Aunque me haga sonar un poco raro y friki, debo decirlo:
En todo dolor hay un poco de placer.
Sí, vamos, júzguenme.
¿Terminaron?
Ahora, piensen en lo que dije y díganme que no es cierto.
Por alguna razón extraña, el ser humano es capaz de encontrar un poco de placer dentro del dolor; no se esfuercen en llevarme la contraria, porque saben que es cierto.
Es como cuando eres niño, y todavía tienes dientes de leche.
Cuando se te afloja uno, sabes que se tiene que caer, así que empiezas a moverlo para que se afloje más.
Lo empiezas a empujar cada vez más, y duele, pero es un dolor que se siente rico.
Si no se sintiera bien, la gente no lo haría. Y digo, eres niño, así que ni siquiera puedes echarle la culpa a alguna parafilia enferma; simplemente lo haces porque es natural y te sale del alma.
Pues bueno, a ese tipo de conductas me refiero cuando digo que podemos encontrarle placer al dolor.
Otro buen ejemplo, son los tatuajes y las perforaciones.
Hablo por experiencia propia, porque tengo 2 tatuajes y tenía 8 aretes.
Cuando te vas a perforar, vas a uno de esos lugares coyoacaneros, y le informas tus intenciones al "técnico calificado de piercings". El vago te ayuda a elegir una pieza, y te cobra por adelantado.
Después, se lleva la pieza al cuartucho de atrás, para poderla desinfectar. Ese es el momento en el que sabes que todo ya valió madres y no puedes echarte para atrás. Ahí es cuando los nervios y la adrenalina hacen lo suyo. Y honestamente, es la parte más chida de hacerse una perforación.
Para los que nunca se han hecho una, debo decirles que no duele ni la tercera parte de lo que ustedes pensarían. La única vez que me dolió fue cuando me perforé la nariz, pero eso fue mi culpa.
Escogí una arracada de labio, porque las de nariz me parecían muy delgadas y maricas; así que tuvieron que usar una aguja 2 veces más gruesa de lo normal para poder perforarme.
El empleado dijo que era la primera vez que conocía a alguien tan pendejo y masoquista como yo.
Estoy orgulloso.
Probablemente sí sea más masoquista de lo normal, pero es que, honestamente, el dolor no me da nada de miedo, porque sentir dolor significa recordar que sigo vivo.
Y... en realidad no sé por qué estoy escribiendo de esto; porque yo iba a escribir sobre la nostalgia.
En fin. La nostalgia duele.
Sí, a eso iba.
miércoles, 25 de febrero de 2009
sábado, 21 de febrero de 2009
Pedro y el lobo
Todos hemos escuchado la vieja fábula de Pedro y el lobo, ya sea por alguna abuelita regañona, por algún maestro harto de lidiar con nosotros, por algún libro con ilustraciones llamativas, o por Abo; pero el caso es que conocemos la moraleja:
Si gritas lobo y no hay tal, entonces al final del día un lobo te comerá a ti, a tus borregos, y a Platero, tu burro.
Habrá muchas personas cerca que te podrían haber ayudado, pero te ignorarán porque eres un niño molesto que rompe la paz y quietud del día con sus chillidos maricas de: "¡Lobo! ¡Lobo! ¡Queremos al comandante Lobo!"
Y todos vivirán felices para siempre.
Pero en fin, supongo que lo que la fábula nos quiere decir es que si somos tan pendejos como para engañar a las personas, cuando llegue el momento de hablar con la pura verdad, nadie nos creerá.
A final de cuentas, el lobo es puramente metafórico.
¿A poco no es lo más profundo que han escuchado en todo el día?
Desafortunadamente, habemos algunos cuantos tarados que no pusimos atención a las fábulas de nuestra infancia; y por eso siempre queremos tener los dos huesos, que el burro nos toque la flauta, vivir en casas de paja cuando hay animales sopladores; y también queremos gritar lobo cuando no hay ninguno a la vista.
Y de eso se trata la remembranza del día de hoy.
Verán: mi historia es acerca de sexo, muerte, romance, engaños, y gemelos malévolos.
Sólo que no contiene ninguna de esas cosas.
Quinto de prepa estaba empezando, y yo asistía gustosamente a mis clases. La causa de mi felicidad era la niña nueva que acababa de entrar a la escuela, y que, convenientemente, se sentaba junto a mí.
Desde que la vi por primera vez, caí rendido ante su mirada malévola y su sonrisa de dientes un poco grandes.
Y claro, siguiendo mis instintos, y guiado por mis genitales, decidí aplicar el aplique.
Con el transcurso de las semanas, yo me volví su amigo, y empezaron a haber algunas señales amorosas.
Aquí es donde el lobo entra a la historia.
Un día cualquiera, cuando esta niña y yo estábamos especialmente cariñosos, decidí llegarle.
"Oye, ¿quieres ser mi novia?", fueron las palabras exactas. El problema fue que en cuanto lo acababa de decir, se me encogieron las pelotas y me dió miedo escuchar su respuesta.
Justo antes de que contestara, yo le dije "ja, ¡te lo creíste!" y actué como si hubiera sido una broma.
Evidentemente no le hizo gracia, pero no pasó a mayores.
Pasaron un par de semanas en las que ella y yo actuábamos casi casi como si fuéramos novios; así que decidí volver a llegarle otra vez.
