miércoles, 22 de mayo de 2013

La honorable fuerza policiaca mexicana

Hace unos cuantos días, me encontraba yo con mi hermadrino, regresando en la madrugada de alguna fiesta en rumbos demasiado lejanos como para ser recordados por mi cerebro con déficit de atención.

Mientras veníamos tranquilamente en su coche, él se dio cuenta de que si de casualidad nos encontráramos con algún alcoholímetro, seguramente no pasaría la prueba, ya que aunque sólo había tomado 2 cervezas (lo cual NO es suficiente para ponerte ebrio), el límite legal es tan bajo que con más de 3 tragos ya valiste madres.

"No seas marica, seguro no nos vamos a encontrar con ningún alcoholímetro", le contesté cuando escuché sus preocupaciones.
En cuanto acabé de decirlo supe que estaba tentando al destino, y como el destino es una perra rencorosa; me golpeó de vuelta.

Sirenas de patrulla. That's just fuckin' great...

"Creo que la patrulla nos está siguiendo", dijo mi hermadrino
"Maneja súuuuper tranquilo, y en cuanto puedas métete a una callecita y estaciónate", le sugerí.
Por supuesto, no habría tiempo para ello.

"Hsmf hsmdnds bdsoijs saodjds" exclamó el patrullero desde el megáfono de su vehículo.
Seriously, ¿por qué demonios nunca se les entiende nada? Estúpido país tercermundista.

Sea como sea, nos orillamos y le sugerí a mi hermadrino decir que no había tomado nada. Absolutamente nada.

"Buenas noches, muchachos, ¿tomaron?", preguntó el gordo policía.
"Sólo una, oficial", contestó mi hermadrino, mientras yo me facepalmeaba pensando en que ya habíamos valido madres.
"Bájese del vehículo por favor"

Después de hacerle al conductor un par de preguntas, los policías dijeron que era clarísimo que veníamos hasta el socket, lo cual era una enorme mentira porque veníamos realmente sobrios, pero pues OBVIAMENTE querían sacarnos dinero.

"Ahorita lo arreglo", me dijo mi hermadrino antes de ir a la patrulla con los corruptos policías de mi apestoso país.
5 minutos después, regresó para preguntarme cuánto traía, para ya dárselos a los pendejos y poder irnos a nuestras casas.
Sin muchas ganas, le di un billete de 50 y un chingo de moneditas de 50 centavos. No juntamos más de 58 pesos.

Aparentemente nuestra ofrenda le pareció ofensiva al policía, el cual seguramente esperaba que fuéramos ricos sólo porque somos blancos; y entonces empezó a gritarnos que con eso no salía ni para los chescos y no sé qué.

Me bajé del coche porque ya estaba cansado de esperar, y después de saludar al policía le dije que en serio era todo lo que traíamos y que ya, al chile, nos dejara ir porque ni siquiera estábamos ebrios.

"No, jóven, no se puede; además me ofende que trate de ofrecerme dinero, porque yo soy una persona honesta. Y además me juntó sólo unas cuantas monedas, si quiere lo podemos escoltar hasta un cajero automático"

Supongo que cuando Dalí dijo que México era un país surrealista, se refería a cosas así.
El policía presumía de su honradez, diciéndome que esto no se trataba de sobornos sino de cumplir la ley, y después me decía que se sentía ofendido de que lo tratáramos de sobornar con tan poco dinero, y que mejor fuéramos a un cajero.
That makes a lot of sense, doesn't it?

Anyway, fuck that shit; yo no iba a acceder a ir a un cajero para que el cabrón me quitara mi muy merecido dinero.

"Bueno, ¿y entonces qué prosigue, oficial?", le pregunté
"Pues ya llamámos a una grua, y si no nos arreglamos rápido van a tener que seguirnos al alcoholímetro a hacer la prueba", me contestó.

Mi hermadrino se ponía cada vez más nervioso, gracias al prospecto de tener que ser llevado al Torito para pasar una noche en el drunk tank.
Yo, sin embargo, sólo estaba harto, porque ya me quería ir y realmente no tenía nada qué perder. Digo, a mí ni me podían arrestar porque yo no iba manejando.

En lo que el policía fue a platicar con su pareja y a hacer como que hablaban por radio para pedir refuerzos, le pregunté a mi hermadrino "¿Confías en mí?"; rápidamente me contestó que no.
Well, though luck, porque me valía madres.

"¿Oficial?", dije. El policía se me acercó.

"Tiene usted razón, nos tomamos una cerveza y queremos hacernos responsables de nuestros actos, así que por favor escóltenos al alcoholímetro y nosotros lo seguimos"
"¿Seguros, jóvenes?", nos preguntó, seguro sorprendido de que no quisiéramos ir al cajero.

Asentí con la cabeza y caminé hasta el coche. Mi hermadrino se subió y me dirigió una mirada de no mames eres un pendejazo.
"No nos van a llevar, te lo garantizo", le dije.

La patrulla arrancó, y nos escoltó leeeentamente por media cuadra. De repente se detuvo y el policía se bajó.
Evidentemente se habían dado cuenta de que NO iban a poder sacarnos más dinero, y en vez de perder su tiempo haciendo cumplir la ley, decidieron dejarnos ir y mejor buscar a otros jóvenes a los cuales chantajear hasta ganarse un soborno.

"Manejen con cuidado, jóvenes, los vamos a dejar ir con una advertencia", dijo y se fue rápidamente.

Y ésa es la historia de cómo me dejaron ir con una advertencia y sin mis 58 pesos.

Estúpido México, te odio.