jueves, 31 de julio de 2008

Aspiraciones internacionales

Como todo un caballerito de la alta sociedad, orgullo de Carreño, junior en potencia y connoisseur de la cultura mundial; tengo ganas de viajar por los 7 continentes.
Sin embargo, como todo un chico clasemediero, estudiante pobretón, carente de trabajo y deudor de Banamex por los próximos 12 meses; no tengo los medios para hacerlo.

Es más, admito, tristemente, que sólo conozco un continente. A que no adivinan cuál.

Pero, armándome de un optimismo muy poco característico de mí; decidí que no hay pedo, que no es necesario viajar por todo el mundo para cultivarme. Es más, se las pongo más fácil:

En México hay todo lo que se necesita para conocer los 7 continentes.
Y sí, para los escépticos, sí hay siete continentes, créanme, investigué en Wikipedia.

Regresando al tema; en México lindo y querido tenemos todo lo necesario para poder decir que ya vimos la mayor parte de lo que el planeta nos tiene que ofrecer.

Empecemos:

Norte América:
Duh, México está en Norte América, creo que por default ya tenemos este continente. Felicidades compatriotas, lo logramos.

Sudamérica:
Nadie pone en duda que México tiene una cultura (y una economía) que se asemeja mucho más a los países de América del sur que a los del norte. Digo, es un hecho lamentable, pero es la puritita verda'. Y como van las cosas, pronto estaremos aún peor. Ya no más salir de Guatemala para entrar a Guatepeor, ahora será salir de Guatemala para venir al DF.

África:
Cuando pensamos en África, ¿en qué es en lo que pensamos primero?
Uh huh, en negros. O bueno, al menos así pienso yo.
Y creo que en mis 21 años de vida mexicana, he visto a varios negros por ahí. Es más, el cura de mi prepa era negro.
Eso demuestra que somos exactamente iguales que África.

Asia:
Con todo el dolor de mi corazón, tengo que decir que estoy convencido de que en unos cuantos años, los chinos culeros de mierda van a conquistar nuestro país, y de hecho ya lo están haciendo.
Piensen, hace unos 10 años, nadie veía esos mini-supers de cosas japonesas y orientales (los lugares donde venden las porquerías para hacer sushi); es más, ni siquiera escuchabas tantas cosas sobre sushi.
Ese es el primer paso de su conquista mundial. Primero establecen franquicias de cosas japonesas (que me gusta llamar franquicias de la muerte), después se roban todo el arroz del planeta, y después usan ese arroz para crear una super máquina asesina de seres humanos sin genes chinos.
Dios sabe que si alguien tiene la tecnología para destruirnos a todos con arroz, son los chinos. Chinos, japoneses, todos son exactamente iguales.
Pero debrayo; el caso es que ya conozco Asia porque ya conozco a unos cuantos chinos, y si conoces a uno, los conoces a todos.
Y ya van a empezar las olimpiadas, eso hace que la experiencia sea todavía más asiática.

Oceanía:
Los nuevos edificios se parecen cada vez más a la Opera House de Sydney, es decir, en una búsqueda de estilos arquitectónicos vanguardistas, cada vez se están construyendo edificios más ridículos.
También, hace mucho mucho tiempo, en mi casa vivió un tipo que antes había vivido en Nueva Zelanda. Nos contó un par de historias acerca de su tiempo allá, así que eso me hace conocer el continente.
Además, casi lloro cuando se murió Steve Irwin. Eso significa que me identifico tanto con la cultura australiana que soy capaz de sentir empatía.
Y vi las caricaturas de los kanguros con guantes de box, así que practicamente soy de Oceanía.

Europa:
Ah, he aquí el más difícil de los continentes, porque todos sabemos que Europa es el más culto y el más avanzado, así que si quiero comparar a México con esos países, voy a tener que hacer algo que se me da muy bien: sacarme datos del trasero.
Sacarme datos del trasero y esperar que tengan sentido.
Sí, lectores imaginarios, estando en México ya no necesitamos ir a Europa, porque ya conocemos muchas cosas que hay allá.