De nuevo, mis pelotas disminuyeron su tamaño, y antes de escuchar su respuesta, le volví a decir que era broma.
Yo sé, soy un idiota.
Y pasaron unas semanas más; pero aquí hubo otro inconveniente: un jugador nuevo se anexó al partido.
Había un tipo que empezó a aplicarse muuuuy feo con mi prospecto amoroso.
No me puse celoso, porque no era mi novia, así que dejé que las cosas pasaran.
Un buen día, en exámenes semestrales, una amiga llegó y me dijo que el tipo éste le iba a llegar a mi prospecto. Ese mismo día. En cuanto acabara el examen.
Ese fue el momento exacto en el que supe que yo también tenía que llegarle; antes que el pendejo ese.
Contesté mi examen a lo estúpido y lo entregué rápidamente; y después corrí hasta el salón donde ella estaba haciendo su examen (en semestrales nos separaban). La esperé como 20 minutos, hasta que por fin salió.
Como el otro tipo estaba merodeando la zona, decidí llevármela lejos, antes de que nos interceptaran.
Una vez que estuvimos en una zona más tranquila, le dije:
"Oye, me gustas, ¿quieres ser mi novia?"
Ella se me quedó viendo, y después me dijo "no lo estás diciendo en serio".
Sintiendo que mis acciones pasadas estaban regresando para morderme el trasero, le dije que sí, que sí era en serio.
"No te creo"
Empezando a frustrarme, le expliqué de todas las formas posibles que lo decía muy en serio, y que esta vez ya no era broma.
No sirvió de nada, ella repetía constantemente su mantra de "pues no te creo, ya me hiciste pendeja dos veces"
Fue una conversación de cerca de una hora; y nunca pude convencerla de que mis intenciones eran reales.
Siendo sinceros, me parece que la mujer me bateó en una forma indirecta.
Resignado, me retiré del lugar, y fui al cine con mis amigos.
Después me enteré de que el otro tipo le había llegado ese mismo día, y también lo bateó.
Good. Fuck him.
Y así, lectores imaginarios, termina una de mis tantas historias de fracasos amorosos.
La próxima vez les contaré el cuento de cómo me batearon junto a una resbaladilla.
En fin.
La moraleja del día de hoy es:
Si gritas lobo, acabarás frustrado sexualmente.
Si gritas lobo y no hay tal, entonces al final del día un lobo te comerá a ti, a tus borregos, y a Platero, tu burro.
Habrá muchas personas cerca que te podrían haber ayudado, pero te ignorarán porque eres un niño molesto que rompe la paz y quietud del día con sus chillidos maricas de: "¡Lobo! ¡Lobo! ¡Queremos al comandante Lobo!"
Y todos vivirán felices para siempre.
Pero en fin, supongo que lo que la fábula nos quiere decir es que si somos tan pendejos como para engañar a las personas, cuando llegue el momento de hablar con la pura verdad, nadie nos creerá.
A final de cuentas, el lobo es puramente metafórico.
¿A poco no es lo más profundo que han escuchado en todo el día?
Desafortunadamente, habemos algunos cuantos tarados que no pusimos atención a las fábulas de nuestra infancia; y por eso siempre queremos tener los dos huesos, que el burro nos toque la flauta, vivir en casas de paja cuando hay animales sopladores; y también queremos gritar lobo cuando no hay ninguno a la vista.
Y de eso se trata la remembranza del día de hoy.
Verán: mi historia es acerca de sexo, muerte, romance, engaños, y gemelos malévolos.
Sólo que no contiene ninguna de esas cosas.
Quinto de prepa estaba empezando, y yo asistía gustosamente a mis clases. La causa de mi felicidad era la niña nueva que acababa de entrar a la escuela, y que, convenientemente, se sentaba junto a mí.
Desde que la vi por primera vez, caí rendido ante su mirada malévola y su sonrisa de dientes un poco grandes.
Y claro, siguiendo mis instintos, y guiado por mis genitales, decidí aplicar el aplique.
Con el transcurso de las semanas, yo me volví su amigo, y empezaron a haber algunas señales amorosas.
Aquí es donde el lobo entra a la historia.
Un día cualquiera, cuando esta niña y yo estábamos especialmente cariñosos, decidí llegarle.
"Oye, ¿quieres ser mi novia?", fueron las palabras exactas. El problema fue que en cuanto lo acababa de decir, se me encogieron las pelotas y me dió miedo escuchar su respuesta.
Justo antes de que contestara, yo le dije "ja, ¡te lo creíste!" y actué como si hubiera sido una broma.
Evidentemente no le hizo gracia, pero no pasó a mayores.
Pasaron un par de semanas en las que ella y yo actuábamos casi casi como si fuéramos novios; así que decidí volver a llegarle otra vez.
De nuevo, mis pelotas disminuyeron su tamaño, y antes de escuchar su respuesta, le volví a decir que era broma.
Yo sé, soy un idiota.
Y pasaron unas semanas más; pero aquí hubo otro inconveniente: un jugador nuevo se anexó al partido.
Había un tipo que empezó a aplicarse muuuuy feo con mi prospecto amoroso.
No me puse celoso, porque no era mi novia, así que dejé que las cosas pasaran.
Un buen día, en exámenes semestrales, una amiga llegó y me dijo que el tipo éste le iba a llegar a mi prospecto. Ese mismo día. En cuanto acabara el examen.
