, y le hizo una llave de lo que asumo era Judo, porque le gorda dio toda la vuelta en el aire, y cayó de espaldas en el piso, haciendo un ruido seco y chistoso.
La gorda se quedó en el suelo, gritando que tenía la espalda rota y pidiendo ayuda a todos los que estaban cerca.
Canon me volteó a ver, y me dijo "listo, princesa, tu caballero de armadura brillante te acaba de salvar una vez más"
Diría que me sentí humillado, pero la verdad es que todo el asunto me pareció extremadamente sexy.
Sabiendo que los gorilas de seguridad estaban a punto de llegar y el desmadre se iba a hacer todavía más grande, decidimos salir de ahí lo antes posible.
Canon y yo nos metimos entre la gente y nos fuimos del antro pitero.
Lo mejor del asunto, es que ni siquiera nos dio tiempo de pagar nuestros tragos, así que supongo que Furia terminó pagando por nosotros.
Good, fuck her.
En el camino de regreso, Canon me preguntó si estuvo mal que se hubiera metido, y que si el hecho de que mi novia tuviera que salvarme de una madriza me había hecho sentir mal o algo así.
"Fuck, ¿tragos gratis y que una chica linda se parta la madre por mí?, ¿en serio esperabas que me sintiera mal?"
"Bueno... si lo pones así tienes razón. Además tú me hubieras defendido si un tipo me hubiera empezado a agredir...", me dijo ella.
Silencio total.
"¿Verdad?", me preguntó por fin, un poco frustrada.
Me la quedé viendo con ojos de gatito.
"Ash... tienes suerte de que yo sea ninja... eres un marica", me dijo.
Todos fuimos felices esa noche.
domingo, 10 de octubre de 2010
Sorpresa sorpresa, odio a la gente
Hace rato estaba hablando con Rocketmail, como suelo hacer en las noches de ocio (that's what SHE said!)
Hablando un poco sobre lecturas de periódicos, sobre victorias de los Raiders sobre los Chargers, y sobre Enrique Peña Nieto; llegamos a la conclusión de que la gente moralista apesta.
En serio, ahora con todos esos pedos de las redes sociales, y los twitterses y demás mamadas, cualquier se siente como un líder de opinión, y todo el mundo cree que lo que tenga que decir es tremendamente importante y relevante; y entonces, evidentemente, se sienten con el derecho de regañarnos y decirnos qué hacer con nuestra vida, además de soltar frases pseudo-profundas de a tres varos que deberían de ser grabadas por Mariano.
Chequen nomás, el tipo de frases moralistas de cuarta que me encuentro por ahí:
Las faltas de ortografía y pendejadas extremas son producto de la fuente original, y han sido respetados para preservar la estupidez en forma adecuada.
"Que cosa mas sexy es oír a un hombre hablar apasionado sobre lo que quiere y sabe"
"No hay amor mas verdadero que el de los verdaderos amigos"
"Dicen que el hombre es un animal de costumbres ...mas bien de costumbre el hombre es un animal"
"No me gustan las introducciones casi en ningún sentido, prefiero irme sorprendiendo en el camino"
"Se que nada es gratis en esta vida pero si te piden un favor y tu solo andas condicionandolo y cobrandolo dice mucho de ti, q triste persona"
"Hoy es el "Dia Mundial del Corazón" aunque muy pocos lo tengan... feliz dia."
"Puedo no estar de acuerdo con Lo que dices pero defenderé con la vida el derecho qe tienes para hacerlo"
"Pensar demasiado tus actos o actuar sin pensar son ambos un lío, mejor disfruta el momento y punto"
"Nunca confíes en la palabras de una persona que no te ha demostrado antes con sus acciones que lo que dice es real"
"Es triste q la distancia entre el hombre común al chimpance sea menor a la distancia del hombre comun a Nietzsche"
"quiero felicitar a los paises que conducen la política mundial ... así que espero que alguna vez haya motivos"
"el Idioma, las fronteras, la piel, la política, la religión, no son el problema .... Los prejuicios, la ira y la ignorancia lo son"
Agh, podría seguir y seguir, pero no quiero matarlos de aburrimiento moralista.