Por ejemplo, los castillos y las catedrales, tan famosas en el viejo continente.
Pues, ¿saben qué?
Aquí tenemos el castillo de Chapultepec (que alguna vez fue habitado por nuestro propio emperador europeo, por tanto es legítimo).
Y tenemos muchas Catedrales. Supongo.

Y aún mejor, ¿quién necesita las góndolas de Venecia?
Nosotros tenemos las trajineras, muéranse de envidia, Europeos engreídos.

¿Y el Coliseo?
Nos quedamos con el Azteca, gracias.

¿Mucha marihuana en Amsterdam?
Pfft, novatos, vayan a Coyoacán y verán que nosotros ganamos.

Y nadie necesita su mediocre cerveza alemana, nosotros tenemos una cerveza todavía mejor (o eso dicen los expertos).
Y tal vez ustedes tengan su Oktoberfest, pero nosotros tenemos el día de la raza, que también es en octubre. ¿Lo ven? Somos exactamente iguales a ustedes.

Ah, y hablamos español, ¿saben que otro país hace eso?
Exacto, un país EUROPEO. Puntos para México.

Eso demuestra que si conoces México, conoces la experiencia Europea.

Antártida:
Uh... una vez fui al zoológico y vi a unos pingüinos.
Honestamente, lo único que hay en la Antártida son pingüinos, así que ya vi todo lo que había que ver.


Así que, lectores imaginarios, como pueden notar, ya conozco los siete continentes... en cierta forma.
¿No me admiran mucho más ahora que saben lo culto y versado que soy?
Yo sé que sí.
Chicas lindas en edad fértil, no desesperen, mi club de fans está a punto de abrir sus puertas.

jueves, 24 de julio de 2008

Soy como una tortuga

¿Acaso no es lo peor cuando un viejo amigo te traiciona?

Cuando un amigo de la infancia te hace una mala jugada, te sientes increíblemente estúpido.
Porque nunca pensaste que te fuera a traicionar, y le diste toda tu confianza.
Y entonces, el culero va y te jode.

Es como si el tío Gamboín resultara ser un nazi pederasta, o como si Yoda hubiera entrenado a la mayoría de los Sith.

Y así, lectores imaginarios es como me siento yo el día de hoy.
Hoy, fui traicionado por alguien que pensé que me quería, y en quien yo depositaba toda, absolutamente toda mi fé.

El sueño.

Así es, después de 21 años y 9 meses de respetarlo, cuidarlo, quererlo, y dedicarle TODO mi tiempo libre, el sueño me traicionó.

Verán: ayer en la noche, me encontré a mi amigo el sueño, y como todas las noches, decidí que iba a necesitar de él, así que me encomendé en sus dulces dulces brazos.
Cuando me desperté (12 horas después), me dí cuenta de que mi viejo amigo me había sodomizado en una forma muy violenta, y ahora sentía un profundo dolor.

En otras palabras, dormí chueco y me jodí el cuello.

Suena simple y sencillo, pero como soy una nenita chillona, deja de ser tan simple y sencillo.
Mi cuello me duele como no se imaginan.

Todo el día estuve extremadamente adolorido, y no he podido girar mi cabeza, ni siquiera un poco; en cuanto lo hago siento como si 4 negros estuvieran usando mi cuerpo como si fuera una mujer de la vida fácil.

Además de todo, me veo muy ridículo, porque me duele tanto que ni siquiera puedo mantener derecha mi cabeza; ahora está inclinada hacia la izquierda. Y lo peor de todo es que nada de esto es un albur.
Parezco una maldita tortuga: patético e inmovil.

Cualquier intento por tener un día normal, con un cuello así de torcido, ha resultado completamente inútil.