Ese fue el momento exacto en el que supe que yo también tenía que llegarle; antes que el pendejo ese.
Contesté mi examen a lo estúpido y lo entregué rápidamente; y después corrí hasta el salón donde ella estaba haciendo su examen (en semestrales nos separaban). La esperé como 20 minutos, hasta que por fin salió.
Como el otro tipo estaba merodeando la zona, decidí llevármela lejos, antes de que nos interceptaran.
Una vez que estuvimos en una zona más tranquila, le dije:
"Oye, me gustas, ¿quieres ser mi novia?"
Ella se me quedó viendo, y después me dijo "no lo estás diciendo en serio".
Sintiendo que mis acciones pasadas estaban regresando para morderme el trasero, le dije que sí, que sí era en serio.
"No te creo"
Empezando a frustrarme, le expliqué de todas las formas posibles que lo decía muy en serio, y que esta vez ya no era broma.
No sirvió de nada, ella repetía constantemente su mantra de "pues no te creo, ya me hiciste pendeja dos veces"
Fue una conversación de cerca de una hora; y nunca pude convencerla de que mis intenciones eran reales.
Siendo sinceros, me parece que la mujer me bateó en una forma indirecta.
Resignado, me retiré del lugar, y fui al cine con mis amigos.
Después me enteré de que el otro tipo le había llegado ese mismo día, y también lo bateó.
Good. Fuck him.
Y así, lectores imaginarios, termina una de mis tantas historias de fracasos amorosos.
La próxima vez les contaré el cuento de cómo me batearon junto a una resbaladilla.
En fin.
La moraleja del día de hoy es:
Si gritas lobo, acabarás frustrado sexualmente.
Etiquetas:
crónicas,
pendejadas
miércoles, 18 de febrero de 2009
La importancia de un nombre
Breve paréntesis cultural:
Acabo de decidir el nombre de mis tres futuros hijos.
Y acabo de decidir que voy a tener tres hijos, por cierto.
- David Acamapixtli
- Elena Sofía
- Daniela California
La madre de mis hijos tendrá que aceptar dejarme nombrarlos, porque va a ser parte de nuestro contrato prenupcial.
¿Lo ven?
Todo está fríamente calculado.
Acabo de decidir el nombre de mis tres futuros hijos.
Y acabo de decidir que voy a tener tres hijos, por cierto.
- David Acamapixtli
- Elena Sofía
- Daniela California
La madre de mis hijos tendrá que aceptar dejarme nombrarlos, porque va a ser parte de nuestro contrato prenupcial.
¿Lo ven?
Todo está fríamente calculado.
domingo, 15 de febrero de 2009
Todos tenemos un precio
En honor al día de San Valentín, voy a escribir un post acerca del amor.
Yo sé, se supone que yo odiaba el día de San Valentín; pero las cosas cambian.
Verán, me puse a pensar acerca de mi odio, y me di cuenta de algo;
Yo odiaba el 14 de febrero porque sentía que así iba en contra de la corriente y de la manada; pero, ahora está TAN de moda odiar el día del amor y la amistad, que ya no me siento tan alternativo como antes.
Además, no hay mucho caso en odiarlo. Sí, es un día estúpidamente comercial, pero, ¿qué importa?
No es como Navidad, por ejemplo, que se supone que tendría que ser un día importante por una razón en particular: el nacimiento de nuestro mesías, salvador, y cordero de Dios que quita el pecado del mundo; el inigualable Chucho Christ.
Navidad ha perdido su valor, y se ha convertido en un día comercial.
San Valentín no. San Valentín nunca tuvo valor en primer lugar.
El cristianismo tiene como 500 santos que se llamaban Valentín, y nadie (ni siquiera los súper chichos conocedores) pueden señalar a THE San Valentín, por el cuál se celebra el día.
Así que, en realidad, el 14 de febrero siempre ha sido un día comercial.
¿Ven? No tiene caso odiarlo.
Simplemente decido no emocionarme por él y ya.
Además, se me hace un poco tonto odiar un día que se dedica a celebrar el comer chocolate y el coger con locura y frenesí.
Por eso, en honor al día de San Valentín, voy a escribir un post acerca del amor.
Sólo que en vez de amor, va a ser de sexo.
Hace un par de días, estaba yo en el patio de mi escuela, platicando con mis amigas (las mismas del Efecto mariposa).
Uno de nuestros maestros no había ido, así que teníamos dos horas libres.
Estábamos sentados en el pasto, perdiendo el tiempo, cuando, salido de la nada, yo dije:
"¿Saben qué es cool? El sexo."
Todas estuvieron de acuerdo, y la conversación derivó al sexo.
Después de cubrir los tópicos típicos de a qué edad habían cogido por primera vez, con quién, qué tal estuvo, y todo eso; yo hice una pregunta al aire:
"Si un tipo equis, ni guapo ni feo, se les acercara en la calle, y les ofreciera 5000 pesos por coger con él media hora, ¿lo harían?"
Todas dijeron que no (porque son bien persinadas).
Yo insistí, porque, honestamente, estaba muy aburrido.
"Alguien les garantiza que el tipo no tiene ninguna enfermedad, no les va a pasar nada; es más, va a usar 3 condones. 10 000 pesos"
De nuevo, todas dijeron que no, pero ahora se tardaron un poco más en contestar.
Y así, seguí subiendo el precio poco a poco, hasta que por fin todas dijeron que sí.
