Normalmente esto no sería problema, porque la mayoría de mis clases no me molestan; pero en esta ocasión en particular, yo tenía un gran problema:
Odiaba al maestro.
El cabrón que nos daba la clase es la típica persona increíblemente cuadrada, incapaz de tomar las cosas con humor, incapaz de aceptar otros puntos de vista, incapaz de exponer un tema en forma dinámica, incapaz de mantener el interés de sus alumnos, e incapaz de generar respeto.
Por lo tanto, su clase es un desmadre donde nadie lo está pelando.
Pensando en 4000 cosas que preferiría estar haciendo en ese momento, entré al salón, y me puse a jugar con mi iPhone.
A pesar de mi ingeniosa solución ante el dilema de no querer estar ahí, otro problema surgió: mi pelo me estaba tapando la cara, y si eso seguía así, no iba a obtener el high score de mi juego iPhonesco.
Quejándome de mi despeinadez una vez más, voltée a ver a una de mis amigas, y le pedí que me proporcionara una liga para el pelo.
En un desplante de sensualidad y buen juicio de mi parte, me hice una coletita, como Pebbles Picapiedra.
Continué jugando.
Después de un par de minutos, el ruido de las conversaciones que todo el mundo estaba manteniendo, se detuvo, así de golpe; para dar lugar a un extraño silencio.
Evidentemente, eso no era normal, así que alcé la mirada para ver qué pasaba.
Por alguna razón, todos me estaban viendo a mí.
Acostumbrado a ser el centro de atención no le di importancia, y proseguí con mi juego.
"Colega...", llamó la voz del profesor, desde el frente del aula (porque además el güey es tan teto, que nos dice colegas a todos)
Acto seguido, el imbécil dijo algo, pero sinceramente, no le estaba poniendo atención, así que yo seguí en mis propios asuntos.
El silencio no se iba, así que, molesto, volví a levantar la mirada. El grupo me seguía viendo fijamente, así que en una muestra de pensamiento rápido e ingenio, yo dije:
"¿Huh?"
"Colega, te dije que te quitaras la coletita", exclamó el inútil.
Guardé silencio durante un par de segundos, poniendo cara de incredulidad.
"Quítate la coleta, colega", volvió a bramar el tarado.
"Perdón, pero, ¿por qué?", le dije, sin entender todavía cuál era el problema.
Digo, no es como si mi carrera fuera la más cerrada del mundo, y tampoco es como si tuviera 5 años para que me dijeran qué hacer y cómo peinarme.
Carajo, si mis jefes no han podido hacer que me vista decentemente, ni que me peine como persona (a pesar de que llevan años intentándolo); no entendí por qué el pendejo profesor pensaba que él iba a tener más suerte.
Yo me lo quedé viendo, esperando que me diera una buena razón (que iba a ignorar de todos modos), pero nada más me estaba viendo, con su cara de imbecilidad extrema, sin decir nada.
Después de como 10 segundos de total silencio, me dijo "Ash, está bien colega, haz lo que quieras, nada más después no digas que no se te dijo nada"
Todavía más incrédulo, voltée a ver a otra amiga, y le dije "a ver a ver, ¿este cabrón me está dando permiso de peinarme como yo quiera? ¡Whoopee diddly doo, muchas gracias, zoquete!"
Mi amiga nada más se rió y encogió los hombros, después me dijo "pues en su defensa, sí te pidió que te quitaras la coleta..."
"¿Y eso qué?, ¿por qué carajos me voy a quitar mi coleta?, es como si yo le dijera ¡oiga, quítese la chamarra! ¿por qué? Porque se me pega la gana, ¿cómo ve?"
Una vez más, mi amiga se rió, y me dijo "pero ya te dio permiso de dejártela hecha..."
"Ah, fuck me in the ass and call me Laura, muchas gracias por darme permiso de hacer algo para lo que NO estaba pidiendo permiso", dije, ligeramente indignado por toda la situación.
"Ya te dijo que hagas lo que quieras, ¿cuál es el pedo?", inquirió mi amiga.
"Damn right que voy a hacer lo que yo quiera, a huevo", dije, en voz suficientemente alta como para que el estúpido me escuchara.
Llamé a mi amiga, la que me prestó la liga para el pelo, y le pedí otras 4. Acto seguido, me hice 2 coletitas a los lados, y 2 en la parte de atrás.
Después, sin estar satisfecho, le pedí sus aretes a otra amiga, y me los puse (teniendo que re-abrir mis perforaciones en el proceso)
Disculpen ustedes la cara de pendejo, pero me
hicieron voltear, y antes de que me diera cuenta
ya me habían tomado la foto.
Apagué mi iPhone, y me dediqué a ver fijamente al profesor, haciendo como que estaba poniéndole atención, y asintiendo cortésmente a todo lo que decía.hicieron voltear, y antes de que me diera cuenta
ya me habían tomado la foto.
Cada vez que el imbécil me veía, ponía una cara de coraje severo, y después alzaba los ojos, como diciendo "ay, la juventud de hoy".
Mi propósito de fingir atención duró extremadamente poco, porque me volví a aburrir; así que seguí jugando con mi iPhone.
Nada interesante pasó después, excepto que sí logré obtener el high score, porque soy una pichula.
Cuando llegué a mi casa, mi padre, el italiano, me dijo que mis zapatos eran una vergüenza, y que si al otro día regresaba sin zapatos nuevos, mi hogar se convertiría en una zona de guerra.
Y así fue como tuve que comprarme unos Converse nuevos.
Fin.