Y lo MÁS jodido del asunto, es que normalmente, cuando las cosas pintan tremebundamente mal, tengo la costumbre de decir: "pero bueno, al menos estoy sano, ¿no?"
Y ahora no lo puedo decir.

Pero bueno... al menos están sanos, ¿no?

sábado, 19 de julio de 2008

100 posts extraordinaire

Oh sí, éste es mi post número 100.

Eso significa que he escrito un buen de estupideces aquí, y que no he abandonado este überlog.
Caray, eso debe ser un nuevo record personal.

Normalmente abandono la mayoría de los proyectos que empiezo.
Como por ejemplo cuando dije que iba a hacer un cómic del Ninja Peruano, o cuando dije que iba a arreglar mi escritorio, o cuando dije que iba a limpiar mi cuarto, o cuando consideré escribir una especia de diario antes de que el Alzheimer borrara completamente mi memoria.

Aunque... pensándolo bien... un blog es algo así como un diario, ¿no?

Pues... no lo sé, pero de todos modos estoy emocionado de haber llegado a los 100 posts.

Muchas gracias por su apoyo, lectores imaginarios, sin ustedes no habría tenido la motivación de escribir aquí; porque en realidad, ¿qué caso tiene quejarse de todas las pequeñas estupideces de la vida, si nadie te va a escuchar?

Mientras ustedes sigan leyendo, yo seguiré escribiendo.

Es una relación simbiótica muy compleja, en realidad.

Gracias a todos.
En especial a Peter Petrelli.


EDIT: Para los incrédulos, aquí está:



lunes, 14 de julio de 2008

Vejez prematura

El día de hoy, después de leer un post escrito por mi hermadrino, coautor del otro ermozo blog donde escribo, me dí cuenta de que sí, en realidad estoy envejeciendo más rápido de lo que jamás pensé.

Nunca imaginé sentirme tan viejo a los 21 años.
¿Qué no se supone que debería de estar en la plenitud de mi vida?
¿No tendría que tener más energía que un mono capuchino después de haber tomado litros de café?
¿No se supone que debo estar en la mejor condición física? ¿Capáz de hacer miles de rutinas de ejercicio sin siquiera derramar una gota de sudor?

Si todo eso es cierto, entonces tengo serios problemas.
Empezando por una abulia tremenda ante el prospecto de salir a bares y fiestas, y terminando por las copiosas canas que ahora adornan mi cabeza.

Creo que la diferencia entre 17 y 21 años es abismal.

Antes podía pasar noches enteras sin dormir, mientras me cagaba de risa ante el prospecto de sucumbir debilmente a los brazos de Morfeo; ahora... me quedo dormido en cualquier lado.
En clase, en el microbus, enfrente de mi computadora; you name it.

Eso es sin mencionar la vez que llegué al andén de la estación Chabacano a las 6 de la tarde, cerré los ojos un minuto, y desperté cuando un policía me dijo que ya estaban cerrando. Alcancé el último vagón por pura suerte.
Aunque claro, ese día estaba ebrio, y fue cuando tenía 17 años, así que creo que contarlo dentro de mis episodios narcolépticos de anciano es un poco exagerado.

No sé a qué se debe esta vejez prematura, pero me he dado cuenta de que es bastante común en mi generación.
Algunos de nosotros nos quedamos dormidos a cada rato, otros tienen unas entradas dignas de señor cuarentón, a otros cuantos les duelen las articulaciones, pero el caso es que casi todos nosotros estamos muy jodidos; y no deberíamos, porque... ¡qué diablos! ¡tenemos 21 años!

En serio me preocupa; la televisión me dice que ahorita tendría que estar escalando montañas, siguiendo mis sueños, conquistando mujeres, etcétera; y no, no hago nada de eso.

En lugar de vivir plenamente, estoy sentado frente a un monitor, mirando mi panza ligeramente protuberante, pensando en cómo mi ombligo era más circular hace unos cuantos años.

