"La gente normal es muy aburrida"
Frases como ésa nos sirven de escudo a los pinches locos como yo, y tenemos que repetirla constántemente para poder creérnosla y dejar de maldecir nuestra suerte por estar tan trastornados.
Y es que, lectores imaginarios, tengo una confesión que hacer:
Este muchacho tan guapo y con ojos tan desgarradoramente verdes sufre de OCD (también conocido como trastorno obsesivo-compulsivo para los que no hablan inglés, pero pues c'mon dude, what's wrong with you? learn some fucking english, you beaner)
Mi OCD no es de los más graves que existen, pero de todos modos ha sido una molestia constante a lo largo de mi vida.
Por ejemplo, ¿han llegado cansadísimos a su casa, y lo único que quieren es encerrarse en su cuarto a ver una película y tomar una cerveza para relajarse y sentirse mejor?
Yo también, sólo que cuando llego a mi casa, tengo que empujar la puerta 3 veces para asegurarme de que esté cerrada, después tengo que prender la luz, apagarla y volverla a prender (porque la primera vez no cuenta), cerrar la puerta de mi cuarto (también 3 veces. 4 si es miércoles), y después sacar una cerveza de mi refri, pero asegurándome de que las otras cervezas no se hayan movido de su lugar, y si sí, acomodarlas todas de nuevo hasta asegurarme que todas apuntan exáctamente al mismo ángulo.
¿Qué es lo que pasa si no hago todo esto?
Absolutamente nada, pero mi cerebro se niega a entenderlo y me obliga a seguir todos estos rituales estúpidos que seguro me hacen ver más loco que el homeless que se la pasa afuera de mi trabajo y el otro día me ofreció un trago de su jugo de naranja.
Plot twist: el homeless NO tenía ningún jugo de naranja.
Siendo sinceros, siempre me he sentido avergonzado de mis conductas obsesivas, y he hecho mi mejor esfuerzo por esconderlas de todo el mundo. Creo que lo he logrado bastante bien, porque casi nadie se da cuenta de que estoy batshit crazy; excepto mi pobre novia, porque ella sí tiene que soportar todos mis quirks.
Afortunadamente, la mujer piensa que soy adorable a pesar de todo. Pobre ilusa.
Es feo, la verdad, saber que estoy defectuoso y es algo que no puedo controlar. Ni siquiera puedo culpar a mis padres, porque ellos son bastante normales.
No sé, creo que simplemente sentí que era momento de compartirlo con ustedes, porque a pesar de que no son tan pocas las personas que leen este blog, de todos modos lo siento un poco como un diario de quinceañera, donde puedo poner mis pensamientos pseudo-profundos y sentirme mejor conmigo mismo, para después ponerme a leer Tiger Beat y enterarme de cuáles son los gustos secretos de esos guapísimos chicos conocidos como One Direction.
Quisiera poder terminar con algún remate cómico y pretender que no acabo de ser una perra cursi, pero eso no va a pasar hoy, porque me parece de mal gusto manchar una confesión con algo que no viene al caso.
Como los curas, que manchan con semen las confesiones de los monaguillos. En el confesionario. I'm talking about illegal sex with underage boys.
¡Maldita sea, Dexter, prometiste que ibas a escribir un post completo sin burlarte de los curas pedófilos!
No sé por qué sigo confiando en ti...