¿Por qué?
¿Por qué la gente cree que puede decirnos cómo vivir, y lo que hacemos bien y mal, y que sólo ellos tienen la razón?
¡Es absurdo!
Todo el mundo sabe que sólo YO tengo la razón absoluta.
Odio a la gente moralista, y odio cuando tratan de educarme con sus principios éticos de cuarta.
Claro, podría no darle mucha importancia, y decirles que estoy de acuerdo con lo que dicen, pero entonces los dos estaríamos equivocados.
Hablando un poco sobre lecturas de periódicos, sobre victorias de los Raiders sobre los Chargers, y sobre Enrique Peña Nieto; llegamos a la conclusión de que la gente moralista apesta.
En serio, ahora con todos esos pedos de las redes sociales, y los twitterses y demás mamadas, cualquier se siente como un líder de opinión, y todo el mundo cree que lo que tenga que decir es tremendamente importante y relevante; y entonces, evidentemente, se sienten con el derecho de regañarnos y decirnos qué hacer con nuestra vida, además de soltar frases pseudo-profundas de a tres varos que deberían de ser grabadas por Mariano.
Chequen nomás, el tipo de frases moralistas de cuarta que me encuentro por ahí:
Las faltas de ortografía y pendejadas extremas son producto de la fuente original, y han sido respetados para preservar la estupidez en forma adecuada.
"Que cosa mas sexy es oír a un hombre hablar apasionado sobre lo que quiere y sabe"
"No hay amor mas verdadero que el de los verdaderos amigos"
"Dicen que el hombre es un animal de costumbres ...mas bien de costumbre el hombre es un animal"
"No me gustan las introducciones casi en ningún sentido, prefiero irme sorprendiendo en el camino"
"Se que nada es gratis en esta vida pero si te piden un favor y tu solo andas condicionandolo y cobrandolo dice mucho de ti, q triste persona"
"Hoy es el "Dia Mundial del Corazón" aunque muy pocos lo tengan... feliz dia."
"Puedo no estar de acuerdo con Lo que dices pero defenderé con la vida el derecho qe tienes para hacerlo"
"Pensar demasiado tus actos o actuar sin pensar son ambos un lío, mejor disfruta el momento y punto"
"Nunca confíes en la palabras de una persona que no te ha demostrado antes con sus acciones que lo que dice es real"
"Es triste q la distancia entre el hombre común al chimpance sea menor a la distancia del hombre comun a Nietzsche"
"quiero felicitar a los paises que conducen la política mundial ... así que espero que alguna vez haya motivos"
"el Idioma, las fronteras, la piel, la política, la religión, no son el problema .... Los prejuicios, la ira y la ignorancia lo son"
Agh, podría seguir y seguir, pero no quiero matarlos de aburrimiento moralista.
¿Por qué?
¿Por qué la gente cree que puede decirnos cómo vivir, y lo que hacemos bien y mal, y que sólo ellos tienen la razón?
¡Es absurdo!
Todo el mundo sabe que sólo YO tengo la razón absoluta.
Odio a la gente moralista, y odio cuando tratan de educarme con sus principios éticos de cuarta.
Claro, podría no darle mucha importancia, y decirles que estoy de acuerdo con lo que dicen, pero entonces los dos estaríamos equivocados.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Nuevo formato-ish
Hace rato empecé a escribir un post acerca de lo desagradable que era mi vida cuando usaba brackets, pero a la mitad me aburrí y lo borré.
El problema es que ahora tengo blogger abierto, y se sentiría raro irme sin publicar nada.
Ahá, soy como esos ninjas que cuando desenfundaban su espada, no podían volverla a enfundar sin que probara sangre, aunque fuera la suya propia.