"Qué asco me dan, cogiendo con un extraño por unos cuantos pesos..." les dije con desdén.
Ellas se ofendieron y me dijeron que probablemente yo haría lo mismo. Evidentemente, yo lo negué fervientemente; no iba a darles la razón, porque entonces mi diversión se terminaría.
Una de mis amigas dijo: "Pues es que tu situación hipotética es muy rara. En realidad yo preferiría que el tipo llegara y me dijera 'oye me gustas un chingo, ¿quieres coger conmigo?' a que me ofreciera dinero. Así no me sentiría como una puta."
Yo la miré con cara de asco y le dije: "Va, entonces no eres una puta, nada más eres una fácil. Mínimo las putas ganan dinero..."
Antes de que pudiera contestarme, me paré y dije "Bueno, ahí las dejo a ustedes y a sus fantasías de coger con desconocidos por unos míseros centavos, yo voy a comprarme unos Doritos."
Y me fui, mientras ellas me miraban, entre confundidas y enojadas.
Soy muy cool. A veces hasta yo quisiera ser como yo.
Yo sé, se supone que yo odiaba el día de San Valentín; pero las cosas cambian.
Verán, me puse a pensar acerca de mi odio, y me di cuenta de algo;
Yo odiaba el 14 de febrero porque sentía que así iba en contra de la corriente y de la manada; pero, ahora está TAN de moda odiar el día del amor y la amistad, que ya no me siento tan alternativo como antes.
Además, no hay mucho caso en odiarlo. Sí, es un día estúpidamente comercial, pero, ¿qué importa?
No es como Navidad, por ejemplo, que se supone que tendría que ser un día importante por una razón en particular: el nacimiento de nuestro mesías, salvador, y cordero de Dios que quita el pecado del mundo; el inigualable Chucho Christ.
Navidad ha perdido su valor, y se ha convertido en un día comercial.
San Valentín no. San Valentín nunca tuvo valor en primer lugar.
El cristianismo tiene como 500 santos que se llamaban Valentín, y nadie (ni siquiera los súper chichos conocedores) pueden señalar a THE San Valentín, por el cuál se celebra el día.
Así que, en realidad, el 14 de febrero siempre ha sido un día comercial.
¿Ven? No tiene caso odiarlo.
Simplemente decido no emocionarme por él y ya.
Además, se me hace un poco tonto odiar un día que se dedica a celebrar el comer chocolate y el coger con locura y frenesí.
Por eso, en honor al día de San Valentín, voy a escribir un post acerca del amor.
Sólo que en vez de amor, va a ser de sexo.
Hace un par de días, estaba yo en el patio de mi escuela, platicando con mis amigas (las mismas del Efecto mariposa).
Uno de nuestros maestros no había ido, así que teníamos dos horas libres.
Estábamos sentados en el pasto, perdiendo el tiempo, cuando, salido de la nada, yo dije:
"¿Saben qué es cool? El sexo."
Todas estuvieron de acuerdo, y la conversación derivó al sexo.
Después de cubrir los tópicos típicos de a qué edad habían cogido por primera vez, con quién, qué tal estuvo, y todo eso; yo hice una pregunta al aire:
"Si un tipo equis, ni guapo ni feo, se les acercara en la calle, y les ofreciera 5000 pesos por coger con él media hora, ¿lo harían?"
Todas dijeron que no (porque son bien persinadas).
Yo insistí, porque, honestamente, estaba muy aburrido.
"Alguien les garantiza que el tipo no tiene ninguna enfermedad, no les va a pasar nada; es más, va a usar 3 condones. 10 000 pesos"
De nuevo, todas dijeron que no, pero ahora se tardaron un poco más en contestar.
Y así, seguí subiendo el precio poco a poco, hasta que por fin todas dijeron que sí.
"Qué asco me dan, cogiendo con un extraño por unos cuantos pesos..." les dije con desdén.
Ellas se ofendieron y me dijeron que probablemente yo haría lo mismo. Evidentemente, yo lo negué fervientemente; no iba a darles la razón, porque entonces mi diversión se terminaría.
Una de mis amigas dijo: "Pues es que tu situación hipotética es muy rara. En realidad yo preferiría que el tipo llegara y me dijera 'oye me gustas un chingo, ¿quieres coger conmigo?' a que me ofreciera dinero. Así no me sentiría como una puta."
Yo la miré con cara de asco y le dije: "Va, entonces no eres una puta, nada más eres una fácil. Mínimo las putas ganan dinero..."
Antes de que pudiera contestarme, me paré y dije "Bueno, ahí las dejo a ustedes y a sus fantasías de coger con desconocidos por unos míseros centavos, yo voy a comprarme unos Doritos."
Y me fui, mientras ellas me miraban, entre confundidas y enojadas.
Soy muy cool. A veces hasta yo quisiera ser como yo.
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miércoles, 11 de febrero de 2009
Súpergrupos
El otro día, estaba con un amigo comiendo sushi afuera de mi escuela, cuando la plática derivó a ámbitos musicales.
En realidad, cuando estoy con él, SIEMPRE acabamos hablando de música, porque los dos somos unos geeks del Rock N' Roll.
En fin, el caso es que después de hablar un rato acerca de la influencia de Dave Grohl al rock noventero, terminamos teniendo una discusión acerca de los súpergrupos.
Verán, en caso de que no sepan, un súpergrupo es una banda integrada por varios músicos famosos.
