Que te levantas estúpidamente tarde porque tienes celular nuevo y se te había olvidado que el despertador todavía no estaba configurado.
Que te pegas en el pie cuando te estás bajando de la cama.
Que te bañas con agua fría porque el estúpido camión del gas no ha hecho refill.
Que no desayunas porque ya no tienes tiempo y vas una hora tarde al trabajo.
Que por fin llegas al metro, y resulta que un reverendo imbécil se acaba de suicidar y está deteniendo todos los trenes.
Que cuando por fin se empiezan a mover, vas tan apretado que sientes que tus huevos ya se reposicionaron a tu garganta.
Que las escaleras eléctricas no funcionan y tienes que subir como si fueras salvaje o peruano.
Que te bajas del metro sudando como puerco, por culpa de tanta gente.
De esas veces que todo sale mal.
Pero te ves en el espejo, y te das cuenta de que eres estúpidamente guapo y tienes desgarradores ojos verdes.
De eses veces que qué bonito es ser yo, caray.