Soy exáctamente igual, sólo que millones de veces más loser.
Anyway, como no pienso sacarme sangre ni lastimarme de ninguna forma emo, simplemente voy a hacer pública una decisión que tomé hace un par de días, respecto a mi überlog:
Voy a deshabilitar los comments.
Uh huh. Lo estuve pensando, y llegué a la conclusión de que los comments en mis posts era algo que debería de irse.
Soy una persona sumamente competitiva conmigo mismo, y me molestaba pensar que algunos posts que me habían gustado mucho, tenían menos comments que otros posts todos apresurados y tetos.
Como mi personalidad obsesiva-compulsiva no puede controlarse; decidí que lo mejor para mi paz mental era deshabilitar los comments de todos los posts futuros (excepto en ocasiones especiales, cuando les pida su opinión o qué se yo)
De todas formas, si alguna vez tienen algo que decirme, aquí junto está la ventanita del Formspring, o siempre está mi Facebook, o pueden hablarme por msn, o etcétera etcétera.
Hoy en día, hay miles y miles de formas de contactar a la gente.
Así que, queridos lectores imaginarios, ahora que por fin publiqué algo, puedo enfundar mi blog sin tener que cortarme y embarrarlo de sangre.
Whew, that was a close one.
El problema es que ahora tengo blogger abierto, y se sentiría raro irme sin publicar nada.
Ahá, soy como esos ninjas que cuando desenfundaban su espada, no podían volverla a enfundar sin que probara sangre, aunque fuera la suya propia.
Soy exáctamente igual, sólo que millones de veces más loser.
Anyway, como no pienso sacarme sangre ni lastimarme de ninguna forma emo, simplemente voy a hacer pública una decisión que tomé hace un par de días, respecto a mi überlog:
Voy a deshabilitar los comments.
Uh huh. Lo estuve pensando, y llegué a la conclusión de que los comments en mis posts era algo que debería de irse.
Soy una persona sumamente competitiva conmigo mismo, y me molestaba pensar que algunos posts que me habían gustado mucho, tenían menos comments que otros posts todos apresurados y tetos.
Como mi personalidad obsesiva-compulsiva no puede controlarse; decidí que lo mejor para mi paz mental era deshabilitar los comments de todos los posts futuros (excepto en ocasiones especiales, cuando les pida su opinión o qué se yo)
De todas formas, si alguna vez tienen algo que decirme, aquí junto está la ventanita del Formspring, o siempre está mi Facebook, o pueden hablarme por msn, o etcétera etcétera.
Hoy en día, hay miles y miles de formas de contactar a la gente.
Así que, queridos lectores imaginarios, ahora que por fin publiqué algo, puedo enfundar mi blog sin tener que cortarme y embarrarlo de sangre.
Whew, that was a close one.
domingo, 3 de octubre de 2010
Como sirvienta
El otro día estaba con un amigo, en un edificio de la Roma.
Mientras estábamos en la sala de espera de dicho edificio, empezamos a platicar de un montón de cosas sin importancia.
En una de esas, yo vi mi reloj y dije "carajo... ya es bien tarde y todavía no podemos salir de aquí..."
"Meh, no es como si tuvieras prisa, ¿o sí?", me preguntó mi amigo.
"¡Sí, cabrón!, ¡me voy a perder mi novela!", dije.
Silencio gélido.
"Umm... decir eso no me hizo sonar muy varonil, ¿verdad?", pregunté. Mi amigo negó con la cabeza sin decir nada, como si todavía estuviera tratando de encontrar las palabras justas para que su burla fuera lo suficientemente fuerte.
Afortunadamente, no las encontró, y ya era demasiado tarde.
Verán, lectores imaginarios, yo sé que no tengo que dar explicaciones, porque a fin de cuentas es mi culo y mi papalote, pero el asunto está así:
Un día, yo estaba en casa de mis primos, viendo una película muy mala cuyo nombre no recuerdo.