Por ejemplo, el súpergrupo más famoso son los Traveling Wilburys.
Y es que no hay forma de que no sean famosos; sus integrantes son George Harrison, Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Orbison.
Entonces, mi amigo y yo empezamos a decir cuáles pensábamos que eran los mejores súpergrupos (exluyendo a los Traveling Wilburys, ellos son pedo aparte).
La discusión era que yo decía que los súpergrupos actuales son mejores, porque los músicos de hoy en día están más acostumbrados a trabajar en conjunto, y saben salirse del tipo de música al que están acostumbrados.
Por ejemplo, tenemos a Chickenfoot, donde tocan Sammy Hagar (Van Halen), Michael Anthony (también Van Halen), Chad Smith (Red Hot Chili Peppers) y Joe Satriani (tocaba con Deep Purple, pero es más importante como solista); y a Mad Season, donde tenemos a Layney Staley (Alice In Chains) y Mike McCready (Pearl Jam), además de alguien de Skin Yard y alguien de The Walkabouts.
Mi amigo decía que los súpergrupos de antes eran mejores, porque la música de antes era mejor.
Como ejemplos, citó a Bad Company, a Journey, y a The Firm.
No les digo los integrantes porque creo que ya entendieron el punto, y no me quiero ver DEMASIADO geek musical.
De todos modos, como en toda discusión de música, deportes, y política; no llegamos a ninguna conclusión; excepto a que la comida japonesa es una de las chingonerías más grandes de la historia.
Al final, acabamos diciendo que estaría bien chido poder formar un súpergrupo, con los músicos que nosotros quisiéramos.
Y por eso, lectores imaginarios, los invito a quemar un par de neuronas, y formar al súpergrupo de su preferencia.
Las reglas son así:
- Necesitan escoger a 5 músicos (bataco, bajista, guitarrista principal, guitarrista de ritmos, y cantante)
- Esos 5 músicos necesitan estar en bandas conocidas, y de preferencia buenas.
- Lo mejor sería que todos los músicos estuvieran vivos, pero si no, tienen un límite de un músico muerto.
- Necesitan decir 3 canciones que les gustaría que sus músicos cantaran (covers)
- Necesitan ponerle nombre al súpergrupo.
- Miley Cyrus está prohibida.
Mi súpergrupo quedó así:
Iwalani Kin:
Baterista: Taylor Hawkins (Foo Fighters)
Bajista: Flea (Red Hot Chili Peppers)
Guitarra de ritmos: Noel Gallagher (Oasis)
Guitarra principal: Slash (Guns N' Roses)
Cantante: Rob Thomas (Matchbox Twenty)
Canciones:
Crazy Train - Black Sabbath
Don't Stop Me Now - Queen
Sweet Child O' Mine - Guns N' Roses
¿Ven?
Es simple.
Y es más divertido que jugar Monopoly o Twister.
Excepto nude Twister...
En realidad, cuando estoy con él, SIEMPRE acabamos hablando de música, porque los dos somos unos geeks del Rock N' Roll.
En fin, el caso es que después de hablar un rato acerca de la influencia de Dave Grohl al rock noventero, terminamos teniendo una discusión acerca de los súpergrupos.
Verán, en caso de que no sepan, un súpergrupo es una banda integrada por varios músicos famosos.
Por ejemplo, el súpergrupo más famoso son los Traveling Wilburys.
Y es que no hay forma de que no sean famosos; sus integrantes son George Harrison, Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Orbison.
Entonces, mi amigo y yo empezamos a decir cuáles pensábamos que eran los mejores súpergrupos (exluyendo a los Traveling Wilburys, ellos son pedo aparte).
La discusión era que yo decía que los súpergrupos actuales son mejores, porque los músicos de hoy en día están más acostumbrados a trabajar en conjunto, y saben salirse del tipo de música al que están acostumbrados.
Por ejemplo, tenemos a Chickenfoot, donde tocan Sammy Hagar (Van Halen), Michael Anthony (también Van Halen), Chad Smith (Red Hot Chili Peppers) y Joe Satriani (tocaba con Deep Purple, pero es más importante como solista); y a Mad Season, donde tenemos a Layney Staley (Alice In Chains) y Mike McCready (Pearl Jam), además de alguien de Skin Yard y alguien de The Walkabouts.
Mi amigo decía que los súpergrupos de antes eran mejores, porque la música de antes era mejor.
Como ejemplos, citó a Bad Company, a Journey, y a The Firm.
No les digo los integrantes porque creo que ya entendieron el punto, y no me quiero ver DEMASIADO geek musical.
De todos modos, como en toda discusión de música, deportes, y política; no llegamos a ninguna conclusión; excepto a que la comida japonesa es una de las chingonerías más grandes de la historia.
Al final, acabamos diciendo que estaría bien chido poder formar un súpergrupo, con los músicos que nosotros quisiéramos.
Y por eso, lectores imaginarios, los invito a quemar un par de neuronas, y formar al súpergrupo de su preferencia.
Las reglas son así:
- Necesitan escoger a 5 músicos (bataco, bajista, guitarrista principal, guitarrista de ritmos, y cantante)
- Esos 5 músicos necesitan estar en bandas conocidas, y de preferencia buenas.
- Lo mejor sería que todos los músicos estuvieran vivos, pero si no, tienen un límite de un músico muerto.
