viernes, 28 de enero de 2011
Querida Saira
Apreciaría mucho que si vas a robar mis posts y ponerlos en tu piterísimo Facebook (para el cual pusiste la foto de mi novia, btw); al menos tuvieras la decencia de NO decir que tu inspiración para escribir MIS textos, es Posdata te amo.
Really, esa película apesta.
(Ah, y si te vas a robar mis fotos hipsters... pues qué triste es tu vida porque ni siquiera son tan buenas)
Y bueno, lectores imaginarios, en caso de que ustedes sientan la tremenda curiosidad de conocer a una gorda que roba identidades en páginas tan patéticas como Facebook, les dejo su mail y el link a su perfil.
Cheers, everyone.
Mail:
craiiolitafrezhiia_pourple@hotmail.com
Facebook:
facebook.com/Sairawolsthom
EDIT:
Parece ser que nuestra querida amiga Saira está en proceso de borrar su Facebook.
No entiendo qué pasó... lo único que hice fue averiguar dónde vivía y dónde estudiaba, y decirle que como me gustaba cómo escribía MIS notas, iba a ir a visitarla amigablemente.
Nunca me contestó si prefería que la fuera a ver al Liceo Europeo, o a su casa en Jardín Balbuena.
Creo que tendré que elegir yo.
lunes, 24 de enero de 2011
Bolero de Ravel
Movió su copa de coñac como ya era costumbre en él. La chimenea tenía un fuego muy agradable, y el crispar de la madera quemándose lo hizo sonreír.
Así, sentado en su viejo sillón, con una copa en la mano y sus nietos corriendo frente a él, era como siempre imaginó el momento perfecto. Así debería de haber sido toda su vida.
Sin prisa, giró su cabeza y miró por la ventana: era de noche, y se veía que afuera hacía frío.
Lentamente cerró los ojos y le dio un trago a su copa; el líquido se sintió cálido bajando por su garganta.
Cientos de recuerdos empezaron a pasar por su mente, mientras escuchaba antiguos sonidos, olía olores de antaño, y probaba comidas que pensó olvidadas para siempre.
Todavía con los ojos cerrados, no pudo evitar que una sonrisa se le dibujara en el rostro: era la sonrisa de una vida bien vivida; de una vida feliz y plena, de alguien que sabe que no le debe nada al mundo, y que el mundo se lo recompensa con un viejo y cómodo sillón, y una familia junto a la la cual sentarse.
Movió su copa de coñac como ya era costumbre en él, y sin darse cuenta, se quedó profundamente dormido.
Horas después, el fuego de la chimenea dejó de crispar.
Un pequeño niño bajó emocionado las escaleras, haciendo un ruido amortiguado por sus grandes pantuflas en forma de pies de oso.
El niño corrió hacia el árbol: por fin la larga noche había terminado; por fin podría abrir sus regalos. Volteó y miró a su abuelo, sentado en su sillón de siempre.
“¡Despierta, abuelito!, ¡feliz navidad!”
Los ojos del viejo no se abrieron; permanecieron eternamente cerrados, arriba de esa sonrisa llena de paz que sólo un anciano puede tener.
lunes, 17 de enero de 2011
Trollin'
De hecho, trato de practicarlo cada vez que tengo un poco de tiempo libre.
En caso de que no sepan (aunque es dudoso, porque pues... están conectados); trollear gente significa molestarla por internet.
Hay muchos y variados distintos tipos de trolleo, pero mi favorito es el trolleo por Facebook.
Básicamente me dedico a esperar a que alguien diga algo idiota, y a contestarle en tal forma que su idiotez sea evidente.
La gente, siendo gente, suele decir algo idiota con una frecuencia impresionante, así que no tengo que esperar mucho tiempo.
De hecho, me entretiene tanto, que hasta hice un álbum con los trolleos que me han parecido más graciosos.
Es una forma inocente de matar el tiempo. No hay víctimas.
Excepto por la gente tonta, claro.
Siendo sinceros, la gente suele ser tan pero TAN tonta, que muchas veces ni siquiera se dan cuenta de que te estás burlando de ellos.
Dios bendiga sus pequeños cerebritos.
Y es que molestar a la gente suele ser tremendamente fácil.
Por ejemplo, el otro día alguien me invitó a un evento de Facebook. Cuando le di click al link, me di cuenta de que era una marcha feminista* pitera; algo para protestar contra los feminicidios de nosédónde.
Normalmente no me meto donde no me llaman, ¡pero hey, aquí me habían llamado!, ¡tenía mi invitación oficial!, ¡era miembro de la élite de personas que habían recibido un exclusivo link invitándonos a una marcha inútil y pendeja!, ¡woohoo!
No pudiendo resistir la tentación de comentar en una pared visitada por un montón de feministas* ridículas, hice un inocente comentario como "¿Alguien sabe cuándo es la marcha a favor de los feminicidios? Es que llevo un buen rato buscando, pero sólo encuentro marchas en contra..."
Evidentemente, las feministas* siendo... feministas*; no entendieron las sutilezas de la sátira y la burla, así que mi capacidad mental fue cuestionada en un montón de respuestas hostiles y agresivas.
Hasta un par de amenazas aparecieron en mi inbox.
Fuckin' awesome.
Supongo que la gente no sabe que la primera regla de los trolls es "no alimenten a los trolls"
Ay, gente; jamás dejarán de sorprenderme con su estupidez.
Juro por Dios que si alguien hace algo a prueba de idiotas, el universo se encarga de crear un nuevo tipo de idiotas.
Odio a todo el mundo.
En especial a las feministas*.