Y heme aquí, representando a la juventud actual.
Apático, nihilista, con un ligero sobrepeso, más preocupado por Rock Band que por el calentamiento global, sin oficio ni beneficio.

Ésta es la generación del futuro, señores.

Fasten your seatbelts, it's gonna be a bumpy ride.

martes, 8 de julio de 2008

Otra interrogante del universo

Como ya es costumbre en este überlog, primero voy a contarles una historia acerca de mi vida personal (quejándome de muchas cosas), después voy a relacionar esa historia personal con una pregunta que acosa mi cerebro, después voy a hacer un comentario acerca de cómo Peter Petrelli es la mejor cosa que le ha pasado a la humanidad desde el pan tostado, y después voy a dejar de escribir.
Si la suerte nos sonríe, durante el post, tal vez diga que Rock Band es la segunda mejor cosa que le ha pasado a la humanidad.

Pero eso no lo sé.
No les prometo intentarlo, pero intentaré intentarlo.

Y bueno, aquí vamos:

El viernes (o sábado, no recuerdo) fui a una fiesta en casa de la chingada.
Bueno, no. Era casa de un amigo de mi cuñada, pero quedaba por la chingada.

Resulta que era la fiesta de inauguración de un... grupo de gente que se dedica a rentar equipos de audio y de iluminación o algo así.
No sé.

El caso es que había mucho ruido y las luces me lastimaban mis ojos.
Les digo que después de los 20 años, las cosas ya no son las mismas.

Desde que llegamos, notamos que la cosa no era lo nuestro, porque ni siquiera se podía entrar de tanta gente que había.
Apechugando, decidí que nada me impediría entrar a la fiesta ruidosa y lastimosa que había delante mío; así que me paré derecho, saqué los codos, y empujé mi camino hasta un lugar relativamente vacío dentro de la casa.
Relativamente vacío significa que mis pies tocaban el piso, porque en el resto del lugar, había tanta gente que si alzabas las patas no te caías, porque la proximidad a los demás comensales revertía los efectos gravitatorios.
En pocas palabras, era como un concierto gratis en el Zócalo.

Pero debrayo.

Una vez dentro de la fiesta, noté que el ruido desgarrador que se escuchaba desde afuera, era más bien reggaetón.
En ese momento pensé: "Puuuuuta madre, ¿por qué no podía ser ruido desgarrador? ahhh.... dulce dulce ruido desgarrador."

Como era obvio que toda la música iba a ser así, y como no conocía a nadie, ya que todos eran niños de 16 años; entonces decidí que la fiesta dejaba de interesarme.

El gran problema era que estábamos atrapados, y teníamos que permanecer en las instalaciones por un par de horas; así que, desactivé mi cerebro y me puse en modo ahorro de energía.
De esa forma, las cosas me dejaban de molestar y yo dejaba de hacer comentarios hirientes.
Simplemente me dediqué a observar.

Entre mis conclusiones, pude notar que las generaciones de hoy en día están tiradas a la mierda, y realmente gustan de eso que llaman "Reggaetón".
Las mujeres son überzorras.
Los hombres tienen cortes de pelo überfeos, y la fresez es más común de lo que pensaba.

Sin embargo, y esto es lo importante del post, noté algo que llamó mi atención en forma particular:

Todos los fresas se visten igual.
(¿Ven? Aquí es donde relaciono mi historia personal con el tema del post)

¡Todos los fresas se visten igual!
Jeans, cinturón, zapatos, y camisa a rayas (normalmente 2 tallas más chica de lo ideal).

Digo, hay variantes, como por ejemplo, los peinados ridículos, y algunos usan la camisa de rayas con los botones abiertos, mostrando así, en forma ñerísima su pecho de puberto.

Pero en serio, es como si algún poder superior mandara un correo con la vestimenta que se debe de usar.
A lo mejor tienes que suscribirte a un newsletter o algo así.