- Necesitan decir 3 canciones que les gustaría que sus músicos cantaran (covers)
- Necesitan ponerle nombre al súpergrupo.
- Miley Cyrus está prohibida.
Mi súpergrupo quedó así:
Iwalani Kin:
Baterista: Taylor Hawkins (Foo Fighters)
Bajista: Flea (Red Hot Chili Peppers)
Guitarra de ritmos: Noel Gallagher (Oasis)
Guitarra principal: Slash (Guns N' Roses)
Cantante: Rob Thomas (Matchbox Twenty)
Canciones:
Crazy Train - Black Sabbath
Don't Stop Me Now - Queen
Sweet Child O' Mine - Guns N' Roses
¿Ven?
Es simple.
Y es más divertido que jugar Monopoly o Twister.
Excepto nude Twister...
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rock and roll baby
martes, 10 de febrero de 2009
Las complicaciones del viaje en el tiempo
El viaje en el tiempo es algo que ha intrigado a la raza humana durante muchísimo tiempo, y es que las implicaciones de poder viajar a cualquier punto de la continuidad espacio/tiempo son sumamente complicadas.
Por una parte, podríamos regresar al pasado, pero esto sería sumamente peligroso, porque cambiar cualquier detalle podría cambiar nuestro presente tal y como lo conocemos.
Es más, ni siquiera tendríamos que cambiar nada voluntariamente; el puro hecho de contemplar y convivir con una época ajena a nosotros podría desencadenar una serie de eventos con magnitudes incomprensibles.
Si hicieramos cualquier cosa que comprometiera nuestro presente, quedaríamos atrapados en el pasado, sin ninguna posiblidad de regresar, ya que no existiría el mundo que conocemos.
Por otra parte, viajar al futuro, aunque menos riesgoso, también tiene lo suyo.
Sí, no afectaríamos NUESTRO presente, pero seguramente crearíamos otro futuro diferente, y quién sabe si eso involucre mucho sufrimiento ajeno.
Digamos, por ejemplo, que viajamos 200 años en el futuro, y compramos cualquier cosa chingona futurista. Después regresamos a nuestro presente con dicha chingonería como souvenir.
Nadie sabe qué pasaría, porque tener un objeto del futuro en el presente podría destruir el futuro donde el objeto fue adquirido.
Yo sé, me estoy haciendo bolas de una forma impresionante, pero es que honestamente, yo no soy quién para tratar de explicar el viaje en el tiempo.
Lo único que quería establecer, lectores imaginarios, es que el viaje en el tiempo es una cosa realmente complicada y peligrosa; una paradoja que es casi imposible acabar de comprender, a menos que seamos físicos nucleares mágicos arcoíricos ribonucléicos.
Y con este precedente, les contaré lo que me ocurrió el día de hoy:
Estaba yo, tranquilamente sentado debajo del árbol gigante que hay en mi escuela, jugando Tetris en mi iPhone y perdiendo el tiempo en forma sensual; cuando de repente, se sientan junto a mí varias de mis amigas.
Una de ellas, dijo que ayer en la noche había visto "El efecto mariposa", y que le había parecido muy buena.
(Si ustedes no han visto El efecto mariposa, considérense afortunados; es una película muy mala que trata acerca de cómo un tipo viaja en el tiempo a distintos momentos de su vida, para corregir ciertos errores. La estrella es Ashton Kutcher, háganme el chingadísimo favor.)
Después, pensando que las respuestas serían interesantes, levanté la mirada y les pregunté: si pudieran viajar en el tiempo, ¿qué cosa cambiarían?
Sí, la decepción estaba a punto de patearme las pelotas.
Una dijo que regresaría al día en que entró a la universidad, y comería menos, porque había subido de peso desde entonces y quería regresar a verse como antes.
Otra dijo que regresaría al día en que cortó con su novio, y le daría otra oportunidad, porque se arrepentía mucho de eso.
Otra no me acuerdo qué dijo, pero era una pendejada igual de irrelevante.
Yo alcé mi ceja (en forma sumamente inquisitiva) y les dije "¿osea que les ofrezco la oportunidad de regresar a cualquier punto en la historia para cambiar cualquier cosa, y deciden contestar esas pendejadas?, ¿neta?, ¿nada de evitar el holocausto o algo así?"
Sintiéndose ofendidas, me preguntarón que a qué punto de la historia hubiera viajado yo.
"Yo regresaría el tiempo diez minutos, y me advertiría a mí mismo que estoy a punto de tener la conversación más estúpida de toda mi vida. Después me iría a jugar Tetris a otro lado."
Una de mis amigas, la que había traído el tema del Efecto mariposa, me dijo que no, que no podía hacer eso, que necesitaba regresar a otro momento más atrás.
Molesto, porque me habían hecho perder la oportunidad de romper mi high score en Tetris, le contesté:
"Va, entonces regresaría al día en que fuiste concebida, y le daría un condón a tus papás. Así me evitaría perder neuronas en el futuro."
A veces me pregunto cómo es que tengo amigos...
Por una parte, podríamos regresar al pasado, pero esto sería sumamente peligroso, porque cambiar cualquier detalle podría cambiar nuestro presente tal y como lo conocemos.
Es más, ni siquiera tendríamos que cambiar nada voluntariamente; el puro hecho de contemplar y convivir con una época ajena a nosotros podría desencadenar una serie de eventos con magnitudes incomprensibles.
