Compré fruta en La Boquería y me hice amigo de una chilena. Fuimos a un restaurante mexicano y comimos un ceviche que era todo menos mexicano. Le tomé fotos a un niño que se cayó a la fuente de la plaza de Cataluña. Tomé cerveza en el mirador de la plaza España y fuí con la roomie a Montjuic. Comí calamares en la madrugada y volví a orinar en la puerta del mismo edificio en el barrio gótico. Me metí un ácido en La Sagrada Familia porque una vez lo vi en una película y me pareció buena idea. Fue mala idea.
Parc Guell está sobrevaluado y Gaudí no es nada especial. Conocí a una polaca en un McDonalds y quedé de verla en Valencia.
Pasé crudísimo mi último día en Barcelona y perdí mi tren. Tuve que pagar un chingo de dinero para tomar el siguiente. Mi asiento era de primera clase entonces me dieron todo el alcohol que quise.
La polaca me recibió en la estación y me llevó a su hostal. Jugamos "yo nunca nunca" con cerveza de 20 centavos y un holandés vomitó en la mesa, entonces nos abrimos. En nuestro cuarto había una pareja de lesbianas que cogían haciendo un chingo de ruido. Fue sexy.
Tomé un tour por Valencia y probé la horchata más deliciosa del mundo. Me iba a perforar las cejas pero era estúpidamente caro. Fuimos al acuario más grande de Europa pero no entramos porque el boleto costaba 800 pesos. Hicimos sangría y fuimos a bailar con unos alemanes. Las lesbianas habían rentado el cuarto por otra noche pero se habían ido con otras lesbianas entonces tuvimos cuarto solo.
Unos terroristas atacaron Paris y hubo más de 130 muertos, pero me enteré hasta que regresé al hostal. Pasé horas avisándole a todos en México que estaba bien y que había salido de Paris hacía una semana. El ambiente estaba súper triste.
Me desperté temprano y me fuí a Madrid. La ciudad es de lo más equis, pero mi hostal estaba súper.
Me quedé con una australiana que me llevó a un buffet con barra libre. Nos pusimos hasta la madre y fuimos a un pub crawl. No recuerdo cómo regresamos al hostal pero aparentemente me comí un pastel de zanahoria que no era mío. Me machuqué el dedo con la puerta de un elevador y casi se me cae la uña. La australiana se quedó en mi cama y en algún momento de la madrugada me orinó encima.
La puerta de Alcalá es un arco súper meh, pero el templo de Debod tiene los atardeceres más bonitos del universo. Fuí a otro pub crawl y no supe regresar al hostal. Me quedé a dormir en el departamento de dos madrileñas que conocí en un bar de shots. En España le dicen chupitos a los shots porque los españoles son súper lame.
Me perdí horrible y acabé comiendo en un restaurant filipino. Pasé toda una tarde dormido en un parque madrileño porque llevaba muchas semanas sin dormir en paz. Fuí al museo del Prado porque soy idiota y no aprendo que los museos son súper aburridos. Jugué beer pong con un venezolano y una mexa fea y gorda de provincia. Hice muchos chistes de provincia hasta que la mexa gorda se fue a su cuarto. Me quedé hasta las 4 de la mañana platicando con una canadiense. Los canadienses son las personas más amables que existen en la tierra. Dormí un par de horas y me desperté súper temprano para tomar los como 6 camiones y 4 metros hasta el aeropuerto de Barajas. Desayuné en un Starbucks y me pusieron "Victor" en mi vaso. Tomé mi avión a Irlanda.