Durante la fiesta, volteaba a mi derecha y ¡rayas!, volteaba a mi izquierda y ¡rayas!, iba al baño y ¡2 pendejos con rayas!, regresaba del baño y ¡un gordo de mierda!, pero atrás del gordo ¡rayas!

¿Qué acaso se sienten más cool si visten rayas que si visten cuadros?
¿Abercrombie dijo que las rayas eran lo más in del universo?

Honestamente, a mí me pareció ridículo.
Es como un uniforme. El uniforme del ejército de la borregancia.

Agh... me cagan los fresas.

Si tan sólo Peter Petrelli (que, por cierto, es lo mejor que le ha pasado a la humanidad desde el pan tostado) viniera y los matara a todos...
Y después podríamos jugar Rock Band (que es lo segundo mejor que le ha pasado a la humanidad).

Y pensando en eso, dejaré de escribir.

jueves, 3 de julio de 2008

Morbo

No lo sé, tal vez sea solamente mi imaginación, pero la morbosidad alcanza unos niveles muy severos en esta ciudad, ¿no?

Y no es que le esté echando la culpa a mis conciudadanos perversos, que invaden la desgracia ajena con su curiosidad y, algunas veces, opinión no requerida.
No, porque la neta la neta, mentiría si les dijera que yo no soy un morbosote.

Probablemente el ser humano tenga algún instinto que le haga encontrar belleza en las cosas desagradables, o tal vez queremos educarnos a base de las desventuras ajenas.
Si esa persona se tropezó con ese agujero, debes de quedártelo viendo para asegurarte de saber bajo qué condiciones se accidentó, y de esa forma evitar una desavenencia, ¿cierto?

Falso.

Lo hacemos por que somos muy mal pedo, todos nosotros.

Seamos realistas, cuando dos autos chocan, no nos quedamos observando el accidente para no chocar en la misma forma; no no no.
Nos quedamos parados junto al choque, asomándonos para ver mejor, acercándonos a los autos para valorar los daños; y hacemos comentarios o aspavientos todo el tiempo; cosa que seguro no le hace mucha gracia a los pobres sujetos que pasarán el resto del día discutiendo con aseguradoras y levantando declaraciones.
O bueno, en su defecto, si vamos en coche y pasamos junto a un accidente, bajamos la velocidad y giramos el cuello, aminorando la velocidad mientras lo hacemos, causando el embotellamiento típico de los coches.

Y, ¿por qué?
Por morbosotes.

Por eso también le ponemos más atención a las personas que piden dinero en el metro, cuando su historia involucra una discapacidad provocada por accidentes, o cuando trata de miembros de la familia que tienen pocos meses de vida por vivir a menos que logre juntarse una cantidad considerable de dinero. Es más, muchas veces llevan hasta el certificado médico para comprobar sus desgracias.
Pero, honestamente, he notado que apelar al morbo de la gente les funciona, porque sacan mucho más dinero que las personas que simplemente estiran la mano.

Y, para rematar el asunto, muchas veces, presas del morbo, no tomamos acción en asuntos desagradables que podrían prevenirse.

Recuerdo una vez que estaba sentado en mi escuela, perdiéndo el tiempo y bebiendo una leche frutada de durazno.
Mientras contemplaba el panorama durante mis horas de clase, vi que un amigo iba caminando por el patio, leyendo un periódico deportivo.

Mi amigo se dirigía directamente hacia una rama de árbol que estaba situada justo a la altura de su cabeza, pero claro, al leer la crónica sobre el último mediocre partido de la mediocre liga mexicana; no se había dado cuenta.

Una amiga que estaba sentada junto a mí me dijo: "oye, ¿no deberías de gritarle algo a tu amigo?"

Lo único que le pude decir fue: "Carajo, mujer, si te atreves a arruinar mi diversión, juro que mataré a tu primogénito".

Y sí, en efecto, mi amigo recibió un tremendo golpe en la cabeza, y hasta cayó al piso, mientras yo lloraba lágrimas de risa.

Morbo: 1
Humanidad: 0