Si hicieramos cualquier cosa que comprometiera nuestro presente, quedaríamos atrapados en el pasado, sin ninguna posiblidad de regresar, ya que no existiría el mundo que conocemos.
Por otra parte, viajar al futuro, aunque menos riesgoso, también tiene lo suyo.
Sí, no afectaríamos NUESTRO presente, pero seguramente crearíamos otro futuro diferente, y quién sabe si eso involucre mucho sufrimiento ajeno.
Digamos, por ejemplo, que viajamos 200 años en el futuro, y compramos cualquier cosa chingona futurista. Después regresamos a nuestro presente con dicha chingonería como souvenir.
Nadie sabe qué pasaría, porque tener un objeto del futuro en el presente podría destruir el futuro donde el objeto fue adquirido.
Yo sé, me estoy haciendo bolas de una forma impresionante, pero es que honestamente, yo no soy quién para tratar de explicar el viaje en el tiempo.
Lo único que quería establecer, lectores imaginarios, es que el viaje en el tiempo es una cosa realmente complicada y peligrosa; una paradoja que es casi imposible acabar de comprender, a menos que seamos físicos nucleares mágicos arcoíricos ribonucléicos.
Y con este precedente, les contaré lo que me ocurrió el día de hoy:
Estaba yo, tranquilamente sentado debajo del árbol gigante que hay en mi escuela, jugando Tetris en mi iPhone y perdiendo el tiempo en forma sensual; cuando de repente, se sientan junto a mí varias de mis amigas.
Una de ellas, dijo que ayer en la noche había visto "El efecto mariposa", y que le había parecido muy buena.
(Si ustedes no han visto El efecto mariposa, considérense afortunados; es una película muy mala que trata acerca de cómo un tipo viaja en el tiempo a distintos momentos de su vida, para corregir ciertos errores. La estrella es Ashton Kutcher, háganme el chingadísimo favor.)
Después, pensando que las respuestas serían interesantes, levanté la mirada y les pregunté: si pudieran viajar en el tiempo, ¿qué cosa cambiarían?
Sí, la decepción estaba a punto de patearme las pelotas.
Una dijo que regresaría al día en que entró a la universidad, y comería menos, porque había subido de peso desde entonces y quería regresar a verse como antes.
Otra dijo que regresaría al día en que cortó con su novio, y le daría otra oportunidad, porque se arrepentía mucho de eso.
Otra no me acuerdo qué dijo, pero era una pendejada igual de irrelevante.
Yo alcé mi ceja (en forma sumamente inquisitiva) y les dije "¿osea que les ofrezco la oportunidad de regresar a cualquier punto en la historia para cambiar cualquier cosa, y deciden contestar esas pendejadas?, ¿neta?, ¿nada de evitar el holocausto o algo así?"
Sintiéndose ofendidas, me preguntarón que a qué punto de la historia hubiera viajado yo.
"Yo regresaría el tiempo diez minutos, y me advertiría a mí mismo que estoy a punto de tener la conversación más estúpida de toda mi vida. Después me iría a jugar Tetris a otro lado."
Una de mis amigas, la que había traído el tema del Efecto mariposa, me dijo que no, que no podía hacer eso, que necesitaba regresar a otro momento más atrás.
Molesto, porque me habían hecho perder la oportunidad de romper mi high score en Tetris, le contesté:
"Va, entonces regresaría al día en que fuiste concebida, y le daría un condón a tus papás. Así me evitaría perder neuronas en el futuro."
A veces me pregunto cómo es que tengo amigos...
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miércoles, 4 de febrero de 2009
Ay, la humanidad...
Debo confesarles, lectores imaginarios, que su seguro servidor es una persona sumamente antisocial.
La triste realidad, es que simplemente no soy nada bueno funcionando en sociedad.
Al tener la convicción de que el 95% de la gente es estúpida, nunca me ha interesado seguir mucho las normas sociales. Digo, sí, soy educado y sé las reglas de etiqueta, pero normalmente no me interesa aplicarlas.
Más bien soy un tipo al que todo le vale madres, y actúa pensando únicamente en cómo las cosas me van a afectar a mí y a mí sólamente.
Soy grosero, cínico, altanero, arrogante, creído y mamón.
Y de todos modos, parezco agradarle a la gente, por algúna desconocida razón.
Pero verán, queridísimos lectores, al ser como les acabo de explicar que soy; no estoy acostumbrado a tener que actuar en función a otras personas.
Y por eso, precisamente, es por lo que ahora mi vida tiene un gran dilema.
Verán, el gran problema es éste:
Hace alrededor de un mes, un amigo, mi novia, y yo, íbamos a ir a una reunión cumpleañera que empezaba a las 6:00.
A las 6:05 la persona del cumpleaños me mandó un mensaje para decirnos que el lugar había cambiado.
Normalmente, si alguien me cambia de planes a última hora, lo mando al carajo, porque, ¡qué diablos, soy un jovencillo sumamente sensual y ocupado!, pero en este caso no la mandé al demonio, porque era una de mis mejores amigas.
Mi amigo, por otra parte, tiene un carácter bastante explosivo, y cuando le avisé del cambio de planes, se enojó bastante. De todos modos logré convencerlo de que fuéramos todos.
Por diversas razones, el camino fue más tardado de lo que esperábamos, así que llegamos al lugar de la reunión como a las 8:00.