De repente, llega uno de mis primos con su novia, y me quitan el control porque yo me estaba quedando dormido.
Next thing I know, ya le cambiaron a la novela.
Al principio acusé a mi primo de ser joto y de haber perdido sus testículos el día que empezó a andar con su novia, pero después me dieron una explicación razonable:
Parte de la novela era grabada en la casa de la novia de mi primo.
Era un negocio bastante bueno: le pagaban poca madre por usar su casa, le daban muebles nuevos, cuando se iban dejaban todo en perfecto y absoluto orden, y le regalaban un chingo de cosas.
En fin, aparentemente mi primo era obligado a ver la novela porque su novia quería ver su casa; y ahora yo también era obligado porque pues... estaba ahí.
Minutos después, llegó mi otro primo, y cuando vio que estábamos viendo las novelas, nos dijo jotos a todos.
Su hermano repitió la explicación.
Pasamos la siguiente hora preguntándole a la novia de mi primo "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?" en todas y cada una de las escenas; sin importar qué pasara.
Aunque estuvieran al aire libre, o de noche, o en una azotea, o lo que fuera: "¿ésa es tu casa?"
El problema fue que para el final del capítulo, la estúpida novela ya nos había enganchado a mi primo burlón y a mí.
Así funcionan las novelas: las ves 10 minutos, y ya le vendiste tu alma al diablo.
Ahora, un par de semanas después, seguimos viendo la novela, sólo que ahora es diferente.
El otro día la novia de mi primo dijo "¡ésa es mi casa!", y nuestra primera reacción fue callarla porque no nos dejaba oir lo que pasaba en la trama.
Y es que, lectores imaginarios, ¡la trama es muy interesante!
Miren, así está la cosa:
El personaje principal es la tipa con cáncer, que pone un negocio para escapar a la rutina de su vida.
En ese negocio, la tipa con cáncer contrata a un montón de viejas sin ninguna experiencia, pero con un montón de problemas personales: la llorona, la perra loca, la piruja, la chacha, y la güera inútil.
El problema es que por la enorme ineptitud de todas las empleadas, el negocio de la tipa con cáncer está a punto de quebrar, porque la perra loca compró un terreno que tenía problemas, y entonces no pueden empezar a construir (el negocio es una constructora, por cierto); entonces el ingeniero pitosuelto empieza a enojarse con la tipa con cáncer, pero como quiere con la chacha entonces se lo perdona.
El otro problema es que la chacha está casada, pero su esposo cruzó la frontera y ahora no las pela ni a ella ni a su hija, excepto cuando se entera de que el ingeniero pitosuelto se quiere dar a su esposa, y entonces se pone todo celoso y se tira a una gringa puta.
Mientras tanto, la perra loca está teniendo problemas en su casa, porque está toda loca y dejó a su marido sólo porque tenía mejor trabajo que ella, y ahora la perra loca se dedica a hacerla la vida imposible al pobre tipo, que lo único que hace es aguantarla, a pesar de que es una perra loca y le grita a todo el mundo. Aunque últimamente, el esposo está empezando a andar con una mesera, entonces la perra loca anda más perra loca que de costumbre.
La piruja se está separando de su esposo el golpeador, porque le harta que le haga tanto caso a su mamá la vieja metiche, y entonces el golpeador golpea a la piruja porque se enoja de que ella no afloje a pesar de estar casado con él. De todos modos la piruja está enamorada del argentino, que resulta ser el esposo de la tipa con cáncer, la jefa de la piruja.
Obviamente eso empieza a causar problemas en la casa de la tipa con cáncer, porque como no le ha dicho a su familia que tiene cáncer, se ha estado portando muy rara, lo cual ha hecho que su hija la puta empiece a andar con el hijo del enemigo mortal de la tipa con cáncer, pero claro, como es una telenovela, ninguno de los dos sabe que el otro es hijo de quien es hijo.