*Feminista: Mujer de clase media que gusta de quejarse de lo difícil que es la vida.
lunes, 10 de enero de 2011
Tal vez sea un poco tarde
Tal vez mi adorable pesimismo me esté deteniendo de volverme cursi y ridículo como toda la gente que se une a los grupos de Facebook llamados "hoy es el último sábado del año", para después al siguiente día unirse al de "el último domingo del año", y después unirse al de "el último martes del año".
Eventualmente se dan cuenta de que se les olvidó un día, pero son demasiado tontos y ridículos como para hacer algo al respecto.
Sea como sea, seguí pensando, y decidí que a lo mejor tal vez es momento de cambiar y tratar de encontrarle un poco de alegría a la vida.
Fue entonces cuando llegué a la conclusión de que el primer paso en mi increíble y sensual cambio, sería hacer propósitos de año nuevo; aunque ya llevemos 10 días transcurridos.
La difícil tarea de pensar en propósitos lo suficientemente epic como para ser representantes de mi asombroso cambio hacia el camino de la luz había comenzado.
Y fue ahí cuando me topé con un problema:
Realmente me amo como soy, y cambiar algo de mí me parecería un crimen contra la patria.
No, borren eso; me parecería un crimen contra la humanidad misma.
Claro, podría tener propósitos cliché, como bajar de peso o empezar a hacer más ejercicio; pero no sé... eso no suena como algo que me gustaría hacer.
De por sí estoy debajo de mi peso ideal, y aunque podría darme el lujo de tener un poco más de músculos, siempre he pensado que la gente extremadamente musculosa se ve ridícula.
Además, conociéndome, optaría por el camino fácil de las esteroides.
No sé a ustedes, pero a mí me gustan mis bolas del tamaño que están, y no quiero que se me achiquen por culpa de las malditas drogas.
También pensé en propósitos más normales, como viajar a Europa, o aprender un nuevo idioma.
Siendo realistas, no tengo el dinero para viajar a Europa, y aunque planeo empezar a aprender un nuevo idioma (con la ayuda de la mejor maestra de francés que mis atributos físicos pudieron conseguir), no creo ser suficientemente bueno de aquí a diciembre como para poder decir "vaya, ¡creo que ya puedo hablar francés!"
Empecé a pensar en propósitos más y más raros e inusuales, como tomarme una foto junto a algún famoso, o empezar a coleccionar cinturones de cuero; pero todos tenían peros.
Así que, a final de cuentas, llegué a una única conclusión.
El único propósito que tengo para este 2011, es dejarme crecer la barba de nuevo.
Ahora que ya pasó el evento al que tanto temía, y el cual limitaba el crecimiento de mi vello facial; ya no tengo pretexto para volverme a rasurar.
Feliz año barbón para todos.
lunes, 3 de enero de 2011
Tatuajes y regaños
Shocking, I know.
Los inicios de año son una época particularmente bonita para mí; principalmente porque cada vez que empieza un nuevo año, puedo tatuarme de nuevo.
Así que, ahora que el 2011 esta fresquecito, yo tuve la oportunidad de volverme a tatuar.
Y hoy, lunes 3 de enero, lo hice.
Pasé toda la mañana en el cuarto trasero de un local de piercings y tatuajes, dejando que un hombre de rastas clavara su aguja en mi cuerpo parcialmente desnudo.
Suena como una experiencia gay, pero estoy 74% seguro de que no lo fue.
Una vez que ya tenía mi tatuaje nuevo, pasé un buen rato dando vueltas por Coyoacán, tomando café con Cookie, y fotografiando objetos al azar.
Después, pasé el resto de mi tarde viajando por toda la ciudad.
Amo los días de ocio.
Eventualmente, llegué a mi casa, y me senté cómodamente en la sala, porque mi tatuaje me estaba doliendo mucho.
Poco después, mi señor padre, el italiano, llegó a casa después de varios días de estar fuera de la ciudad.
Lo saludé cariñosamente, con un "¡mira lo que me hice!" y enseñándole mis costillas recién entintadas.
Curiosamente, el viaje por toda la ciudad había hecho que mi tatuaje hubiera exhumado un buen de sangre y todo el exceso de tinta que tenía, entonces mi costado parecía un taco al pastor crudo.
Mi padre puso cara de asco, y después suspiró resignado.
Pensé que iba a tener que escuchar la plática de "¿cuándo vas a dejar de hacer estupideces?", pero supongo que el italiano estaba demasiado cansado después de todo su viaje.
Unos minutos después, mi padre estaba sentado en su escritorio, trabajando tranquilamente, mientras yo veía tele en la sala.
Por azares del destino, me dieron ganas de orinar, así que anuncié: "vuelvo en un parpadeo, mi vejiga está llena de orines"
Mi señor padre volvió a suspirar, y después me dijo:
"Deja de ser tan..."
Silencio.
Supongo que en serio estaba muy cansado.
"¿Vulgar?", le dije yo.
"Sí, vulgar. Cada vez eres más vulgar y ya perdiste la..."
Silencio de nuevo.
"¿Percepción de dónde decir las cosas?", le volví a decir.
"Sí, la percepción de dónde decir las cosas. Un día lo vas a decir en..."
Una vez más, silencio.
"¿Un lugar donde no debo?", dije.
"Exacto", me contestó.
"¿Sabes? Tu regaño pierde un poco de impacto si tengo que ayudarte a completarlo.", afirmé.
Se me quedó viendo, y después volvió a suspirar resignado.
A veces creo que ser mi padre debe de ser algo sumamente difícil.
Después me miro en un espejo, me doy cuenta de lo guapo que soy, y se me olvida lo que estaba pensando.
Carajo, pero qué guapo soy.