Cuando entramos, la cumpleañera dijo: "¿por qué tan tarde? mejor ni hubieran venido"
Ese comentario fue bastante ojete, y me hizo enojar un poco, pero no le di mucha importancia porque me daba hueva hacer drama.
Mi amigo, en cambio, se enojó muchísimo, y hasta se le bajó la presión del coraje.
Estuvimos un ratito ahí y después emigramos a una cena navideña.
Esa historia termina ahí.
Pero he aquí el problema que tengo hoy en día:
Ayer entramos a clases, y mi amigo sigue enojado con la cumpleañera, así que se niega a estar cerca de ella. Eso es un poco difícil, porque todos estudiamos en el mismo salón.
Además, como mi amigo no se le va a acercar a ella, tampoco se le va a acercar al grupito de amigas con el que siempre está la cumpleañera.
En cualquier otra circunstancia, eso no me causaría conflictos, pero resulta ser que el grupito de amigas de la cumpleañera, también es MI grupito de amigas.
Entonces, ahora yo estoy en una situación sumamente incómoda. O estoy con mis amigas, o estoy con mi amigo.
Y como les dije al principio, no soy suficientemente hábil (socialmente hablando) como para saber qué hacer en esta situación.
Por eso, recurro a ustedes, lectores imaginarios, ¿qué debo hacer?
¿Debo seguir estando con mis amigas, porque ellas no me están haciendo elegir?
¿Debo ir con mi amigo, porque a fin de cuentas, es uno de mis mejores mejores amigos en todo el mundo?
¿Debo mandarlos al diablo a todos y encontrar la salvación en Jesús?
¿Debo abandonarme al alcohol y a las drogas para acallar mis problemas existenciales?
¿Debo enloquecer y matarlos a todos en una ráfaga de balas de metralleta?
¿Debo comprar una tele de alta definición para jugar Rock Band con más estilo?
Caray... mi vida es tango.
La triste realidad, es que simplemente no soy nada bueno funcionando en sociedad.
Al tener la convicción de que el 95% de la gente es estúpida, nunca me ha interesado seguir mucho las normas sociales. Digo, sí, soy educado y sé las reglas de etiqueta, pero normalmente no me interesa aplicarlas.
Más bien soy un tipo al que todo le vale madres, y actúa pensando únicamente en cómo las cosas me van a afectar a mí y a mí sólamente.
Soy grosero, cínico, altanero, arrogante, creído y mamón.
Y de todos modos, parezco agradarle a la gente, por algúna desconocida razón.
Pero verán, queridísimos lectores, al ser como les acabo de explicar que soy; no estoy acostumbrado a tener que actuar en función a otras personas.
Y por eso, precisamente, es por lo que ahora mi vida tiene un gran dilema.
Verán, el gran problema es éste:
Hace alrededor de un mes, un amigo, mi novia, y yo, íbamos a ir a una reunión cumpleañera que empezaba a las 6:00.
A las 6:05 la persona del cumpleaños me mandó un mensaje para decirnos que el lugar había cambiado.
Normalmente, si alguien me cambia de planes a última hora, lo mando al carajo, porque, ¡qué diablos, soy un jovencillo sumamente sensual y ocupado!, pero en este caso no la mandé al demonio, porque era una de mis mejores amigas.
Mi amigo, por otra parte, tiene un carácter bastante explosivo, y cuando le avisé del cambio de planes, se enojó bastante. De todos modos logré convencerlo de que fuéramos todos.
Por diversas razones, el camino fue más tardado de lo que esperábamos, así que llegamos al lugar de la reunión como a las 8:00.
Cuando entramos, la cumpleañera dijo: "¿por qué tan tarde? mejor ni hubieran venido"
Ese comentario fue bastante ojete, y me hizo enojar un poco, pero no le di mucha importancia porque me daba hueva hacer drama.
Mi amigo, en cambio, se enojó muchísimo, y hasta se le bajó la presión del coraje.
Estuvimos un ratito ahí y después emigramos a una cena navideña.
Esa historia termina ahí.
Pero he aquí el problema que tengo hoy en día:
Ayer entramos a clases, y mi amigo sigue enojado con la cumpleañera, así que se niega a estar cerca de ella. Eso es un poco difícil, porque todos estudiamos en el mismo salón.
Además, como mi amigo no se le va a acercar a ella, tampoco se le va a acercar al grupito de amigas con el que siempre está la cumpleañera.
En cualquier otra circunstancia, eso no me causaría conflictos, pero resulta ser que el grupito de amigas de la cumpleañera, también es MI grupito de amigas.
Entonces, ahora yo estoy en una situación sumamente incómoda. O estoy con mis amigas, o estoy con mi amigo.
Y como les dije al principio, no soy suficientemente hábil (socialmente hablando) como para saber qué hacer en esta situación.
Por eso, recurro a ustedes, lectores imaginarios, ¿qué debo hacer?
¿Debo seguir estando con mis amigas, porque ellas no me están haciendo elegir?
¿Debo ir con mi amigo, porque a fin de cuentas, es uno de mis mejores mejores amigos en todo el mundo?
¿Debo mandarlos al diablo a todos y encontrar la salvación en Jesús?
¿Debo abandonarme al alcohol y a las drogas para acallar mis problemas existenciales?
¿Debo enloquecer y matarlos a todos en una ráfaga de balas de metralleta?
¿Debo comprar una tele de alta definición para jugar Rock Band con más estilo?
Caray... mi vida es tango.
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