Por otra parte, la llorona trabaja con la tipa con cáncer porque necesita ganar dinero, ya que su esposo el taxista la dejó para irse con el culito, que es una tipa más jóven. La familia de la llorona está dividida, porque su hijo el ratero piensa que la llorona debería de aceptar que el taxista se fue; pero su hija la machorra sólo se la pasa diciéndole gorda a la llorona, y convenciéndola de que tiene que bajar de peso para que el taxista deje al culito y regrese con la llorona y les vuelva a dar dinero. Como la llorona no puede enflacar, quiere hacerse una liposucción, pero como no le alcanza, quiere vender su casa. El ratero le dice que es pésima idea, pero la machorra es una pendeja y apoya a la llorona a pesar de que se van a quedar sin casa.
Sí... creo que básicamente eso lo resume todo.
Es tremendamente claro, ¿no?
En fin, de regreso al edificio en la Roma, le conté todo esto a mi amigo, mientras me miraba incrédulo.
Una vez que teminé, me dijo: "Carajo... ¿en serio te clavaste tanto con una telenovela? No mames, pareces sirvienta, cabrón..."
Sin tener un argumento inteligente para refutar ese comentario, yo lo vi con un poco de odio en la mirada, y le dije:
"¿Ah sí? Pues mi papá le pega al tuyo."
Soy lo máximo en las discusiones.
Mientras estábamos en la sala de espera de dicho edificio, empezamos a platicar de un montón de cosas sin importancia.
En una de esas, yo vi mi reloj y dije "carajo... ya es bien tarde y todavía no podemos salir de aquí..."
"Meh, no es como si tuvieras prisa, ¿o sí?", me preguntó mi amigo.
"¡Sí, cabrón!, ¡me voy a perder mi novela!", dije.
Silencio gélido.
"Umm... decir eso no me hizo sonar muy varonil, ¿verdad?", pregunté. Mi amigo negó con la cabeza sin decir nada, como si todavía estuviera tratando de encontrar las palabras justas para que su burla fuera lo suficientemente fuerte.
Afortunadamente, no las encontró, y ya era demasiado tarde.
Verán, lectores imaginarios, yo sé que no tengo que dar explicaciones, porque a fin de cuentas es mi culo y mi papalote, pero el asunto está así:
Un día, yo estaba en casa de mis primos, viendo una película muy mala cuyo nombre no recuerdo.
De repente, llega uno de mis primos con su novia, y me quitan el control porque yo me estaba quedando dormido.
Next thing I know, ya le cambiaron a la novela.
Al principio acusé a mi primo de ser joto y de haber perdido sus testículos el día que empezó a andar con su novia, pero después me dieron una explicación razonable:
Parte de la novela era grabada en la casa de la novia de mi primo.
Era un negocio bastante bueno: le pagaban poca madre por usar su casa, le daban muebles nuevos, cuando se iban dejaban todo en perfecto y absoluto orden, y le regalaban un chingo de cosas.
En fin, aparentemente mi primo era obligado a ver la novela porque su novia quería ver su casa; y ahora yo también era obligado porque pues... estaba ahí.
Minutos después, llegó mi otro primo, y cuando vio que estábamos viendo las novelas, nos dijo jotos a todos.
Su hermano repitió la explicación.
Pasamos la siguiente hora preguntándole a la novia de mi primo "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?", "¿ésa es tu casa?" en todas y cada una de las escenas; sin importar qué pasara.
Aunque estuvieran al aire libre, o de noche, o en una azotea, o lo que fuera: "¿ésa es tu casa?"
El problema fue que para el final del capítulo, la estúpida novela ya nos había enganchado a mi primo burlón y a mí.
Así funcionan las novelas: las ves 10 minutos, y ya le vendiste tu alma al diablo.
Ahora, un par de semanas después, seguimos viendo la novela, sólo que ahora es diferente.
El otro día la novia de mi primo dijo "¡ésa es mi casa!", y nuestra primera reacción fue callarla porque no nos dejaba oir lo que pasaba en la trama.
Y es que, lectores imaginarios, ¡la trama es muy interesante!
Miren, así está la cosa:
(por cierto, ni mi primo ni yo nos hemos aprendido los nombres de los personajes, así que siempre nos referimos a ellos por apodos descriptivos)
El personaje principal es la tipa con cáncer, que pone un negocio para escapar a la rutina de su vida.
En ese negocio, la tipa con cáncer contrata a un montón de viejas sin ninguna experiencia, pero con un montón de problemas personales: la llorona, la perra loca, la piruja, la chacha, y la güera inútil.
El problema es que por la enorme ineptitud de todas las empleadas, el negocio de la tipa con cáncer está a punto de quebrar, porque la perra loca compró un terreno que tenía problemas, y entonces no pueden empezar a construir (el negocio es una constructora, por cierto); entonces el ingeniero pitosuelto empieza a enojarse con la tipa con cáncer, pero como quiere con la chacha entonces se lo perdona.
El otro problema es que la chacha está casada, pero su esposo cruzó la frontera y ahora no las pela ni a ella ni a su hija, excepto cuando se entera de que el ingeniero pitosuelto se quiere dar a su esposa, y entonces se pone todo celoso y se tira a una gringa puta.
Mientras tanto, la perra loca está teniendo problemas en su casa, porque está toda loca y dejó a su marido sólo porque tenía mejor trabajo que ella, y ahora la perra loca se dedica a hacerla la vida imposible al pobre tipo, que lo único que hace es aguantarla, a pesar de que es una perra loca y le grita a todo el mundo. Aunque últimamente, el esposo está empezando a andar con una mesera, entonces la perra loca anda más perra loca que de costumbre.
La piruja se está separando de su esposo el golpeador, porque le harta que le haga tanto caso a su mamá la vieja metiche, y entonces el golpeador golpea a la piruja porque se enoja de que ella no afloje a pesar de estar casado con él. De todos modos la piruja está enamorada del argentino, que resulta ser el esposo de la tipa con cáncer, la jefa de la piruja.
Obviamente eso empieza a causar problemas en la casa de la tipa con cáncer, porque como no le ha dicho a su familia que tiene cáncer, se ha estado portando muy rara, lo cual ha hecho que su hija la puta empiece a andar con el hijo del enemigo mortal de la tipa con cáncer, pero claro, como es una telenovela, ninguno de los dos sabe que el otro es hijo de quien es hijo.
Por otra parte, la llorona trabaja con la tipa con cáncer porque necesita ganar dinero, ya que su esposo el taxista la dejó para irse con el culito, que es una tipa más jóven. La familia de la llorona está dividida, porque su hijo el ratero piensa que la llorona debería de aceptar que el taxista se fue; pero su hija la machorra sólo se la pasa diciéndole gorda a la llorona, y convenciéndola de que tiene que bajar de peso para que el taxista deje al culito y regrese con la llorona y les vuelva a dar dinero. Como la llorona no puede enflacar, quiere hacerse una liposucción, pero como no le alcanza, quiere vender su casa. El ratero le dice que es pésima idea, pero la machorra es una pendeja y apoya a la llorona a pesar de que se van a quedar sin casa.
Sí... creo que básicamente eso lo resume todo.
Es tremendamente claro, ¿no?
En fin, de regreso al edificio en la Roma, le conté todo esto a mi amigo, mientras me miraba incrédulo.
Una vez que teminé, me dijo: "Carajo... ¿en serio te clavaste tanto con una telenovela? No mames, pareces sirvienta, cabrón..."
Sin tener un argumento inteligente para refutar ese comentario, yo lo vi con un poco de odio en la mirada, y le dije:
"¿Ah sí? Pues mi papá le pega al tuyo."
Soy lo máximo en las discusiones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)